Cué: la transición se demostrará en su gabinete

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+ Volver al pasado: un signo de mucho riesgo

El gobernador electo, Gabino Cué Monteagudo, debe ser muy cuidadoso en demostrar que tiene verdadera vocación por la transición democrática, desde la forma misma en que integre su gabinete de trabajo. Respaldado por las importantes expectativas de cambio que ha generado en la ciudadanía, y por el nada despreciable bono democrático que tiene luego de la forma en cómo logró su triunfo electoral, ahora debe convalidar su vocación por el cambio democrático evitando los riesgos de volver, o aparentar que vuelve, al pasado.

¿De qué hablamos? De que, ante la cercanía del momento en que ocurra la llamada “transmisión de poderes”, comienzan a conocerse ciertos detalles de cómo sería la conformación del equipo directo de trabajo del gobernador Cué. Se menciona, por ejemplo, la inminencia de que un hijo del ex gobernador Diódoro Carrasco, sea designado como su Secretario Particular, y que connotados personajes que fungieron en cargos de primer nivel en administraciones anteriores —como Bernardo Vásquez Guzmán—, sean también rescatados para reaparecer en la escena política local.

En su momento, el gobernador Cué debe ser muy cuidadoso en ese aspecto, debido a que un yerro en los nombramientos puede afectar gravemente la imagen que ahora tiene de impulsor del cambio democrático en Oaxaca. ¿Por qué? Porque, en términos reales, volver a los hombres y mujeres de la administración del gobernador Carrasco, o de otros ex Mandatarios, es tanto como convalidar que el objetivo político que tuvo la alianza opositora que lo llevó al Gobierno del Estado tenía como única finalidad derrocar a un grupo político, y la desmantelar un régimen de gobierno con serios rezagos y oscuridades democráticas y administrativas.

En el caso particular del ex gobernador Carrasco, es evidente que si bien su gobierno fue la cuna del ahora Gobernador Electo, también es claro que no por ello aquella administración fue del todo eficiente, del todo sensible, y del todo democrática. Como todo gobierno estatal enmarcado aún en la hegemonía priista —que se derrumbó en el año 2000—, aquel tuvo algunos logros importantes, pero también innumerables cuestionamientos y yerros políticos por los que, en su momento, tuvo que pagar altos costos políticos.

De hecho, aquellas administraciones como al del ex mandatario Carrasco, aún tuvieron las más acendradas características de aquel viejo priismo, que era vertical, impositivo, esencialmente antidemocrático y siempre de resultados parciales en lo que tocaba a lo administrativo.

En eso, justamente, es donde radican los riesgos para el gobernador Cué. Cometer un exceso en el nombramiento de personajes ligados a aquella administración, sería tanto como anclar su trabajo y sus expectativas al pasado. Un pasado que tiene claros, pero que también tiene muchos oscuros; y que, sobre todo, daría todas las armas a sus adversarios políticos para argumentar respecto a que la transición democrática —y las expectativas ciudadanas que esto conlleva— se habrían reducido a un mero cambio de grupo político en la detentación del poder.

El problema para el gobernador Cué es que, en sus circunstancias actuales, el bono democrático que le representa incontables beneficios políticos, también lo obliga —en un grado doblemente elevado— a no cometer errores de esa naturaleza. El costo que tendría que pagar por algo así, sería directamente proporcional al alto grado de confianza que ahora mismo existe respecto a su administración. Y dadas las condiciones actuales, sería un enorme traspié decidir voluntariamente a correr ese riesgo.

INTEGRACIÓN COMPLEJA

Es comprensible que integrar un gabinete no debe ser una labor sencilla. Podría decirse, en descargo de lo anterior, que en gestiones anteriores han trabajado algunas de las personas con la suficiente experiencia y preparación para desempeñar las tareas administrativas, técnicas y de gobierno que requiere el momento actual.

También podría decirse que la palestra de profesionales en Oaxaca, no es tan grande como para renovar, cada sexenio, a todo el conjunto de personas que encabeza las tareas de gobierno. Todo eso podría entenderse e incluso convalidarse. El problema, en realidad, habrá de particularizarse en los nombres y los cargos en que se designe a cada uno de los personajes que, en otros momentos, ya figuraron en tareas de gobierno.

Existe, en ese sentido, una clara distinción entre los personajes que sirvieron a administraciones anteriores y luego desaparecieron por completo de la escena política local, los que ya no fueron llamados al sector público pero que de algún modo permanecieron en la entidad desarrollando otras labores en el ámbito privado, y aquellos que han acompañado al ahora Gobernador Electo en sus más recientes empresas políticas y que, en los momentos de mayor adversidad, demostraron estar verdaderamente identificados con la causa política que defendían.

Lograr los equilibrios entre esos tres tipos de posibles funcionarios, no será tarea fácil. En un ideal, a los primeros que el gobernador Cué tendría que tomar en cuenta, sería a quienes fueron sus aliados en estos últimos años. Por eso, nadie habría de sorprenderse si además de Benjamín Robles, aparecieran en el gabinete de trabajo personajes como Mario Mendoza Flores o Víctor Hugo Alejo, entre varios otros que, con trabajo y preparación, demostraron lealtad a la causa opositora cuando ésta, valga decirlo, parecía una empresa anticipadamente perdida.

El gobernador Cué, sin embargo, tendrá que mediar entre éstos personajes y aquellos que, sin duda, habrá de ser tomados como advenedizos o reciclados, y que incluso una incorrecta ponderación podría provocar molestia entre su mismo grupo. Una vuelta radical al pasado (con un exceso de diodoristas puros en el gabinete, por ejemplo) daría todos los elementos para asegurar que, por ese solo hecho, el proceso de transición que ellos impulsan, iniciará con algunas fallas de origen.

SILENCIO PROLONGADO

¿Alguien notó que, contrario a lo que se esperaba, ningún grupo armado (EPR, ERPI, FARP, etcétera) hizo pronunciamiento alguno ahora que se llegó al punto clímax de lo que algunos denominan como el ciclo histórico mexicano de las revueltas, que se repite cada cien años? Nada es fortuito. Como tampoco lo fue la celebración patria —la del Bicentenario— más vigilada de la historia de nuestro país. Según parece, todo tiene su momento. Abundaremos.

1 COMMENT

  1. “VIEJOS MALES”,Necesarios para el bien del poder?…..mi opinión es que no benefician en nada al estado de oaxaca,me refiero al hijo del ladrón “de corbata y smoking hugo boss”DIODORO CARRASCO tenerlo tan cerca como si el mismo fuera secretario particular,POBRE OAXACA si ya suficiente tiene la transición con flavio sosa y compañía “VIEJOS MALES = LO MISMO DE LO MISMO”. Solo una luz(que somos nosotros mismos) en el futuro del estado y su gente el PODER de los ciudadanos del estado de oaxaca para lograr el cambio y el progreso al fin de este sexenio viviremos y observa remos los resultados del cambio.

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