+ Fantasía, un calendario de 200 días en Oaxaca
El gobierno de Gabino Cué Monteagudo comenzó a aterrizar en la realidad, apenas unos momentos después de que el nuevo Mandatario rindiera la protesta constitucional que correspondía. En su discurso inaugural, se pronunció porque nunca más los niños y jóvenes oaxaqueños que acuden a instituciones de educación pública básica, se queden sin clases. Pero, por paradójico que parezca, su gobierno arrancó justamente con un día de paro de labores del magisterio oaxaqueño.
Es claro que, al menos en ciertos temas específicos, el gobernador Cué debe comenzar a ser realista, y pensar que no todo se arregla con buena voluntad o con la legitimidad política que dan los votos. El de la educación, sin duda, es uno de esos grandes problemas para los que se deben emprender todas las medidas que sean necesarias, pero sobre los cuales cualquier decisión errónea se magnifica. Y sobre todo, se debe actuar más allá de los discursos o la demagogia.
En este sentido, es necesario que la nueva administración del Gobierno del Estado, a través del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca, y su titular, Bernardo Vásquez Guzmán, comiencen a construir ya no una agenda deseable, sino una agenda posible para comenzar a enfrentar y revertir los grandes problemas que enfrenta la instrucción pública que se imparte en la entidad.
El primer botón de muestra lo tuvieron desde el momento mismo de la toma de posesión del gobernador Cué. Con el pretexto de repudiar “hasta el último día” a la administración del gobernador saliente Ulises Ruiz Ortiz —argumento erróneo y engañoso, dado que la gestión anterior culminó el día previo, por lo que, de ser así, ellos debieron haber marchado el 30 de noviembre y no el 1 de diciembre—, el llamado “magisterio democrático” de la Sección 22 del SNTE hizo notar su presencia a través del elemento de la movilización de masas, la protesta y las acciones de presión.
Así, mientras Gabino Cué se pronunciaba por terminar con los paros de labores de los profesores para no seguir afectando a la educación, éstos hacían justamente eso para hacerle sentir que lejos de cualquier acuerdo posible, su gobierno deberá comenzar a entenderse con ellos, que a partir de ahora serán una fuerza política mucho más contestataria y de doble lenguaje que nunca.
La razón de esa altivez es clara: en algún sentido, junto con Gabino Cué, la Sección 22 también ganó los comicios del pasado 4 de julio; ellos también sienten que arribaron al poder gubernamental estatal; y, como fuerza sindical, a partir de ahora lucharán en la ruta obvia de todos los sindicatos: es decir, harán lo que sea necesario no sólo por preservar todos los privilegios y los espacios de poder con los que ya cuentan, sino también, y sobre todo, por ensancharlos.
Además, como factor político e incluso electoral, la 22 ha tenido como herramienta fundamental de lucha, la movilización de sus masas y las acciones de presión. Los “democráticos” nunca han preferido la vía electoral, y tampoco las vías políticas. Por su propia naturaleza, ellos buscan siempre las acciones de presión, la presencia radical, y la protesta al límite para tratar de conseguir los objetivos que se plantean.
AGENDA POSIBLE
Por todo ello, es claro y urgente que la nueva administración del gobierno estatal, comience a construir una agenda educativa de temas y alcances posibles, en donde existan planteamientos que no sean tan idealistas o desapegados a la realidad. En su primera declaración ya como director del IEEPO, Vásquez Guzmán ofreció diálogo a la Sección 22, y dijo que comenzarán a trabajar en la construcción de herramientas que les permitan la evaluación del desempeño de los profesores. “En la alternancia, convertida en un proyecto de transición democrática, los profesores tienen cabida pues está la invitación de trabajar desde hoy mismo con el magisterio a fin de reconstruir la comunicación que se ha deteriorado”, dijo.
Este parece un buen principio que, sin embargo, se agotará tan pronto el Gobierno del Estado comience a delinear los aspectos en los que tendrá que ceder la Sección 22. Por ejemplo, cualquier agenda deseable de atención a la educación pública en Oaxaca, debería de contener como uno de sus primeros puntos, la evaluación del desempeño de cada uno de los profesores oaxaqueños, así como el establecimiento de mecanismos claros y profesionales de permanencia, promoción y remoción de las actividades docentes para cada uno de ellos.
Una agenda deseable, debería también contener, como otro de los puntos previos, la necesidad de que el Instituto de Educación quedara en manos por lo menos imparciales: es decir, que ya no fuera la Sección 22 quien propusiera a la gran mayoría de los funcionarios de mandos medios y superiores de su estructura, y que a través de ello pudieran dejar de ser juez y parte de la educación, y vehículo para el corporativismo del que se vale la Sección 22 para controlar a sus agremiados.
Del mismo modo, esa agenda posible debería contener —y que los profesores aceptaran— los mecanismos a través de los cuales se otorgan los estímulos (como la carrera magisterial) a los mentores que sí decidan incrementar su nivel de preparación profesional, y que demuestren mejor desempeño en sus actividades frente a grupo. Lo más importante, en este sentido, debería ser que los profesores de la Sección 22 se hicieran parte de la voluntad del gobierno de Gabino Cué, de que en Oaxaca se cumpliera el calendario escolar de 200 días que establece la SEP.
Es bueno que haya voluntad de diálogo por parte del nuevo Director del IEEPO. Pero es cierto también, que por lo menos es su obligación entablar nuevos canales de diálogo que, primero, permitan distender los agravios entre el magisterio y la autoridad que se generaron en el pasado, para luego pasar a una fase constructiva que logre reencauzar la educación pública que se imparte en la entidad.
¿ESPERAR SENTADOS?
Ojalá que no esperen hasta el momento de chocar con la realidad, para entender que la buena voluntad es insuficiente cuando se está frente a un grupo que esencialmente no defiende a la educación o a sus agremiados, sino el poder que acumula. Ojalá que tanto Bernardo Vásquez, como la secretaria de Gobierno, Irma Piñeyro Arias, tengan la claridad y los arrestos suficientes, primero para entablar diálogo real, y luego para construir esa agenda posible que tanto le urge a la educación en Oaxaca.
2011 nuevo ano nuevo gobierno el mismo “reto” sección 22 mi opinión es que dependerán mucho de la inteligencia de como maneje ya sea asu beneficio político,o a beneficio del estado de oaxaca el tema de educacion?. Sección 22 el sindicato nuevo gobierno la misma lucha que han sostenido de las pasadas administraciones gubernamentales? creó que dependerás del nuevo gobierno,de las aspiraciones de los lideres sindicales y de los maestros. nuevo sexenio para la sección 22 en esta interrogantel FUTURO del estado de oaxaca,los alumnos saldrán ganando?