PAN: hoy sus derrotas se explican por la pequeñez de sus dirigencias

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+ Proceso interno, al margen de falsos proteccionismos

 

Está a punto de abrirse el proceso interno para elegir al nuevo dirigente del Partido Acción Nacional en Oaxaca, y ya circulan los nombres y los grupos de quienes pretenden tomar el control de ese partido. La descomunal derrota de los pasados comicios federales, y los pésimos resultados globales entregados por quienes tuvieron a ese partido en las manos, pone al panismo oaxaqueño en una disyuntiva, en la que tendrá que elegir entre regresar a ser el partido testimonial que ya fue, o iniciar un replanteamiento profundo que le permita recuperar la identidad con los electores.

En efecto, al iniciar la semana comenzó a hablarse ya con formalidad sobre los detalles del proceso de elección del nuevo dirigente estatal. En ese sentido, quedó establecido que al proceso interno podrían inscribirse el actual presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado, Juan Mendoza Reyes; José Manuel Vázquez Córdoba, delegado del Registro Agrario Nacional; Luis Zárate Aragón, profesor jubilado de la Sección 22 del SNTE y actual jefe del Padrón de Beneficiarios de Leche Liconsa en el Estado, y Rolando García Varela, ex titular de la Comisión Estatal de Agua. Estos nombres, y sus antecedentes y pertenencias a las facciones panistas, hacen evidente la disyuntiva que habrá de enfrentar el panismo oaxaqueño. ¿Por qué?

Porque más allá de sus triunfos en coalición en la entidad, y de la fuerza aparente que les daba el hecho de que el panismo estuviera en el poder presidencial, lo cierto es que los blanquiazules en Oaxaca no necesariamente han inscrito historias de grandes éxitos electorales en sus haberes.

Pues lejos de haber privilegiado la apertura, la competitividad y el acercamiento con la ciudadanía, el panismo oaxaqueño se ha esmerado por cerrar y acaparar sus espacios de dirigencia, y por excluir de los espacios partidarios relevantes a todos los que no pertenecen a las facciones más anquilosadas del panismo, independientemente de que éstos sean o no eficaces, o de que reporten o no beneficios electorales o políticos al partido albiazul.

Eso es lo que ha ocurrido en los últimos años con la dirigencia panista en Oaxaca, y eso se ha reflejado fielmente en la gran mayoría de las desastrosas decisiones y postulaciones que han definido en momentos determinantes. En el primero de los casos, todo el panismo local es bien sabedor de que desde hace años la dirigencia estatal se encuentran acaparada por un solo grupo, que ha tratado de defender su poder a capa y espada, y que ha utilizado todo tipo de artimañas —legales e ilegales— para impedir que, en las decisiones fundamentales de su partido, participen otras facciones que no sean la que tiene el poder.

Esa misma facción es la que hoy pretende reelegirse, aunque sólo por una razón de continuidad en el poder… pues de acuerdo a sus resultados, es evidente que no tiene un solo argumento válido para pretender continuar en el poder, o para defender su actuación frente a la militancia panista.

Si es un hecho que todos los que militan en un partido político, lo hacen para acceder al poder público; si también lo es que, la dirigencia panista en Oaxaca lo único que ha hecho en los últimos años es perder, entonces se puede ­deducir que lo necesario es un cambio de fondo, pero que ese cambio debe tener como contenido de fondo un replanteamiento encaminado ya no al acaparamiento o a la cerrazón, sino justamente a la apertura y al replanteamiento de su fuerza e identidad con su militancia, y con la ciudadanía —que necesita verdaderos partidos, fuertes, dispuestos a defender causas de interés general, capaces de tener cierto contenido ideológico, y con cierto grado de competitividad e influencia en el sistema político.

 

NOMBRES Y GRUPOS

De acuerdo con la información que se ha dado a conocer en los últimos días, José Manuel Vázquez Córdoba, delegado del Registro Agrario Nacional, es impulsado y férreamente apoyado por el grupo del ex dirigente panista Carlos Moreno Alcántara y del ex gobernador del Estado —y derrotado candidato a Senador de la República—, Diódoro Carrasco Altamirano.

Frente a él se encuentra el diputado Mendoza Reyes, que a la luz de los hechos, representa el único liderazgo real y comprobable del panismo en los espacios públicos estatales. Y junto a éstos dos, que son los contendientes reales, se encuentran dos panistas que buscan figurar en la contienda, pero que no tienen una influencia comprobable ni en el panismo, ni en los electores, ni en los espacios de poder en Oaxaca.

En efecto, los dos contendientes que parecen mero relleno, son Luis Zárate Aragón y Rolando García Varela. El primero de ellos ha luchado por la dirigencia estatal panista en todos los procesos internos de la última década, y en todos ha perdido. Con el paso del tiempo, ha quedado claro que su estrategia radica en inscribirse para hacerse notar, y finalmente terminar vendiendo el apoyo que pueda acumular a cambio de un espacio en el panismo o, como en los últimos años, en las delegaciones federales.

García Varela, por su parte, tiene una carrera mucho mejor construida dentro del panismo oaxaqueño, sin embargo hoy pesa en su contra el hecho de, primero, haber sido defenestrado de una forma poco clara del gobierno coalicionista de Gabino Cué; y, segundo, de haber perdido una elección interna (ante perfectos desconocidos, como el que finalmente lo derrotó) que parecía que podía llevarlo, casi de cajón, a la candidatura a la diputación federal por el distrito de Oaxaca Centro.

Al final, si a Vázquez Córdoba lo impulsa el grupo también derrotado de Moreno Alcántara y Carrasco, es claro que de entrada no tiene las mejores credenciales ni los mejores antecedentes ante el panismo. Y frente a eso, lo único que queda, que no es poco, es Juan Mendoza, que basándose en un programa sólido de apertura y acercamiento a la sociedad, podría construir una dirigencia panista sólida, reconocida y replanteada frente a los retos nacionales que tiene, ahora en el escenario difícil de tercera fuerza en el país.

 

DISYUNTIVA

Si el panismo oaxaqueño decide por la continuidad, de entrada estará decidiendo mal y a favor de todo lo que los ha llevado a perder todo. Si se decide de nuevo por la cerrazón y por el acaparamiento, entonces estará apostando por volver a ser un partido testimonial. Por eso, como sea, deben apostar por la apertura. Un reto nada sencillo para el partido que más se ha resistido al cambio en Oaxaca.

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