El IEEPCO se hace bolas con el monitoreo

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+ Enredo, para tapar excesos de candidatos

Aparentando un acto de transparencia y legalidad, el IEEPCO anunció el inicio de un procedimiento sancionador en contra de la empresa “Verificación y Monitoreo SA de CV”, por la mala calidad del servicio de monitoreo que hizo en medios de comunicación a las campañas de diputados y presidentes municipales durante el actual proceso electoral en la entidad. Esto, que parece la crónica de un fraude anunciado, en realidad terminará sepultando la nada despreciable incógnita de cuánto gastaron en realidad partidos y candidatos en difusión de medios, y hasta qué punto violaron la ley electoral con esas prácticas.
En efecto, en el mes de marzo del presente año, el IEEPCO anunció la contratación de la citada empresa por la cantidad de 12 millones 760 mil pesos. Su misión era realizar el monitoreo de medios durante el proceso electoral en el estado, el cual incluía la captación de todas las pautas publicitarias establecidas dentro de los llamados “tiempos oficiales”, así como las menciones que se hicieran de partidos y candidatos, las entrevistas y toda la información que fuese manejada en los medios informativos de las ocho regiones del Estado respecto a las campañas por las diputaciones y las alcaldías. Incluso, se anunció que como un servicio adicional, la empresa Verificación y Monitoreo SA de CV, llevaría cabo el monitoreo de la información consignada en diarios locales y portales de internet con cobertura en el estado de Oaxaca.
Nada de esto ocurrió en los términos establecidos en el contrato que firmó la empresa con el IEEPCO. De hecho, a decir de quienes dentro del propio Instituto vieron a detalle el deficiente trabajo que realizó Verificación y Monitoreo para cumplir con las tareas que le fueron encomendadas, dicha empresa sólo instaló equipo y personal para el monitoreo de medios en la capital oaxaqueña, y las regiones de la Cuenca y Costa oaxaqueña, pero dejó sin ningún tipo de cobertura a toda la región geográfica oaxaqueña restante. Si lo vemos en términos generales, dicha empresa sólo cubrió a tres de las ocho regiones. Y aseguran que donde sí llegaron a instalar equipos, éstos consistían en estéreos de automóviles desde donde captaban algunas señales para hacer el conteo de las pautas y las menciones.
Del mismo modo, quienes conocen y tuvieron acceso a los informes que periódicamente entregaba Verificación y Monitoreo al Comité de Radio y Televisión del Instituto, aseguran que ni siquiera éstos contaban con los requisitos mínimos necesarios como para demostrar un trabajo profesional y apegado a las necesidades del órgano electoral. En ese sentido, afirman que aún cuando la empresa se comprometió a hacer un análisis cualitativo de la información difundida en radio, televisión, medios impresos y portales noticiosos respecto a cada una de las campañas, en los municipios y distritos en donde sí alcanzaron a hacer su labor de monitoreo únicamente atinaron a entregar meros y simples informes cuantitativos.
Es decir, que lejos de poder tasar la información a través de una metodología clara, que permitiera una interpretación que además diera cuenta del tipo de información y la directriz e intención que ésta perseguía, únicamente se limitaron a hacer un conteo de notas y menciones para así tratar de justificar lo que habían prometido realizar.

CONTRATACIÓN OSCURA
En un débil intento por defenderse, el consejero Presidente del IEEPCO, Alberto Alonso Criollo ha asegurado que el procedimiento para la contratación de Verificación y Monitoreo SA de CV “fue impecable”, porque la empresa había reunido los requisitos presupuestales y técnicos. “Sin embargo —se excusa— la empresa no cumplió con lo convenido, y por tanto, deberán ser sancionados, y es de mi interés que esta sanción sea plenamente transparente, porque se hizo el convenio legal, en donde uno supone que todo va salir bien, pero en los hechos la empresa no cumplió con lo cabalmente prometido”, cerró.
Alonso Criollo miente cuando asegura que hubo transparencia en dicho proceso. De hecho, lejos de haber sido una licitación pública, e incluso un procedimiento de contratación por invitación restringida, dicha contratación se dio por la vía de la adjudicación directa. De ello, incluso, se informó en un comunicado emitido en marzo pasado por la propia dependencia.
En éste, se informaba que fue a través del Comité de Adquisiciones, Arrendamientos, Contratación de Servicios, Enajenación y Desechamiento de los Bienes Muebles del IEEPCO como se decidió, en la total opacidad, dicha contratación por un monto que casi alcanza los 13 millones de pesos. Incluso, el IEEPCO tenía tanto “interés” por contratar a Verificación y Monitoreo, que en el camino dejó a otras empresas que bien podrían haber participado en una licitación y demostrar su capacidad técnica y presupuestal, pero sobre todo dejó fuera a la UNAM, que es quien realiza el trabajo de monitoreo para el Instituto Federal Electoral.
En todo esto, la pregunta que queda en el aire —y que es el tema de fondo en este “sorpresivo” incumplimiento que el IEEPCO está aceptando con tanta (sospechosa) naturalidad— es: ¿si la empresa de monitoreo falló en el control y vigilancia del desempeño de partidos y candidatos en los medios informativos, ahora con qué herramientas y pruebas podrá sancionar a quienes hayan incumplido la ley en esta materia?
Recordemos, primero, que por norma constitucional federal, los partidos, los candidatos, e incluso los particulares, tenemos prohibido contratar espacios en radio y televisión para fines electorales. Segundo, los partidos y candidatos tienen topes de campaña para efectos de publicidad, que ahora nadie sabrá si fueron respetados o no. Y tercero, ¿quedará sin castigo la posibilidad de que unos y otros, partidos y candidatos, hayan contratado publicidad disfrazada de trabajo informativo en medios en los que por ley tenían prohibido realizar transacciones económicas?

VORACIDAD Y GRILLAS
Dentro del Instituto, tanto en el Consejo General como en las Direcciones, hay una guerra imparable en la que la voracidad y las diferencias entre sus integrantes están arrastrando a todo el Instituto, cada vez con más fuerza, al descrédito y la inoperancia total. No hubo interés genuino en la contratación del monitoreo: ganaron la voracidad y los acuerdos para compartir las ganancias. Y lamentablemente, este resultado, y la posible sanción a la empresa, no son sino la venganza de quienes, siendo parte del mismo IEEPCO, no fueron parte de ese beneficio.

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