Cambio en la Contraloría: ¿Nuevo obús contra Ulises Ruiz?

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Perla Woolrich

+ Coincidencias: cada que Ruiz intenta maniobrar, GC revira


Como en política no hay coincidencias, habría que ver con cuidado la sorpresiva renuncia de Perla Woolrich Fernández a la titularidad de la Secretaría de la Contraloría y Transparencia Gubernamental. Esto no parece una coincidencia, ni resultado del fiasco que resultó Woolrich como “zarina anticorrupción”, sino una respuesta oportuna al regreso de Ulises Ruiz a Oaxaca. Si la intención de la Contraloría siempre fue perseguir a los funcionarios del pasado, el enroque en la dependencia bien parece seguir esa lógica.

En efecto, apenas el fin de semana realizaron una cabalgata el diputado federal, Samuel Gurrión Matías; el delegado del CEN del PRI en Oaxaca, Fidel Herrera Beltrán, y el ex gobernador Ulises Ruiz Ortiz  así como las autoridades municipales de San Juan Cotzocón y San Juan Lalana, en apoyo a la candidata del tricolor por el VII distrito electoral federal, Yarith Tanoos. Aunque en las notas alusivas a la cabalgata no se refiere que haya habido algún tipo de declaración o referencia por parte del ex Mandatario al gobierno estatal, o al grupo político del gobernador Gabino Cué Monteagudo, sí es evidente que la sola presencia de Ruiz en territorio oaxaqueño, y en un acto público, sí pudo haber generado una respuesta del régimen que, además, siempre ha sido puntual frente a los intentos del ex Gobernador por hacer presencia pública en la entidad. Veamos si no.

Hace apenas unos meses, en noviembre del año pasado, cuando se estaba en la víspera de la definición de las candidaturas a las diputaciones federales, y en el PRI se dejó ver que la mano de Ruiz tendría la posibilidad de colocar a cuando menos la mitad de los abanderados, la respuesta del gobierno fue contundente: revivieron de la nada la Comisión de la Verdad, y establecieron que su ruta de trabajo implicaría revisar toda la actuación de la gestión de Ulises Ruiz durante el conflicto magisterial, y todo el año siguiente, para entregar un conjunto de conclusiones en los primeros meses de 2016.

La intención política de aquella decisión, validada por las fracciones parlamentarias que acompañan a Gabino Cué en la coalición de gobierno, fue clara: ante el intento de Ruiz por reposicionarse rumbo a la sucesión de la gubernatura, el régimen le prepararía un informe de la Comisión de la Verdad en el que se haría un recuento pormenorizado de las presuntas violaciones a derechos humanos cometidas por el gobierno de Ulises Ruiz durante el conflicto magisterial y popular de 2006, y el año siguiente, y se realizarían un conjunto de declaraciones políticas.

Frente a eso, Ruiz dijo —y podrá seguir diciendo— que todo eso es parte de un caso cerrado, que son asuntos ya investigados y concluidos por la PGR, o incluso que recibió ya la absolución del Santo Papa, o de Dios Padre si quisiera, pero lo cierto es que de todos modos el informe de la Comisión de la Verdad tendrá como efecto revivir todo el conjunto de acontecimientos ocurridos en el contexto de la revuelta magisterial de 2006, pero ya direccionados únicamente a responsabilizarlo, y sin posibilidad de que éste pueda evadirlos.

Por ello, el solo hecho de que revivan ese asunto es ya un golpe político para Ruiz. Y lo será mucho más si todo ese conjunto de temas reviven —como ocurrirá— justamente en la víspera de los tiempos sucesorios.

NO HAY COINCIDENCIAS

Regresemos un poco más el tiempo. ¿Cómo nació la Comisión de la Verdad? Más allá del discurso oficial, que dice que fue una decisión democrática tomada para revisar hechos hasta ahora no concluidos, lo cierto es que esta fue una respuesta política del gobierno estatal cuando los diputados priistas de la LXI Legislatura pretendieron resistirse a la aprobación de la cuenta pública de uno de los años de gestión de Gabino Cué.

La respuesta del régimen fue contundente: por un lado, utilizaron su mayoría para lograr ese objetivo, pero además le regresaron el golpe a los priistas —entonces coordinados por un ulisista, en la persona del diputado Francisco García López— impulsando la iniciativa de ley que creaba la Comisión de la Verdad, y aprobándola sin problemas. Ello, como ejemplo, hace constar que no sólo no existen las coincidencias, sino que la presencia de Ruiz en Oaxaca tiene tal impacto que genera de inmediato una respuesta oficial que va encaminada a revisar la actuación de los integrantes de su gobierno.

Y es que resulta que la gestión de Perla Woolrich al frente de la Secretaría de la Contraloría no sólo no dejó contento a nadie, sino que generó un aura de impunidad para los integrantes de la administración anterior, que hoy es un verdadero pasivo para el gobierno actual, de cara al proceso electoral. Por eso desde hace meses era una verdad anunciada la del cambio de titular en la Contraloría, y sólo había que esperar el momento adecuado. Ese momento no llegó por vías naturales, sino que pareciera que fue forzado por la presencia oronda de Ulises Ruiz haciendo campaña en territorio oaxaqueño.

Si ese solo hecho es ya referente de la motivación de los cambios, lo es mucho más que sea justamente en la persona de Manuel de Jesús López López. Éste es un cercano colaborador del gobernador Cué, con quien se ha demostrado confianza en la gestión pública, y que tuvo ya la encomienda, como Procurador General de Justicia, de emprender la revisión a la gestión anterior.

Por eso el hecho mismo de la persona designada para la nueva responsabilidad (y la complejidad que resulta del hecho de que recientemente fue nombrado como magistrado del Tribunal Superior de Justicia, y que tendrá que solicitar licencia a la magistratura para ocupar el cargo gubernamental) es otro referente de que Gabino Cué no estaba buscando a cualquier sustituto de Perla Woolrich, sino que lo hizo en una persona específica que parece ir a todo menos a calentar el asiento que cuatro años tuvo inútilmente la defenestrada panista. Como en política las coincidencias no existen, esta parece ser la respuesta oficial al único grupo político con el que no habrá posibilidad de que exista un pacto rumbo a la sucesión de 2016.

PELEAS INTERNAS

Intentan generar un nuevo escándalo en medios de comunicación de la capital del país, por los escoltas armados del impresentable candidato priista en Miahuatlán, Oscar Valencia. Es fuego amigo priista. Fuego ulisista, pues, en contra sus adversarios internos de siempre.

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