Quema de papelería electoral: provocación magisterial, a todo.

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Quema de paquetería electoral INE

+ Federación se dio un tope con beligerancia de la Coordinadora


Las violentas acciones realizadas ayer por trabajadores de la educación en Oaxaca en contra de instalaciones y paquetería electoral que se utilizaría en los comicios federales del domingo próximo, debe verse como parte del problema político que representa la negociación entre el gobierno federal y la CNTE, y no como un asunto de orden electoral. Lo que hizo ayer el magisterio oaxaqueño fue valerse de la cercanía de los comicios para tratar de provocar alguna reacción oficial y, sobre todo, para remarcarle al gobierno federal que se equivocó —de nuevo— en sus concesiones relacionadas con la evaluación educativa.

En efecto, ayer en las once juntas distritales, y la local, del INE en Oaxaca, se registraron diversos actos consistentes en la destrucción de equipo, papelería y materiales en resguardo sin que resultaran personas lesionadas. Estos actos se extendieron, también, al Instituto Electoral y de Participación Ciudadana del Estado de Oaxaca, y fueron perpetrados por trabajadores adheridos a la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, en el marco de su determinación de boicotear la jornada electoral del domingo próximo, pero también de cara al reciente anuncio federal de la suspensión indefinida de las evaluaciones a los docentes.

En ese contexto, la reacción magisterial puede y debe entenderse en dos frentes: en el primero, lo que estaría tratando de hacer el magisterio oaxaqueño es provocar una reacción por parte del gobierno federal de cara a los comicios del 7 de junio. En el segundo, lo que el magisterio oaxaqueño —que es punta de lanza de la CNTE en el país— estaría tratando de hacer es señalarle al gobierno federal su equivocación táctica en el momento y la forma de la suspensión de las evaluaciones a los profesores del país.

Así, en el primero de los frentes, la irrupción en las sedes distritales y local del INE en Oaxaca, así como la destrucción de papelería y equipos que se utilizarían en la jornada electoral, fueron una abierta invitación a que las fuerzas federales encargadas de resguardar los elementos necesarios para la realización de los comicios, actuaran. No es menor el hecho de que todos los insumos a utilizarse en la jornada electoral, y las propias instalaciones, estén resguardadas de forma permanente y regular por elementos del Ejército mexicano, o de la Policía Federal, máxime ahora que la organización de todos los comicios en el país están fuera de la potestad de los gobiernos estatales.

¿Qué intentaban? En apariencia, lo que fueron a hacer es provocar. No se puede hallar otra explicación al intento abierto de generar una confrontación, en el umbral de la jornada electoral. Lo ocurrido ayer en Oaxaca generó reacciones de preocupación en el Consejo General del INE, que si bien no llegaron al punto de considerar la posible suspensión de los comicios, sí fueron un aviso de que un mal manejo político de esta situación sí podría generar una reacción adversa que, de rebote, podría impactar en la organización y realización de la elección.

La situación es clara: si los maestros buscaban una reacción de las fuerzas de seguridad, era para ir al enfrentamiento, y después —con la acusación de represión en la mano, y ante una opinión pública ya de por sí crispada y volcada contra el gobierno— tratar de evitar la jornada electoral. Esta fue la razón por la que, en este primer escenario, superaron el umbral de la toma simbólica de las instalaciones electorales, y el solo acto de impedir los trabajos normales en esas sedes pero sin incidir de fondo en la organización de los comicios. En este caso fueron más allá, irrumpieron en las instalaciones, quemaron equipos y papelería electoral, y pareciera que en el fondo lo que querían era que alguien se los impidiera, para enfrentarse.

No lo lograron, pero eso no significa que no continúen intentándolo. Al gobierno de Oaxaca le ha quedado lo suficientemente claro que la peor estrategia de defensa en momentos estratégicos, es atacar al magisterio. Y el gobierno federal, que en este caso es el encargado de atender el asunto, no parece quedarle claro que debe o ponderar la negociación política inteligente con el magisterio para evitar la repetición de este tipo de acciones, o resguardar y defender de mejor forma las instalaciones electorales ante estos ataques.

 

EL YERRO FEDERAL

Apenas el fin de semana el gobierno federal anunció, a través de la SEP y con el aval silencioso de la Secretaría de Gobernación, que suspendía de forma indefinida la evaluación a los docentes de educación básica y media superior en el país. Las justificaciones fueron lo de menos frente a la lectura política —real— de que esta decisión constituyó la claudicación federal frente al magisterio disidente.

El problema es que ayer los mismos profesores rechazaron la acción federal, argumentando que no es una suspensión indefinida lo que ellos exigen, sino una cancelación total de la evaluación, como parte de la abrogación de la reforma educativa. Evidentemente, el gobierno federal tomó esa decisión, en este momento específico, para evitar que los profesores de la CNTE continuaran en sus planes de boicotear el proceso electoral. Y en ese marco, las acciones de ayer lunes no fueron precisamente una muestra de voluntad y agrado del magisterio frente al anuncio federal, sino todo lo contrario.

En el fondo, pareciera que el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto no termina de entender que cualquier decisión que tome en el sentido de dar una concesión a la CNTE, es como echarla al barril sin fondo. Así, la Coordinadora rechazó la suspensión de la evaluación por insuficiente, pero nunca dijo que no tomaba los beneficios de la decisión. Técnicamente, lo que habrá de ocurrir es que a partir de este momento, e indefinidamente, la CNTE impedirá las evaluaciones y luego también irá a exigir su cancelación pero a través de movilizaciones y acciones de presión, como si el gobierno no les hubiera dado casi todo en este momento.

 

LA CNTE NO SE LLENA

En la lógica magisterial la respuesta federal es nula, y es como si no les hubieran dado nada. Esto, sin embargo, es un punto sin retorno de lo que el gobierno ya cedió. ¿Cuándo va a poder reactivar sus evaluaciones? Quién sabe. Pero lo cierto es que será en contra, y al doble, de la oposición que actualmente ejerce la CNTE en su contra. No pasará mucho tiempo antes de que veamos la magnitud de esto.

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