+ Por inoperante, perdió la oportunidad de aportar al nuevo escenario
Es paradójico que siendo el Congreso del Estado el supuesto depositario de la representación popular en la entidad, hoy se encuentre totalmente al margen de cualquier cuestión relacionada con la refundación del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca. Siendo la educación uno de los temas torales del Estado oaxaqueño y mexicano, la Legislatura del Estado debiera ser un factor relevante no sólo en la confección de la reglamentación sino también como puente político entre los actores e instituciones involucrados. No sólo no lo es, sino que hoy ya nadie considera ni extraña su participación incluso en lo que respecta a la Ley Estatal de Educación.
En efecto, desde el 21 de julio en que el gobernador Gabino Cué Monteagudo anunció la refundación del IEEPO, la Legislatura local no ha tenido una sola participación en todo este conjunto de hechos. El Congreso del Estado no sólo no ha sido un actor relevante —a nivel institucional, político, partidista e incluso en el ámbito personal de algunos legisladores— sino que incluso no ha sido capaz de sesionar en estas tres semanas.
No ha sesionado ni ha tenido actividad alguna, bajo el pretexto de que no se han construido las condiciones políticas para que desarrolle su labor. Y en esa tesitura, el Congreso no ha sido capaz de establecer una sola posición política frente a las decisiones tomadas por el Gobierno del Estado; ante la presencia de las fuerzas federales en Oaxaca, o de cara a las amenazas y chantajes de la Sección 22 del SNTE.
En ese sentido, si el Congreso no ha sido capaz de establecer una posición política al respecto, mucho menos ha tenido la claridad para comunicarle a la ciudadanía oaxaqueña —o a los demás poderes del Estado, en Oaxaca y en el ámbito federal— cuáles son las condiciones en que se encuentra el proceso de construcción y dictaminación de la Ley Estatal de Educación, que como debiera suponerse, tendría que ser fundamental para complementar las bases jurídicas bajo las cuales ocurrió la extinción del antiguo IEEPO bajo la dominancia magisterial, y la fundación de un nuevo Instituto ya ajeno a la influencia del sindicato magisterial en sus decisiones, autonomía y funcionamiento.
Pues a pesar de que el IEEPO es un organismo que funciona por decreto del Ejecutivo, y que hoy se encuentra sostenido en la vía legal por las nuevas normas federales, y en la vía política por el respaldo —traducido en buena medida en la presencia de la fuerza pública— del gobierno federal a Oaxaca, lo lógico y decoroso tendría que ser que ahora el Congreso del Estado complementara las bases jurídicas y políticas en el ámbito estatal para consolidar el funcionamiento y los alcances del nuevo Instituto, y para acotar la influencia del sindicato magisterial en las labores docentes.
Esto tendría que ser un asunto no únicamente de creación de normas eficaces, sino de acompañamiento e incluso de apariencia de que el Congreso del Estado, en una demostración básica de institucionalidad, respalda al Titular del Poder Ejecutivo en la decisión de rescatar la rectoría educativa de las manos del sindicato magisterial.
El problema es que el Congreso no ha tenido capacidad para ver algo de eso. Más bien, con su inacción, su ingobernabilidad y su incapacidad para generar acuerdos, pareciera que demuestra lejanía con el Gobernador del Estado y desautorización a las acciones emprendidas respecto al IEEPO. No se trata de creer que el Congreso está en contra del Gobernador. Pero con su silencio y sus incapacidades parece que no tiene interés en demostrar institucionalidad y mucho menos en tener disposición —o capacidad, que es aún más importante— para respaldar las decisiones que buscan recuperar la educación de las manos de la Sección 22.
CONGRESO: ESCÁNDALOS E IRRELEVANCIA
Lejos de cualquier colaboración, el Congreso del Estado ha sido noticia en estas semanas respecto al IEEPO, por los integrantes de la Legislatura que aparecen en la nómina magisterial cobrando salarios como profesores en activo. Fueron al menos tres los legisladores exhibidos; pero, de nuevo, no hubo una sola posición ni de parte de los propios diputados, o de las fracciones parlamentarias, e incluso de la Legislatura como institución del Estado. Es decir, que lo único que le ha dado el Congreso a Oaxaca en todos estos meses es silencio.
Lo más trágico —para ellos— es que a estas alturas ya nadie extraña la participación del Poder Legislativo en alguno de los procesos políticos que ocurren en Oaxaca. No participaron ni fueron útiles en la confección del entramado legal que debiera estar acompañando al IEEPO: hoy ya no se necesita. No fueron acompañantes del Gobernador en la más relevante acción de gobierno durante toda su administración: querer participar hoy sería innecesario y hasta entorpecedor, en un contexto en el que cuando se les necesitó no estuvieron, y hoy no se les necesita.
Tampoco fueron interlocutores con la Sección 22: ese espacio se los ganó —a medias— Andrés Manuel López Obrador al ocupar la oportunidad para proponer su alianza electoral; y aunque inicialmente lo rechazaron, hoy los maestros están intentando utilizar a Morena y el lopezobradorismo como un posible puente de interlocución con los dos ámbitos de gobierno. Y frente a eso, una vez más la Legislatura ya no es necesaria.
CONSULTA EXITOSA
Una noticia que se decantó en la vorágine del IEEPO, pero que es por demás relevante, es la de la consolidación del proceso de consulta para la instalación de un complejo eólico más en el Istmo de Tehuantepec. Esto ocurre luego de sonoros fracasos, como el de Mareña. Pues resulta que para conseguir que la comunidad juchiteca diera finalmente su consentimiento para la realización del proyecto de energía eólica en su municipio, el secretario general de Gobierno, Alfonso Gómez Sandoval Hernández, se metió a fondo para lograr la aceptación del desarrollo eólico, una vez que las autoridades municipales y las diferentes expresiones de la COCEI recibieron información clara y suficiente al respecto, incluyendo además a organizaciones que se oponen sistemáticamente a la inversión extranjera, que fueron escuchados en el proceso de la consulta. Este es el resultado de que el gobierno se esmere en llevar a cabo las tareas de concertación política que le corresponden, y ahora lo que sigue es que se cumplan los compromisos contraídos. Ojalá que historias como ésta se repliquen en este revuelto escenario oaxaqueño.