+ No debe repetir historia demagógica de la mayoría de autoridades
El titular del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca, Moisés Robles Cruz, debe tener mucho cuidado en las aseveraciones que está realizando sobre los aviadores y los excesos cometidos en el Instituto durante el tiempo que estuvo bajo la connivencia del gobierno estatal y la Sección 22 del SNTE. Si bien es cierto que nadie quiere impunidad frente a quienes cobraron y no laboraron, también lo es que la posibilidad de que éstos reintegren lo que cobraron indebidamente no es sencilla, y sobre todo que la mayoría de los oaxaqueños apuesta a un funcionamiento eficaz del nuevo Instituto, por encima de los ajustes de cuentas.
En efecto, en entrevista con TIEMPO publicada ayer martes, Robles Cruz dijo que quien haya cobrado de forma indebida en el IEEPO, “deberá regresar los recursos que recibió pues no laboró para ganárselo como sucedió con muchas personas que han aparecido en nómina y no ejercieron alguna labor”.
Dijo además que “se debe tener una investigación, pues algunas personas pidieron licencia, pero como abogado puedo decirte [a nuestro compañero reportero Iván Castellanos] que, quienes cobraron de manera indebida, deberán regresar los recursos”. Incluso, Robles Cruz indicó que se mantiene el proceso de revisión para analizar los casos, verificar las personas, con qué director de la institución llegaron, con qué líder sindical; sin distinción, deberán estar sujetos a estos procedimientos.
¿De qué tipo de procedimiento habla Robles Cruz? Debe referirse a procedimientos resarcitorios, aunque en realidad debiera ser prudente en señalar posibles responsabilidades de quienes devengaron salarios indebidamente, porque de forma irremediable esto podría alcanzar a la misma institución. A estas alturas, lo que ha sido el medio sancionador más eficaz es la exhibición pública de quienes gozando de una plaza administrativa o docente en el instituto educativo, realizan funciones políticas, partidistas o legislativas, demostrando fehacientemente con ello que cobran un salario que no desquitan con trabajo.
Pero ni uno solo de los que han sido exhibidos como aviadores del IEEPO, ha manifestado su disposición a devolver lo ya cobrado, e incluso hay quienes —como en el caso de la diputada María Luisa Matus— ni siquiera hicieron manifestación alguna ante las evidencias de que aparecen como trabajadores en activo de la educación en la entidad, cuando al mismo tiempo ocupan responsabilidades en otros ámbitos como el Congreso del Estado, o la administración pública.
Junto a eso, hoy en día ni siquiera hay certeza de que el gobierno federal pretenda iniciar los procedimientos respectivos, e incluso de que cuente con las herramientas jurídicas idóneas para conseguir que se devuelvan al fisco federal los recursos que fueron cobrados indebidamente.
Con lo que Moisés Robles debe tener aún más cuidado es con no seguir la ruta del clásico nuevo funcionario —o gobernante, da lo mismo— que gasta el primer tercio de su gestión persiguiendo a sus antecesores; luego ocupa el segundo tercio en reconocer los propios y crecientes problemas de su administración; y el tercero, en tapar sus propios faltantes y hacer lo necesario para garantizar que su sucesor no lo persiga y, si lo hace, no llegue a los asuntos que a esas alturas ya sabe que fueron incorrectos de su propio desempeño.
EL CICLO FUNESTO
Puede decirse que Robles comenzó a ser Director del IEEPO el 21 de julio pasado, cuando los gobiernos estatal y federal anunciaron la expropiación del instituto educativo a la dirigencia magisterial. Antes de entonces, Robles era un Director de membrete que, paradójicamente, también era de los que cobraba sin realizar las funciones para las que fue designado, simplemente porque las condiciones políticas no permitían que ejerciera plenamente el cargo de Director del IEEPO que en noviembre del año pasado asumió.
Si tomamos esa fecha como punto de arranque de su verdadera gestión como titular del IEEPO, Robles estaría hoy entonces —a 35 días de haber asumido el cargo— en la fase de perseguir a sus antecesores, y de revisar el pasado como forma de legitimarse. Es claramente lo que está haciendo, aunque seguramente ni él tiene del todo claro el derrotero que le espera, o las vicisitudes legales o de hecho a las que habrá de enfrentarse intentando perseguir el pasado.
En ese sentido, Robles debe considerar que desde el momento mismo en que emergió el llamado Nuevo IEEPO, éste ha realizado funciones y actos de autoridad que generarán sus propias consecuencias sobre las cuales no podrá responsabilizar al pasado. Aquí dimos cuenta ya de algunas, como por ejemplo lo que apuntamos el 5 de agosto pasado en este espacio, en el sentido de que los oficios de cambios de adscripción notificados a cientos de trabajadores que laboraban en las oficinas centrales del instituto educativo, no fueron realizados conforme a derecho. Como ese, que es apenas un botón de muestra, están ocurriendo a diario actos y decisiones que pueden generar todo tipo de consecuencias a este nuevo IEEPO.
Así pues, dentro de no mucho tiempo Robles tendrá que dejar cualquier tipo de actitud desafiante, para ponerse a reconocer los claros y oscuros de su propia gestión. Evidentemente, esto no significa que todo lo que haya hecho esté mal, pero tampoco que no haya negativos. Y más o menos dentro de 11 meses, Robles tendrá que comenzar a preparar lo necesario para su propio proceso de entrega-recepción. Pues a más tardar el 30 de noviembre del año próximo tendrá que abandonar su cargo.
¿Qué significa todo esto? Que Robles sólo debe invertir el tiempo indispensable en revisar el pasado, y debe asegurarse que su propia gestión sea lo más eficaz posible, y que cumpla la expectativa educativa del nuevo Instituto. Aunque suene a lugar común, a Robles le tocó un momento histórico que debe aprovechar de la mejor manera. Ojalá haya claridad para entender su circunstancia y las verdaderas prioridades para la educación de los niños y jóvenes oaxaqueños.
¿CUÁNDO RESARCIRÁN?
Es lo que muchos nos seguimos preguntando, por ejemplo, de Bulmaro Rito y las tres docenas de personas a las que la ex Contralora acusó de “saqueadores” del erario en el gobierno de Ulises Ruiz. ¿Cuándo devolverán lo que se llevaron? En la respuesta, y el silencio frente a esa pregunta, está el futuro de lo que hoy se exige respecto a los aviadores del IEEPO.