Sordera política por CCCO: “escuchar” a quienes no deben

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Obra CCCO

+ Hay un preocupante y deliberado vacío técnico sobre la obra


Una de las manifestaciones más claras de la sordera política, y de la demagogia que envuelve la consulta ciudadana sobre el proyecto del Centro Cultural y de Convenciones de Oaxaca (CCCO), es la de ir preguntarle a quien no deben, y al mismo tiempo dejar de lado todas las opiniones calificadas. Al final, la continuación de dicho proyecto no es un asunto de popularidad ni exclusivamente de aceptación ciudadana. Más bien, es un asunto técnico y de seguridad para la ciudad, sobre el cual nada se ha abundado.

En efecto, este fin de semana se va a realizar la llamada consulta ciudadana sobre la realización del CCCO, para conocer el sentir de la ciudadanía. El ejercicio es organizado por el Instituto Estatal Electoral y de Participación ciudadana de Oaxaca (IEEPCO), y según lo que ha manifestado el consejero Presidente del órgano electoral, Gustavo Meixueiro Nájera, la jornada durará nueve horas el domingo próximo y se instalarán 147 mesas receptoras de opinión, en las que se distribuirán 213 mil 105 boletas correspondientes al listado nominal del Registro Federal de Electores en el municipio de Oaxaca de Juárez. La idea es que todos los ciudadanos con registro en la capital oaxaqueña estén en condiciones de acudir a emitir su opinión sobre la realización del proyecto.

Este ejercicio, más allá del matiz democrático que le han intentado dar el gobierno estatal con la anuencia del IEEPCO, este ejercicio demuestra varias cosas: primera, que al final el gobierno le apuesta a la forma más precaria de legitimidad —un burdo disfraz de democracia—, equiparando la aceptación popular del proyecto con la viabilidad técnica y urbanística, que finalmente tendría que ser el principal parámetro para aceptar o rechazar la obra.

Segunda, que en aras de hacer un ejercicio fácil y controlable, el gobierno estatal impuso —y el IEEPCO aceptó— que la consulta se circunscribiera únicamente a Oaxaca de Juárez, como si el municipio citadino fuera una isla en medio de la nada, y como si a la demarcación correspondiente a la capital no hubiera por lo menos una veintena más de municipios en los que habita, trabaja y se desarrolla la gran mayoría de las personas que todos los días fluctúan en la capital y realizan algún tipo de actividad en la zona céntrica en la que se intenta edificar la obra.

Tercera, que ni el propio IEEPCO tiene certeza de que el resultado de su consulta ciudadana de verdad puede ser un indicativo verificable y sostenible de una auténtica opinión mayoritaria, y de la viabilidad, de la construcción de la obra. Por esa razón, en cada declaración que ofrece a los medios informativos, el consejero Meixueiro Nájera a los medios informativos, se limita a señalar que el IEEPCO “sólo organizará y proveerá el andamiaje para que la voz de los oaxaqueños sea escuchada”. Esto choca con la necesidad básica de que un ejercicio como éste sea interpretado, valorizado y hasta encauzado, si lo que se requiere es que de verdad éste sirva como referente del respaldo y la legitimidad ciudadana. El IEEPCO nada dice al respecto, y por eso lo que puede esperarse es que todos atiendan al resultado lineal de la consulta sin ir más allá de lo que la ciudadanía considera sobre este asunto.

¿A QUIÉN PREGUNTARLE?

Esta es una de las cuestiones más relevantes. Pues lo que se hará es únicamente abrir la consulta a la ciudadanía, sin importar que sólo un número muy menor de ciudadanos esté verdaderamente consciente de lo que implica la construcción de una obra como la que se quiere, en el espacio en el que se desea. Si no todos tienen esa conciencia razonada, son menos aún los que podrían tener una opinión técnica especializada sobre las implicaciones y los riesgos, o los beneficios y las bondades, de que una obra como esa se construya específicamente donde planea el gobierno.

Pues parece que al final el gobierno optó por evadir cualquier cuestionamiento técnico para dejar el asunto únicamente en manos de la popularidad. Y como en ese campo de lo “electoral” es mucho más fácil moverse que en el técnico, entonces decidieron convertir la consulta en un auténtico acarreo, y dejar que la manipulación supla la necesidad de contar con respaldo y opinión de las personas o grupos especializados a los que, desde el inicio, la STyDE les fue a preguntar —en su afán de “socializar” el proyecto, pero a puerta cerrada— y sólo le espetaron cuestionamientos, advertencias y hasta reclamos por la temeraria intención de construir el CCCO en un espacio como las faldas del Cerro del Fortín.

Al final, es cierto que la opinión del pintor Francisco Toledo únicamente tiene fuerza moral y legitimidad por su calidad de defensor permanente de la ciudad, pero no porque sea una opinión técnica o especializada. No obstante, el gobierno tampoco ha tenido intención alguna de cubrir ese espacio vacío con la consulta a los colegios de profesionistas relacionados con la planeación, cimentación, construcción y urbanización del CCCO. Es decir, que deliberadamente ha evadido escuchar la opinión de los colegios de arquitectos, de ingenieros o de urbanistas, entre otros, que existen en Oaxaca, y mucho menos a los colegios nacionales, los institutos científicos relacionados con el tema, o las instituciones académicas de mayor prestigio, como debiera ameritar el caso.

Al final se debía tratar de gozar de la mayor legitimidad posible, para continuar adelante con la obra. Pero esa legitimidad debía ser una cualidad bien ganada, bien cimentada e irrefutable. ¿De qué serviría la opinión de un artista, frente a un aluvión de opiniones técnicas calificadas a favor de un proyecto como ese? El problema es que quieren avalar el CCCO a partir de una cuestión de popularidad pero no de sustento real. En esas condiciones, no extrañan las prácticas del acarreo, de la inducción de la opinión ciudadana, y hasta acciones de ingeniería electoral con tal de lograr el objetivo fácil de ganar una consulta.

¿MITO O VERDAD?

Entre la gente —y también entre algunos grupos políticos— se comenta que recientemente fue comprada una propiedad, en efectivo y por una suma multimillonaria, que es contigua al hotel del que es accionista el secretario José Zorrilla. Un asunto de plusvalía que ya habría disparado el interés y la codicia por las áreas aledañas a donde estará el CCCO. No hay certeza sobre la operación, pero sí de que, si aún no ha comenzado la puja feroz por esos predios, esto ocurrirá a partir del lunes próximo.

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