Robles ya tenía cantado su destino sin la candidatura del perredismo

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+ Podrá integrar padrón como independiente, pero… ¿y lo que le falta?


 

Las recientes declaraciones del senador Benjamín Robles Montoya alimentan la percepción de que no será candidato de la alianza PAN-PRD a la gubernatura de Oaxaca. Esto se confirma por la compleja dinámica en que entró el PRD en los últimos días, en el que, en la capa superior, parece que lo que se está repensando es la política de alianzas del dirigente nacional, Agustín Basave, aunque en el fondo la disputa es por la designación de candidatos. Las réplicas de la crisis perredista por Tlaxcala —que no son nuevas, y que de hecho estaban anunciadas al menos desde hace un mes— se sienten fuerte en Oaxaca. Y Robles es el primero que acusa recibo de ellas.

En efecto, vale la pena ver las dos caras de una misma moneda. Por un lado, en Oaxaca Robles acusó al Mandatario estatal de ser el principal responsable de que no pueda ser candidato a la gubernatura por el PRD para las elecciones del próximo 05 de junio. Dijo que desde el gobierno pretenden influir en la decisión de su instituto político para dejarlo fuera de la jugada, situación que —dice— confirmó tras una reunión con dirigentes nacionales, quienes le notificaron que es Gabino Cué quien no lo quiere como candidato.

En el otro extremo, el nacional, se encuentra la apretada situación del dirigente Agustín Basave, que en los últimos días ha visto desdibujarse su estrategia de alianzas electorales con el Partido Acción Nacional. Básicamente, como lo apuntamos en este espacio el pasado 7 de enero, la presión que inusitadamente ejerció Acción Nacional sobre el PRD para cambiar a la candidata a la gubernatura de aquella entidad, reabrió un debate que parecía ya cerrado hasta entonces.

Ese debate tenía que ver, primero, con el acuerdo de que las entidades federativas en las que irían juntos PAN y PRD se “repartirían” para la designación de los abanderados. Pero más allá de eso, la discusión en el fondo radicó siempre en ver quién ostentaba mayor poder. Por eso, cuando el PAN presionó por la candidatura, el Consejo Nacional del PRD hizo sus cálculos y decidió replantear lo que inicialmente había emprendido Basave, que por eso hasta presentó su renuncia al cargo de dirigente.

Todo eso ha tenido impacto en Oaxaca. Pues el escenario perfecto para el senador Robles consistía en que el PRD dejara operar libremente a Agustín Basave, quien al inicio prometió que su dirigencia no estaría sometida a chantajes ni a caprichos, sino que todo se decidiría con base en la competitividad electoral de los candidatos, y con los intereses del partido. Esa era la lógica que beneficiaba a Robles, quien no tiene de su lado la simpatía política del gobierno y del Jefe Político local, pero tiene buenos números en las encuestas y, en términos cuantitativos, representa al activo electoral más importante del perredismo en la entidad.

¿Con qué se tropezó Robles? Parece que cayó, de forma anunciada, con la piedra que representan los verdaderos dueños del PRD, quienes tienen fuertes compromisos —ellos sí, aunque Basave no— con los gobernadores, con los dirigentes fácticos y con los jefes de las tribus. En el fondo, ellos son quienes han presionado a Basave al punto de ponerlo en la ruta de la renuncia. Y el tema real no es la política de las alianzas sino su determinación por no contravenir los acuerdos y las conveniencias con los gobernadores, independientemente de las promesas o los planes de la dirigencia nacional.

APRETAR LA DECISIÓN… EN VANO

Benjamín Robles está denunciando la cargada en su contra, con un agregado: dice que como en el PRD no hay garantías de que habrá una candidatura de unidad (la suya) entonces no se inscribirá al proceso interno. La razón es que eso lo inhabilitaría para después intentar la ruta de una candidatura independiente. ¿Por qué tanta urgencia por meterle presión a la decisión en el perredismo?

La respuesta aquí la adelantábamos hace más de un mes. En aquel momento (Al Margen 02.12.2015) apuntamos que, a la par de la definición del PRI sobre su candidato a Gobernador, en los primeros días de este año Robles Montoya trataría de presionar para apurar la definición de la candidatura a Gobernador, a través de la exigencia de que el PRD cumpliera su palabra de preferir la competitividad de sus cuadros, sobre el fiel de la balanza de los gobernadores en esas definiciones.

Quién sabe si lo logre —apuntamos—, porque la pulverización del perredismo nacional, y su incapacidad de generar posturas serias y consistentes, dificultan la posibilidad de contar con una previsión específica de lo que puedan finalmente decidir, en un panorama nacional tan descompuesto como en el que ahora se encuentran. Mientras, sus competidores internos (el diputado federal José Antonio Estefan Garfias, en específico) tratarán de capitalizar las indefiniciones del perredismo, y no desperdiciarán ninguna posibilidad de seguir generando la percepción de que la balanza podría definirse a su favor.

Eso es exactamente lo que ha pasado: la indefinición jugó siempre en contra de Robles, porque Agustín Basave nunca fue capaz de sobreponerse a los intereses del Consejo Nacional y de las tribus perredistas, que son el poder fáctico más importante dentro de ese partido. Por esa razón, parece que ya ningún escenario le es del todo benéfico: Basave parece no estar logrando su objetivo de presionar a la cúpula perredista para que acepte incondicionalmente sus exigencias. Ante esa derrota, si Basave finalmente se va, el PRD tendrá que buscar a un nuevo gerente (sólo le faltaría formalizarlo en el cargo); pero si se queda, lo haría asumiendo las exigencias de las tribus, que en el fondo no parecen ser sino la institucionalización, y la formalización, de los acuerdos, los caprichos, y los intereses de los gobernadores para la definición de las candidaturas, rumbo al proceso electoral de 2016.

INDEPENDIENTE, ¿CÓMO?

Sobre la intención de Robles de ser candidato independiente, la pregunta para él no sería si puede o no conseguir las firmas de apoyo ciudadano, sino cómo lo haría. La respuesta apuntaría irremediablemente al uso de la estructura electoral que ha venido armando a través de las organizaciones sociales que lo respaldan. ¿Eso significaría que también tiene la capacidad de generar un resultado electoral positivo? Porque para eso se necesita dinero, no popularidad. En eso radica la “confianza” de quienes le hicieron el fuchi a Robles, para impulsar a otro candidato. ¿Entonces?

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