El gobierno federal se equivoca al negociar con la Coordinadora

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Diálogo

+ Es un claro error estratégico “confundir” al SNTE con la CNTE


El gobierno federal entró en un callejón sin salida al establecer diálogo al más alto nivel con representantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, luego de los hechos —y las muertes— del domingo 19 en Nochixtlán, Oaxaca. Es así porque, por la fuerza y por sus propios errores, el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto relegitimó no sólo a sus adversarios, sino a quienes tienen de rodillas —y en total suspenso la reforma educativa— a todo el sureste del país. Nada bueno se puede esperar de ese diálogo cuando, para manejar su crisis, el gobierno dio todo sin pedir a cambio el cumplimiento de condiciones mínimas de entendimiento a sus contrapartes.

En efecto, la tarde del miércoles se llevó a cabo una mesa de trabajo entre el Secretario de Gobernación, y representantes de algunas secciones del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación identificadas con la Coordinadora. En apariencia, la intención del gobierno federal era establecer vasos comunicantes con el magisterio disidente, para darle cauce a la problemática que existe en Oaxaca. Pero pareciera que en una táctica de ingenuidad —o de torpeza— infinita, para controlar una situación específica el gobierno federal no dio uno, sino varios pasos en reversa, en el manejo político de la educación en el país.

¿Por qué? En primer término, porque la Secretaría de Gobernación está relegitimando no a la Sección 22, sino a la CNTE como movimiento nacional. Éste, que parece un asunto de semántica SNTE-CNTE, en realidad tiene mucho de fondo. La razón, para cualquiera que esté medianamente enterado de la estructura magisterial, es evidente: el SNTE es el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, y a éste pertenecen las 61 secciones sindicales que existen en el país, incluyendo a la Sección 22, que no es la única en Oaxaca ya que también tiene reconocimiento pleno la Sección 59.

La CNTE, por su parte, es la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, que surgió a finales de los años setentas como una forma de articulación de varias de las corrientes contrarias al grupo dominante del SNTE. Como su nombre lo indica, la Coordinadora surgió para aglutinar y organizar a varios grupos en el sureste del país; y una vez que ocurrió la insurgencia magisterial de Oaxaca en 1980 —en la que los profesores oaxaqueños se rebelaron a las prácticas antidemocráticas del SNTE, al exigir y lograr su derecho de elegir libremente a sus propios representantes sindicales— la Sección 22 se identificó políticamente como parte de la Coordinadora.

De ahí que resulta un claro error ubicar como “Sección 22 de la CNTE” a la que en realidad es una más de las 61 representaciones sindicales del SNTE, además de que, orgánicamente, la Coordinadora no tiene secciones y tampoco tiene 22 o más, como para que el sindicato magisterial pudiera ser válidamente denominado como “Sección 22 de la CNTE”.

LEGITIMACIÓN EQUIVOCADA

Comprender cabalmente esta cuestión es importante al menos por tres razones:

Primera, que para la implementación de la reforma educativa —y todos sus efectos—, el gobierno federal interactúa con dos bloques: uno, que es inmensamente mayoritario y que pertenece al SNTE en unos 27 estados del país, y el otro, que son los maestros adheridos a la Coordinadora, que sólo tienen presencia en unas cinco entidades federativas;

Segunda, que si bien la Coordinadora es un movimiento regional en el sureste de la República, ésta tiene su propia agenda en cada entidad federativa esencialmente porque cada sección sindical en Oaxaca, Guerrero, Michoacán y Chiapas tiene su propia relación e intereses con los ámbitos de gobierno con los que interactúa.

Todo esto es relevante por la tercera razón, que se enumera a continuación: el choque entre la Policía Federal y el magisterio ocurrió en Oaxaca, con profesores y grupos políticos y de lucha social locales. Aquí, todas las acciones de protesta las emprendió la Sección 22 sin ayuda de las demás secciones magisteriales del país. Es duro afirmarlo, pero realmente quien sufrió los agravios de la brutalidad policiaca, y quien a su vez debe enfrentar las consecuencias de lo ocurrido el domingo 19 en Nochixtlán, es únicamente la Sección 22 sin la presencia de las demás representaciones de la Coordinadora porque éstas no eran parte de las acciones de lucha del magisterio oaxaqueño.

Así, considerando cada uno de esos puntos se puede llegar a una primera conclusión: que el gobierno federal se equivocó escandalosamente al sentarse el miércoles con una representación en pleno de la Coordinadora. Osorio Chong debió establecer diálogo con los directamente involucrados de la Sección 22 del SNTE.

No hacerlo, relegitimó a un movimiento político que ha demostrado reiteradamente no tener la posibilidad de alcanzar acuerdo alguno en el marco de la civilidad; esa relegitimación resulta, de sí, un agravio para todas las secciones magisteriales del SNTE que han actuado con institucionalidad en la implementación de la reforma educativa, y a las que ahora les están demostrando que es más premiada la dureza que la disciplina; y además, lejos de resolver el problema de Oaxaca, la interlocución con la CNTE es una garantía de inestabilidad por el dominio que tienen algunos grupos radicales de los liderazgos de la Coordinadora.

PLIEGO VORAZ

¿Que por qué afirmar todo lo anterior? Porque el gobierno federal no sabe por dónde abordar el problema, y porque la CNTE ya estableció coordenadas básicas de entendimiento —un abultado, insultante y retardatario pliego petitorio— sin ceder nada a la ciudadanía oaxaqueña que está —ésta sí— colapsada por el prolongado estado de sitio que nos impusieron como medida de fuerza.

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