Las cámaras empresariales ocupan de pretexto el conflicto de Oaxaca

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+ Inusitado interés de líderes empresariales por nuestra economía local


Las protestas del sector empresarial, por lo que ocurre en Oaxaca por el conflicto magisterial, ocurren en dos niveles paralelos pero con finalidades distintas: en el ámbito local, se encuentran los micro y pequeños empresarios que están devastados por la incertidumbre que priva en la entidad gracias a la beligerancia de la CNTE y la pasividad gubernamental; y en el ámbito nacional hay una protesta de las organizaciones de patrones y empresarios que utilizan el problema de Oaxaca para ajustar cuentas con el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, con quien ya estaban enfrentados. Por eso, no es solidaridad, sino conveniencias y oportunismo, lo que predomina en la relación del empresariado local y nacional de cara a las protestas de la Coordinadora.

En efecto, ayer finalmente sí se llevó a cabo el paro generalizado de labores al que llamaron varias organizaciones locales de comerciantes y empresarios de la entidad. Según cálculos realizados por los organizadores de dicha manifestación, al paro de labores se habrían sumado unos tres mil micro, pequeños y medianos comercios y empresas en varias regiones de la entidad, y éste tenía como finalidad mostrar la inconformidad de los sectores productivos con los términos en que el gobierno federal ha negociado con la Coordinadora, y en rechazo a la beligerancia magisterial y a la determinación del gobierno de permitirles todo tipo de excesos en contra de la ciudadanía.

En el plano nacional hubo un mensaje todavía más fuerte. Juan Pablo Castañón, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, pidió al gobierno federal sujetar el diálogo a principios y condiciones “muy concretas” para empezar a ponerle alto a las agresiones a la sociedad. “No podemos acabar este proceso con un arreglo efímero o parcial, y menos a un costo tan alto para la sociedad: pérdidas económicas y de empleos; descomposición institucional y social; posible freno a reformas necesarias y urgentes; mantenimiento de privilegios y prebendas obsoletos a costa de impuestos que son producto del esfuerzo de toda la sociedad”, advirtió.

Dijo que aún cuando la conciliación es indispensable “no habrá una solución contundente, perdurable y justa si se acompaña de la infracción de la ley y si se tolera que se violenten los derechos de los terceros (…) si se mantiene ese camino sólo se postergarán y heredarán los problemas y se recrudecerán o resurgirán, señaló en su mensaje semanal, que tuvo como tema central emplazar al gobierno federal a establecer una ruta de fondo para el conflicto magisterial del sureste del país —no sólo es Oaxaca— y a fijar fechas y acciones por realizar.

En apariencia hay un mensaje homogéneo de solidaridad y congruencia entre el sector empresarial local y los grandes centros patronales del país. Hay que diferenciar, sin embargo, entre el mensaje concreto enviado por los comerciantes y empresarios oaxaqueños, que se encuentran en una situación de ahogamiento por el prolongado conflicto entre el magisterio y el gobierno federal, y la oportunidad que vieron las centrales empresariales del país para continuar su propia agenda de conflicto con el gobierno federal, la cual rebasa por mucho la sola dimensión del problema de Oaxaca.

MIPYMES

La Ley para el Desarrollo de la Competitividad de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa, vigente en todo el territorio nacional, establece una estratificación base para la denominación de micro, pequeña o mediana empresa, según el número de trabajadores de cada una de ellas, en los diversos sectores generales de la economía.

Según esa Ley, en los sectores comercios, industria y servicios, una micro empresa es la que cuenta con hasta 10 trabajadores; en lo relativo a la pequeña empresa, dispone que en los sectores industrial y de servicios éstas son las que tienen hasta 50 trabajadores, y que en el rubro de comercio se consideran pequeñas las que tienen hasta 30 empleados.

Las medianas empresas son, en el sector industrial, las que tienen entre 51 y 250 trabajadores; y en el sector comercio y servicios son las que tienen hasta 100 trabajadores. Bajo esta denominación, y sin entrar en mayores detalles, puede verse que la inmensa mayoría de los comerciantes y empresarios de la entidad pertenecen a la categoría de la micro, pequeña y mediana empresa (Mipymes), que esencialmente no se encuentra agrupada en las grandes organizaciones de empresarios, como el Consejo Coordinador Empresarial, que se han venido manifestando denodadamente en contra de la forma en cómo el gobierno federal ha manejado el problema de Oaxaca.

En el fondo, resulta que los empresarios inusitadamente interesados en el manejo político del problema de Oaxaca, y en las afectaciones que padecen los llamados Mipymes oaxaqueños, en realidad enfrentan problemas mayores con el gobierno federal. En su agenda está, por ejemplo, la inconformidad por el incremento de las acciones recaudatorias por parte de la Secretaría de Hacienda, o la negativa del gobierno federal por impulsar una reforma anticorrupción verdaderamente encaminada a transparentar las relaciones de los servidores públicos y el interés nacional.

OAXACA, EN LA AGENDA

Lo relevante es que esto pone a Oaxaca en el centro de la agenda nacional. Lo importante, en esto, es que los empresarios locales no confundan la supuesta solidaridad de las cámaras nacionales; y que los grandes gremios patronales del país no actúen con vileza sólo para cobrar sus propias afrentas con el régimen del presidente Peña Nieto, sin reconocer el drama económico de Oaxaca.

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