¿Por qué a la ciudadanía no parece interesarle el drama magisterial?

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Indiferencia

+ Ciudadanos, aislados; sólo hasta que son afectados quieren solidaridad


Es muy grave que en Oaxaca, frente al problema magisterial, los ciudadanos estemos solos, aislados y disgregados. Esto es así, porque tal parece que además del grave problema que representa la inconformidad de los trabajadores de la educación, entre todos los sectores productivos y de la ciudadanía sólo nos estamos profesando mezquindad mutua. Es fuerte decirlo, y aceptarlo, pero tal parece que aparentamos que nos preocupan los problemas públicos, pero sólo cuando somos afectados. Cuando no, dejamos que esos asuntos públicos corran como si fuéramos ajenos a ellos.

En efecto, hoy la educación es ejemplo de esa mezquindad mutua entre ciudadanos, aunque claramente no es el único. Como ciudadanos, parecemos haber olvidado que los asuntos públicos tienen ese carácter —de “públicos”— justamente porque son los que nos involucran a todos por igual, independientemente de nuestra condición social, económica, política o intelectual. Si comprendemos a cabalidad dicho concepto, entonces entenderíamos también la existencia de una sociedad civil interesada por los problemas comunes, independientemente de si se ve o no involucrada su esfera personal, familiar o social.

El problema en Oaxaca es que, en los momentos más determinantes, esa sociedad civil parece reducirse a un espejismo. Entendemos que hay sociedad civil, pero resulta que sólo nos interesa que ésta se vea cuando se trata de la realización de labores sociales o de altruismo, o cuando en un profundo acto de mezquindad, los políticos aparentan convertirse en integrantes de la sociedad civil —esa masa amorfa tan escandalosamente mal comprendida en nuestra sociedad— para brindarse un rostro ciudadano, y así alejarse —también en apariencia— del mal fario de los partidos y de sus intereses… hasta conquistar un cargo público, y entonces olvidar el supuesto cariz ciudadano obtenido a través de la labor social interesada.

Fuera de esos supuestos, todo se reduce a la inexistencia de la sociedad civil organizada, y a la incapacidad de comprender que esa sociedad civil debería actuar independientemente de los intereses políticos, de las poses, y hasta de las necesidades exclusivas de los sectores vulnerables, para entender que esa sociedad civil —simplemente reducida al concepto de ciudadanía organizada— tendría que actuar frente a los problemas públicos. Sí, frente a esos problemas que son de todos, que afectan a todos, y que por eso requieren la atención de todos.

No existe en Oaxaca ejemplo de lo anterior, porque hasta las organizaciones altruistas tienen como límite los intereses de quienes los financian, las conveniencias de quienes las integran, y las posibilidades de obtener un lucro político. Y eso no sería problema, si en medio de todo eso no hubiera grandes problemas —como el magisterial— que nos afectan a todos independientemente de si somos maestros o no, si somos empresarios o no, o si enviamos o no a nuestros hijos a instituciones educativas del sector público.

NO HAY CIUDADANÍA

A los maestros les importa un carajo la ciudadanía, y eso mismo le sucede a la Iniciativa Privada, no respecto a los profesores, sino a la ciudadanía y los asuntos públicos. ¿De qué hablamos? De que vilmente, los trabajadores afiliados a la Sección 22 del SNTE aseguran que luchan por el pueblo de Oaxaca, cuando groseramente pelean por sus privilegios, por su “estabilidad” laboral, por la inaplicación de la evaluación a los docentes, y por la preservación del estado de cosas que los privilegia. ¿La educación pública, laica y gratuita que dice la Constitución? Esos postulados, frente a las escuelas cerradas, es evidencia de que les importa un comino.

Pero lo mismo pasa con la IP, que todos los días reclama a la Sección 22 por los daños que le ocasiona a la educación. Sin embargo, antes de que la 22 iniciara sus jornadas de protesta, ¿cuándo vimos a una iniciativa privada pujante, incidiendo en la discusión pública sobre la educación, haciendo ciudadanía, o preocupándose por el drama que viven cientos de miles de niños y jóvenes, a los que las acciones de lucha del sindicato magisterial les están cancelando la posibilidad de un futuro digno, y de posibilidades de desarrollo que al menos les permitan superar sus condiciones actuales? No los vimos nunca.

Y es que a todos debería preocuparnos lo que, finalmente, nos involucre directamente o no, nos afecta a todos. ¿No nos afecta el hecho de que, en general, Oaxaca tenga un problema por la deficiente educación que reciben o nuestros hijos, o los hijos del vecino, lo que provoca un problema generalizado de ignorancia, de incompetencia, de subdesarrollo, de marginación y de segregación? ¿No nos afecta a todos que haya niños que superan por inercia la educación básica, y que fracasan en la educación media superior, porque no saben leer y porque ni siquiera logran comprender los signos que casi mecánicamente aprendieron a traducir en palabras?

…Y TAMPOCO HAY FUTURO

Esos, finalmente, serán los ciudadanos de mañana. Serán los empleados de la IP. Serán la herencia del magisterio. Serán también las personas que supuestamente sacarán adelante a nuestro estado. ¿No es este, entonces, un problema generalizado? Por eso mismo debería preocuparnos a todos, siempre, y no sólo cuando nos afecta en el bolsillo, en las amistades o en los intereses.

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