Inicio de clases: ocurra o no en tiempo, ¿quién es el responsable?

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+ No debe ser victoria del gobierno o de CNTE, sino de las personas


El inicio del ciclo escolar está en vilo, y ante los hechos ni el gobierno federal, ni la Coordinadora, pueden decir que van ganando la batalla. Como ha ocurrido en otros años —cuando los conflictos políticos rebasan las garantías educativas— los padres de familia terminan únicamente comprometidos con sus hijos, y con sus problemas. El ciclo iniciará, en efecto, pero lo hará en medio de una crisis potencial en la que la ciudadanía deja de creer cada día más en el gobierno, pero también en los otrora “apóstoles de la docencia”, y opta por la educación privada.

Esa es parte de la tragedia que vive esta entidad. Aquí viven y actúan los aparentes defensores de la educación pública y de los derechos de los trabajadores de la educación. En Oaxaca, como rehén, el gobierno federal se está jugando también su futuro como régimen y como grupo político que, naturalmente, desea trascender al gobierno del presidente Enrique Peña Nieto. Oaxaca, por ende, termina siendo una especie de escenario de guerra en el que dos cúpulas, la magisterial y la gubernamental, se están jugando su resto sin importarle demasiado los problemas que se generen a ras de tierra. Como en todo conflicto, pareciera que las víctimas colaterales son parte del daño con el que el los grupos en pugna están dispuestos a cargar.

El problema es que para las personas —usted, el autor de este espacio, o cualquiera— el problema se traduce en la falta de opciones para la educación de sus hijos. En esa lógica, el problema real radica en que la crisis magisterial está orillando a muchas personas a realizar esfuerzos verdaderamente heroicos por pagar por instrucción privada para sus tutorados por la sencilla razón de que el gobierno y el magisterio no alcanzan a ver que los niños y jóvenes son quienes deberían estar en el centro de la discusión, y no los intereses y mezquindades por los que tienen de rodillas a Oaxaca.

Hoy las cifras simples son alarmantes. Pues del tradicional “millón 300 mil” alumnos que acudían a escuelas de gobierno a recibir instrucción preescolar, primaria, secundaria y preparatoria, hoy no quedan más de 800 mil. ¿A dónde se fue ese medio millón de estudiantes?

La realidad indica que esos estudiantes no desaparecieron, ni que la cifra disminuyó por algún efecto de contracción demográfica. Más bien, todo apunta a que alrededor del 30 por ciento de la matrícula de las escuelas públicas en Oaxaca se fue a instituciones privadas, para intentar suplir las deficiencias de esa educación que imparte el Estado, con instrucción en centro escolares no perturbados por la intransigencia magisterial, o las torpezas gubernamentales.

CONFLICTO DE CÚPULAS

La Sección 22, la CNTE, y el gobierno federal se están jugando sus respectivos restos en este arranque del ciclo escolar. El Presidente de la República ha asegurado que confía en que el ciclo escolar iniciará. La autoridad educativa estatal insiste en que habrá clases a partir del próximo lunes, pero en realidad no tiene ninguna certeza ni siquiera de cuántas escuelas verdaderamente podrían abrir y arrancar el curso.

En el fondo, uno y otro ámbito de gobierno terminarán lavándose las manos frente al fracaso en el arranque del ciclo escolar, gracias a que toda la educación privada —boyante en Oaxaca— sí iniciará el curso normal, porque es ajena totalmente al conflicto y porque, de hecho, le beneficia que continúe este problema.

No obstante, el problema de fondo continúa porque éste radica en que las personas siguen batallando para encontrar educación de calidad, justamente en la entidad donde se está dirimiendo la batalla nacional sobre ese tema. El gobierno federal, el de Oaxaca —que ha asumido el papel de espectador frente al conflicto— y la Sección 22 están en realidad jugando un esquema de vencidas políticas que esencialmente no pasa por el verdadero problema educativo.

Todos juntos están dirimiendo su futuro como grupos de poder. El magisterio está aprovechando el momento político que vive gracias al desastre de Nochixtlán, que lo reposicionó y le permitió el diálogo al más alto nivel, para poner nuevamente en marcha su vieja estrategia de presión-negociación-presión para tratar de maximizar los efectos de sus exigencias; el gobierno federal está tratando de demostrar —en un verdadero salto al vacío— que tiene capacidad de diálogo y de conseguir acuerdos sin tener que recurrir a la fuerza pública.

El problema es que consiguió al peor interlocutor posible, porque la Coordinadora —y más, teniendo como base de diálogo las experiencias y las tácticas de la Sección 22 del SNTE— ha tenido la característica de la intransigencia tan a flor de piel como es posible imaginarlo. Por eso, mientras la federación se empeña en decir que dialogará hasta el cansancio antes de tomar otras medidas, la Coordinadora anuncia que no habrá inicio de ciclo escolar. Se juegan sus proyectos, sin que eso implique que les interesa la educación en Oaxaca.

CORRESPONSABLES

Por eso el inicio del ciclo escolar representa un golpe más a la gente, que ni al gobierno ni al magisterio les interesa. Ellos están en su agenda política, e involuntariamente están alimentando los problemas de la ciudadanía para conseguir una educación medianamente de calidad. Hay un espacio vacío, ocupado únicamente por la mezquindad, en el que los problemas de unos no les interesa a los otros.

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