Adrián Ortiz Romero Cuevas
La capital oaxaqueña vive tiempos complejos. Oaxaca de Juárez está sumergida no sólo en una serie de problemas sustantivos que no encuentran una solución pronta y posible, sino que además es blanco de una encarnizada lucha política que tampoco tiene un derrotero claro. Si antes la refriega era entre partidos y grupos políticos, hoy resulta ser una lucha endogámica en la que, casi con cualquier resultado, resulta ser igualmente oprobiosa para la capital oaxaqueña.
En efecto, Oaxaca de Juárez enfrenta problemas por demás complejos. Aunados a los temas recurrentes como el crecimiento sostenido del ambulantaje o la inseguridad, hoy vemos que la ciudad además enfrenta nuevos flagelos como la incapacidad de manejar los desechos que todos los días se generan entre la población, o la inmovilidad institucional que genera un caos cotidiano en una ciudad que no tiene opciones para crecer y tampoco posibilidades de encontrar un panorama más favorable.
Francisco Martínez Neri, el actual edil, se ha enfrentado a un adversario particularmente complejo. Es un político que ha nadado continuamente en contra de la corriente, pero hoy en día los costos de sus afinidades y aversiones políticas las paga la capital oaxaqueña. ¿Por qué? Porque la 4T en Oaxaca no admite titubeos y castiga severamente las formas independientes de pensar. Martínez Neri no ha sido un aplaudidor incondicional del régimen y sus intereses, y eso le ha conllevado serios problemas relacionados con la gobernabilidad de la capital oaxaqueña.
¿Por qué? Porque por un lado está comprometido con el reparto de las posiciones municipales entre los distintos grupos que participaron en el proceso para que él fuera presidente municipal. Por otro lado, porque varias de las soluciones más relevantes que necesita la capital oaxaqueña pasan por la intervención del gobierno estatal que, a todas luces, no lo mira con buenos ojos. Si a todo ello agregamos una serie de problemas sustantivos y propios de la capital oaxaqueña, lo que tendremos es un resultado casi espeluznante.
Oaxaca de Juárez enfrenta diversos problemas que necesitan abordarse integralmente. El más urgente ha sido el del manejo de la basura. El cierre del basurero municipal ubicado en territorios de Zaachila atrajo una serie de situaciones que no han podido ser resueltas. El gobierno municipal sigue contratando transportes y servicios de tiraderos externos para solventar la acumulación de basura en la capital.
Pero hasta el día de hoy no existe un derrotero definitivo para los cientos de toneladas de basura que se generan todos los días en la capital. ¿Cuál es el costo de esas decisiones emergentes? No lo sabemos, ni en cuanto a lo social y mucho menos en lo económico. Lo que sí sabemos es que mucho de esto pudo no haber ocurrido de no intensificarse las diferencias entre los mismos integrantes de la 4T en Oaxaca.
Y es que la Villa de Zaachila también es gobernada por un político de Morena; pero él mismo le cerró a Oaxaca capital la puerta del tiradero. Más de un año después de esa decisión, no hay una sola piedra colocada del tan prometido Centro Integral de Residuos; pero la capital sigue teniendo problemas y necesidades que no pueden ser resueltas en las arenas políticas.
Debería haber un programa emergente y consensado de alternativas de solución para problemas comunes. Pero parece que cuestiones como la basura, el ambulantaje, la inseguridad y demás, son problemas que les son ajenos a todos los funcionarios de la llamada “primavera oaxaqueña”, siempre que no les toque la mala suerte de padecerlos.
LA CIUDAD PAGA EL COSTO
La capital, los habitantes, y los amantes de la capital oaxaqueña, sabemos que el costo por pagar en el ejercicio de la política es siempre alto. Han pasado políticos de prácticamente todos los partidos políticos por la presidencia municipal, pero la ciudad capital sigue sosteniendo sus carencias y debilidades que se agravan a cada momento. Acaso la mayor de ellas es la inseguridad, aunque hoy igualmente podría ser la basura, el ambulantaje, la informalidad y la excesiva permisividad de la autoridad frente a todos aquellos que pretenden pasar por encima del orden público.
¿Martínez Neri podría tener un mejor panorama que el que tuvo Luis Ugartechea —por citar un ejemplo—, cuando siendo militante distinguido del PAN permitió que pasaran tantas cosas en la capital, fundado en el hecho de que el gobernador era de facción y de otro partido político? El problema hoy es aún más grave: Martínez Neri y Salomón Jara se supone que militan en el mismo partido, pero queda claro que eso no significa que vayan a colaborar o a tener sinergias espontáneamente positivas. Cada uno responde a sus intereses. Pero la capital es quien paga el costo.
¿Por qué? Porque la ciudad tiene cada vez menos posibilidades de crecimiento, pero sí de permisividad para la creación de nuevas redes relacionadas con actividades ilícitas. Tiene menos orden, pero sí tiene aún espacio disponible en parques y jardines, para que crezca el ambulantaje o el consumo de sustancias que hasta hace muy poco estaban prohibidas. Junto a ello está lo relacionado con la inseguridad. Hoy ese rubro está imparable, máxime que siguen disfrazando la delincuencia común con el crimen organizado.
El manejo de los residuos sigue siendo un problema cotidiano. Lo más preocupante es que no hay una convicción interinstitucional para resolver este problema. Lejos de eso, el gobernador está impulsando la posibilidad de que el problema se alargue para que lo termine resolviendo alguno de sus aliados después de los comicios de junio próximo. El problema es que cualquiera de los aspirantes morenistas a relevar a Martínez Neri, y el mismo munícipe capitalino, ya no son hoy una garantía de algo positivo para la capital.
¿Luis Alfonso Silva Romo tiene alguna solución sustantiva? No. Sólo tiene el apoyo gubernamental para ser la pieza que releve a Martínez Neri, pero no es alguien que represente o haya planteado soluciones posibles para algunos —pues pensar que para todos ya sería avaricia— los problemas de la capital oaxaqueña. Tampoco lo es Pavel López, Maribel Martínez, Haydé Reyes, o cualquier otro que intente presentarse como obradorista para sacar raja del proceso. A los priistas, panistas y demás, ya ni los mencionamos.
Al final, los que pagamos el costo final somos los oaxaqueños que vemos una ciudad cada día más compleja y con menos oportunidades de solución. La capital no debería seguir siendo rehén de las mezquindades, de los cálculos políticos y mucho menos de la ignominia. Continuaremos.
EPITAFIO
El pasado 13 de enero se realizó la asamblea electiva de la nueva dirigencia de la Asociación de Periodistas de Oaxaca, Asociación Civil. Ganaron los consensos a favor de la unidad del gremio y la primacía de la voluntad de los asociados presentes en la Asamblea. El autor de este espacio resultó favorecido con el mandato de uno de los tres espacios que conforman la dirigencia. Haremos nuestro mejor esfuerzo. Gracias por la confianza.
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