¿El gobierno federal está de veras comprometido con el rescate del IEEPO?

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S22

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El diálogo maquineo que hoy sostienen el gobierno estatal y la Sección 22 del SNTE, les ha impedido reconocer que en los matices está la clave de lo que se está haciendo bien, pero sobre todo de lo que está fallando. En su diálogo de sordos no alcanzan a ver que el riesgo para todos se encuentra en el arranque del ciclo escolar. Pues si la 22 peca de ingenua al creer que habrá boicot total al ciclo 2015-2016, el IEEPO —y quienes están detrás de él, en su supuesta “reconformación estratégica”— fallan al suponer que el ciclo escolar irremediablemente iniciará sin contratiempos.

En efecto, hoy el gobierno estatal y la dirigencia de la Sección 22 se encuentran trabados en un diálogo sin derroteros visibles. El gobierno estatal sostiene que no negociará nada con el magisterio, y que sólo está dispuesto a dialogar con el sindicato siempre que éste sea abierto y transparente; por su parte, la 22 insiste en su posición añeja de oponerse a las reformas estructurales y a la reconformación del IEEPO, únicamente como medio para esconder su verdadera intención, que es la de doblar al gobierno estatal para que negocien cuestiones que ellos mismos no han especificado. En esas posiciones irreductibles ambos bloques parecen haber perdido toda capacidad de análisis.

¿De qué hablamos? De que la principal preocupación de ambos debe ser, primero, lo relacionado al inicio y desarrollo del ciclo escolar siguiente; y segundo, el futuro del IEEPO no únicamente por su función administrativa, sino como el emblema de la afrenta entre el Estado mexicano y el magisterio por el control educativo.

En lo relativo al inicio del ciclo escolar, hoy nadie tiene certeza porque tanto maestros como autoridades educativas tienen que esperar a la siguiente semana, cuando comienzan los preparativos del inicio de clases en los centros escolares. Hasta que eso no ocurra, y no vean —gobierno y sindicato— cuántos profesores y personal administrativo verdaderamente llegan a trabajar, ni el gobierno ni la Sección 22 tendrán certeza alguna de las acciones que emprenderán luego del 24 de agosto, o para declarar un paro general, o para conjurar las amenazas, o para iniciar las sanciones y traer personal sustituto de otras entidades federativas.

Respecto al futuro del IEEPO, tanto el gobierno como la Sección 22 comienzan con sendos fracasos airados. ¿Por qué? Porque, por ejemplo, si el magisterio pretende obligar al gobierno a negociar los términos de la reforma al IEEPO con supuestos cercos de veinte personas —como lo hizo en su reciente anuncio, materializado con todo fracaso en las acciones de ayer— lo único que será es provocar lástima y seguir perdiendo fuerza y capacidad de negociación, frente a un gobierno estatal que se siente “fortalecido” con esas acciones.

Pero en esa misma lógica, el gobierno estatal también debe ser más cuidadoso. Nada ha lastimado más a la nueva conformación del IEEPO, que los señalamientos por inexperiencia, por reciclaje y por amiguismos que han surgido en las últimas semanas. Pareciera que nadie se encargó de vigilar que la reformación del IEEPO fuera verdaderamente un proceso cuidado e integral, que creara confianza a partir de su sola conformación y de los nombres incluidos en su nueva estructura. El problema es que, de entrada, no hubo un solo nombre, uno, que generara certidumbre sobre la capacidad de relanzar al IEEPO hacia la expectativa generada, o que fuera indicio de que verdaderos expertos se estaban haciendo cargo del nuevo Instituto educativo.

Nada en realidad. Lejos de eso, los nuevos funcionarios resultaron ser producto del reciclaje, electos a partir de criterios que nadie conoció, y sin brindar certidumbre alguna de que podían con la responsabilidad que se les encargaba. Por eso las primeras tareas del nuevo IEEPO han sido desastrosas, y han demostrado una incapacidad preocupante.

Nadie ni nada exhibió más a los nuevos funcionarios del Instituto, ni los puso en la senda de la derrota, tanto como las filtraciones de la semana previa, los cuestionamientos imposibles de refutar, y la incertidumbre sobre el inicio escolar, que para ellos ha sido el común denominador de las semanas recientes.

¿Y EL GOBIERNO FEDERAL?

Cuando se anunció la extinción del llamado “viejo IEEPO” vino a Oaxaca el Vocero de la Presidencia de la República, y los titulares de las Secretarías de Educación Pública y Desarrollo Social, para respaldar la decisión anunciada por el gobernador Gabino Cué Monteagudo. Cuando se anunció la refundación del Instituto, se dijo que esto se haría en un marco de coordinación entre los dos niveles de gobierno, refrendando lo que dice la Constitución, en el sentido de que la educativa es una facultad concurrente de la federación, los estados y los municipios. La pregunta, frente a todo esto, sigue siendo ¿dónde quedó el gobierno federal en este proceso que políticamente es vital para el Estado mexicano?

La pregunta no es ociosa. Pues no se trata de que la federación venga a suplir las responsabilidades que le corresponden al gobierno estatal respecto a la reforma educativa, pero sí de que si este anuncio constituía la respuesta del gobierno federal al cuestionamiento de dónde había quedado la fuerza del Estado mexicano luego de la fuga del Chapo Guzmán, lo menos que debió hacer es estar vigilando no sólo el momento del anuncio, sino toda la implementación del llamado “nuevo IEEPO”.

Y es que muchos pensamos —y no era una posibilidad descabellada— que el gobierno federal enviara personal específico para reforzar la ingeniería reconstitutiva del IEEPO. Esto, según los hechos, no ocurrió. Pues de haber sido así, entonces el gobierno estatal no habría cometido tantos errores como con los que ha venido trastabillando en su intento por echar a andar la maquinaria educativa teniendo a un sector —el radical— de la Sección 22 en contra.

CONTRADICCIONES

Pareciera, entonces, que el gobierno federal toma y deja el federalismo según sus conveniencias. Lo asaltó, al forzar la decisión de la extinción del viejo IEEPO; pero ahora inusitadamente pretende “respetarlo” —y dejar a Oaxaca a la deriva— ahora que se necesitaba más que nunca su colaboración y vigilancia para asegurar la supervivencia y el éxito del nuevo instituto educativo, y para garantizar el arranque del próximo ciclo escolar independientemente de las condiciones sociales o políticas que se presenten. Pero todos parecen extraviados. ¿Entonces?

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