Martes 30 de enero de 2024
Adrián Ortiz Romero Cuevas
Cuando Alejandro Avilés Álvarez fue ungido como candidato a la gubernatura, pocos elementos aportaban a la idea de que él sí podía ganar la elección de Gobernador de 2022 en Oaxaca. El Comité Ejecutivo Nacional del PRI, en esa ocasión, engañó a todos con la verdad: el entonces Gobernador Alejandro Murat, con el aval de la dirigencia nacional del tricolor, había alcanzado un acuerdo con Morena para entregarle la gubernatura en las urnas, y por la vía democrática. Era necesario poner a un candidato que garantizara el resultado ya previsto en la mesa de negociación. Y así sucedió. Hoy, pretenden repetir la dosis con aquellos que todavía creen que las decisiones se toman a favor del partido, y no de los intereses de la cúpular tricolor.
En efecto, la semana pasada se anunció que María del Carmen Ricárdez Vela y Orlando Acevedo Cisneros, serán los abanderados del tricolor en la fórmula para el Senado. En ese mismo contexto, se filtraron las listas tentativas de quiénes podrían ser los candidatos a las diputaciones federales. Y más recientemente se publicó la relación de los que serán candidatos al Congreso federal por la vía de la representación proporcional. ¿El resultado común? Que, de nuevo, la cúpula priista —que sigue siendo dominada por el consorcio entre el muratismo y el dirigente nacional Alejandro Moreno— sólo vio por sus intereses; y que para ello utilizarán nuevamente a quienes aún creen que ese partido representa una opción democrática.
¿Quién en su sano juicio postularía a Orlando Acevedo como candidato al Senado? Es cierto, tiene derechos políticos y una larga trayectoria como militante priista, siempre en las responsabilidades de la operación y la ingeniería electoral. Es una de las hechuras de Alejandro Avilés; y ellos dos, y todos los de su clan, fueron entrenados por Roberto Madrazo en diversos procesos electorales de Oaxaca y Tabasco. Acevedo no cuenta en su haber con algún otro mérito. Ni siquiera como servidor público. Y más allá de eso, lo que queda claro es que nuevamente lo mandaron al toque de sacrificio —como en su momento lo fue Alejandro Avilés respecto a la candidatura a Gobernador— para llenar el espacio con alguien incondicional, sí, pero que también garantiza una votación intrascendente.
En un tenor diferente, pero con la misma intención de afianzar espacios para los incondicionales, Ricárdez Vela fue encaminada gracias a una serie de factores políticos que se le alinearon a favor, pero con un futuro incierto ante la evaluación de la militancia. Y es que Ricárdez fue por varios años representante de la CNOP en Oaxaca; desde ahí consolidó su relación con la dirigente nacional de ese sector priista Cristina Ruiz Sandoval —hoy candidata plurinominal al Senado, en una mejor posición que personajes como el ex gobernador de Sonora Manlio Fabio Beltrones.
Desde la pasada elección federal se barajaba la posibilidad de que la oaxaqueña pudiera ser considerada en la lista de candidaturas plurinominales, en la cuota que le corresponde al sector popular del PRI. En aquel entonces no lo logró. Pero ahora, esa conjunción de relaciones políticas y su afinidad con el muratismo —que, aunque agazapado, sigue siendo influyente en el PRI, luego de que el ex gobernador Alejandro Murat renunciara a su militancia, y de que, derivado de ello, José Murat se fuera por la puerta de atrás de la Fundación Colosio— terminaron llevándola a la primera posición en la fórmula de candidatos al Senado… aunque nada le garantiza si quiera que alcance la votación necesaria para acceder a la cámara alta por la primera minoría.
LA MILITANCIA, DE NUEVO DESDEÑADA
Lo dijimos en entregas anteriores: los candidatos del PRI a diputados federales en Oaxaca por el principio de mayoría relativa son personajes de segunda o tercera línea, a los que mágicamente ahora se les abrió la posibilidad de competir. ¿Por qué? Porque hoy menos que nunca hay alguna certidumbre de que puedan ganar. Aquellos priistas que se sentían con derecho de sangre para ser postulados y para ocupar los cargos, hoy en día están agazapados esperando un mejor momento, luego de intentar, fallidamente, pujar para aparecer en las listas de representación proporcional.
Lo más paradójico es que a todos por igual, su partido les dio la espalda: la única oaxaqueña que apareció postulada en una candidatura plurinominal fue la ex panista Eufrosina Cruz Mendoza. ¿Quién avaló su postulación? De nuevo, la dupla Murat-Moreno Cárdenas, pasando por encima de todos aquellos que creían que tenían alguna posibilidad de ser considerados dados los “servicios” prestados en otros tiempos a su partido.
Francisco Ángel Villarreal, es cierto, apareció en la lista plurinominal pero como relleno. Siendo el noveno de la lista nacional, tiene prácticamente nulas posibilidades de acceder a la cámara alta por los porcentajes de votación. Vale apuntar que en el antecedente inmediato —la elección federal de 2018—, se puede ver que el resultado total de la elección sólo permitió el acceso a los primeros seis candidatos a senadores de la lista del tricolor.
Incluso, ni siquiera a Alejandro Avilés le alcanzó para aparecer en alguna postulación federal, dado que está impedido por el artículo 32 de la Constitución local para ser nuevamente candidato plurinominal a una diputación local. Sabe, además, que la aventura por una candidatura de mayoría sería tan incierta, como los resultados que ha obtenido cada que lo han puesto a competir por los votos. Después de postularlo para perder, sus antiguos impulsores lo dejaron en la nada.
¿El resultado? Un nuevo asalto en despoblado frente a quienes aún creen que el PRI representa causas, antes que intereses. Queda claro que nada les preocupa a los manejadores del PRI más que mantener los pocos cotos de poder que puedan sostener, y valerse de los resultados y las combinaciones nacionales para sacar dividendos de la franquicia que les dieron en préstamo.
No hay, lamentablemente, un solo reflejo de preocupación o cercanía por la militancia priista o empatía con los ciudadanos. No les importa. En el fondo, pretenden que Xóchitl Gálvez capte muchos votos sólo para afianzar a sus intereses, pero no para que la hidalguense se convierta en presidenta. De hecho, parece que es lo que menos les importa.
LAS OTRAS CANDIDATURAS, INVISIBLES
Más que su militancia o su vecindad en Oaxaca de Juárez, a Martín Vásquez Villanueva lo anima en su aspiración para convertirse en candidato a Presidente Municipal de la capital oaxaqueña, su relación con el dinosáurico dirigente priista Augusto Gómez Villanueva. Lamentable que, en tiempos de crisis, nuevamente se vea cómo predomina la rapiña y no la solidaridad entre los que fueron parte de un partido que fue influyente, pero del que ya no queda nada.
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