La sucesión en la UABJO es operada desde el gobierno

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+ Helmes entrega el poder a cambio de una subsecretaría


Esta será la semana que defina el rumbo de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca. La carrera por la rectoría rebasó por mucho el mero interés universitario, y hoy se encuentra instalada en el intento abierto de generar una extensión del gobierno estatal en la administración universitaria. El rector saliente, Eduardo Martínez Helmes, ha recibido ayuda oficial para hacer declinar a algunos de los competidores de su candidato, y podría también recibir algún tipo de premio político si logra que su grupo retenga la rectoría por cuatro años más.

En efecto, la Universidad es caja de resonancia de lo que ocurre en Oaxaca, y a partir de eso podemos entender esta competencia por la rectoría, que ocurre a menos de un mes de que ocurran los comicios estatales. En ese sentido, el rector Martínez Helmes está buscando la forma no sólo de transmitirle el poder universitario a alguien de su grupo político, sino también de preservar las relaciones —y los intereses— de poder que estableció con gente cercana al gobierno estatal. Estas cuestiones resultan determinantes para entender a qué nivel tratarán de llevar la batalla electoral en los días próximos.

Martínez Helmes, está tratando de retener el poder, más allá de las razones que pudieran considerarse como “naturales”. En un primer plano, dentro de la Universidad es bien sabido que enfrenta un grave problema de comprobaciones ante la Auditoría Superior de la Federación, por una suma superior a los 50 millones de pesos sólo del ejercicio presupuestal de 2013. A partir de eso, se puede entender que Martínez Helmes no sólo quiera heredarle el poder a alguien de su grupo por una cuestión de naturaleza, sino porque ello le garantizaría ciertas comodidades en la comprobación de los recursos que hasta ahora aparecen como faltantes.

No obstante, hay más. Martínez Helmes entabló relaciones de intereses económicos con gente cercana al gobierno estatal y, se dice, que juntos han aprovechado sus responsabilidades y presupuesto para generarse beneficios particulares. Sólo de esa manera puede entenderse que, por ejemplo, al ex dirigente del STAUO, Amilcar Sosa Velasco lo hayan “convencido” desde el gobierno estatal no sólo de abandonar la postura crítica que era bien conocida en contra del rector Martínez Helmes y su familia, sino incluso de declinar en sus aspiraciones políticas a favor del candidato de la rectoría, Eduardo Bautista Martínez.

¿Cómo lo lograron? Fuentes de la propia universidad afirman que fue determinante la intervención del operador financiero del gobernador Gabino Cué, Jorge Castillo Díaz, quien habría llevado hasta la Ciudad de México a Sosa Velasco para manifestarle su interés porque se sumara al trabajo político de Eduardo Bautista, el candidato del Rector.

¿Cuál habría sido el mecanismo de “convencimiento”? Primero, ofrecerle el pago de un bono de actuación por una cantidad superior a los cinco millones de pesos. Segundo, “recordarle” la existencia de varias órdenes de aprehensión libradas en su contra. Y, tercero, el amague con hacerlas efectivas de no cumplir con sus pretensiones.

Sólo así se puede entender la forma en la que Sosa Velasco dejó atrás todas sus convicciones y, sin el menor pudor, fue a levantarle la mano al candidato de la familia Martínez y a “sumarse” al trabajo del grupo político del que por años —y hasta un día antes— fue su crítico más puntilloso.

PREMIO A HELMES

Toda esa dinámica tiene un punto más, del que también se habla ya en la Universidad: de consumarse una sucesión provechosa para los intereses de la familia Martínez (Eduardo Martínez Helmes, el rector; su padre, Abraham Martínez Alavés, líder del grupo político; y todo el clan familiar que ocupa diversas responsabilidades en la administración universitaria), el rector Martínez Helmes sería premiado al menos con una subsecretaría en el gobierno estatal.

De hecho, esa sería la forma de permitirle una salida digna del cargo y enrolarlo en una dinámica política distinta, para permitirle crecimiento más allá del ecosistema universitario. Dicho cálculo, tendría como base que también el grupo gobernante actual lograra también perpetuarse en el poder a través de su candidato, José Antonio Estefan Garfias, y entonces así mantener, primero, el control universitario —presupuestal y político— a través de un rector fachada en la figura de Eduardo Bautista; segundo, la ruta para que Martínez Helmes creciera políticamente, por primera vez fuera de la UABJO; y tercero, tener a salvo la conveniencia de los negocios y la facilidad de las comprobaciones.

Al final, por eso es tan claro por qué el gobierno está fungiendo como facilitador en la negociación con los adversarios políticos del rector Eduardo Martínez Helmes. La Universidad pretende ahora ser vista como una extensión del gobierno, aunque eso ponga nuevamente en la picota una discusión —aparentemente superada— sobre la autonomía universitaria. Al final, por sobrevivir, los Martínez pretenden entregar nada menos que el mayor baluarte moral de la Universidad, con tal de no perder el poder.

PORRISMO

De hecho, aseguran que ayer en el edificio central de Rectoría, hubo una especie de pase de lista entre diversos dirigentes porriles, a quienes ya les comenzaron a suministrar recursos económicos como preparativo para el robo de urnas, el día de la jornada electoral universitaria. Ahí, uno a uno, desfiló la crema y nata del porrismo para estar listos para lo que pueda ofrecerse el viernes.

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