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El torbellino y la basura

Gibrán Ramírez Reyes

Toda revolución supone la destrucción de las formas de dominación existentes para iniciar la construcción de un orden nuevo aparentemente mejor. Sin embargo, el proceso de demolición es como un torbellino que, según Enrique Flores Magón, levanta la basura: políticos aduladores sin convicciones revolucionarias que sólo se mueven al impulso del remolino transformador con tal de mantenerse en lo alto.

Flores Magón escribía sobre el torbellino y la basura en 1925, mientras veía que los políticos repetían las máximas revolucionarias al mismo tiempo que traficaban con el bienestar de los demás para satisfacer el propio. Bajo el discurso de la transformación, ofrecían todo sin cumplir nada, sin remediar los males de la gente que seguían en aumento: pobreza, violencia, inestabilidad. Con pesar, Flores Magón veía que del ideal “los pobres son la fuerza” –expresado por su hermano Ricardo– quedaba realmente poco, pues, aunque desde el poder se “hablaba radicalmente y se expedían decretos anodinos, dizque para mejorar la condición de los de abajo” seguían las cenas de amigos con los grandes empresarios y se solapaba, a cambio de reverencias, a las “sanguijuelas públicas que chupaban la sangre del pueblo” y que en el fondo querían vivir en el poder como “en los buenos tiempos porfiristas”. Con tristeza, anotaba que mientras muchos de los compañeros revolucionarios habían muerto sin ver concretados sus ideales, otros se habían encanallado y postrado ante la basura al parecer triunfante. 

Flores Magón era, sin embargo, optimista: veía que en medio de la polvareda las ideas avanzaban, pues ante el engaño y la injusticia surgía la rebeldía de aquellos que anhelan la libertad y realmente mejorar las condiciones de vida de los desheredados. Abajo engrosaban las filas revolucionarias y se extendían los valores del cambio y la convicción de que la transformación debía concretarse de una manera u otra. A la revolución le inyectaban vitalidad todos aquellos convencidos de que para caminar por la vida no se necesita de un “arriero como los asnos, que les curta el cuero a palos”, sino autenticidad y firmeza en los valores revolucionarios. Por todo el país había gente amante de la libertad que, más tarde que temprano, corregiría el rumbo de la nación y llevaría el cambio a buen puerto. Entonces, viejos y nuevos revolucionarios caminarían juntos “con la esperanza halagadora de poder seguir siendo útiles en algo a la causa común”. 

La libertad fue, por excelencia, el principio magonista: libertad para pensar, para opinar, para organizarse, para vivir bien –sin la opresión de la pobreza– y para ser felices. Libre sería el porvenir. A final de cuentas, decía Flores Magón, con el pasar del tiempo, la polvareda se calma, todo cae y la naturaleza vuelve a sonreír a sus hijos.

Tiene razón el presidente. En tiempos de transformación hay que tener firmes las convicciones y ser magonistas, al menos para verse al espejo.

El uso excesivo de la prisión preventiva pone en entredicho la credibilidad en el sistema de justicia

Adrián Ortiz Romero Cuevas

A pesar de que en 2016 se concretó en México un cambio fundamental en el sistema de justicia penal, hoy pareciera que, con el abuso en el uso de la figura de la prisión preventiva oficiosa y justificada, vivimos un complejo proceso de regresión y estancamiento en el cumplimiento del principio de progresividad en el goce de los derechos fundamentales de las personas. Quien paga los platos rotos, en todos los casos, es por un lado la ciudadanía que ve inerme, cómo se vulneran sus derechos más básicos; y, por el otro, los paga el nuevo sistema de justicia que rápidamente pierde credibilidad y legitimidad frente a esta circunstancia.

En efecto, en los últimos tiempos hemos visto casos paradigmáticos relacionados con la justicia penal, como el de la ex secretaria de Estado, Rosario Robles Berlanga, o el del ex director de Pemex, Emilio Lozoya Austin. A la primera, se le ha mantenido en prisión a pesar de que por todos lados existen evidencias de lo innecesaria y violatoria de derechos que resulta esa medida cautelar; mientras que al segundo se le permitió un trato de privilegio hasta que el peso de las acusaciones, la presión ciudadana, y la imposibilidad de cumplir con los parámetros del criterio de oportunidad, hicieron que el Estado se viera prácticamente obligado a mantenerlo en prisión.

A Rosario Robles, el 13 de agosto de 2019 le fue dictada la medida cautelar de prisión preventiva justificada, al considerar el juez de la causa que existía riesgo de que se fugara. En su defensa ella presentó diversos medios de prueba relacionados con el arraigo en su domicilio y su voluntad de someterse al proceso penal voluntariamente. El Ministerio Público presentó documentos que luego fueron calificados como alterados, con los que sostenía que Robles no tenía un domicilio fijo y que por sus relaciones políticas y empresariales existía alto riesgo de fuga. 

Han pasado más de dos años, en los que su defensa jurídica ha combatido diversas determinaciones de los sucesivos jueces que han conocido del procedimiento, pero de todos modos no ha habido el eco esperado para que se le dicte una medida distinta a la prisión preventiva justificada. A ella se le acusó de la comisión de los delitos de ejercicio indebido del servicio público, y omisión, los cuales bajo los parámetros tradicionales no eran considerados como delitos graves. A pesar de ello, bajo la lógica del nuevo sistema de justicia penal —que se supone que es más garantista—, lo que debía jugarle a favor rápidamente se tornó en su contra. 

En contraparte está el caso de Emilio Lozoya. A él se le acusa de haber recibido sobornos por 6 millones de dólares de Odebrecht y lavar 1 millón 385 mil dólares en el sistema financiero. La Fiscalía General de la República (FGR) dice tener pruebas para demostrar que Lozoya recibió más de 9 millones de dólares en sobornos por parte de la constructora brasileña, y que el dinero se ocultó en empresas fachadas donde estarían involucrados familiares. Y se espera que en los próximos días la FGR presente la segunda acusación formal en contra de Lozoya Austin por el caso Agronitrogenados, causa penal en la que se le acusa de haber recibido un soborno de 3.4 millones de dólares para que Pemex comprara a sobreprecio una planta chatarra.

LA JUSTICIA, CASTIGADA 

¿Cuál es la diferencia entre uno y otro? Que mientras a Robles se le ha mantenido en prisión por más de dos años, a pesar de que existen innumerables evidencias de que esta es una medida excesiva, comenzando porque ella voluntariamente se presentó ante el juez a conocer las acusaciones penales que se habían formulado en su contra; en contraparte, y a pesar de que Emilio Lozoya fue capturado en España y extraditado a México, al llegar a nuestro país recibió un trato de privilegio, se le permitió inicialmente no pisar la cárcel e incluso —aunque se dijo que estaría recluido en prisión domiciliaria— no se le dictó medida alguna que le impidiera salir a la calle. Fue sólo la difusión de fotografías en las que el ex funcionario peñista departía con amigos en un lujoso restaurante en la Ciudad de México, lo que llevó a la Fiscalía a solicitar el cambio de medida, y de trato, a este personaje que próximamente será juzgado, pero al que se le había dado trato de privilegio.

Todo esto —además de los casos locales, como el del ex Rector de la UABJO, al que la víspera se le dictó prisión preventiva justificada, en un caso aparentemente de poca trascendencia y cuantía, pero en un contexto político por demás complejo— hace pensar que, a pesar del cambio de paradigma del sistema de justicia penal, de todos modos, se siguen utilizando los mecanismos judiciales como ariete para resolver asuntos políticos o para perseguir a personajes determinados. El problema es que, en todo esto, lo que queda claro es que la gran sacrificada sigue siendo la propia justicia, porque si el nuevo sistema de justicia acusatorio se implementó para fortalecer la confianza de la ciudadanía en el sistema, ahora queda claro que su utilización bajo parámetros distintos puede generar problemas mucho más complejos de los que pretendía resolver.

Pues todo parte de la idea errónea de la llamada “puerta giratoria”, bajo la cual ahora se justifican decisiones que no resultan del todo claras como mantener en prisión a una persona que bien podría continuar sujeta a proceso, pero sin implicar el derecho a la libertad personal que, se supone, debía ser defendido hasta el límite de las capacidades.

Y es que, a quienes señalan al sistema acusatorio como una “puerta giratoria” habría que recordarles que el Ministerio Público tiene la facultad de solicitar prisión preventiva para cualquier caso en el cual la consideren necesaria. Sin embargo, a diferencia del sistema anterior, la determinación de la prisión preventiva no ocurre en automático, sino que debe ser discutida con evidencia que pruebe la existencia de la posibilidad de fuga o de un riesgo para el proceso, la víctima o los testigos. 

El hecho de que esto no ocurra no es culpa de fallas en el diseño normativo sino consecuencia de deficiencias institucionales que son responsabilidad directa de las autoridades que hoy critican al modelo. Los ministerios públicos requieren fortalecer sus capacidades para integrar investigaciones sólidas, así como argumentar frente al juez de forma convincente sobre la medida cautelar necesaria. Esto último resulta casi imposible si consideramos que, salvo honrosas excepciones, las unidades de servicios previos al juicio -encargadas de generar la información para determinar la medida cautelar- brillan por su ausencia tanto en el ámbito local como federal.

EPITAFIO 

Lo político debe dirimirse en la arena política y, como Perogrullo, lo judicial en el ámbito de la justicia. Seguir pensando en resolver lo político a través de la justicia es seguir condenando a México al atraso y los resquemores que tanto daño nos han hecho como sociedad.

@columnaalmargen

@ortizromeroc

Ciencia, arte, frente a la UABJO

Carlos R. Aguilar Jiménez

Con honrosa excepción de las facultades de medicina, odontología, enfermería y quizá el Instituto de Ciencias de la Educación (ICE) de la UABJO donde luego de la titulación de alumnos se exigen plenas competencias y conocimientos para su certificación académica y posibilidad de continuar estudios de especialización, maestría o doctorado en otras instituciones educativas de excelencia, la UABJO desde que obtuvo su autonomía y con ella la posibilidad de no rendir cuentas o resultados a alguien, emancipada para manejar el dinero que entrega el gobierno e independencia para decidir internamente lo que se haga o no, paulatinamente los porros, fósiles, líderes sociales y sindicatos, convirtieron al honorable Instituto de Ciencias y Artes, después Universidad Autónoma de Oaxaca, en gremio ofensivo, refugio de políticos, grillos, falsos redentores sociales, cabecillas, corruptos líderes estudiantiles, una mafia dedicada a desprestigiar a la que el siglo pasado fue la máxima casa de estudios y hoy únicamente lo es por el numero de alumnos, no por máxima excelencia académica, superiores logros en investigación científica o premios nacionales o internacionales que hubiera conseguido por ciencia, arte o sabiduría .

Hoy ser estudiante de la UABJO requiere ser revoltoso, tener rencor social, ser poseedor de odios largos, furia y enojo contra los demás, dejando a un lado la excelencia académica y respeto a quienes pagan sus estudios, porque líderes sindicales, cabecillas de grupos, porros, fósiles y otros resentidos que se ostentan como universitarios, como acostumbran, de nuevo bloquearon cruceros del Parque del Amor, Símbolos Patrios y 5 Señores, además de vialidades alternas para exigir la libertad del ex rector Eduardo Martínez, detenido el último día del año pasado, quien seguramente será chivo expiatorio respecto de los demás rectores, porque ninguno entrega cuentas del manejo de dinero de la UABJO, porque es autónoma y exenta de transparencia y según los universitarios nadie tiene derecho a inmiscuirse en lo que hacen o dejen de hacer con el presupuesto. Para los defensores del ex rector, su detención es ilegal, afectando sus derechos humanos, utilizando infamias y ardides legales con el propósito de vulnerar la autonomía universitaria, que será, dicen, defendida el próximo mayo cuando en la UABJO decidan en las urnas quien será el próximo rector, que se hará, como todos, inmensamente adinerado, porque la constante fundamental es la no rendición de cuentas ni el logro de resultados académicos, científicos o artísticos, sino dedicarse a bloquear calles, instalar barricadas, saquear camionetas repartidoras y perjudicar a la población con sus huelgas, paros y bloqueos. Por eso muchas empresas no contratan a egresados de la UABJO, porque saben, son grillos y resentidos sociales que pretenden resolver todo con la intimidación y amenaza, no con estudios, ciencia, arte y libertad.    

En la UABJO se preparan para vivir ‘la noche de los cuchillos largos’

Adrián Ortiz Romero Cuevas

Al grito de “al ladrón” —como ya lo dice un grupo disidente de la familia Martínez, frente a la detención del ex rector Eduardo Martínez Helmes—, pareciera que todos los grupos al interior de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (UABJO) acusan inopinadamente al actual grupo dominante y se preparan para vivir la noche de los cuchillos largos, sin reparar que todos son corresponsables del desastre académico y administrativo que es la UABJO. Mientras, lo que está en vilo es lo que queda de la autonomía universitaria, y por la que en realidad todos debían compartir la misma preocupación.

En efecto, luego del “sabadazo” que le aplicaron al exrector Martínez Helmes —que dicen que bien podría denominarse como un “fin-de-añazo” judicial, al detenerlo en vísperas de la Noche Vieja del 2021—, al arrancar la primera semana de 2022 diversos grupos al interior de la Universidad reaccionaron a favor y en contra no sólo de la ejecución de dicha detención, sino en general respecto al control que han ejercido los Martínez. Como si hubiera puros y conversos, y no corresponsabilidades, muchos intentan hoy hacer leña del árbol caído sin considerar que en realidad todos han contribuido a la situación actual de la UABJO.

Y es que, desde sus respectivas posiciones, resulta muy fácil culpar al de enfrente de lo que ha pasado en la Universidad, sin considerar que tanto unos como otros son parte de una misma realidad. En gran medida, el control mayoritario que ha ejercido el ex rector Abraham Martínez Alavez a lo largo de más de dos décadas, ha sido directamente proporcional a la falta de organización, de proyecto académico y de liderazgo que han demostrado los demás grupos y facciones al interior de la UABJO. 

Lamentablemente, ha predominado la ambición por encima del proyecto académico. Y por eso, a pesar de todo lo que se le cuestiona al actual grupo dominante, es claro que ninguno de los otros al interior de la UABJO habría entregado resultados académicos similares, o mejores, a los que han tenido los últimos cuatro rectores, porque al final todos han priorizado bailar al son de los intereses, por encima del de la academia.

Basta con echar un vistazo a la forma en que actúan los grupos cada que alguno de sus intereses no se ve resuelto. Los sindicatos, en general, no dudan en generar afectaciones a la ciudadanía —ni se diga a los universitarios— cada que consideran vulnerado alguno de sus derechos o conquistas laborales o económicas. Aún en tiempos de pandemia, y ni se diga en los tiempos previos, no les ha temblado la mano para tomar las instalaciones, afectar las actividades escolares de miles de alumnos y trabajadores en instalaciones universitarias, e incluso cerrar vialidades y causar todo tipo de afectaciones a la ciudadanía oaxaqueña.

No es extraño que, antes y ahora, muchas de esas afectaciones por parte de los grupos y sindicatos de la Universidad, hayan tenido como justificación el pago de prestaciones económicas —incluso del llamado ‘bono de no actuación’— o el cumplimiento de acuerdos políticos signados ya sea con la Rectoría, o con el Gobierno del Estado. No hay más que revisar los antecedentes de las últimas movilizaciones de los sindicatos universitarios, para corroborarlo.

Así, para el ciudadano común que se ve afectado en sus actividades cotidianas por las acciones de protesta, o que es alumno de la Universidad, la razón es lo de menos: la perturbación a sus derechos de todos modos ocurre, y sucede a manos de quienes, por encima de cualquier otra circunstancia, debían defender el funcionamiento cotidiano de la institución de educación superior para la que trabajan.

NO HAY PROYECTO

Valdría hacer una suposición: que este hecho ocurrido el 31 de diciembre marcara el principio del fin de un grupo político predominante al interior de la UABJO, y quizá de toda una época de la vida política universitaria. Nada dice que esto vaya a ser así. Pero, de serlo, ¿cuál de los grupos y facciones ofrecería un proyecto académico alternativo, real y mejor al que —con sus pros y contras— predomina hoy en la Universidad? 

Pues más allá de las posiciones políticas, o sindicales —máxime hoy, frente a un hecho que cimbró la vida política de la Universidad, y que fue una especie de campanazo frente al proceso sucesorio de la rectoría, que ocurrirá en los meses siguientes—, lamentablemente la gran mayoría de los grupos han sido parte de lo que ya nadie quisiera en la UABJO. Las voces prudentes, coherentes y preocupadas por el devenir y las perspectivas verdaderamente académicas, quedan siempre eclipsadas por quienes buscan afanes políticos o intereses económicos, y que basados en esas razones deciden emprender la lucha política al interior de la Universidad.

En esa lógica pareciera que todos ellos pierden de vista el hecho de que, todos juntos, enfrentan la posibilidad de una colonización desde el exterior a través de grupos ajenos a la Universidad, que sí intentarían mermar lo poco o mucho que queda de autonomía universitaria. Por eso, lejos de ahondar la confrontación, y de regodearse de la poco clara situación judicial en la que se encuentra el ex rector Martínez Helmes, todos juntos debieran de ver que hay amenazas más complejas a las que, en la euforia del momento, parece que no alcanzan a ver, pero para las que sí tendrían que ya estar preparados. Porque lo que hoy le ocurre a uno, mañana le puede pasar a cualquiera.

En el fondo no tendría que tratarse de cruzar señalamientos y acusaciones de manera inopinada, como tampoco sirve para los propios universitarios que ahora haya quienes se sientan puros o conversos frente a una circunstancia de la que todos —al menos los actores políticos y dirigentes—, han sido corresponsables.

Se echa de menos que, en ese contexto, todo se reduzca a la defensa o a la acusación, sin generar la posibilidad de abrir canales de reflexión y propuestas que abonen —independientemente de qué grupo detente el poder— a la defensa y mejoramiento de la vida académica universitaria y que fortalezcan la autonomía que tanto le ha costado —y qué bueno— conseguir y mantener a muchas generaciones de alumnos y trabajadores de la UABJO.

EPITAFIO 

Algunos nombres y movimientos, más allá de lo que unos y otros desean, suenan entre los movimientos que se esperan para PRI: Germán Espinosa Santibáñez, Francisco García López y Javier Villacaña. Pronto lo sabremos.

@columnaalmargen

@ortizromeroc

“No miren hacia arriba”

Carlos R. Aguilar Jiménez

La película de Netflix: “No Miren Hacia Arriba”, es uno de los temas más comentados y discutidos en redes sociales y conversaciones entre amigos, que trata respecto de una estudiante de astronomía y su maestro, el actor Leonardo DiCaprio, quienes descubren un cometa que en su trayectoria impactará con la Tierra y debido a su tamaño y velocidad aniquilará toda la vida, por lo que tan pronto comprueban datos, exponen el peligro de extinción masiva de la vida a la presidenta de EU, llevándose la sorpresa que ni la presidenta ni ninguna autoridad, incluso los medios les toman en serio, considerándolos charlatanes sensacionalistas.

La película que como argumento de choque de cometas con la Tierra no es novedad, si lo es respecto de la crítica que hace a la sociedad actual por el mínimo interés que muestran por la ciencia, afirmando que lo que dicen los científicos, es un complot para desprestigiar al gobierno, destacando que la sociedad y en especial los gobernantes están más preocupados por su partido político o sus ideologías, eludiendo temas y asuntos que realmente importan, pero, más allá de la trama de la película, lo real es que los gobernantes y la inmensa mayoría de la sociedad carecen de cultura científica, ignoran los principales conceptos de ciencia, no saben nada de termodinámica o rechazan la evolución de las especies y descalifican a la ciencia cuando se dan cuenta no saben respecto de temas tan importantes como la ecología, calentamiento planetario, energías renovables, fractales, mecánica cuántica, relatividad, teoría del caos o astronomía, entre otras disciplinas científicas que son fundamentales para entender el mundo moderno.

 En la película “No Miren Hacia Arriba”, el gobierno y los medios llegan al extremo de pedir a la gente que no miren hacia arriba, porque la información del cometa es un complot, que el gobierno tiene sus propios datos y no pasa nada, creyéndoselo todo los seguidores de la presidenta, igual que los devotos seguidores del presidente de México, que si bien no ha dicho que no miremos hacia arriba, aunque en el cielo nocturno este brillando el cometa, lo cierto es que, cuando los medios, las redes sociales y el gobierno confabulan para manipular a la población elemental, las consecuencias son altamente peligrosas, porque en la mira estrecha y visión a corto plazo o inmediata, en la película se demuestra que a los políticos únicamente les interesa su popularidad, encuestas favorables, informes a su gusto, datos que coincidan con su ideología y, si viene un cometa que chocara con la Tierra, el mundo se calentara, habrá un desastre ecológico o se extinguen las especies, mientras los gobernantes y su partido político sean populares para ganar cualquier elección, la ciencia, los datos duros, las evidencias y refutaciones ideológicas no importan, por eso dicen no miren hacia arriba, aunque yo siempre digo al terminar el programa de radio “El Secreto Mejor Guardado”: “No olviden mirar hacia arriba”.  

Nuevo ayuntamiento

Carlos R. Aguilar Jiménez

Como cada tres años al iniciar un nuevo ciclo del Ayuntamiento en Oaxaca de Juárez, las expectativas e ilusiones de los habitantes del municipio de la capital son elevadas, principalmente ahora, cuando, como en la fallida administración anterior se espera lo máximo de las autoridades o por lo menos cumplan con lo prometido, resultando siempre más de lo mismo o peor, en el último trienio porque si bien son pocos quienes entienden la conducta de políticos y todavía les creen, los escépticos informados, siempre dudan porque su técnica es: mentir para ser populares, no obstante, con el beneficio de la duda se espera de cada nueva administración municipal lo mejor.

Terminó el primer trienio de la autodenominada 4T, que si bien para los devotos seguidores del presidente de la República, su ideología sería la misma en todos los cargos de elección popular como en el municipio de Oaxaca, la realidad, como se ha demostrado, es diferente porque si obtuvieron el triunfo electoral, no se debió a méritos, trayectoria política, pundonor o promesas de campaña, sino a la inercia del aura mística de AMLO, que mientras esté en el poder su avasalladora popularidad hará ganar a todos los candidatos de su partido, como era el PRI antes, así que al asumir el cargo las autoridades municipales este inicio de año tienen la responsabilidad de reivindicar a su partido con quienes los eligieron, demostrando capacidad, conocimiento de causa, inteligencia y especialmente hábil manejo político para resolver conflictos, evitando la torpeza, improvisación e indolencia del Ayuntamiento saliente, que nunca se ganó la “H” de honorable, quienes no cumplieron con lo prometido, sino que además, como nunca había sucedió en los últimos 50 años, por primera veza dejaron de pagar salarios y aguinaldos a trabajadores, quienes tuvieron que bloquear la ciudad para conseguir su sueldo, sin considerar problemas con basura, seguridad, bacheo, semáforos, cultura o ciencia y tecnología donde se nombró para vergüenza de Oaxaca, ocupara el cargo a quienes ni idea tienen de conceptos básicos de ciencia, como una ex subdirectora de Ciencia y Tecnología de cuyo nombre afortunadamente no me acuerdo, quien solicitó al Observatorio Astronómico observar con un grupo al planeta rojo, astro que para todos es Marte, enterándose después que no, porque para la ex subdirectora, se trataba de un planeta de una constelación mística, de otra dimensión o de un universo paralelo, que astronómica y científicamente no existe, no aparece en ningún catálogo estelar ni mapa celeste, demostrándose así el paupérrimo conocimiento científico y supersticiones de quien debía ser alguien con conocimiento básico de ciencia, tecnología o filosofía científica, de tal manera que, la expectativa de cambio y reivindicación, no únicamente en ciencia, sino en seguridad, servicios, salud, turismo, cultura deben ser superiores en este Ayuntamiento a las de la tristemente célebre alcaldía saliente hasta ahora en plena impunidad y desprestigio total para los oaxaqueños y la 4T fracasada.     

Al menos (todavía) hay futuro

Carlos Villalobos

Después del convulso 2021 al que tuvimos que sobrevivir, el 2022 nos plantea varios retos por sortear, aquel meme que dice “al menos tenemos salud” es cierto, pero, si la pandemia nos ha enseñado algo, es que la emergencia de salud pública a la que todavía nos enfrentamos (aunque la sigan negando), es la oportunidad idónea para mejorar las condiciones sociales de todas y todos.

En pleno comienzo de 2022, los cambios que principalmente se tienen que empujar, desde todas las esferas públicas de decisión, tendrían que ser dos principalmente: el primero, la reivindicación de la salud como motor de cambio y el segundo la forma con la que se concibe el poder político, y de este, principalmente el cómo se ejerce.

Los avances en temas de salud teóricamente deberían ir palmo a palmo con el desarrollo tecnológico y social, sin embargo, en países menos desarrollados y en situación de pobreza, la situación es bastante complicada. La falta de acceso a servicios de salud, así como falta de acceso a derechos fundamentales, como alimentación balanceada, provocan que frente al problema de salud mundial y la constante crisis económica, quienes menos tienen sean más vulnerables.

El segundo punto, es como el poder político ha quedado a deber de manera colosal. Los partidos políticos y quienes se desenvuelven en la arena política cargan sobre sí la decepción de la ciudadanía. “Mucho ruido, pocas nueces”, es decir, muchos discursos y pocas acciones reflejadas en la ciudadanía. 

Ante esta falta de operatividad, han tenido que surgir iniciativas ciudadanas que poco a poco, a pesar y con pesar de los gobiernos, han tenido que operar y empezar soluciones que subsanen de alguna manera, es decir las organizaciones de la sociedad civil, el sector no gubernamental. Dicho sector, al menos en los últimos tres años, se ha tratado de exterminar poco a poco, yendo desde ataques frontales a través de los medios de comunicación, por parte de diversas figuras públicas, hasta la eliminación de incentivos fiscales; los cuales debilitan la operatividad de dichas organizaciones.

Hoy se tiene que promover el rescate de las instituciones, a través del respeto y la aplicación de la ley, de ese modo, el sector no gubernamental que tanto les incomoda a las autoridades, poco a poco y de manera natural verá disminuidas sus atribuciones. Sin embargo, esto requiere de mucha disposición y capacidad de gestión, cosa que hasta el momento hemos visto que no se ha podido lograr.

México requiere de la participación constante de la ciudadanía, porque a lo largo del tiempo hemos entendido que dejarlo todo en manos del gobierno significa peligro, pero al mismo tiempo las autoridades tienen que estar dispuestas a colaborar con la ciudadanía, ya que esto generaría más, y mejores resultados. La figura del gobierno, bajo el modelo que impera actualmente no se puede desmarcar de las organizaciones no gubernamentales, pero sí puede colaborar en la administración de los asuntos públicos para elaborar respuestas ante problemas ciudadanos.

La participación y la corresponsabilidad, deben ser partes fundamentales de un pacto social actualizado. 

Para este 2022, por más sombrío que pinte el futuro, hay razones por las cuales vivir. Mientras haya salud, hay futuro.

Sígueme en twitter como @carlosavm_ 

¿Qué nos depara el 2022?

Mariano Estrada Martínez

No sabemos lo que nos conceda el  2022. 

Pero sabemos que mucha gente se enfermará de Covid-19, Omicrón o cualquier otro virus remoto o inesperado. 

Sabemos que estallarán conflagraciones mundiales, guerras, guerrillas que caerán regímenes, guerreros y guerrilleros. 

Sabemos que  habrá humillados y ofendidos, desplazados y beneficiados, enjuiciados y salvados. 

Sabemos que padeceremos y haremos padecer, que nos decepcionarán y decepcionaremos. Que nos amarán y nos enamoraremos.

Sabemos que sufriremos y nos torturaremos con el sinfín de idioteces de los emisarios pagados de la oposición.

Sabemos que nos aburriremos con las beatificaciones de los aplaudidores oficilistas que hacen igual o mas daño que los otros. 

Sabemos que algunos pasarán la mayor parte de su valioso tiempo en sobrevivir con dignidad y otros bloqueando el avance de los demás. 

Sabemos de algunos imbéciles que seguirán robándose las alcantarillas para venderles y otros triplemente idiotas que se las compran. 

Todo esto es seguro, pero también lo es que estamos vivos, que estar vivo es un milagro.

Sabemos que estamos vivos y podremos abrazarnos  con un buen apretón y sobadita de espalda. 

Sabemos que estamos vivos y que usted que está leyendo esto es un milagro en movimiento y que a pesar de las guerras, ofensas, enfermedades y huecos en las calles usted avanza, usted crea, usted ama y usted es un chingón que no chinga. 

Sabemos que no tenemos una existencia precaria por el dinero sino por las mezquinas maneras de vivir la milagrosa existencia de la que somos beneficiados. 

Sabemos que andaremos en bici, que iremos a la playa, que se nos revelará una nueva oprtunidad, que seremos los protagonistas de nuestra propia pelí, que la existencia manifiesta de Dios y la existencia manifiesta del mal el dolor y el sufrimiento por igual nos conmoverá hasta los huesos pero al final seremos ganadores. 

Sabemos que usted que lee esto, exprimirá hasta la última gota este 2022. 

Eso lo sé o lo supongo, lo presiento y lo deseo. 

UN FUERTE ABRAZO

Twitter:

@PROFEMARIANO1

I Will Survive

Carlitu Dobleclick

Ahí estaba yo. En mi cautiverio autoimpuesto. Sudando. Con 38 grados y con frio polar en la espalda. No tenía comodidad de ninguna manera: ni parado ni acostado. Las sábanas más ligeras me acaloraban y pasaba del calor al frío.  Mis dientes chocaban unos contra otros. Mi boca sabía a fierro. Los huesos me dolían. El termómetro llegó a 39. 

La comida carecía de sabor y hasta hoy sigo odiando el fuerte sabor del maravilloso té de jengibre. Había que ponerle al mal tiempo buena cara.

Los primeros días no pasó de una calenturita y de estornudos. Pero ya estábamos en el día 10. Las notas de internet decían que para esos momentos la mejoría ya debería estar llegando. Y nada. Mi saturación bajaba peligrosamente. Afuera la vida seguía. Lo supe porque el sonido de la grabación de la niña que compra colchones y fierro viejo llegó hasta mis oídos regresándome a la realidad. Metí mi lap top y me puse a hacer un recurso de revisión que posteriormente fueron declarados fundados.

En mi tableta veía todos los videos atinentes al tema. Los videos de López Gatell llenaban de humo mero mi cabeza. Para distraerme me eché todos los del soso Franco Escamilla. Descubrí a un cómico colombiano llamado Lokillo Flores. Me reía y me reía hasta que me dolía todo. Este cuate es cómico, alburero y trovero y tiene una película en Netflix.

Luego escuché música de los 80. Me detuve escuchando rolas desconocidas de Sasha Sokol. Busqué los primeros discos de Serrat en Spotify, en el soundtrack de esos días se encuentra “Mediterráneo”. Aburrido busqué una estación de radio por internet. Encontré una de música ranchera en un pueblito de Michoacán. El locutor mandaba saludos a los enfermos que estaban encerrados en su casa. Y al medio día transmitían una misa por los difuntitos. A veces los saludados el día anterior eran mencionados la misa del día siguiente.

Durante los 21 que estuve sin salir de aquella habitación tuve un sueño recurrente: llegaba a la funeraria que está en avenida Independencia:

—Vengo a contratar mis servicios funerarios.

En el sueño, la persona que atendía me daba una explicación detallada del servicio.

—La Imperial cuesta 40 mil pesos sin tamales y 60 con tamales.

—Aquí están 40 mil en efectivo y pago los 20 restantes con esta tarjeta. Mientras sacaba una dorada de HSBC.

—No puedo aceptar la tarjeta. Si usted va a ser el finadito a quien le cobramos después.

En ese momento despertaba angustiado. Sudando y adolorido. Pensando que las personas que fallecían no eran velados sino que eran llevados directamente al crematorio. Y sin haber amado. La muerte siempre había sido la muerte de los otros. Pero en enero de este año, habían colgados los tenis varios amigos míos. La parca andaba con todo. La muerte se había llevado al hermano Lobo, a Colón. El Facebook parecía un obituario. Tenía a mi favor una salud de hierro forjada aspirando el aliento industrial de la refinería y tenía en contra siete kilos de más que hasta hoy son mi atractivo.

Todo empezó diez días antes.

Durante la extensa pandemia no salí de casa. Me dediqué a dar charlas por internet y clases en universidades remotas. Tomé clases por zoom y aprendí por Youtube a cocinar platillos más allá de la cocina istmeña. Desde mi privilegio todo iba bien. Ordené parte de mi biblioteca y me puse a escribir un libro.

Solo fui a la oficina dos veces para atender los asuntos urgentes. Pero ahora era impostergable viajar a la ciudad de México. Había que ir a la SCJN. Como el horno no estaba para bollos decidí viajar en avión.

Construí mi protocolo: diez cubre bocas KN95, gel con visera de plástico, dos chamarras ligera de nylon, gel y atomizador de alcohol.

Por la mañana del 30 de marzo, abordé pájaro de acero y me acomodé. A medio camino desperté. En mi corto sueño había hecho a un lado el cubrebocas y la visera. Rápidamente me levanté hacía mi mochila para buscar otro cubrebocas blanco. A dos filas un señor de la tercera edad, tosía y tosía y observé cómo un maldito virus viajaba lentamente, en cámara lenta, hacía mis fosas nasales.

Continuará…

En la UABJO la academia no importa; su rumbo, determinado por los grupos de poder

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Adrián Ortiz Romero Cuevas

La aprehensión, la tarde del pasado 31 de diciembre, del ex rector de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (UABJO) Eduardo Martínez Helmes, parece un claro mensaje de cómo se va a intentar forzar un cambio de grupo en el poder al interior de esa casa de estudios. El grupo de Abraham Martínez Alavez, también ex rector de la UABJO, y padre del exfuncionario universitario ahora detenido, ha controlado la Universidad como si fuera suya, al menos en los últimos cuatro rectorados. Y si en ese contexto, un posible cambio de grupo es a favor de la academia y la calidad de la educación que ahí se imparte, será para bien. Lamentablemente, el propio devenir universitario ha demostrado lo contrario.

En efecto, para entender la dimensión de la detención de Eduardo Martínez Helmes, y la relevancia que tienen él y su grupo al interior de la Universidad, hay que remontarse cuatro rectorados atrás. El ahora munícipe de la capital oaxaqueña Francisco Martínez Neri, fue el primer rector al que formalmente impulsó el entonces disruptivo grupo político universitario de Martínez Alavez a través del Sindicato Universitario de Maestros, conocido como SUMA, que se enfrentó y venció a los viejos cacicazgos universitarios del STAUO, STEUABJO y demás factores de poder como el de la ex rectora Leticia Mendoza Toro, y otros.

Abraham Martínez y familia, seguido de un nutrido grupo de trabajadores universitarios del ámbito académico, impulsaron a Martínez Neri —y convencieron a la mayoría de los universitarios que votaron por la llegada a la rectoría del entonces Director de la Facultad de Contaduría— argumentando que la Universidad debía recuperar su valor como Máxima Casa de Estudios en Oaxaca, y que debía hacerlo a través de la revalorización de su vocación académica, y no a través de la lucha política pura como en las tres décadas previas. Lamentablemente, tanto la circunstancia política de la entidad, como el propio encumbramiento del nuevo grupo universitario en el poder, llevaron a la UABJO a un giro de 360 grados. Es decir, movieron todo, pero para quedar igual.

El rectorado de Martínez Neri estuvo enmarcado por el conflicto con la APPO del año 2006. Quién sabe si se lo propuso o no, pero Francisco Martínez terminó siendo un actor central del movimiento popular —aunque siempre en bajo perfil—al abrir las puertas del campus universitario a los inconformes durante varios meses. La frecuencia de Radio Universidad sirvió como pivote de difusión de las arengas y razones de quienes impulsaban el movimiento y Ciudad Universitaria fue, de hecho, el último bastión de resistencia que permaneció en control del magisterio y la Asamblea Popular, luego de la entrada a la capital oaxaqueña de las fuerzas federales, a finales de octubre de 2006. 

Podría entenderse —mas no justificarse— que la natural vocación política de una universidad como la UABJO —caja natural de resonancia de la actividad política oaxaqueña—, y la trascendencia que tuvo el movimiento popular de 2006 en la vida de Oaxaca, fueron razones que determinaron el hecho de que el supuesto proyecto de rescate académico que impulsaba el grupo de los Martínez, quedara pospuesto frente a las circunstancias.

El problema es que ese proyecto ya no se recuperó. Terminando el cuatrienio de Martínez Neri, SUMA y los Martínez impulsaron a Rafael Torres Valdez como nuevo rector. Ganaron holgadamente gracias al amplio control que ya tenían de las escuelas y facultades más importantes de la Universidad —sólo las facultades de Derecho y Contaduría suman miles de votos, y no son las únicas—, y de las bondades que les representa el sufragio universal de los universitarios para elegir a sus autoridades. 

Ya con Torres, los Martínez tenían además ocupados todos los espacios importantes de poder al interior de la Universidad. Eduardo Martínez era el poderoso secretario Particular del Rector —desde los tiempos de Martínez Neri—, y la familia y los tentáculos de los Martínez habían ya llenado todos los cargos clave para mantener el control de la matrícula, de los profesores, de la administración en general y, sobre todo, de los recursos universitarios.

TODO EL PODER 

Al término del periodo de Torres, la ambición de poder de los Martínez se descaró: dejaron de lado todos los postulados académicos que habían sostenido para justificar y legitimar su paso por el poder en la universidad, y Abraham Martínez decidió impulsar a su propio hijo, Eduardo, como rector. Ya para entonces ellos mismos asentían sin ningún rubor, cuando escuchaban nombrarlos como “la familia real”.

Así, sin ningún mérito académico y sin ninguna ascendencia profesional fuera de su clan familiar y de su grupo político, o más allá de la UABJO, Eduardo Martínez Helmes fue postulado como candidato a Rector, y ganó gracias al amplio control ejercido por los Martínez en escuelas populosas que aún conservan una matrícula importante.

Martínez Helmes ejerció un rectorado de mano dura en lo político, pero de intrascendencia en lo académico. La vida universitaria continuó inercialmente y, en realidad —y para desgracia de los oaxaqueños—, muchos de los problemas universitarios —el porrismo, la corrupción, la venta de calificaciones, el acoso, el menospreciado rigor académico en muchos de sus procesos, etcétera— no sólo no se resolvieron, sino que se agravaron. 

En 2016, al término del rectorado de Martínez Helmes, su grupo familiar midió la posibilidad de postular a Reynel Vásquez, un ex director de la Facultad de Derecho que tiene una fama mucho más afianzada por su fidelidad incondicional —al punto de la ignominia— con el grupo de los Martínez, que por cualquier mérito académico. Al ver que esa candidatura sería insostenible, propusieron a Eduardo Bautista —él sí, un académico reconocido y respetado, profesor del Instituto de Investigaciones Sociológicas— como su candidato. Los Martínez lo llevaron al triunfo, y decidieron romper todas sus alianzas previas con los demás factores universitarios. En una versión oaxaqueñizada de Raúl Padilla en la UdG, Abraham Martínez ya se sentía dueño de la UABJO.

Estos últimos años han sido de un profundo estira y afloja para tratar de darle cauce a la vida académica, en medio de la circunstancia de que ahí todo está determinado por los intereses políticos y las ambiciones ya en el punto del descaro. Lamentablemente, todas las promesas y postulados que en algún momento ondeó el grupo de los Martínez respecto al rescate y revalorización de la vida académica en la UABJO, fueron eclipsados por la ambición y la codicia por el poder. 

Su arribo al poder, hace casi cuatro lustros, no significó otra cosa que la anidación de un cacicazgo que quizá ahora se intente romper. El riesgo —y no existe razón alguna para pensar lo contrario— es que se pretenda derruir un grupo para encumbrar otro de similares características, pero sólo con personas distintas. Paradójicamente al interior de la UABJO los Martínez dinamitaron cualquier contrapeso real. Por lo que el relevo entre grupos —sin ningún derrotero o preocupación por la academia— corre un riesgo altísimo de convertirse en un —uno más— “quítate tú, para que me ponga yo”. No hay un solo viso, ni desde la UABJO, ni desde el gobierno estatal, de liquidar a la actual Universidad y refundarla con nuevos cimientos, como sí ha pasado en otras casas de estudio. No hay ningún derrotero claro más allá del gatopardismo. Pobre Universidad.

EPITAFIO 

Los delitos por los que detuvieron al ex Rector no tienen que ver con un posible quebranto a las arcas universitarias, o con responsabilidades administrativas. Los delitos por los que se le está procesando, establecidos en el Código Fiscal del Estado, son los que se cometen contra el erario estatal. Es decir, contra el Estado. A partir de eso, es posible entender la dimensión política real, así como el origen y los porqués del problema judicial, la persecución, que ahora enfrenta Eduardo Martínez Helmes.

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