Adrián Ortiz Romero Cuevas
+ Sumas y deslindes: el verdadero “quid” de su efectividad
A menos que algo realmente extraordinario ocurra en los próximos días, es previsible que próximamente las dirigencias estatales y nacionales de los partidos Acción Nacional, de la Revolución Democrática, PT y Convergencia, confirmen su participación en la coalición opositora para los comicios de Oaxaca. Ante este escenario, habría que plantearse si la sola decisión de las direcciones partidistas es suficiente para arrastrar a toda su militancia y simpatizantes, o si dicha unión sólo representa un efecto mediático que no corresponde del todo a la realidad.
Hasta ahora, este asunto se ha analizado pero sin tomar en cuenta prácticamente ningún matiz. Es decir, que en los análisis rigoristas, la sola conformación de la alianza opositora se convierte en un riesgo para el priismo; o que, en el caso contrario, la imposibilidad de erigir esa unión de partidos, equivaldría a otorgar un pase casi automático al priismo para que continuara gobernando la entidad durante los próximos seis años. En realidad, la exploración de este asunto va más allá de esos dos razonamientos correctos, pero incompletos.
Mucho se ha dicho hasta ahora, sobre el proceso interno del priismo, que uno de sus factores fundamentales para conducirse a la victoria se llama “unidad”. Esto se ha reiterado hasta el cansancio, no sólo porque prácticamente en todos los procesos electorales existen descontentos, sino también porque la mayoría de las ocasiones ello deriva en rupturas y debilitamiento de las estructuras electorales.
En el caso particular del proceso interno del priismo en Oaxaca, se ha exigido equidad y prudencia, porque lo contrario equivale a quebrantar la unidad y poner en riesgo la victoria, que sólo se consigue en las urnas. Es evidente que el solo hecho de que cualquiera de los seis aspirantes priistas rompa la unidad y emigre del partido, significará un obstáculo importante para que el tricolor pueda cumplir con sus objetivos.
No hay mentira sobre ello, aunque tampoco se descubre el hilo negro.
Sólo que si en el priismo una cohesión real entre todos los actores y sectores políticos, es factor indispensable para que quien resulte candidato pueda obtener el triunfo, esa misma condición se da entre los partidos de oposición que hasta ahora están tratando de erigirse en coalición. Sólo que en ese campo, hoy, hay existen muchas más restas que sumas entre los factores de decisión de esas fuerzas opositoras.
¿Por qué? Porque aún cuando las dirigencias nacionales y estatales del PAN y PRD están determinadas a que pase lo que pase, se integre la coalición y peleen con todo por la gubernatura, las alcaldías y el Congreso del Estado, al interior de esas fuerzas políticas ha habido todo tipo de rebeliones que, lo que están dejando en claro, es que buena parte de los militantes y líderes de la oposición irán al proceso electoral enmarcados por la simulación, el desgano y las confrontaciones.
Hasta ahora, muchas han sido las voces que, alrededor de la alianza, y entre los mismos partidos que lo integran, han manifestado las contradicciones políticas e ideológicas que todo esto conlleva, y que han desautorizado cualquier posibilidad de que tanto la coalición como sus candidatos, tengan viabilidad en el momento de gobernar y de plantear sus respectivos proyectos de gobierno.
Al final, la mayoría de las voces que se han escuchado, han sido alineadas y/o doblegadas por la disciplina de sus partidos o jefes políticos. Pero eso, en realidad, no significa que los apoyos están garantizados y mucho menos que los sectores inconformes participarán de la alianza.
JUNTOS, ¿DE VERDAD?
Hasta ahora, por el lado de Acción Nacional, no sólo ha sido Manuel Espino Barrientos quien mostró su desacuerdo a las alianzas electorales con las fuerzas de izquierda. También lo hizo el propio ex presidente Vicente Fox, e incluso el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont.
En la trinchera perredista las voces de inconformidad han sido mucho mayores. Esto porque si desde el principio al dirigente nacional Jesús Ortega Martínez, se le calificó de “orgánico” y “vendido al calderonismo”, esta inusitada disposición a emprender las alianzas con el panismo en varias entidades federativas, no ha hecho más que acendrar las descalificaciones en su contra.
¿Qué ocurre en el caso de Oaxaca? Que más allá del ánimo gubernamental —y la cizaña y compra de líderes opositores que desde el oficialismo se ha venido operando para minar la coalición—, aquí mismo sí existen fuertes sectores del panismo que no terminan de convencerse de lo que están disponiendo tanto su dirigencia estatal, como la nacional, sobre la coalición opositora. Y mucho menos están conformes con el candidato —el senador Gabino Cué Monteagudo— que está prácticamente impuesto para encabezar la alianza.
Evidentemente, para manifestar esa inconformidad tienen razones de sobra. Son razones seguramente no iguales, pero sí legítimas, las que se anidan entre los sectores panistas de otras entidades del país —una parte del llamado “panismo yunquista” que encarnan el ex presidente Fox y el ex dirigente Espino Barrientos— para inconformarse con esas mismas decisiones que se toman desde la dirigencia nacional.
Si este asunto lo observamos desde el lopezobradorismo, es evidente que él y su amplia facción tampoco parecen muy conformes. Sólo que ellos, a diferencia de los panistas, sí parecen estar dispuestos a ir en uniones que tengan como único objetivo la toma del poder. Quizá en Oaxaca, donde el cuasi candidato Cué es un connotado seguidor del lopezobradorismo, esas corrientes del Gobierno Legítimo y las incondicionales del ex Candidato Presidencial del PRD sí colaboren con el trabajo político. Pero ello, seguro, no ocurrirá en otras entidades donde el candidato de la coalición es panista.
El fondo de este asunto, es que esas fracturas ponen en entredicho la posibilidad de ganar. No basta con que se hagan declaraciones de unidad. Y si PAN y PRD no cuidan todos los detalles para subsanar cuanto antes las fracturas, su alianza sólo será de membretes pero sin un potencial claro para dar la batalla electoral en los comicios de julio.
SUMAR Y RESTAR
Humberto Lópezlena declinó a participar en los comicios municipales. En el priismo y en la oposición, esto clarifica el camino para quienes sí están metidos de fondo en el tema. Entre los tricolores, el único que hasta ahora ha mostrado sustento claro para aspirar a la Alcaldía citadina, es Martín Mathus Alonso. En la oposición, no deja de insistirse en Raúl Bolaños Cacho.
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