Se equivocan de forma permanente quienes suponen que la Sección 22 del SNTE es ente monolítico que responde a un solo criterio. Se equivoca también quien supone que el magisterio democrático sigue inopinadamente las indicaciones de su Comité Seccional e incluso de su Asamblea Estatal; persiste en el error, quien da por válido que el magisterio no se involucra en los procesos electorales. Todos estos son errores visibles, a partir del simple hecho de que la 22 siempre ha estado, y seguirá estando presente, en todos y cada uno de los procesos electorales porque su naturaleza política es no sólo la de un gremio, sino también la de un grupo de lucha social y de un grupo de presión determinante para la gobernabilidad estatal y regional.
En efecto, a muchos les causó sorpresa que el pasado sábado un contingente de integrantes de la Sección 22 del SNTE fuera a protestar a las inmediaciones de donde se realizaría un encuentro con militancia del candidato presidencial del PRI, José Antonio Meade, en la ciudad de Puerto Escondido. Fue así porque hasta la visita previa del abanderado presidencial priista —que fue a la capital oaxaqueña—, la 22 parecía haber sido ajena a las actividades del partido tricolor, y parecía también estar asumiendo su postura de ser respetuosa del proceso electoral, y de no tomar postura por ninguno de los candidatos o partidos.
No obstante, la presencia magisterial del sábado rompió esa fantasía y nos dejó ver lo que el análisis real ha indicado siempre: que el magisterio oaxaqueño sí participa de los procesos electorales; que sí apoya a partidos y candidatos en concreto; y que sí trata de influir siempre en el resultado de la elección, aunque no a través del activismo electoral sino de sus propios medios conocidos de lucha. En este caso, la acción magisterial del sábado en la costa oaxaqueña dejó ver la realidad a quienes insistían en asumir a la Sección 22 como ajena al proceso electoral.
Y es que, aún cuando parece erróneo afirmar que la Sección 22 tiene intereses electorales definidos, porque en cada proceso comicial la Asamblea Estatal del magisterio supuestamente decide y anuncia, incluso de manera expresa, no apoyar a ninguna fuerza política o candidato, y tampoco tener participación directa en el proceso electoral. El argumento que esgrimen para justificar dicha postura, es que ellos consideran que tanto los partidos políticos como sus integrantes, no representan las soluciones a las necesidades que tienen Oaxaca y el país. ¿Cómo interpretar estas dos visiones?
En esa lógica, es necesario comprender que cuando se analizan determinaciones y posturas como las de la Sección 22, la lógica que debe acompañarnos —como lo apuntamos en líneas iniciales— no es la de ciudadanos comunes, sino la de un grupo de lucha social y política que se asume como tal, pero que también se ajusta a los lineamientos básicos de un sindicato que se dice democrático, y que está identificado con los sectores más radicales de la izquierda en el país.
Así, es siempre de antemano previsible que, formalmente, la Sección 22 anuncie su decisión de no participar en la lucha electoral. La razón de esta postura, es que a través de esta decisión anunciada, ponen a salvo su congruencia como sindicato. Sin embargo, aun cuando nieguen su participación en política electoral, lo cierto es que dicha cooperación no sólo res real, sino que además es directa.
Es decir, que en cada elección ellos no promocionarán a partido o candidato alguno, pero sí emprenderán una especie de lucha paralela, a través de sus propios medios y con sus formas particulares, para conseguir el mismo objetivo que se plantean las fuerzas de izquierda —Morena, esencialmente— con las que están identificados. Ese objetivo, para los partidos, es ganar el gobierno; y para el magisterio, es básicamente la derrota del PRI y el triunfo del candidato con el que sí pudieran llegar a tener cierta identidad. Sin embargo, sólo irán juntos —el magisterio y el partido al que apoyen— hasta el momento de la elección. Porque si la oposición triunfa en los comicios, no pasará mucho tiempo antes de que la Sección 22 se declare como su adversaria.
EL CASO OAXACA
Así, la Sección 22 sí participa en lo electoral, y lo hace siempre desde la lógica opositora. En Oaxaca, por ejemplo, el magisterio democrático apoyó decididamente al candidato opositor Gabino Cué Monteagudo. Lo hizo a través de sus propios medios, y contribuyó de manera decidida a que ganara la elección. El problema es que casi al día siguiente de que se declarara el triunfo electoral del candidato que supuestamente era aliado y respaldado por el magisterio, la Sección 22 fue a reclamarle las respuestas que de antemano sabía que el futuro gobernante no podría ofrecerles. Y desde entonces se convirtió en su principal opositor.
Esto es lo mismo que le ocurrirá a Andrés Manuel López Obrador si llega a ganar la Presidencia. La 22, y toda la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, no sólo no lo respaldarán inopinadamente como sí quisiera el tabasqueño que ocurriera, sino que serán sus primeros críticos y los primeros que le reclamen las respuestas que esperan. Básicamente, irán a exigir que abrogue por decreto la reforma educativa y a que elimine todo tipo de evaluación docente —cuestión que quién sabe si les pueda y quiera cumplir AMLO, una vez que ya sea presidente.
Sin embargo, antes de que llegue ese momento del ajuste de cuentas, es cierto que la 22 hará todo para que gane Andrés Manuel. Por eso, ya tomaron participación en el proceso electoral a través de las manifestaciones del fin de semana en Puerto Escondido, y lo seguirán haciendo las veces que sea necesario para seguir nutriendo sus propias formas de participación política. Aunque a muchos no les agradan, lo cierto es que sus métodos sí son saludados por la militancia más radical e implacable, tanto del magisterio como del Candidato Presidencial de Morena. Y a ellos son a quienes hoy en día quieren mantener cautivos.
PARTICIPACIÓN COSTOSA
Lo que no ven es que el costo será altísimo. En primer término lo será para la ciudadanía y para quienes tengan que padecer sus movilizaciones y jornadas de lucha. Pero lo será mucho más para quienes hoy se asuman como sus aliados. Al final, la 22 es un gremio que ha demostrado no tener amigos ni aliados, sino intereses. Y esa es la lógica que los mueve, dentro de su enorme heterogeneidad, a participar activamente en la elección presidencial.