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Robles Montoya: ¿Realmente fue degradado?

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+ Aversiones y ataques, constante en su actuar

Caben sólo dos posibles escenarios en la remoción de Ángel Benjamín Robles Montoya de la Jefatura de la Oficina de la Gubernatura. El primero apuntaría a una abierta degradación derivada de su desempeño en estos primeros dos meses de gobierno; y el segundo, no improbable, que el gobernador Gabino Cué Monteagudo decidiera protegerlo frente a diversos cuestionamientos que ya le pesan a su administración. En cualquiera de los dos escenarios, de todos modos el saldo político no es del todo alentador.

Es conocida por todos en Oaxaca, la historia de cómo a mediados de los años noventas Robles transitó por los principales círculos del poder con el gobernador priista Víctor Manuel Tinoco Rubí, y cómo ahí tejió una historia negra basada en las acusaciones de espionaje, hostigamiento e investigación tanto a los opositores políticos de aquella entidad (incluido el ahora presidente Felipe Calderón), como a líderes sociales, e incluso a periodistas.

Sin embargo, y contrario a lo que muchos piensan, la importante ascendencia que hoy tiene en el gobierno de Gabino Cué también es perfectamente explicable en la actuación que desplegó para defender su causa opositora, mas no en posibles cuestiones morales o éticas del ejercicio del poder y los partidos políticos.

Pocos hombres le fueron profundamente leales al ahora Gobernante en los tiempos en los que ellos representaban una oposición repudiada, perseguida y señalada por los grupos gobernantes, incluso cuando, desde el poder, se les trató de generar algo que bien podría calificarse como una campaña de odio frente a la ciudadanía. Uno de esos personajes leales a Cué, que fueron fundamentales para su proyecto político, fue Robles.

¿Por qué decir que su cercanía con Cué debe entenderse lejos de cualquier razón ética o moral? Porque así como suele ocurrir con todos los hombres de poder, éstos siempre deben estar rodeados de personas de todos tipos, incluso de quienes estén dispuestos a hacer todo, frente a cualquier escenario, por defender las causas que enarbolan. Eso último es lo que ha sido Robles para Cué.

¿No se recuerda que hace más de seis años, fue Robles quien construyó la organización civil que respaldó a Cué en sus primeras aspiraciones por ser Gobernador, y que incluso, esa misma organización (Ciudadanos Unidos por Oaxaca) fue la que le dio el matiz “anti-político” con el que incrustó la idea de que su gobierno municipal era el primero “ciudadano” que había en Oaxaca?

Luego, Robles fue uno de los pocos que continuaron instalados en la corriente opositora al entonces gobernador Ulises Ruiz, a pesar de que éste, de nueva cuenta, instruyó la puesta en marcha de una implacable campaña de persecución en su contra, en la que no precisamente fueron los límites morales o éticos los que prevalecieron para respetarlos como en política se supone que debería ser.

Pocos se sostuvieron en esa corriente en los peores momentos. Y si uno fue Robles Montoya, otros fueron Alberto Esteva Salinas, Mario Mendoza Flores, Víctor Hugo Alejo, Margarita García y sólo algunos más, que bien pueden contarse con los dedos de las manos.

De ahí que las lealtades políticas habidas entre esos personajes, hoy parezcan ser mucho más fuertes que las primeras coyunturas o sinsabores de este nuevo gobierno. Por eso, habría que tomar con mucha mesura la posibilidad de que verdaderamente Robles haya sido degradado apenas a dos meses de haber iniciado la administración.

 

TODO ES RELATIVO

El otrora poderoso Jefe de la Oficina de la Gubernatura, ha cometido errores imperdonables para un hombre que aspira a detentar el poder, ejercerlo y acrecentarlo. Uno de ellos, inicial y fundamental, radica en su nada mesurada pretensión de tratar de hacerse una imagen de potencial candidato “a algo”.

Era innecesario —además de una torpeza, y hasta un sinsentido— para él, aparecer con “cara de guapo”, de la noche a la mañana después de ganada la elección de julio pasado, en las portadas de ciertas publicaciones, en las que aseguraba que a él “le encantaría ser” el segundo personaje en Oaxaca (porque el primero fue el ahora gobernador Cué) en conocer los 570 municipios de la entidad, y su problemática.

Esas maniobras, burdas y carentes de todo alcance político real, lejos de ayudarlo lo metieron en un brete frente a todos los demás integrantes del naciente grupo gobernante, e incluso ante el nuevo Gobernador del Estado. ¿Por qué?

Porque la lógica del poder apunta que todos los que rodean a un gobernante, en una República, lo hacen no sólo por el “espíritu de servicio”, sino porque aspiran crecer políticamente, para algún día ocupar el máximo cargo para todo hombre de poder. En esa lógica, el escenario que Robles se construyó fue el peor frente a todos sus compañeros, que también son sus adversarios.

Otro de sus errores, reciente, tiene que ver con las disputas que emprendió con los más importantes hombres y mujeres del gobierno, para tratar de “cuidar” el coto de poder que le fue conferido. En una operación de sumas y restas, es claro que Robles descontó mucho más del capital político, de todo aquello que en algún momento pudo sumar. La imagen de implacable, de intolerante, y de impositivo, siempre es dañina para alguien que apenas se encuentra en la ruta de construir su camino al verdadero ejercicio del poder.

Sin embargo, a pesar de sus inocultables aspiraciones personales anticipadas y torpes, e incluso de las aversiones que aceleradamente generó entre sus mismos compañeros en el incipiente gobierno, bien podría haber ocurrido que su sustitución de en la Oficina de la Gubernatura, fuera para mantenerlo a salvo.

 

¿RED PROTECTORA?

Robles Montoya es uno de los personajes que no puede acreditar los estudios profesionales que dice haber cursado. Si el gobernador Cué ha reiterado su voluntad por no modificar ese requisito en la Ley Orgánica respectiva, entonces él y los demás que no han presentado la documentación correspondiente, corren el riesgo de ser separados de sus respectivos cargos. El de Secretario Particular del Gobernador, sin embargo, es un cargo para el que no se requiere calidad profesional alguna. Y es que Robles continúa encabezando eventos y reuniones, como si ocupara el cargo que formalmente dejó el sábado pasado. ¿Pesarán más que todo las lealtades entre Cué y Robles? ¿O de verdad le estarán tratando de dar una salida digna a quien en sólo dos meses logró unificar a todo el gabinete, pero en su contra?

 

Usos y costumbres: debe hallarse el equilibrio

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+ Desaparecerlos o santificarlos, un grave error

Bien dice el refranero que todos los excesos son malos. En este sentido, tanto daño ha provocado al sistema de elecciones por usos y costumbres su reiterada pontificación, como ahora los señalamientos que apuntan a desaparecerlo. En la pérdida de los equilibrios, y la equivocación del discurso, los supuestos defensores del indigenismo y las formas alternas de organización política en Oaxaca, podrían provocar un daño irreparable a la democracia.

En la década de los noventas, nuestra entidad se convirtió en vanguardia nacional al reconocer a cientos de comunidades indígenas, un sistema de elección de sus autoridades a través de vías distintas a los partidos políticos. Esto incluyó el reconocimiento a las asambleas comunitarias, a las formas tradicionales de organización, y a las particularidades de cada comunidad para elegir a sus representantes políticos.

No obstante, en esa reforma constitucional y legal en materia electoral, también quedó establecido —como era obligación por la simple jerarquía de leyes y bienes jurídicos a proteger— que el sistema de elección por usos y costumbres debía tener como único límite, el respeto a los derechos políticos que otorgan las Constituciones federal y estatal a los ciudadanos de la República, para votar y ser votado.

¿Qué significaba eso? Que independientemente de la forma particular de elegir a sus autoridades, debía respetarse, entre otros derechos, la igualdad como ciudadanos del hombre y la mujer para emitir su sufragio o aparecer como candidato a cargos de elección popular; y el gozar de las garantías mínimas para que el sentido de su voto estuviera libre de toda coacción, cuestionamiento o recriminación. Son principios que, aunque en apariencia son sencillos, a la larga evidenciaron algunas de las grietas más importantes que tiene este sistema electoral costumbrista.

Una de esas grietas, fue justamente la que evidenció el caso de la ahora diputada local por el PAN, Eufrosina Cruz Mendoza. En su comunidad (Santa María Quiegolani), se acostumbra que las mujeres no tienen acceso —y mucho menos derecho a voz y voto— en las asambleas comunitarias para elegir a sus autoridades.

Ello, que ocurre en innumerables pueblos oaxaqueños regidos por ese sistema, le impidió ejercer el derecho constitucional que tiene como ciudadana de la República, de aspirar a ocupar un cargo de elección popular en su municipio. A partir de ello, Cruz Mendoza inició una verdadera cruzada, para exigir que dentro del sistema de usos y costumbres fueran respetados todos los derechos y garantías que la Constitución otorga, pero que los pueblos, basados en el costumbrismo, niegan.

La denuncia de ese hecho, fue lo que la llevó a ser reconocida en el ámbito nacional e internacional, como una verdadera luchadora por los derechos políticos de las mujeres indígenas, e incluso, fue lo que le permitió el acceso a un partido político, que finalmente la postuló —por la vía de la representación proporcional— para ocupar un cargo legislativo aquí en Oaxaca.

Sólo que, una vez que tomó posesión de su cargo, y que incluso fue impulsada para ocupar la titularidad de la Mesa Directiva del Congreso del Estado —y tomando en cuenta que su principal bandera había sido la de la defensa de los derechos políticos consagrados en la Constitución frente al sistema de usos y costumbres—, aquí nos cuestionamos:

¿Cuál será la ruta que seguirá la diputada Cruz Mendoza, para tratar de armonizar el sistema con el respeto a los derechos constitucionales? Ese punto continúa siendo el quid de esta discusión. Y debía ser el punto central de una discusión mucho más importante y profunda que la simple propuesta de seguir santificando los usos y costumbres o, por el contrario, eliminarlos.

HALLAR EQUILIBRIOS

De entrada, una cosa debíamos entender y asumir cabalmente: Que ni la Constitución General de nuestro país está equivocada al señalar que los derechos políticos de los ciudadanos no son renunciables ni potestativos; y que, tampoco, el sistema de elección de autoridades por usos y costumbres, es esencialmente malo o dañino para la democracia.

¿Si no es ni uno ni otro punto, entonces dónde se encuentra el principal escollo? Todo radica, en el fondo, en el hecho de que en la práctica no ha habido la voluntad, de nadie, para lograr que los usos y costumbres sean ejercidos —e incluso perfeccionados— dentro del marco de libertades y derechos establecidas por las leyes vigentes. Es decir, que se garantice la subsistencia de las formas “milenarias” de organización política, pero respetando los derechos de las personas establecidos en la ley.

Esta ha sido una tarea no atendida por todos los involucrados. Las autoridades electorales locales, asumieron que al haber un sistema electoral basado en el costumbrismo, entonces los pueblos podían hacer lo que quisieran; éstos mismos, también asumiendo una posición incorrecta de ese reconocimiento, asumieron que en nombre de los usos y costumbres se podían transgredir los derechos de terceros (mujeres, avecindados, grupos minoritarios, etcétera) a la hora de concretar las definiciones políticas de sus comunidades.

Por esa razón, están equivocados quienes erróneamente creen que sólo con cambios a la ley, se podrá perfeccionar un sistema que esencialmente no es malo, pero que se ejerce en un marco evidente de falta de información y de conocimiento por parte de las comunidades indígenas, pero también de una ausencia total de limitación por parte de las autoridades que los han dejado hacer y entender ese sistema a modo de cada persona, y no como marcan las leyes.

La cuestión de fondo se encuentra en lograr la armonización de los usos y costumbres con las garantías fundamentales. Una “democratización” sólo de papel, será tan intrascendente e inútil, como lo fueron todas las previsiones hechas a la norma vigente para proteger los derechos políticos de las personas, los cuales han sido violados sistemáticamente. Habrá que tomar en cuenta otras vertientes. La sola vía de las reformas legislativas, será insuficiente. Y pensar en eliminar este sistema, será por demás más dañino para la democracia.

¿DEMOCRACIA?

Está “cantado” que Jorge Carlos García Revilla será el nuevo consejero Presidente del Instituto Estatal Electoral. ¿Qué no éste debía ser electo por el Congreso? Esta “democracia” del pasado, en los nuevos tiempos de la “transición”, sí que está padrísima.

 

Reemplacamiento: No traten de timar a los oaxaqueños

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+ Marco Tulio dice las mismas mentiras que su antecesor

Pareciera que los discursos de los titulares de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado, los sacan de la misma chistera. Hace exactamente dos años, el entonces secretario Javier Rueda Velázquez trató de engañar a los oaxaqueños con el tema del reemplacamiento, y ahora pretendió imitarlo, con el mismo argumento, su sucesor, Marco Tulio López Escamilla. Si para algo se debe ser creativo en el sector público, es para convencer a la ciudadanía de que debe pagar impuestos.

¿Qué dijo el secretario López Escamilla hace apenas unos días respecto a los impuestos que deben pagar todos los propietarios de vehículos de motor en el estado? Dijo, de acuerdo con información del portal Libertad Oaxaca, que “es un hecho, a partir de la próxima semana automóvil que no cuente con placas de circulación será detenido y enviado al corralón, hasta que el propietario regularice su situación, no habrá prórroga, se aplicará puntualmente el reglamento.”

Y además justificó su advertencia con el siguiente argumento: “Para aquella persona que le roben el auto, debemos tener elementos de identificación, por lo que vamos a iniciar un operativo para que se regularice esta situación y que los ciudadanos paguen la tenencia, asimismo se van a dar las facilidades, es un hecho, sí tenemos que cargar nuestros vehículos con placas. Aquellas personas que no lo hagan se les va a aplicar la ley puntualmente, porque se trata de un esquema de seguridad traer nuestros carros emplacados”, indicó.

Este es exactamente el mismo argumento, sólo que actualizado, que hace dos años utilizó su antecesor Rueda Velázquez para justificar el reemplacamiento, y la exigencia de pago de la tenencia.

Como entonces, igual que ahora, el motivo de fondo era recaudar para tener recursos frescos pagando el menor costo político posible, en enero de 2009 el Titular de la SSPE igualmente dijo que la reposición de todas las placas de identificación de vehículos de motor, se hacía no por cobrar más impuestos, sino en base a un esquema de seguridad aplicable a todo el país. ¿A qué se refería?

A que, según él, el reemplacamiento había sido uno de los puntos pactados en el Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad, firmado en agosto de 2008 por quienes integran los tres órdenes de gobierno y los tres poderes en que funcionalmente se divide el poder público en nuestro país.

Sólo que ese supuesto acuerdo del reemplacamiento, en realidad no existía. Igual que ahora, al gobierno estatal le preocupaba tener una mayor recaudación para así disponer más recursos. Y entonces, como ahora, trataron de echar mano de los automovilistas —contribuyentes prácticamente cautivos— a los que sí pueden coaccionar y presionar en las calles, a través de operativos con agentes de tránsito, vigilancia, y el retiro de la circulación de vehículos de motor no que no cumplan con los esquemas de seguridad, sino que no hayan pagado los onerosos impuestos respectivos.

 

¿REEMPLACAMIENTO O TENENCIA?

Es claro que uno y otro son distintos. Mientras que el costo del reemplacamiento tiene que ver directamente con el registro, ante la base de datos del Gobierno del Estado, de todas las características de los vehículos de motor —y sus dueños o poseedores—, que circulan en territorio estatal, así como el suministro de láminas de identificación para ser colocada en la unidad registrada. La tenencia vehicular, por su parte, es un impuesto federal que paga el propietario de cada unidad de motor, calculado proporcionalmente al valor del vehículo, por el simple hecho de poseerlo.

Reiteradamente, las administraciones del gobierno estatal han tratado de hacernos creer que la motivación de fondo de las presiones a los dueños de vehículos es el reemplacamiento por motivos de seguridad, cuando en realidad lo que pretenden es avalar las razones por las que nos siguen cobrando, año con año, y puntualmente, el impuesto sobre la tenencia y uso de vehículos de motor.

El asunto no podía ser más evidente, y lo sabemos todos los que tenemos un vehículo: para poder realizar cualquier trámite relativo al emplacamiento de una unidad, es indispensable presentar los comprobantes de pago del gravamen sobre la tenencia vehicular.

Esto es lo que ha frenado a miles de personas en todo el Estado, para poder registrar sus unidades ante el gobierno estatal, y así éste pueda tener actualizado el registro de las unidades de motor para ser utilizadas ante cualquier eventualidad.

Así, si lo verdaderamente importante para el gobierno de Gabino Cué es el reemplacamiento, lo que debería hacer es comenzar a aprovechar todas las ventajas de la inminente estatalización del impuesto sobre la tenencia, para emprender un gran programa de regularización de todos aquellos automovilistas que por alguna causa dejaron de pagar la tenencia en el pasado, que después decidieron no hacerlo por el cúmulo de anualidades pendientes de ese gravamen, y que por tanto sus unidades no tienen registros actualizados ante la autoridad estatal.

Un programa como el popularmente conocido de “borrón y cuenta nueva”, le permitiría al gobierno estatal elevar sustancialmente la recaudación fiscal en el presente año; atraería también a muchos de los automovilistas que han dejado de cumplir con sus obligaciones en el pasado, pero que sí desean hallar un mecanismo para regularizarse.

Además, cumpliría el propósito de actualizar el registro e incrementar la seguridad en todo aquello que tiene que ver con vehículos de motor. E incluso tendría toda la legitimidad para exigir a los morosos que pusieran al corriente su situación, a través del retiro de la circulación, y el traslado a corralones, de todas aquellas unidades que no tuvieran una situación regular.

Es claro que el hostigamiento, las mentiras y las amenazas, nunca podrán llevar a un gobierno democrático, al buen puerto al que siempre desea llegar. Si bien Gabino Cué no prometió eliminar la tenencia, sí podría hacer algo (y mucho) para quitarle las pesadas cargas negativas que tiene ese impuesto frente a la ciudadanía.

 

GOBIERNO SENSIBLE

En todo esto, el gobernador Cué parece sí tener un grado importante de sensibilidad. Ayer dio las primeras pautas sobre un programa de regularización vehicular sin cargos mayores para el ciudadano. Ojalá, pues, que esto no quede en el simple discurso. Es necesario que el gobierno demuestre que sí puede pasar del discurso a los hechos.

 

Robles Montoya, defenestrado por su historia y excesos

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+ PRI: factores de poder cobran a URO viejas afrentas

Si existe en México un factor de poder dentro del PRI, que tiene vínculos estrechos con la maestra Elba Esther Gordillo, ese es el presidente nacional electo, Humberto Moreira Valdez. Sólo a partir de ello, es que se puede explicar el aparente desdén del CEN priista a la revuelta que hoy ocurre en el priismo oaxaqueño, y el endurecimiento del discurso entre quienes pretenden “rescatar” o sostenerse en la dirigencia de ese partido en Oaxaca.

Se supone que en un partido político, todas las corrientes y expresiones tienen la entera libertad de hacer y decir lo que les plazca. Sólo que, en el caso del priismo, la disciplina y la subordinación a las decisiones verticales continúan teniendo un peso fundamental entre sus dirigentes y militantes. En el tricolor nacional, no se mueve una hoja del papel sin el conocimiento y la venia de sus factores dominantes.

Si esto es así, ¿por qué entonces vemos esta completa anarquía en el PRI de Oaxaca? Se supone que el diputado federal Eviel Pérez Magaña es el presidente del Comité Directivo Estatal, gracias al aval de la dirigencia nacional.

Se supone que todo esto, además, se encuentra sostenido por el respaldo y los amarres políticos del ex gobernador Ulises Ruiz. Y se supone que éste sigue siendo, por sí y por interpósitas personas, el Jefe Político del priismo oaxaqueño.

De este modo, si se supone entonces, que existen todos los acuerdos cupulares para el sostenimiento de Pérez Magaña como dirigente estatal, y que en la militancia y los factores de poder prevalece el sentido de disciplina a su dirigencia nacional, entonces se reitera la pregunta: ¿Por qué todos enfilan hoy sus baterías en contra de la dirigencia estatal?

La pregunta es sencilla de responder: En primer lugar, porque la figura del Jefe Político parece estar superada en Oaxaca; y en segundo término, porque aún cuando la dirigencia nacional del PRI no ha apoyado —ni lo hará en el corto plazo— a ninguna causa golpista al interior del tricolor oaxaqueño, ésta tampoco ha frenado a las voces críticas.

A partir de ello, entonces, es que se puede entender el surgimiento de esquiroles, de voces críticas, e incluso de viejos priistas, hoy huérfanos, que como no encuentran acomodo en ninguna de las corrientes, entonces alzan la voz para ser tomados en cuenta.

Así, la primera afrenta se abrió entre quienes pretenden colonizar al tricolor desde el Gobierno del Estado. El diputado federal Jorge Franco Vargas, ha tratado a toda costa de encender la flama opositora de un priismo que no necesariamente lo asume como el líder que necesitan en estos tiempos.

Y es que si al grupo que encabeza Pérez Magaña lo ven como la encarnación de lo peor de la corrupción e incapacidad del ulisismo, a Franco lo asumen como el mejor de los representantes del autoritarismo, de los cuestionamientos y de los señalamientos de abusos, que luego de seis años de hacer mella en la credibilidad del tricolor en Oaxaca, los llevaron al rechazo ciudadano, y a la derrota electoral.

En una tercera vía —como la que plantea el diputado federal Jorge González Ilescas—, a partir de ahora el PRI debe tener planteamientos más serios y coherentes sobre lo que necesita ser y hacer para encabezar a la oposición en Oaxaca, y para seguir teniendo competitividad de cara a los procesos electorales que se avecinan.

Así, todo el mes de febrero será de vía libre para que los grupos que buscan sostenerse o cambiar a la dirigencia estatal, hagan lo conducente. Después, se verá cuánto pesan a Humberto Moreira sus compromisos con su madrina, la maestra Gordillo; y cuánto desea meter las manos por su asesor el ex gobernador Ruiz, que por las viejas historias del madracismo, es uno de los últimos enemigos políticamente vivos de la expulsada ex Secretaria General del CEN del PRI.

ROBLES, DEFENESTRADO

Desde el 4 de julio pasado, la actuación de Benjamín Robles Montoya tuvo un común denominador: hizo todo para hacerse del mayor control posible del recién obtenido Gobierno del Estado, y para avasallar a sus adversarios internos. Desde entonces, y hasta la noche del sábado, tuvo todo el poder en las manos. Pero su ambición terminó por traicionarlo.

Robles fue separado de la todopoderosa Jefatura de la Oficina de la Gubernatura. No entendió que al peso de su historia personal, no podía sumarle todas las afrentas y odios que generó en estos escasos dos meses de gobierno. Con este par de ingredientes, su integridad y peso político terminarían por desfondarse. Eso fue lo que ocurrió.

Las intrigas y odios que generó del 4 de julio a la fecha, han sido ampliamente reseñadas por la prensa. En aras de acumular poder, se enfrentó a prácticamente todos. Y ya perdió. Sin embargo, en estos momentos vale la pena recordar una vieja historia, que reseñamos en esta columna el 7 de diciembre de 2009, y que revela por qué Robles desde siempre fue un factor de inestabilidad para el gobernador Cué.

Quienes conformaron la Coalición que llevó a Cué a la victoria, aseguran que la Presidencia puso dos condiciones para brindar su apoyo: una, que el inminente candidato se deslindara de AMLO; y dos, que alejara a Robles de cualquier relación con el PAN. ¿Por qué tal aversión?

Y apuntábamos: “Aunque pareciera una exageración que el PAN le tomara esa importancia a un personaje de segundo nivel como Robles, aseguran que en la Casa Presidencial tienen referencias exactas de sus intrigas, mañas y ‘métodos de trabajo’.

“Aseguran que la aversión de Felipe Calderón hacia Robles es añeja, y data de hace más de una década. En 1995, el hoy Presidente de México fue candidato a la gubernatura de Michoacán. Esos comicios los perdió ante el priista Víctor Manuel Tinoco Rubí. Y Robles, era uno de los operadores más eficaces del candidato tricolor en cuestiones de espionaje y recopilación de información sobre sus adversarios políticos. Estaba bajo el mando del veracruzano Juan Benito Coquet Ramos.”

ESPIONAJE Y HOSTIGAMIENTO

“Coquet y Robles, hicieron objeto de todo tipo de intrigas, vigilancia e investigaciones a los adversarios de Tinoco, para determinar sus movimientos, estrategias y acciones. Aseguran que uno de sus vigilados era Calderón Hinojosa.” Así, el Presidente conoce perfectamente a Robles. Y éste, además de los cuestionamientos al más alto nivel por su negro pasado, resultó ser un funcionario conflictivo e inestable, que ya le causaba más problemas que beneficios al gobernador Cué. Abundaremos.

Kalimba: un caso que revela toda la frivolidad televisiva

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+ Justicia mediatizada; ayer, verdugos, hoy, aliados

Cuando hace unos cinco años, un joven en la ciudad de Monterrey trató de asesinar a su novia, y mató a sus dos hermanos pequeños, la televisión hizo una amplísima cobertura —exagerada, sin duda— del caso, e involuntariamente cientos de miles de mexicanos se convirtieron en investigadores, abogados penalistas, criminólogos y hasta mentalistas, para tratar de deducir un asunto que le competía a las autoridades, pero que le convenía a la televisión para mantenerlos cautivos.

Hoy, frente a la acusación —ya desvirtuada— de violación hecha al cantante Kalimba, esta vieja historia del secuestro televisivo, de la manipulación de millones de mentes, e incluso del engaño y la frivolidad demostrada respecto a un asunto judicial tan serio como un abuso sexual, de nuevo se hacen presente. La televisión, y las televisoras, de nueva cuenta nos dejaron ver de qué tamaño es su interés por hacernos presa de la peor parte, la abiertamente morbosa, del trabajo periodístico.

No se exagera cuando se dice que en la última semana, el caso del cantante y la presunta violación de una menor de edad, tuvo más relevancia en los medios informativos que cualquier hecho de trascendencia nacional e internacional. No sólo los programas de espectáculos y de “chismes de la farándula” dieron cobertura al asunto, sino también los principales noticiarios de radio y televisión.

Como si Kalimba y su libertad, fueran de verdad un asunto de relevancia nacional, o éste fuera un actor fundamental de la vida o la estabilidad de la nación. Todos, sin excepción, se volcaron a buscar y difundir cualquier tipo de información al respecto, sin tomar en cuenta que ésta fuera cierta o supuesta; que fuese cuestión de la vida pública de los involucrados o de su intimidad, o incluso que fuera parte de las investigaciones que se realizaban.

En realidad a las televisoras, y a Televisa en particular, lo que menos les interesa es justamente Kalimba. Veamos si no. Hace apenas un par de semanas, cuando se hizo pública la acusación de agresión sexual, fue el conductor del noticiario matutino de televisión, Carlos Loret de Mola, quien encabezó las investigaciones, el juicio, la radicación, la sentencia y la pena que, sumaria y anticipadamente, le impuso la televisión al cantante.

¿Se recuerda la escena? Loret de Mola entrevistando a Kalimba —hecho un auténtico manojo de nervios—, dos días después de que se hizo pública la acusación, tratando por todas las vías de que éste aceptara públicamente, en cadena nacional de televisión, y en horario estelar, que o había abusado sexualmente de la menor, o que cuando menos había sostenido relaciones sexuales con ella.

Kalimba, como era de esperarse, difícilmente se daría, como dice la frase popular, “un balazo en el pie”, aceptando públicamente su responsabilidad aún cuando los hechos que se le imputaban sí fueran su responsabilidad; como negó sostenidamente haber abusado de la menor, y como se negó a aceptar que había sostenido un encuentro sexual con la chica, entonces para la televisión, en un solo acto, se convirtió en responsable.

La inquisición fue franca y abierta. Y a partir de entonces parecía que la defensa legal del cantante tendría no sólo que sortear los cuestionamientos y las pruebas recabadas por el órgano de procuración de justicia de Quintana Roo, y convencer al juez sobre la inocencia del acusado, sino también llevar a cuestas a las televisoras que asimismo habían decidido ya, por una cuestión de rating, que el cantante era responsable por los hechos que se le señalaban.

VIRAJE INFORMATIVO

Hubo un momento, dentro de todo ese maratón informativo, en que las televisoras se dieron cuenta que, contrario a lo que habían vaticinado inicialmente, Kalimba podría no ser responsable de la agresión por la que se le acusaba, y que además, la mayoría de la gente interesada en el asunto tenía la percepción, o esperaba, que el intérprete no fuera realmente culpable de lo que se le imputaba. Y entonces dieron un vuelco sorprendente a su oferta informativa.

A partir de ese momento, las televisoras decidieron convertir a toda la población en peritos, criminólogos, juristas y abogados penalistas… igual que como cuando en 2006, un joven de nombre Diego Santoy Riverol asesinó a dos menores y estuvo a punto de ultimar también a su novia.

Los foros de televisión comenzaron a llenarse de especialistas que daban cuenta de diversos temas relacionados con el proceso legal que enfrentaba el también compositor; en las pantallas de televisión se analizaban los mensajes privados, las comunicaciones e incluso los testimonios que daban a conocer los implicados en el asunto, o quienes conocían a alguno de los participantes en ellos. Así, según quienes hacen la televisión, ofrecieron un panorama completo… de lo que más bien era un asunto de suma conveniencia y escarnio para ellos.

¿Por qué? Porque trataron a Kalimba —y todo lo relacionado al asunto judicial en que se vio involucrado—, como siempre, de acuerdo a sus propios intereses. Éste fue culpable en la medida que Televisa quiso y le convino, y luego lo convirtió en víctima cuando se dio cuenta que eso era más redituable. Mientras todo eso ocurría, ganaba millones de pesos vendiendo publicidad a altos costos, a lo largo de la cobertura informativa que captaba la atención morbosa de millones, y les reportaba los más altos ratings.

Su viraje llegó al punto climax entre anteayer jueves y ayer viernes. Aún cuando dos semanas atrás se le había cuestionado duramente por su presunta responsabilidad, los conductores de los programas matutinos de Televisa reportaron con júbilo la noticia, e incluso dieron “gracias a Dios” por el auto de libertad que el juez de la causa dictó al cantante, al no haber hallado elementos para sustentar su presunta responsabilidad en los hechos que se le imputaban.

Hoy, como así lo quiso el público y las conveniencias, y además el proceso judicial y su defensa legal lo favorecieron, es casi un héroe. Si continuara en prisión, por obra y gracia —y conveniencia— de la televisión, ya sería un auténtico mártir.

QUE RENUNCIE

Momentos después de darse a conocer la noticia de la libertad del cantante, los medios se fueron en contra del nuevo villano de la historia. Igualmente, en horario estelar y en cadena nacional de televisión, el conductor Ernesto Laguardia preguntó al procurador quintanarroense, Francisco Alor Quezada: “¿Y después de esto, va a renunciar?” Mordazmente ridículo.

Transparencia: El gobierno de Gabino la engulle

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+ IEAIP: el desprecio oficial los desacredita a todos

Desde la tarde del pasado miércoles, la oficina de prensa del Instituto Estatal de Acceso a la Información Pública de Oaxaca, hizo circular un comunicado en el que anuncian la presentación de un Juicio de Garantías en contra de una solicitud hecha por la Secretaría de Administración del Gobierno del Estado, para que les sea devuelto el inmueble en el que desarrollan su labor.

Este parece ser el principio del fin de un órgano, y de una garantía constitucional, que en Oaxaca ha sido sistemáticamente soslayada y menospreciada no sólo por quienes en el régimen anterior se resistieron a ella, sino también por quienes dicen defenderla y honrarla en esta supuesta transición democrática.

Lamentablemente, en nuestro estado ha quedado fielmente demostrado que la actividad política sólo ha enturbiado, revuelto y despreciado cualquier posible voluntad real por la transparencia. Independientemente de cualquier trabajo —bueno o malo— que haya realizado el Instituto de Acceso a la Información, es claro que ninguna de las decisiones tomadas desde el poder ha sido en su beneficio. ¿De qué hablamos?

En términos sencillos, de que el gobierno de Ulises Ruiz Ortiz sólo honró la transparencia en los límites mínimos del decoro y las apariencias, pero sin demostrar nunca una voluntad real por fortalecer un órgano autónomo que, en estos tiempos, representa uno de los faros que alumbran y dan guía a los regímenes democráticos, y que bien pudo ser una bandera eficaz contra sus detractores.

Quedó siempre claro que a Ulises Ruiz lo último que le importaba era la transparencia. Por eso, no fue sino hasta cuando tenía encima el movimiento magisterial y popular de 2006, que forzado por las circunstancias impulsó una primera ley de transparencia que, sin haber entrado en vigor, fue sustituida por la que actualmente rige.

A la par de ello, creó un órgano (el IEAIP) al que él mismo desacreditó no necesariamente por la calidad moral o profesional de quienes lo integraron (Genaro Vásquez Colmenares, Raúl Ávila Ortiz y Alicia Aguilar Castro), sino porque éstos tenían inocultables relaciones de cercanía y compromiso con el poder gubernamental al que, se supone, iban a acotar.

Esa ha sido, esencialmente, la razón por la que el Instituto de Acceso a la Información en Oaxaca, nunca ha tenido la credibilidad y aceptación ciudadana que requiere un órgano de esa naturaleza. Aunque el trabajo formal del Instituto ha sido reconocido a nivel nacional por su estructuración y alcances, es claro que ni con eso el oaxaqueño promedio tiene confianza en él.

Todo eso pone en claro que el trabajo del IEAIP siempre ha sido cuesta arriba. Sus integrantes no sólo han tratado de que los sujetos obligados cumplan con lo que dice la ley de transparencia, sino esencialmente han luchado porque les crean que de verdad están haciendo el trabajo y la labor de contención democrática que dicen que hacen.

En todo esto, lo peor es que si en algún momento el antiguo régimen (de Ulises Ruiz) creyó posible “heredar” este órgano a sus sucesores, como una especie de cuña para contenerlos y desde ahí controlarlos, en los hechos no hizo sino todo lo contrario. ¿Por qué?

Porque quién sabe si antes de ser gobernador, Gabino Cué tenía algún grado de confianza en el Instituto. Pero con lo hecho por el entonces gobernador Ruiz en los últimos días de su gobierno, le dio la estocada final a la credibilidad y permanencia del IEAIP:

Nombró, a través de vías aparentemente democráticas, a Soledad Rojas Walls como comisionada en sustitución de Alicia Aguilar. Esa designación tuvo un fuerte cuestionamiento porque está basado más en razones personales, que en una verdadera ponderación del perfil profesional, la experiencia y el aporte a la transparencia que pudiera hacer la nueva Comisionada.

 

TRANSICIÓN, ¿ASÍ?

Todas esas maniobras de boicot a la transparencia, dejaron en claro que el futuro del IEAIP sería algo más que incierto frente al nuevo régimen del gobernador Gabino Cué Monteagudo. Aunque éste prometió honrar la transparencia y todo lo relativo al derecho a saber, más bien decidió tomarlo como una cuestión de su gobierno, desdeñando cualquier posible reforzamiento al órgano autónomo encargado de la materia.

Incluso, desde que ocurrió el proceso de entrega-recepción, aquí lo señalamos: tanto el gobierno de Ulises Ruiz, como el equipo de transición de Gabino Cué, ignoraron por completo al Instituto de Acceso a la Información, incluso como un mero actor testimonial de lo que estaban haciendo. A unos y a otros, les importó un comino la existencia de ese supuesto órgano legitimador de las democracias contemporáneas.

Luego, al tomar posesión Gabino Cué del gobierno, incluyó en las atribuciones de la Secretaría de la Contraloría, todo lo relativo a la transparencia gubernamental. Prometió que a través de ella, el pueblo de Oaxaca podría estar al tanto de lo que hiciera y decidiera el gobierno, y podría asimismo tener certeza sobre su honorabilidad, legalidad y legitimidad. Y nuevamente soslayó la existencia tanto del mandato constitucional, como de la ley, y el órgano de transparencia.

Su razonamiento, para ello, ha sido sencillo: para el nuevo régimen, los tres comisionados responden al interés del gobierno anterior, y por esa razón deben ser ignorados y excluidos. Puede que tengan razón. El problema es que el gobierno de Gabino Cué, hasta hoy, ha hecho nada por abonar su propia credibilidad, y por demostrar que ellos sí tienen voluntad real por la transparencia.

Por citar un ejemplo, ¿a caso la Secretaría a cargo de Perla Woolrich ya aclaró por completo, y tomó las medidas pertinentes, para sancionar y ajustar al marco del derecho, todo lo relativo a la acreditación de los estudios profesionales de los miembros del gabinete de gobierno? ¿De verdad tienen ellos un proyecto real de transparencia, cuando esencialmente ésta debe ser garantizada por órganos autónomos y ajenos a las estructuras formales del poder?

 

HOSTIGAMIENTO INNECESARIO

Si el nuevo gobierno no confía en los integrantes del IEAIP, debería iniciar ya el proceso para sustituirlos. Dejarlos a la deriva, y hostigarlos, es tanto como ningunear el imperativo democrático relativo a la transparencia y el derecho a saber. En el fondo, el gobierno de Gabino Cué está tratando de esconder, con ese supuesto desprecio, el verdadero talante autoritario y antidemocrático que en su momento tanto denunció de sus adversarios políticos.

 

Eviel: ni en derrota hay diagnóstico real del PRI

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+ Replanteamiento priista: un imperativo inminente

El 4 de diciembre de 2010, en entrevista con TIEMPO, el ex candidato a la gubernatura y presidente del Comité Directivo Estatal del PRI, Eviel Pérez Magaña, atribuyó la derrota electoral de su partido a tres factores: el abandono de su dirigencia nacional; la pugna entre Ulises Ruiz y Jorge Franco, y la conformación de la Alianza PAN-PRD-PT-Convergencia. Es claro que, ni entonces ni ahora, la dirigencia priista comprende, y comparte con su militancia, las razones que los llevaron a entregar el poder.

Esto es lo que, hace casi dos meses, dijo textualmente en entrevista el diputado Pérez Magaña a nuestro compañero Juan Carlos Medrano: “Nuestro error fue no haber tenido el apoyo, ni los acuerdos necesarios, tanto con la cúpula nacional que se generó producto de esta confrontación, porque estamos hablando de confrontaciones de Ulises con los ex gobernadores, luego de un cruzamiento de muchos personajes…”

“Yo esperaba ver a la presidenta de mi partido, Beatriz Paredes Rangel, poniendo una denuncia ante las instancias correspondientes, por la intromisión del presidente de la República en la elección, pero hasta el día de hoy, no sé por qué no ocurrió así…”

Ante el cuestionamiento de si había influido el rompimiento entre el entonces gobernador Ulises Ruiz y el diputado Jorge Franco Vargas, Pérez Magaña señaló: “¡Claro que pesó; todos son cuadros valiosos, pero pues se llevó una confrontación a un terreno en el que no tuvo por qué darse; hoy, hay que decirlo: ¡ya ni se hablan!”

Hoy, cuando los más importantes grupos políticos al interior del priismo oaxaqueño velan armas para iniciar una pugna política por la renovación de la dirigencia estatal, particularmente vale la pena recordar esas palabras del Líder priista, para entender las razones por las que cada vez más grupos exigen no sólo una nueva directiva, sino el replanteamiento total de los grupos y prácticas que confluyen al interior del tricolor.

La importancia de las palabras dichas por Pérez Magaña a inicios de diciembre, radica en el hecho de que por lo menos demuestran la existencia de un análisis inexacto y extraviado  sobre el estado en que se encuentra el priismo oaxaqueño, y sobre el rumbo que debe tomar ahora como fuerza de oposición.

En el primero de los puntos, ¿Cómo poder asegurar que hubo un supuesto abandono de las figuras nacionales de su partido, cuando no hubo un solo personaje de talla nacional del priismo, que no estuviera volcado en Oaxaca durante las campañas proselitistas?

Más bien, si se recuerda, fueron por lo menos tres ocasiones en las que estuvo la dirigente nacional Beatriz Paredes Rangel; al menos otras tres, las que vino exclusivamente a realizar labor proselitista el gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto.

Y era a los representantes y líderes partidistas estatales con legitimación, y no a Paredes, a quienes les correspondía encabezar la defensa legal, y las denuncias ante la opinión pública por las presuntas intromisiones de funcionarios federales, o de otros gobiernos, en la operación electoral de estos comicios.

Así, en un primer momento, el dirigente Pérez Magaña debía cuestionarse seriamente si fue en realidad el abandono de la dirigencia y figuras nacionales lo que se convirtió en un factor para su derrota, o si, por el contrario, fueron las “grandes figuras” locales quienes de verdad lo abandonaron, lo traicionaron, o hicieron un trabajo tan deficiente que finalmente redundó en su derrota.

No parece creíble el argumento del abandono del priismo nacional. Y si todo esto se ve así, las otras razones dadas para explicar su derrota son aún mucho menos verosímiles.

PLEITO MAGNIFICADO

Suponer que el pleito entre el entonces gobernador Ruiz y el diputado Franco Vargas, fue uno de los tres factores fundamentales para su derrota, es tanto como:

a) magnificar a una figura de por sí desgastada, deslegitimada y rechazada como lo es Franco, que sólo fue poderoso y eficaz en la medida que tuvo de su lado el aparato y los recursos gubernamentales para hacer las tareas que se le encargaban; y,

b) negar que la derrota priista tiene una connotación mucho más profunda y explicable en los errores, la frivolidad y los excesos cometidos por toda una administración estatal que gobernó al margen de la credibilidad, cercanía y aceptación ciudadana, y debería ser explicada, comprendida y analizada a la luz de factores de verdad reales, y no de reyertas cupulares que en realidad fueron intrascendentes.

Veamos si no. El diputado Franco Vargas es un personaje político eficaz, sólo en la medida que tiene los elementos del poder para ejecutar las tareas que se le encomiendan. Como Secretario de Gobierno le tocó jugar el papel de villano e implacable, porque era lo que el momento requería.

Después, como líder priista reforzó las estructuras electorales, gracias no a su carisma o talentos personales, sino a los elementos —económicos, de coacción política, clientelares y hasta de violencia— que pusieron a su alcance para “unificar” a la estructura priista. Sin embargo, nunca ha demostrado algo sustentable como político, como hombre con visión de Estado, e incluso como un personaje con perspectiva de sociedad en relación a lo que necesita Oaxaca. Y es, por si fuera poco, el más apático e improductivo legislador federal que tiene el priismo y nuestra entidad.

Pero además, reducir la derrota priista del 4 de julio a un pleito entre dos personajes, es tanto como querer tapar el sol con un dedo respecto a lo que fue el ulisismo en Oaxaca. ¿A poco la visión maquiavélica de un personaje logró volcar a la sociedad a favor de su adversario (Gabino Cué) para darle más de 100 mil votos de diferencia?

Eso, ni cercanamente, fue así. El PRI perdió por los excesos de Ulises Ruiz y quienes lo acompañaron en el gobierno; perdió por la mala operación electoral que realizaron; por las traiciones y el abandono de que fue objeto el entonces Candidato por parte de sus propios compañeros; y perdió porque, les guste o no, la mayoría de los electores los rechazaron implacablemente en las urnas.

PRI SIN RUMBO

El PRI, a juicio de sus corrientes, debe dejar los maniqueísmos y chovinismos con los que quieren maquillar, o culpar a otros, de sus errores y su derrota. La disputa, en el fondo, debía ser no sólo por la dirigencia o las candidaturas, sino por construir la verdadera oposición en Oaxaca, que hoy simplemente no existe.

Mario Emilio se confunde o se engaña con su dimisión

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+ Responsabilidad política, la otra carga de funcionarios

El derecho administrativo mexicano establece claramente que todos los servidores públicos pueden enfrentar, por el ejercicio de sus funciones, responsabilidad administrativa, judicial y política.

Esto lo debería comenzar a entender el ahora ex director Jurídico de la Secretaría General de Gobierno, Mario Emilio Zárate Vásquez, para evitar las amenazas sin sentido, los intentos manipulación y las autoinculpaciones que ha lanzado recientemente.

¿Cuál es el motivo de su molestia? Todo se centra en la reciente aprehensión en una comunidad rural de Oaxaca, del presunto integrante de un grupo criminal, de nombre Flavio Méndez Santiago, y apodado “El amarillo” o “El armadillo”.

Éste, al ser presentado por las autoridades federales ante los medios de información de la capital del país, relató buena parte de sus actividades delictivas, pero también aseguró haber sido nada menos que director de la Policía Municipal de Santa Cruz Xoxocotlán.

Cuando ello ocurrió, aquí en la entidad surgió la interrogante de para qué administración, y autoridad municipal, había trabajado Méndez Santiago. Pronto se supo que éste había fungido como mando policiaco en el trienio que constitucionalmente le correspondía al doctor Roberto Efrén Molina Hernández.

Y en ese punto fue donde, también, se desató una serie de señalamientos sobre la responsabilidad por la contratación del presunto criminal como agente policiaco.

En términos sencillos, Mario Emilio Zárate —que había fungido como síndico Procurador en esa administración— acusó a Molina de haber tenido como escolta a Méndez Santiago. También dijo que éste había sido contratado por la alcaldesa interina, Sandra Eugenia Ramírez Flores.

Sólo que ambos, Molina y Ramírez, se defendieron asegurando que la Dirección de Seguridad Pública, y la Policía Municipal de esa demarcación, se hallaban bajo el mando y responsabilidad de Zárate Vásquez. Luego aparecieron documentos oficiales de esa administración, en poder de varios medios informativos, que parecían probar ese hecho.

El fondo del asunto es este intento de manipulación, que para Zárate Vásquez ya se convirtió en una amenaza abierta, e incluso cuantificada para varios medios informativos, incluido TIEMPO: que sepamos, al ex Director Jurídico de la General de Gobierno, nadie lo responsabilizó o señaló por tener vínculos con un grupo criminal, sino por ser presuntamente el responsable de la contratación de El Amarillo.

La diferencia entre uno y otro señalamiento, es sustancial: en el primero de los casos, podría haber ocurrido que los medios informativos, o sus adversarios políticos, o quien fuere, acusara públicamente a Zárate Vásquez, con o sin pruebas, de pertenecer o tener vínculos con un grupo criminal.

En el segundo de los casos, que es el que corresponde a lo que verdaderamente ocurrió, la prensa oaxaqueña hizo eco de señalamientos asimismo públicos, de que él habría sido el responsable de la contratación de Flavio Méndez Santiago. Nada más. Sería temerario, ilegal, y hasta absurdo, que oficiosamente un medio informativo hiciera señalamientos, sin contar con las probanzas correspondientes, de que tal o cual persona pertenece o tiene nexos con un grupo criminal.

RESPONSABILIDAD POLÍTICA

Formalmente, todo servidor público puede ser sujeto de tres tipos de responsabilidad por el desempeño de las funciones que le confiere la ley: la primera, es la administrativa; la segunda es la penal; y la tercera, es la política.

En una de las vertientes de ésta última, y no en las dos anteriores, es justamente donde se inscribe el embrollo en que hoy está envuelto no sólo Zárate, sino todos los ex funcionarios del gobierno municipal de Santa Cruz Xoxocotlán, que entre 2005 y 2007 tuvieron a su cargo las funciones administrativas y de gobierno de esa demarcación que se relacionan con lo dicho por El Amarillo.

¿Por qué? Porque aún cuando pareciera que los ex munícipes Molina y Ramírez Flores —uno constitucional, y la otra interina— se eximieron públicamente de responsabilidad al señalar a Zárate Vásquez, es claro que, en todo caso, los tres tendrán que responder ante la sociedad por la presencia de El Amarillo en Xoxocotlán, así como participar en la misma medida en el deslinde de responsabilidades.

Hasta donde se sabe, ninguno de los tres tiene requerimientos pendientes por parte de autoridad alguna. Quizá sea después —cuando como consecuencia de las investigaciones que realice la PGR se arroje algún resultado que involucre a alguno de ellos— que Molina, Ramírez Flores o Zárate Vásquez sean llamados a declarar o se instaure algún proceso penal en su contra.

Sin embargo, la responsabilidad política permanece. Hoy, esos tres personajes —que ya son simples civiles— deben dejar de lado los amagues inicuos e innecesarios, para estar dispuestos a responder por sus actos frente a la sociedad.

Aunque quizá no amerite que alguno de ellos sea sujeto de juicio político o de responsabilidad, su carga política ante los oaxaqueños de todos modos prevalece, y es a partir de ello que Zárate y los demás involucrados deben estar prestos a aclarar este asunto ante la instancia que los requiera.

Es claro que amenazando a la prensa, Zárate ni gana algo y, al contrario, exhibe por completo su alto grado de intolerancia e incapacidad para analizar las situaciones en las que se encuentra involucrado.

Los medios informativos estatales, dan cuenta todos los días de hechos públicos y señalamientos de los actores sociales y políticos. En ese sentido, tratar de culpar al mensajero de los asuntos de fondo, revela un peligroso talante antidemocrático y autoritario que no corresponde a un gobierno democrático y abierto como el que encabeza el gobernador Gabino Cué Monteagudo.

Por ello, Zárate debe revisar con cuidado quiénes son sus acusadores reales, e incluso si no ha sido él mismo quien se ha señalado con sus amenazas. La prensa oaxaqueña ha dado cuenta de lo que corresponde a su responsabilidad política como funcionario. Pero nada más. Pero eso, al parecer, le queda claro a todos, menos a él.

TEMA PRIORITARIO

En la asamblea plenaria del PRI, se resolvió atender como un asunto de la más alta prioridad, el de la situación de inseguridad y abusos que viven los migrantes centroamericanos en la frontera sur. Este importante acuerdo, fue consecuencia del trabajo legislativo y las gestiones realizadas por el diputado federal oaxaqueño, Jorge González Ilescas.

Puerto Escondido: los criminales tienen manga ancha

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+ Ahí, caso de abusos e impunidad en la Policía Estatal

 

El pasado fin de semana, unas mil personas salieron a las calles de la ciudad de Puerto Escondido, para exigir que las autoridades de los tres órdenes de gobierno cumplan con sus respectivas responsabilidades en la salvaguarda de la seguridad pública. Esto ocurre, mientras que en la Policía Estatal se dan abominables casos de abusos e impunidad, ahí mismo, que lejos de abonar a lo que los ciudadanos exigen, reiteran el clima de zozobra y vulnerabilidad en que vive la población.

De acuerdo con reportes del periódico Milenio dados a conocer el fin de semana, dicha manifestación fue convocada por empresarios de Puerto Escondido, y fue encabezada por familiares y amigos de Ramiro Núñez Cervantes, joven ejecutivo de cobranza y ventas de una empresa ubicada en esa comunidad porteña, que fue arteramente asesinado en días pasados en una carretera de la costa chica oaxaqueña.

Este, que es uno de tantos hechos delictivos que de un tiempo a la fecha ocurren en ese concurrido centro turístico oaxaqueño, necesariamente habrá de llamar la atención de Eduardo Rojas Zavaleta, nuevo edil del municipio (San Pedro Mixtepec) al que pertenece Puerto Escondido; pero también, y de forma ineludible, todas estas reacciones ciudadanas tendrían que ser escuchadas y atendidas por los mandos policiacos estatales. Sólo que lejos de estar mostrando eficiencia y sensibilidad, más bien la Policía Estatal es objeto de escarnio y abusos, que en nada ayudan a su credibilidad y eficacia en la contención de la seguridad pública.

¿De qué hablamos? De una historia negra de abusos e impunidad que es ampliamente conocida en Puerto Escondido, pero que prácticamente es desconocida en la capital oaxaqueña, y que es la siguiente:

Hace apenas unos días, el domingo nueve de enero, el comandante de la Policía Estatal destacamentada en este puerto, Gustavo Castellanos Castellanos arribó al bar “La Tormenta” aproximadamente a las 21 horas, acompañado de dos elementos más, entre ellos el chofer de su patrulla, Giludio Gómez Martínez, quienes uniformados empezaron a ingerir bebidas embriagantes sin importarles denigrar a su corporación.

A pesar de la insistencia de la encargada, en el sentido de que no podía proporcionarles el servicio por su indumentaria oficial y por prohibirlo las ordenanzas municipales, los agentes permanecieron y obligaron a que se les atendiera, e incorporándose a la mesa donde se encontraba Ismael Frías Cruz, agente del Ministerio Público adscrito a la Subprocuraduria de la Costa, funcionario cuya responsabilidad era la investigación del robo de vehículos.

Sin recato alguno permanecieron conviviendo hasta las once de la noche en que se retiró del lugar el comandante Castellanos ya en completo estado de ebriedad, quedándose el suboficial de la Policía Estatal, Andrés Herrera Estrada, el representante social y otros sujetos de mala facha, entre éstos, uno que en la población es conocido como “el Tito”.

Pero resulta que ya enajenados por el alcohol, todos discutieron violentamente en el interior de la cantina, para inmediatamente desplazarse hacia afuera, desatándose una riña entre sí, lo que aprovechó “el Tito”, ya en la calle, para jalonear y desarmar al suboficial Herrera, disparándole con su propia arma de cargo, e hiriéndolo con tres impactos en diferentes partes del cuerpo.

Con esa misma arma, dio muerte al agente ministerial Díaz Cruz, dándose a la fuga. Ante los hechos, la encargada del lugar solicitó la presencia de la Cruz Roja, y telefónicamente dio aviso de lo sucedido a las autoridades, lo que originó que a los cinco minutos se apersonaran en el citado negocio, más de cinco patrullas de la Policía Estatal, increíblemente al mando del comandante Castellanos, quien apenas momentos antes había convivido con los rijosos, salió del bar en completo estado de ebriedad, y por esa razón estaba claramente impedido para atender ese tipo de responsabilidades.

 

HISTORIA DE ABUSOS

A pesar de todo eso, detuvieron sin ordenamiento legal alguno, y sin facultad para hacerlo, a la propietaria del bar y a una de sus empleadas, quienes con lujo de violencia fueron subidas a una de las patrullas tipo camioneta, conduciéndolas a la cárcel municipal, e internándolas en una celda por alrededor de media hora.

Transcurrido este tiempo, el comandante Castellanos nuevamente se presentó ante la propietaria, sacándola de esa celda preventiva para llevarla a las oficinas de la Policía Estatal. Ahí, junto con otras personas, fue torturada físicamente con golpes, intentos de asfixia, choques eléctricos en partes sensibles, colocándoles el cañón de una pistola en la sien, y demás procedimientos que ordenaba el ebrio Jefe de Plaza de la Policía Estatal.

Sin embargo, todas esas agresiones, y abusos que atentan contra la dignidad humana de esas personas, fueron consignadas en diferentes instrumentos legales. Así, todas esas violaciones constan en los certificados médicos expedidos por la Dirección de Servicios Periciales de la Subprocuraduría, y por el Centro de Salud Urbano de la Jurisdicción Sanitaria 04 de la Costa, los que obran en la averiguación previa 15 (PE) 2011 y en la queja CDDHO/004/RC(11)OAX/2011, admitida por la Visitaduría Regional de la Comisión Estatal para la Defensa de los Derechos Humanos. Asimismo, estos abusos quedaron asentados en una denuncia penal interpuesta por los afectados contra el comandante Castellanos.

No obstante, vale la pena preguntarse si a alguna de estas personas injustamente detenidas, se le comprobó responsabilidad alguna en el homicidio del representante ministerial Díaz Cruz, o de las lesiones graves que sufrió el suboficial Herrera Estrada. La respuesta, tajante, es “no”. Lo peor del asunto, es que aún cuando es del dominio público quién fue el autor material de estos hechos, hasta ahora no existe ningún detenido.

 

ENCUBRIMIENTO

Lo lamentable de esta situación, es la falta de control y supervisión por parte del comandante Regional de la Policía Estatal, Felipe Gómez Julián, quien trató de ocultar los hechos, aduciendo que todos los agentes implicados realizaban tareas encubiertas de investigación en el espacio físico del asesinato, y tratando con dinero de acallar lo sucedido. ¿Estará enterado de todo esto el comisionado César Alfaro? ¿Si sí, por qué no pone orden? ¿Y si no, es que sus agentes le están jugando chueco en Puerto Escondido? Son preguntas.

 

Xoxocotlán, “El Amarillo” y Mario Emilio: ¿ninguna relación?

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+ Desvío de atención, para apartar de escándalo a GCM

Flavio Méndez Santiago, alias “El Amarillo”, sí trabajó como agente de la Policía Municipal en Santa Cruz Xoxocotlán; sí le fue conferida la titularidad de la Dirección de Seguridad Pública de esa demarcación; y, según sus propias declaraciones, y las presunciones de la PGR, sí fue fundador de un temido grupo delictivo que opera en todo el país. Sin embargo, esos hechos, personas y momentos hoy son objeto de un intento claro de manipulación, en aras de proteger al gobierno de Gabino Cué de un nuevo escándalo.

El pasado 21 de enero, el periódico Noticias señalaba lo siguiente: “Flavio Méndez Santiago (…) trabajó como guardia personal del ex presidente municipal de Santa Cruz Xoxocotlán, Roberto Efrén Molina Hernández, quien luego lo nombró como jefe operativo de la policía de ese municipio.

“Cuando le revocaron su mandato a Molina Hernández, ‘El Amarillo’ pasó a ser director de Seguridad Pública Municipal, durante el periodo que ocupó la presidencia Sandra Eugenia Ramírez Flores, según revelaron fuentes y ex funcionarios del municipio que prefirieron reservar su identidad.” ¿Por qué asegurar lo anterior?

En efecto, consta en documentos oficiales que, en efecto, Méndez Santiago sí fue agente policíaco en Santa Cruz Xoxocotlán, y que incluso sí tuvo bajo su responsabilidad no sólo la dirección de Seguridad Pública, sino que antes fue también subdirector de esa área. No obstante, lo que se pretende seguir manipulando es el tiempo y la forma, y gracias a quién en realidad se dieron estos nombramientos.

En efecto, Roberto Molina Hernández fue presidente municipal de Xoxocotlán; y es cierto que durante su periodo constitucional, ocurrieron todos los hechos que involucran a El Amarillo como agente policiaco de esa localidad.

Sin embargo, es también necesario precisar el momento exacto en que éste fue suspendido de su cargo, y las personas a las que se les encargó concluir esa administración municipal. Para ello, debemos tomar en cuenta por lo menos tres momentos precisos, para trazar con exactitud una correcta línea del tiempo.

El primero de ellos es el siguiente: Molina Hernández fue suspendido de su cargo edilicio el 17 de marzo de 2006, acusado por la LIX Legislatura de un desvío de recursos públicos por un monto 38 millones de pesos, que finalmente nunca se le pudo comprobar.

El segundo que, de acuerdo con documentos oficiales de ese municipio que obran en poder de esta columna, por acuerdo unánime de Cabildo tomado el 25 de noviembre de 2005, el mando tanto de la Dirección de Seguridad Pública, como de la Policía Municipal, se encontraba a cargo del entonces síndico Procurador, Mario Emilio Zárate Vásquez.

Y el tercero, que a partir del 18 de marzo de 2006, la presidencia Municipal quedó interinamente en manos de la doctora Sandra Eugenia Ramírez Flores, pero que todas las demás disposiciones y delimitación de funciones de los funcionarios y concejales de esa administración, continuaron siendo las mismas que hasta entonces.

 

DESVIAR LA ATENCIÓN

Cada quincena, el Director de Seguridad Pública Municipal de Santa Cruz Xoxocotlán, enviaba a la Dirección de Administración de ese Ayuntamiento, una relación del personal adscrito a la corporación con grado, nombre y cantidad que percibían en sus salarios.

En la relación de agentes de la primera quincena del mes de mayo de 2006, es en donde aparece por primera vez el nombre de Méndez Santiago, ya con el grado de subdirector. Dicho documento, fechado el 10 de mayo de ese año, presenta la firma del teniente coronel Lucio Mendoza Ángel ya como titular de la Dirección de Seguridad Pública Municipal, ya que junto con el edil Molina, también había sido removido su director de Seguridad Pública, Emilio Constantino Esteva Ruiz, para evitar cualquier tipo de resistencia o amotinamiento en protesta por la defenestración del Presidente Municipal.

En otro documento oficial —también en poder de este espacio—, fechado el 20 de julio de 2006, y firmado por la ya para entonces presidenta Municipal Interina, Sandra Ramírez Flores, se le conmina al ex director Esteva Ruiz que “haga entrega en el acto de recepción del presente oficio de todos los bienes, documentación y todo tipo de recursos de la Dirección de Seguridad Pública de este municipio al C. Flavio Méndez Santiago, Subdirector de Seguridad Pública de este municipio, con el apercibimiento que en caso de hacer caso omiso (sic) a la presente se procederá conforme a las leyes correspondientes”.

Todo lo que ocurrió después, es ya del conocimiento de todos. El teniente coronel Lucio Mendoza Ángel fue sustituido un mes después por Méndez Santiago en la Dirección de Seguridad Pública, y se mantuvo apenas unos tres meses en ese cargo. Su separación voluntaria de la Dirección ocurrió, según refieren fuentes cercanas al asunto, justo en días previos a la realización de un examen antidoping, obligatorio, para todos agentes y mandos policiacos de esa demarcación.

Dos cuestiones quedan en el fondo de este asunto: primera, que antes y después de la suspensión del mandato del edil Molina Hernández, quien tuvo legalmente bajo su responsabilidad a la Dirección de Seguridad Pública de Santa Cruz Xoxocotlán, fue el ahora director Jurídico de la Secretaría General de Gobierno, y entonces síndico Procurador de esa demarcación, Mario Emilio Zárate Vásquez.

Y segunda: Que para tratar de apartar al gobierno de Gabino Cué de un nuevo escándalo por culpa de sus funcionarios, el periódico Noticias se apresuró a responsabilizar a Molina Hernández de la contratación y las responsabilidades que tuvo El Amarillo en la Policía Municipal de esa localidad. Sólo que, a la luz de la realidad, no cuadran ni las fechas, ni los tiempos ni las personas señaladas.

Es claro que, ante ello, no sólo por un deber legal, sino también por un imperativo ético y político del gobierno para el que trabaja, Mario Emilio Zárate debía solicitar su separación temporal del cargo, y ponerse a disposición de las autoridades competentes para que deslinden responsabilidades. Eso es lo que debería hacer un funcionario comprometido, en un gobierno democrático en el que de verdad prevaleciera el Estado de Derecho.

“ACOMPAÑANTES”

¿Será cierto que en varias direcciones, como la Jurídica de la Secretaría General de Gobierno, han sido contratadas algunas mujeres para sólo fungir como “acompañantes” de los funcionarios? Que le pregunten a Zárate Vásquez. Alguna referencia podrá dar del asunto.