+ Comienzan las acciones desesperadas; crecen grupos opositores
Es sintomático el cese fulminante del Contralor General de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca. El rector, Eduardo Martínez Helmes, enfrenta no sólo las últimas semanas de su rectorado sino también la supervivencia de su grupo político que, básicamente, incluye a toda su familia nuclear y extendida. Por eso, el Rector comienza a tomar decisiones desesperadas ante la imposibilidad de seguir protegiendo sus más importantes herramientas de control político, y ante el surgimiento de varias fuerzas opositoras a su grupo.
En efecto, ayer TIEMPO daba cuenta del cese fulminante, ocurrido el martes, de Pedro Rafael Martínez Martínez —hermano de Enrique Martínez Martínez, competidor de Martínez Helmes en la carrera por la rectoría hace cuatro años— quien ostentaba el cargo de Contralor General. El ahora cesado llegó al cargo gracias a la negociación de posiciones políticas ocurrida entre los aspirantes luego de la elección universitaria de 2012.
El problema es que como esa fue una de las posiciones que el Rector le entregó —en apariencia— al Sindicato de Trabajadores Académicos de la Universidad de Oaxaca (STAUO), y ahora ante la situación actual —en la que el STAUO es punta de lanza de quienes pueden arrebatarle el poder— constituía un botón de riesgo para la estabilidad del grupo que controla la universidad, fue cesado incluso sin el mínimo respeto a su garantía de audiencia, y sin ofrecerle alguna explicación sobre la decisión tomada en la oficina de la Rectoría.
¿Qué quería preservar el Rector? En términos simples quiso asegurar la inexistencia de huecos por los que se pudiera seguir “filtrando” —aunque en esos aspectos la Universidad, con toda su pluralidad, es altamente permeable— información, cifras y datos, de las bases en las que está anclado el control que mantiene el grupo de su padre, Abraham Martínez Alavés, sobre escuelas y facultades clave en la política electoral universitaria. El STAUO ha sido enfático en el cuestionamiento a esas herramientas de control, y por esa razón el Rector quiso cortar de fondo la gangrena cesando al funcionario que —según él— podría tener el acceso completo a esa información.
El problema es que luego de tres periodos gozando del control universitario, todas las herramientas del grupo son ampliamente conocidas. En la Facultad de Derecho, por ejemplo, hay un problema de porrismo, pero sobre todo de tráfico de calificaciones. ¿Cómo controlan la universidad? Lo hacen a través de agentes externos (los que antes eran conocidos como “fósiles”) que aun cuando formalmente ya no tienen matrícula como universitarios, sí fungen como “gestores” o como “coyotes” para el tráfico de calificaciones con los alumnos.
¿Qué hacen? Que desde fuera de la Universidad, tienen los “contactos” para poder asentar calificaciones fuera de toda norma o control. Esos “contactos” dentro de la Universidad, no son otros que los de la Dirección de Redes y Telecomunicaciones, que permiten que eso ocurra y hasta les facilitan las cosas, y que en muchos casos el trámite se hace a título gratuito, o con cantidades de dinero simbólicas, porque lo que también les interesa es que los jóvenes irregulares —que son cientos, quizá miles dentro de esa Facultad que es deliberadamente masiva— les deban el favor para luego cobrárselos al convertirlos en parte de las estructuras electorales del grupo del Rector.
En gran medida de todo eso se le acusa a Reynel Vásquez Zárate, director de la Facultad de Derecho que, si nada extraordinario ocurre, se convertirá en el candidato del grupo Martínez Helmes a la Rectoría. Sus antecedentes personales se encuentran en el porrismo. Pero como Director de esa Facultad, de lo que más se le acusa es de dejar pasar libremente todas las maniobras relacionadas con la venta o condicionamiento de calificaciones para favorecer a su grupo político.
TERROR A LA DISIDENCIA
Hay una razón más por la que el Rector decidió cesar de manera fulminante al Contralor General: la competencia real que tendrá el grupo de Martínez Helmes en la competencia por la sucesión no será sino con el STAUO. ¿De qué hablamos? De que dentro de la Universidad, y más allá de las apariencias, el Rector se enfrentará a un grupo que se fortalece y que buscará capitalizar la crisis de los Martínez.
Pues resulta que según las apariencias, la competencia se la daría el actual director de la Facultad de Contaduría y Administración, Abel Morales. Éste personaje ha intentado generar la idea de que podría ser la alternativa pero dentro del propio grupo de los Martínez Helmes. Ha querido presentarse como la opción “académica” que se contrapone a los cuestionamientos que pesan sobre Reynel Vásquez Zárate y sus antecedentes de porrismo. El problema es que al interior de ese grupo, Morales se ha evidenciado en diversas mezquindades que lo tienen ampliamente descartado. Y su problema es que fuera del cobijo político-electoral de los Martínez Helmes, Abel Morales y su grupo fueron incapaces de construir las estructuras de voto que son indispensables ya no para ganar, sino para ofrecerle una competencia digna al candidato del Rector.
¿Quién será la competencia real? Todo apunta a que será uno de los líderes históricos del STAUO, en la persona del actual secretario de Administración, Silviano Cabrera Gómez. Éste es quien ha venido abrevando las fracturas que ha sufrido el grupo de los Martínez Helmes, pero además ha mantenido a flote el capital que ha tenido el STAUO, que en las tres últimas elecciones de Rector ha sido el único que verdaderamente le ha ofrecido competencia a los candidatos de Abraham Martínez Alavés.
Al final esa será la forma en que se cierre la competencia: Eduardo Martínez Helmes, asesorado por su padre, enloqueciendo para tratar de no perder el poder, aunque en esas maniobras demuestra todo lo contrario: los ceses fulminantes, los golpes de timón y las acciones desesperadas, sólo demuestran su nivel de nerviosismo por el poder que están a serias posibilidades de perder, luego de casi dos décadas de reinado.
EXHIBIDOS
En uno de los edificios de Ciudad Universitaria colgaron una manta que da cuenta del control que tienen los Martínez: 13 familiares directos, e incondicionales de Abraham Martínez Alavés, ocupan cargos directivos, o plazas de tiempo completo en la UABJO. De ese tamaño es el interés de la “familia real” universitaria por mantener su cacicazgo.