† Dedicado a la memoria de mi padre, don Ismael Humberto Ortiz Romero, a 18 años de su fallecimiento
La Sección 22 del SNTE se mantiene firme en su lógica de participar en el proceso electoral. A ello responde su determinación de estallar el paro indefinido de labores en fechas próximas, igual que como ha sido en cada una de las acciones en las que ha participado durante los últimos meses. El sindicato magisterial participa con determinación en cada elección, y lo hace porque se asume como un grupo de doble propósito: ser un gremio, pero al mismo tiempo ser también un movimiento social. Por eso, es sólo la lógica electoral la que explica todos sus movimientos y acciones que está preparando para el mes de junio.
En efecto, la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) acordó realizar un paro indefinido de labores para exigir respuesta favorable a su pliego de demandas a los gobiernos federal y estatal. El acuerdo fue tomado durante la Asamblea Estatal Mixta Permanente realizada el pasado sábado 19 de mayo, en la que se aprobó que el estallamiento de huelga iniciará el próximo lunes 28 de mayo, tras una consulta con las bases magisteriales.
De acuerdo con la propia Sección 22, las 571 representaciones sindicales consultadas coincidieron en la necesidad de la movilización de la Sección 22 y de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) ante “la cerrazón del Gobierno Federal de atender las demandas del magisterio nacional democrático”. De la misma manera, detalló que después de la Asamblea Estatal Mixta les corresponderá a los delegados de la Asamblea Nacional Representativa (ANR) asistir a la Ciudad de México el próximo 23 de mayo a la sede nacional de la CNTE e impulsar el paro laboral en otras entidades del país —cuestión que tampoco debiera descartarse, dado que todo el país se encuentra sometido a la misma presión relacionada con la elección presidencial.
Entre las demandas centrales de la Sección 22 del SNTE está el respeto a la estabilidad laboral y sus condiciones generales de trabajo, la abrogación de la Ley Estatal de Educación Pública de Oaxaca y el reconocimiento del Plan para la Transformación de la Educación de Oaxaca (PTEO).
Así como la liberación de los “presos políticos y de conciencia” Lauro Atilano Grijalva Villalobos, Sara Altamirano Ramos, Damián Gallardo Martínez y Roque Coca Gómez, la presentación con vida de los desaparecidos, castigo a los autores intelectuales y materiales de los hechos ocurridos el 19 de junio de 2016 en Asunción Nochixtlán y la reconstrucción de escuelas, viviendas, carreteras y espacios públicos que fueron afectados por el los sismos de septiembre de 2017 y febrero de 2018.
El sindicato exige también el descongelamiento de las cuentas bancarias de la Sección 22 del SNTE y del Comité Administrador de Préstamos Personales, la devolución del 100 por ciento de sus aportaciones sindicales y el esclarecimiento del homicidio de la estudiante Luz Adelina Cipriano Bautista.
En sus demandas laborales, pidieron la bilaterialidad y la devolución de sus espacios en el Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO), contratación inmediata de jóvenes normalistas, pago de la tercera etapa a 3 mil 699 trabajadores regularizados al final de la administración de Gabino Cué Monteagudo y pago de prestaciones, entre otras.
¿Es todo este pliego petitorio, tan importante como para tomar la determinación de un paro indefinido de labores —aun con el riesgo de los despidos y las consecuencias jurídicas de abandonar las aulas—? Queda claro que no. La intención de fondo está relacionada con la participación del magisterio en la elección presidencial, y su interés por involucrarse en este proceso desde más de treinta días antes de que ocurra la jornada electoral.
PARTICIPACIÓN ABIERTA
Apuntamos en este espacio, el pasado 18 de abril, que la Sección 22 sí participa en lo electoral, y lo hace siempre desde la lógica opositora. Y luego de recordar el caso oaxaqueño, en el que la 22 impulsó a Gabino Cué para después convertirse en el más feroz de sus verdugos, apuntamos:
“Esto es lo mismo que le ocurrirá a Andrés Manuel López Obrador si llega a ganar la Presidencia. La 22, y toda la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, no sólo no lo respaldarán inopinadamente como sí quisiera el tabasqueño que ocurriera, sino que serán sus primeros críticos y los primeros que le reclamen las respuestas que esperan. Básicamente, irán a exigir que abrogue por decreto la reforma educativa y a que elimine todo tipo de evaluación docente —cuestión que quién sabe si les pueda y quiera cumplir AMLO, una vez que ya sea presidente.
“Sin embargo, antes de que llegue ese momento del ajuste de cuentas, es cierto que la 22 hará todo para que gane Andrés Manuel. Por eso, ya tomaron participación en el proceso electoral a través de las manifestaciones del fin de semana en Puerto Escondido, y lo seguirán haciendo las veces que sea necesario para seguir nutriendo sus propias formas de participación política. Aunque a muchos no les agradan, lo cierto es que sus métodos sí son saludados por la militancia más radical e implacable, tanto del magisterio como del Candidato Presidencial de Morena. Y a ellos son a quienes hoy en día quieren mantener cautivos.”
¿Qué podemos esperar hoy? Que la 22 intente incidir en el ánimo de la ciudadanía a través de sus propias formas de lucha —marchas, movilizaciones, plantones, etcétera— y que luego vaya a tratar de participar en la propia jornada electoral. Siempre lo han hecho, y esto no debería sorprender. Guardan las formas para mantener a salvo sus posiciones retóricas, aunque en realidad todo está determinado por la elección presidencial. Eso, al final, es tan importante que por eso no sólo no se sustraen de participar, sino que lo hacen activamente a través de sus propios mecanismos.
VAN POR TODO
Hoy, además, está en juego algo que para ellos es fundamental: la derogación de la reforma educativa, y la posibilidad de que recuperen el estatus de superioridad que perdieron con las reformas de 2013 al marco legal de la educación en México. Ese es un acicate perfecto para alimentar la movilización y para tratar de regionalizar su movimiento al sureste y centro del país. Nada indica aún que puedan lograrlo. Pero nada hay en contra de la posibilidad de que lo intenten.