+ Sus acciones no reflejan organización; se quedaron sin interlocución
Hoy se cumplen dos semanas de que el gobernador Gabino Cué anunció la disolución del IEEPO bajo la hegemonía magisterial, y el establecimiento de un nuevo instituto educativo regido por funcionarios no afines, ni designados, por la Sección 22 del SNTE. En estos catorce días, hemos visto posicionamientos y amenazas del magisterio. Pero lo que no hemos visto es una estrategia capaz no sólo de cerrarle la puerta a un posible boicot al inicio del ciclo escolar 2015-2016, sino también de comenzar a distender las posiciones de los profesores. Quizá sea momento de que los gobiernos estatal y federal reactiven su conocida estrategia del bueno y el malo.
En efecto, ayer los profesores de la Sección 22 del SNTE marcharon por las calles de la capital oaxaqueña, pero rechazaron acudir a la mesa de diálogo propuesta por el Gobierno del Estado. La dirigencia magisterial dijo —como pretexto— que el gobierno estatal no le había notificado oportunamente de la agenda, la ubicación y los participantes en el diálogo; pero sobre todo estableció que —al igual que como lo afirmó el Gobernador desde el fin de semana— ellos no van a negociar bajo presión. “La Sección 22 nunca llegará de rodillas a una mesa, ni a un diálogo condicionado”, remarcó el secretario General de la Sección 22, Rubén Núñez Ginez.
Frente a esta decisión del magisterio, el gobierno de Oaxaca demostró ayer lunes que ellos estaban dispuestos a la realización de un diálogo público. Incluso, una comisión integrada por el secretario General de Gobierno, Alfonso Gómez Sandoval Hernández, el director general del IEEPO, Moisés Robles Cruz, y el vocero del Poder Ejecutivo, Miguel Ángel Muñoz Navarro, reiteraron su disposición y apertura al diálogo con el gremio magisterial, y aseguraron que con la Sección 22 el diálogo será permanente por la importancia que reviste la educación en la entidad.
Más tarde, la secretaria de Desarrollo Social del gobierno federal, Rosario Robles Berlanga, vino a Oaxaca a anunciar importantes apoyos e inversiones a favor de la educación, con lo que se refrendó que estas medidas a favor del rescate de la rectoría de la educación se están tomando en acuerdo por los gobiernos estatal y federal, que desde el anuncio de la refundación del IEEPO han dado reiteradas muestras de que están actuando coordinadamente.
En este panorama, pareciera que finalmente la Sección 22 está vencida, o cuando menos desfondada y en un proceso de desgaste sobre el cual sólo sería cuestión de tiempo para terminar de diluirse. Si ese es el cálculo hecho por ambos niveles de gobierno, entonces la apuesta más fuerte de su estrategia tendría que enfocarse fundamentalmente en garantizar que inicie el siguiente ciclo escolar. Sin embargo, apostar a eso es por demás incierto.
Pues no se duda que se esté trabajando en el objetivo de garantizar el arranque del ciclo escolar, y que se puedan tomar todas las medidas que previamente esbozó el Director del IEEPO, tales como el reemplazo de maestros, los descuentos y los despidos. No obstante todo esto, es fundamental que los actores e instituciones involucrados no dejen de ver este asunto como una cuestión de Estado, y entonces abran los canales necesarios para no asfixiar al magisterio, y paulatinamente abrirle las vías de despresurización necesarias para evitar que finalmente la presión y el agobio termine reventando una relación que, a pesar de las fricciones de las últimas dos semanas, ha sido respetuosa e institucional entre el sindicato magisterial y los dos ámbitos de gobierno involucradas.
EL BUENO Y EL MALO
Para nadie es un secreto que durante meses, los gobiernos estatal y federal establecieron una ruta coordinada frente a la Sección 22, en la que al interior del gobierno federal había un bueno y un malo en sus negociaciones con el magisterio; y que, entre los ámbitos de gobierno, también había uno que fungía como el golpeador, y el otro como conciliador en las rondas de negociación con la representación oaxaqueña de la CNTE.
Esa relación —en cualquier análisis sensato— tendría que haber cambiado, y no desaparecido, luego del 21 de julio cuando el gobernador Cué Monteagudo anunció la refundación del IEEPO. Hasta entonces, dentro del gobierno federal el diálogo conciliador lo había tenido la Sección 22 con la Secretaría de Gobernación, y la relación tirante con la Secretaría de Educación Pública; y en esa misma relación, el trato tirante había sido siempre con el gobierno federal, y el trato conciliador lo había recibido del gobierno de Oaxaca.
En esa lógica, es necesario considerar que el gobierno federal le cerró la ventanilla de la negociación al magisterio oaxaqueño luego de su intento de boicot al proceso electoral del 7 de junio. Desde entonces, Gobernación le dijo a la Sección 22 que no negociarían hasta que los profesores demostraran estar en clases —lo que auguraba un reinicio de negociaciones hasta después del 24 de agosto, cuando arranca el próximo ciclo escolar—; y, aparentemente, ante el anuncio federal, la 22 se había refugiado en su relación con el gobierno de Gabino Cué para que éste sirviera como interlocutor con el gobierno federal. Sólo que esa relación se acabó hace dos semanas, cuando también el Gobernador le puso fin a su relación de sometimiento frente al magisterio.
Así, técnicamente la Sección 22 tiene cerrados todos los canales de interlocución con los gobiernos estatal y federal. Era previsible que los profesores no acudieran a dialogar con el gobierno estatal, porque la expulsión de la estructura magisterial en el instituto educativo es de tal calado, que ahora el “malo” es el gobierno estatal.
¿Qué queda? Que ahora la federación demuestre su capacidad de interlocución y establecimiento de puentes, y sea quien dialogue —que no negociar— con la dirigencia magisterial para comenzar el largo proceso de distensión, y paulatinamente aseguren o la reincorporación a las aulas de los sectores magisteriales más radicales; o cuando menos que no se conviertan en un factor de inestabilidad para la educación y la gobernabilidad en Oaxaca. No abrir a tiempo una válvula de escape, generaría una explosión que no es ni deseable ni necesaria para la gobernabilidad de Oaxaca.
MIL VERSIONES
Rubén Núñez Ginez debe estarse preparando para la retirada. Sólo así puede explicarse que el fin de semana hayan circulado al menos tres versiones distintas sobre el presunto malestar físico que sufrió.