En Morena, con Salomón Jara, se premia la corrupción

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+ Su paso por Sedapa fue marcado por acciones indebidas


No parece haber algo que pueda detener la ruta de Salomón Jara Cruz como candidato a la gubernatura por el Movimiento de Regeneración Nacional, de Andrés Manuel López Obrador. Para el tabasqueño, Jara representa fielmente los intereses de su nuevo partido, que no son otros que los de sumisión y preservación del clientelismo y fanatismo político que plantea como proyecto de nación. Sólo quien no conoce al futuro abanderado de Morena, podría creer que representa el “cambio verdadero” que promete en su proselitismo. Por eso mismo vale la pena recordar algunos detalles de su atropellado paso por el servicio público estatal.

En efecto, Salomón Jara fue, como titular de la entonces Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Forestal, Pesca y Acuacultura del gobierno estatal, el signo de la persistencia de todo lo que este gobierno decía no querer ser. Durante su gestión como titular del área encargada del desarrollo rural, todos los rubros asignados a esa dependencia estuvieron en el total abandono, cuestión que vino siempre acompañada de un escandaloso manejo discrecional y sectario de los recursos para la producción alimentaria en la entidad. incluso, a Jara Cruz se le cuestionó siempre su abierta participación en asuntos políticos, que sin ningún rubor lo distraían los asuntos públicos que le habían sido encomendados.

Así, Salomón Jara Cruz fue siempre cuestionado, y reiteradamente se exigió su salida de la administración estatal por el daño que le provocaba a las tareas que le habían sido encomendadas, porque su gestión siempre estuvo marcada por las acusaciones de abandono al campo y a los sectores a los que la ahora Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Pesca y Acuacultura debe atender en la entidad. De hecho, en Oaxaca durante los casi tres años que Jara estuvo al frente de esa dependencia, fueron sistemáticamente desoídas todas las exigencias de grupos sociales, organizaciones campesinas y demás que denunciaban la inoperancia de esta dependencia con Jara al frente.

Del mismo modo, desde el Congreso de la Unión, y también desde dependencias del gobierno federal, se acusó sistemáticamente a la Secretaría que encabezaba Jara Cruz, de ser una dependencia que no tenía capacidad para ejercer y comprobar los recursos que exigía la Federación. Sólo así podía entenderse que sólo en 2011 la Sedapa se viera obligada a devolver alrededor de 600 millones de pesos; y que derivado de ese subejercicio, para el ejercicio 2012 —todavía con Jara al frente— el Presupuesto de Egresos de la Federación hubiera contemplado y aplicado un recorte presupuestal de 400 millones de pesos. Esto, es evidente, impactó en mil millones de pesos que en los últimos años se dejaron de invertir en el ya de por sí deteriorado campo oaxaqueño.

Jara Cruz, además, fue siempre cuestionado porque durante su gestión como secretario de Desarrollo Agropecuario, Forestal, Pesca y Acuacultura, intentó repartir los recursos económicos destinados al campo y el desarrollo de las actividades productivas antes señaladas, no entre quienes verdaderamente demostraban capacidad técnica, sino entre quienes pudieran y quisieran “compartir ganancias” con él.

EVIDENCIAS DE CORRUPCIÓN

Desde aquellos años en los que Jara era funcionario, señalábamos en esta columna irregularidades importantes en programas como el PESA, en los que resaltaba la corrupción de Jara Cruz. ¿Qué es el PESA? Es el Programa Estratégico para la Seguridad Alimentaria, que otorga recursos para la operación de Agencias de Desarrollo Rural, que son las encargadas de llevar a cabo procesos ordenados de combate a la dependencia alimentaria, y fomento de producción suficiente de comestibles derivados de la tierra en las regiones en que se encuentran presentes. Apuntábamos entonces que la Sedapfa tiene la atribución de ejecutar los recursos económicos de ese programa, que sólo para la entidad ascienden a más de 350 millones de pesos anuales.

¿Qué intentaba hacer Jara Cruz al respecto? Decíamos que, en el caso de Oaxaca, actualmente operan 52 Agencias, cada una de ellas tiene un presupuesto de operación de alrededor de un millón y medio de pesos anual, y tiene capacidad de gestionar proyectos productivos para la activación del campo por unos 4.5 millones adicionales. Al hacer cuentas, señalábamos, podemos darnos cuenta que sólo este fondo implica unos 350 millones de pesos, que son los que fundamentalmente pretende acaparar la Sedapfa, por medio de argucias no sólo para evadir los lineamientos federales del programa PESA, sino también para remover a auténticos despachos —reconocidos y validados por todas las instancias nacionales e internacionales involucradas—, para poner en su lugar agencias “pantalla” que sólo servirían para operar recursos y generar beneficios económicos para funcionarios estatales con los cuales estaría coludido Jara Cruz para compartir ganancias.

Asimismo, sobre Jara siempre pesaron los cuestionamientos de haber ejercido los recursos de esa dependencia con un evidente favoritismo a quienes le generaban un clientelismo político. En su momento, a Jara se le cuestionó que casi la totalidad de los recursos que entregó como titular de Desarrollo Rural estuvieran encaminados a las organizaciones que integraban el llamado Frente de Organizaciones Sociales, Campesinas, Urbanas, Pesqueras y Transporte, que desde aquel entonces ya era uno de los brazos sociales del Partido de la Revolución Democrática, y que después fue una clientela tomada por el senador Benjamín Robles Montoya.

Mientras Robles y Jara fueron perredistas, esa fue una de sus formas de operación que, sin embargo, marginó a innumerables organizaciones y grupos organizados para beneficiar únicamente a sus principales clientelas. A la salida de Jara del gobierno, y del PRD para organizar las estructuras electorales de Morena, una parte de esas organizaciones siguió trabajando con él aunque gracias a los apoyos que se generaban desde el gobierno para aceitar la maquinaria electoral que todos ellos representan, y que se van a jugar la sucesión —junto con sus respectivos candidatos— en los comicios del próximo junio.

LA MORAL MORENA

Esa es la carta con la que jugará el Movimiento de López Obrador en los comicios locales. Garantiza, quizá, la sumisión al líder y el cumplimiento de sus intereses. Pero dados los antecedentes, no sería ningún buen signo para Oaxaca como posible gobernante.

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