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Democracia: que no se gane o se pierda todo

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+ Comicios: a considerar apertura democrática

 

Hasta donde pudo verse, la de ayer fue una jornada electoral ejemplar. Millones de mexicanos salimos a las urnas a hacernos parte de la decisión política más importante de nuestro país. Al elegir al nuevo Presidente, y a quienes integrarán la Cámara de Diputados y el Senado de la República, los mexicanos debemos esperar no sólo que haya buenos ganadores y perdedores, sino también que se plante la idea de que quien gana no debe ganar todo, y que quien pierda no debe hacerlo en esas mismas condiciones. Cuando entendamos eso, nuestra democracia comenzará a ser distinta.

Ayer domingo se definió el rumbo de México no sólo para los próximos seis años, sino para décadas completas. Es tan trascendental una decisión como en la que participamos millones de mexicanos, que hace seis años (en 2006) no nos imaginábamos que la siguiente jornada electoral estaría enmarcada por una lucha contra el crimen organizado que ha enlutado al país, pero también por condiciones excepcionales —nunca vistas para México— en el terreno económico y en la perspectiva de desarrollo que tiene nuestra nación.

Los mexicanos debemos considerar que gran parte de los temas que integran la agenda pública (esos temas de interés común que nos alientan, que nos reconfortan, que nos preocupan o que hasta nos duelen) fueron incrustados en ella sólo en los últimos seis años. El buen manejo de la economía nacional, por ejemplo, será pilar por muchos años siguientes, para que México siga creciendo y alcanzando mejores condiciones frente a las demás naciones.

Del mismo modo, en sentido negativo, nos guste o no, queramos o no, la lucha contra el crimen organizado seguirá siendo motivo de preocupación y dolor para los mexicanos, independientemente de qué presidente o partido gobierne, y de qué proyecto de gobierno se plantee para los próximos años. Posiblemente, en sexenio siguiente cambie la estrategia. Pero ese asunto está tan encaminado, y es tan riesgoso para el país y para las instituciones y el Estado de Derecho, que no parece posible que algún partido o candidato, el que gane, tenga el valor para decidir terminar de tajo con esa política que involucra directamente al Estado.

Por todo ello, si entendemos la importancia de salir a votar, debemos hacerlo para tener una parte de responsabilidad en las grandes decisiones públicas del país, pero también para contribuir en la generación de un dique democrático para los proyectos políticos que consideramos nocivos o inviables para nuestro país en los próximos años. No votar, no significa evitar la “legitimación” de quien llega al poder. Más bien, con la abstención se legitima de la peor forma posible a quien intenta a llegar a través de maniobras, y no del respaldo genuino de la mayoría de los ciudadanos; o a quien lo hace teniendo un proyecto de nación equivocado o intentando privilegiar intereses cupulares por encima de lo que nuestro país verdaderamente necesita.

 

GANAR Y PERDER TODO

Una idea que los mexicanos debemos comenzar a quitarnos de la cabeza, y que debemos exigir todos los días a las nuevas autoridades (y a todos los políticos y partidos) del país, es aquella que dice que quien gana la Presidencia se convierte en una especie de “rey” de México por seis años, y que quien pierde, debe reducirse y únicamente existir en las reducidas cañerías opositoras del sistema democrático. Es claro que México debe evitar, y erradicar, aquella idea de que quien gana, gana todo; y que quien pierde, también pierde todo.

Eso nos hace daño. La lógica más natural del poder (poder, entendido en sentido político como la capacidad que tiene alguien, persona o institución, de conseguir que los demás cumplan con su voluntad) indica que éste debe estar lo suficientemente apuntalado y segmentado para evitar desbordamientos. Toda concentración de poder es nociva por definición. Y por eso mismo, nadie debe detentar todo el poder; y quien detente una porción, debe estar controlado por otros sujetos que, en condiciones similares, puedan frenar los intentos de desbordamiento, y que también sean susceptibles de ser contenidos. Así funciona, en términos generales, el conocido sistema de frenos y contrapesos.

Sin embargo, en nuestro sistema político el sistema de frenos y contrapesos está adecuado de tal modo que quien gana se convierte en todopoderoso, y quien pierde se va hasta el fondo del sistema. Ese es un problema grave de nuestra democracia, porque ello significa que desde ahí los pesos se desequilibran, y que entonces se pierde la posibilidad de que el poderoso contenga los ánimos de los opositores hasta cierto límite, y que éstos a su vez puedan liderar y representar efectivamente a una parte de la población que quedó al margen del poder.

En el fondo, ahí podría encontrarse la explicación a una serie de fenómenos muy propios del sistema político mexicano. Así podría entenderse, por ejemplo, que cada día más personas salen a las calles a manifestarse, o lo hacen incluso por la vía de la violencia o de la ruptura institucional, porque dicen haber agotado sin éxito todos los canales legales para tratar de ser escuchados, de ser atendidos en justicia, o de ser incluidos por los esquemas del gobernante.

A partir de hoy veremos nuevas expresiones de eso. El ganador del poder presidencial lo detentará a plenitud a partir de diciembre próximo. Y los perdedores se irán a su casa para, si bien les va, convertirse en meros líderes morales de sus grupos políticos; pero no para encabezar efectivamente a la oposición desde alguna trinchera institucionalmente reconocida, o para asumirse como diques democráticos al poder constituido.

Los mexicanos debemos encontrar fórmulas para hacer avanzar el sistema político hacia la democracia. No es suficiente que tengamos relativa estabilidad y tranquilidad económica; y no sería tampoco suficiente que tuviéramos un país en paz. Si bien los mexicanos hemos adolecido históricamente de ello, también lo es que nuestro mayor anhelo siempre ha sido el de tener una democracia verdaderamente plena y capaz de regirnos sin conflicto. Ese es el reto. Y por eso mismo, nadie debe sustraerse de las grandes decisiones de la República.

 

EL MAL EJEMPLO

Anoche, el sector juvenil de la campaña peñista en Oaxaca, encabezado por el orgullo del nepotismo del diputado federal Heliodoro Díaz, se preparaba para festejar el triunfo. Para eso rentaron un antro: La Mata. El “nuevo PRI”, pues, festinando “el triunfo” con alcohol, desenfreno y los excesos de siempre.

Crayones para votar: polémica, innecesaria

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+ Desacreditar al IFE es descalificarnos todos

 

Desde hace varios días, circula en redes sociales una supuesta denuncia de ciudadanos, para que estemos alertas al momento de votar y “no permitamos” que el Instituto Federal Electoral nos imponga el uso de un “lápiz” para votar, pues la marca que deje este objeto en la boleta electoral es fácilmente borrable, y por tanto, ello facilitaría la perpetuación del fraude que, según ellos, se avecina en esta jornada para elegir Presidente e integrantes del Congreso de la Unión. Quien inventó esa patraña, y quienes la creen, no sólo están en un error, sino que de un plumazo intentan ningunear las luchas ciudadanas que dieron origen al IFE.

En efecto, desde hace varios días circulan principalmente en redes sociales, imágenes de las cajas de lápices que habrán de proporcionar los funcionarios de casilla a los electores el próximo domingo, para que con ellos marquen las boletas electorales. Quienes han subido las imágenes a la red, dicen que al ser lápices con los que se marcarán las papeletas, esto será fácilmente borrable y que por tanto será sencillo que “el IFE” cambie (es decir, borre y corrija) algunos votos, con el objeto de favorecer a algún candidato en específico.

Esas imágenes se reprodujeron rápidamente en la última semana, provocando incluso que desde ayer todos los consejeros electorales y funcionarios del Instituto, salieran a los medios de información a desmentir el rumor y a decir que, en efecto, los marcadores tienen forma de lápiz, pero que de ninguna manera son eso, que tampoco son “borrables” y que las medidas de seguridad establecidas en todos los elementos necesarios para emitir el sufragio son lo suficientemente fuertes como para inhibir la posibilidad de que los votos sean alterados o “corregidos”.

De hecho, en entrevistas radiofónicas, varios funcionarios y consejeros del IFE recalcaron el hecho de que las boletas electorales están elaboradas con un papel imposible —así lo dijeron, “imposible”— de falsificar, y que el material con el que están hechos los lápices electorales es cera, no grafito, y que por esa razón la posibilidad de que la marca dejada por esos lápices en las boletas electorales no podría ser alterable, ya que además el papel de las boletas deja huellas claras de manchas, tachones o borrones. Es decir, que a través de ello reiteraron la seguridad de que los comicios del domingo no tendrán puntos cuestionables como ese, y que los ciudadanos pueden acudir tranquilamente a votar, con la seguridad de que su voto contará y que nadie hará uso indebido de él.

En todo este asunto (que incluso hasta raya en lo ingenuo, para quien lo creyó), lo primero que salta a la vista es que, de haber cambiado crayones por lápices, el IFE estaría cometiendo un error de ingenuidad propio de alguien que nunca ha organizado elecciones, y que además no cuenta con los recursos económicos suficientes como para proveerse de los elementos que le son indispensables para garantizar el cumplimiento de los principios que rigen los procesos electorales.

Esto, sin embargo, podría pasarle a cualquier otro órgano electoral, pero no al IFE. De hecho, el Instituto es un referente mundial por lo avanzado de sus métodos y el perfeccionamiento de los mecanismos para garantizar que las elecciones se realizan conforme lo marca la Constitución, y que nadie puede alterar el resultado ni la voluntad de los ciudadanos.

Y si dudar de eso es grave (porque si hay un especialista reconocido en el mundo en la realización de procesos electorales, ese es el IFE), lo es todavía más que en ese intento de descalificación, seamos los mismos ciudadanos quienes nos descalifiquemos y sembremos dudas sobre lo que nosotros mismos estamos encargados de hacer en cada jornada electoral, como ciudadanos o como funcionarios de casilla.

 

IRRESPONSABILIDAD

¿Por qué es un acto de profunda irresponsabilidad, y hasta de ofensa a la ciudadanía, el creer que “el IFE” puede “borrar y corregir” ciertos votos para quitárselos a un candidato o partido y dárselos a otro? Porque, en esencia, es el IFE quien organiza las elecciones, pero somos los ciudadanos los que las materializamos. Usted, o el autor de este espacio, o quien sea. Es decir, cualquier mexicano.

Quizá algunos lo hayamos olvidado. Pero la esencia de la confiabilidad de las jornadas electorales en México, radica en gran medida en que somos los ciudadanos quienes participamos directamente en ellas. Es decir, somos nosotros —usted, yo— quienes somos susceptibles de recibir la responsabilidad de participar como funcionarios de casilla, con el deber, la responsabilidad, y hasta el privilegio de atender a los ciudadanos que acuden a sufragar, corroborar su identidad ante el padrón electoral, proporcionarles la boleta y recibir su voto, además de vigilar que las elecciones se lleven a cabo conforme deseamos todos los ciudadanos.

Es decir, que no hay manipulación, que los votos se cuenten correctamente, que no haya injerencia de los partidos o de sus representantes, que no haya compra o coacción del voto, y que en la misma casilla no haya personas con intereses ajenos al verdaderamente ciudadano, que pretenda alterar el resultado de la votación para favorecer a algún partido o candidato en específico.

Por si eso fuera poco, existen garantías de que quien cuenta los votos y entrega al IFE informe de ello son los mismos ciudadanos. Las boletas, pues, quedan guardadas en la paquetería electoral cerrada y sellada, y sólo podrían ser reabiertas y recontadas por un mandato del propio IFE o, en su caso, del Tribunal Electoral correspondiente.

Ante todo eso debemos preguntarnos de nuevo: ¿quién es “el IFE”? Somos nosotros los ciudadanos, evidentemente. ¿Y a poco nosotros mismos, los que sí estamos convencidos de la democracia y del valor de cada voto, nos haremos “chanchullo” para favorecer a algún partido o candidato?

 

PROPAGANDISMO

La verdad es que la sola duda ofende. Y ofende también el hecho de que haya ciudadanos incrédulos que aún sigan ateniendo a las llamativas teorías propagandistas (o a los candidatos populistas) que siguen alimentando la sospecha de que, de algún modo, puede ocurrir el fraude electoral, o que “algo” pasará para evitar que se cumpla lo que dicte la mayoría de los ciudadanos. La coacción electoral sólo ocurre en quien se deja. Y suponer que por los lápices ocurra el fraude es una patraña inaceptable que sólo puede ser creíble por quienes no conocen las luchas ciudadana por la legalidad de los comicios.

Voto nulo: encrucijada para la democracia

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+ Ciudadanía: ¿quiénes son sus adversarios?

 

El convencimiento sobre el voto nulo en muchos ciudadanos, representa una de las principales encrucijadas de nuestra democracia. Aunque todos llaman al voto razonado —partidos, candidatos, grupos políticos, el gobierno y hasta las instituciones garantes de la justicia y los procesos electorales—, hay muchos que se dicen convencidos de que ninguna de las opciones partidistas representa sus aspiraciones e ideología personales, y por esa razón asumen con una convicción el hecho de que sí acudirán a las urnas, pero que esto será para anular su voto. ¿De verdad el voto nulo es lo que parece?

La pregunta no es ociosa. De hecho, el convencimiento sobre el voto nulo ya no es sólo una decisión ciudadana de rebeldía y rechazo a las pobres opciones políticas existentes, sino que hoy se ha convertido también —no en todos los casos— en una especie de postura políticamente correcta de quien no quiere asumir la parte de responsabilidad que le corresponde, o de quien simplemente pretende imitar a aquel que razonadamente sí decidió que ninguna de las opciones existentes concuerda con sus aspiraciones, y que por esa razón no tiene más opción que la del voto nulo.

La primera de las posturas es respetable desde todos los ángulos. Hay miles de personas que, teniendo información y claridad sobre sus aspiraciones e ideas políticas, llegan a la conclusión de que ninguna de las opciones electorales (partidos y candidatos) cumple con las condiciones mínimas para que éste le otorgue su voto, y por consecuencia asume que el voto nulo es un derecho político implícito que ejerce, aunque esto signifique que su sufragio termine en un limbo jurídico y político, que si bien tiene cierto tufo a inconformidad, en realidad se pierde en la indeterminación y en la inseguridad de lo que se queda como simplemente inexistente.

Junto a ese grupo se quedan los imitadores. Éstos, lejos de la convicción o de cierto razonamiento, únicamente se deciden al voto nulo como una forma de adherirse a una imitación que busca colocarse en el ámbito de lo políticamente correcto, pero sin realmente estar convencido o sin verdaderamente haber llegado a conclusiones propias y coherentes sobre lo que deben hacer aquellos que dicen no estar convencidos con ninguna opción política, aunque en realidad no hayan revisado ni analizado los programas de gobierno propuestos, los discursos de los candidatos, sus antecedentes y, sobre todo, la diferencia entre lo que dice ser, y lo que es, cada uno de los candidatos propuestos por los partidos políticos.

No obstante todo lo anterior, el fondo de todo es el mismo: que hay una porción de población que llega a las urnas sin una definición política clara, y que esa indefinición se traduce en la anulación del voto. Aunque ciertamente eso expresa inconformidad, y es una forma permitida para manifestar el sentir político de un ciudadano, lo cierto es que jurídica, política y hasta moralmente el voto nulo no tiene ningún camino. Ciertamente aparece como una franja más en la agrupación de los resultados electorales. Pero al final, eso no alcanza a conminar a nadie (partidos, candidatos, gobiernos, facciones políticas y demás) a modificar las prácticas políticas que llevan a cabo, a abrir más la participación política a todos los ciudadanos, o cuando menos a modificar la forma en que se presentan ante la sociedad, en que defienden —o dicen defender— una ideología, o en que demuestran congruencia entre lo que dicen y lo que hacen.

 

VOTO NULO:

CULPA DE TODOS

Es cierto que, en alguna medida, una propagación no razonada del voto nulo produce efectos negativos en la democracia. Pero también lo es que los partidos y sus candidatos, han hecho poco para generar una nueva imagen y relación de credibilidad con los votantes más preparados. Al final, parece claro que a los partidos no les conviene que continúe habiendo voto nulo, pero sólo en la misma medida que tampoco les conviene soltar o flexibilizar el monopolio del acceso al poder al que tienen sometido al sistema político, al poder público y a los ciudadanos.

Los partidos y sus candidatos son en buena medida responsables de esa falta de apego y credibilidad entre los ciudadanos. Aunque todos dicen defender ideologías y plataformas políticas claras y definidas, lo cierto es que éstas sólo se encuentran asentadas en los documentos partidarios de las fuerzas políticas que los postulan. En ninguno de los casos existe congruencia entre los discursos y las posturas reales que asumen los abanderados, con lo que está asentado en los documentos básicos de los partidos que los postulan, o en los temas en los que verdaderamente debieran generar diferencias para marcar su ideología política de derecha, centro o izquierda, y deliberadamente no lo hacen.

Esto es claro. Enrique Peña Nieto, por ejemplo, nunca tuvo claridad para demostrar que sabe lo que contiene la plataforma política de su partido, y para hacerla el eje fundamental de su campaña y de sus propuestas. Igualmente, Josefina Vázquez Mota únicamente exaltó —y explotó— el recurso de ser la única candidata presidencial mujer, y de ser la primera con posibilidades de verdaderamente acceder a la Presidencia de México, pero nunca habló de los temas fundamentales para el país; tampoco marcó diferencias y distancias con el gobierno actual. E incluso en muchos momentos se alineó a favor del gobierno en temas en los que la sociedad hubiera esperado que abordara con claridad, y propusiera soluciones prontas y efectivas.

Incluso, López Obrador tampoco tuvo interés en manifestarse como un verdadero representante de la izquierda. Más bien, asumió nuevamente el demagógico y maniqueo  discurso esperanzador, pero sin verdaderamente establecer posturas claras sobre un catálogo de temas fundamentales que debiera analizar y llevar por delante todo abanderado de la izquierda, pero que en su caso pudieron esperar para otro momento.

 

INCREDULIDAD

El voto nulo es inocuo. Sin embargo, su ejercicio debe provenir de un razonamiento personal y honesto, y no como un mero acto de imitación. Algunos ya se han manifestado públicamente a través de expresiones como el Movimiento #YoSoy132, que también busca cambiar la forma de hacer política. Pero otros, silenciosamente buscarán cambios a través de otras formas menos estruendosas. Ojalá que el voto nulo sea razonado y no sea un mero abono al limbo político en el que irremediablemente quedan depositados esos sufragios.

PAN: Fox, y su historia de colonización

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+ Panismo inexistente; externos, los fuertes

 

No es raro que en las historias de éxito político que a lo largo y ancho del país se han escrito a favor del Partido Acción Nacional, los protagonistas sean personajes que no son panistas. Esta constante se repite como en una especie de leit motiv en la que siempre el partido termina repudiado, en la que los neo panistas, agraviados y ninguneados, terminan abandonando las siglas; y en la que todos se sirven mutuamente mientras es necesario, pero sin ningún tipo de convicción o convencimiento sobre los postulados y las causas que ambos dicen estar defendiendo.

En efecto, si revisamos la historia de éxitos panistas, podremos darnos cuenta de dos cuestiones fundamentales. Primera, que el panismo tradicional nunca ha podido ser competitivo ni numeroso ni fuerte ni convincente ante el electorado. Y, segunda, que en las últimas dos décadas ese partido ha dado cabida a todo tipo de personajes que, puros y conversos, buscan el poder y cuentan para ello con algún tipo de capital político.

Esto ha traído como consecuencia una profunda crisis en ese partido (hoy visible en todos los sentidos posibles), que se refleja en el hecho de que, apenas dos sexenios después de haber alcanzado el poder presidencial está en vísperas de perderlo; y que, salvo excepciones contadísimas, en ninguno de los estados y municipios importantes del país en los que han alcanzado el poder, también lo han perdido en el corto o mediano plazo, en medio no sólo de desánimo, sino también de acusaciones recíprocas (entre el partido y sus candidatos) de traición, de falta de principios, de desapego a los estatutos partidarios, o de apartarse a los dictados de sus dirigencias.

Lo cierto, en todo esto, es que entre el panismo y sus candidatos ganadores nunca ha habido identidad. Durante décadas, el llamado “panismo tradicional” luchó largamente por el poder en los tres ámbitos de gobierno, sin obtener éxito. Y aunque antes de la década antepasada la posibilidad de la alternancia era mínima por el régimen de partido hegemónico que encabezaba el PRI, lo cierto es que fuerzas políticas como el PAN tampoco hacían mucho por ser verdaderamente competitivos, o por ser algo más que clubes de discusión o análisis político sobre temas de oposición, pero que carecían de un arraigo social o identidad ciudadana reales.

Los éxitos panistas llegaron apenas a finales de los años ochentas. De entonces a la fecha, ganaron varias gubernaturas estatales, alcaldías y finalmente en el 2000 ganaron la elección presidencial con Vicente Fox Quesada. Desde Ernesto Ruffo Appel —primer gobernador panista, que primero fue presidente municipal de Ensenada de 1986 a 1989, y luego gobernó Baja California también por las siglas del PAN de 1989 a 1995, pero que se afilió al blanquiazul apenas un año antes de ser postulado como Alcalde—, las grandes historias de hazañas electorales del panismo han sido encabezadas por personajes que no tenían una larga tradición como militantes de ese partido, y que más bien llegaron a él como una forma casi escalafonaria de acceder a los públicos.

Eso explica la crisis actual del panismo. Y si creemos que esa historia sólo se ha replicado en otros escenarios que no son el nuestro, estamos seriamente equivocados. En Oaxaca, las pocas figuras verdaderamente competitivas del panismo (es decir, que han ganado elecciones y que se han convertido en iconos de la oposición y de la toma de posiciones de la ciudadanía en la entidad) resulta que tampoco han sido militantes de ese partido, y que por ende no tienen identidad ni arraigo con sus filas. Por eso, aquí el desencanto entre el panismo, sus abanderados y la ciudadanía, también ha sido recurrente.

 

HISTORIAS PARALELAS

Diódoro Carrasco, aspirante que encabeza la fórmula de candidatos a senadores del PAN por Oaxaca, es un panista sólo por conveniencia. Huberto Aldaz tampoco es un panista que haya alcanzado las posiciones que ha ocupado, gracias a una militancia convincente y decidida.

El primero de ellos, llegó al PAN por una coyuntura particular, en la que un sector del último priismo gobernante (algo así como una parte del zedillismo) terminó refugiado en Acción Nacional por los reacomodos de fuerzas en vísperas de la elección presidencial de 2006, en las que el grupo de Roberto Madrazo acaparó el control y, literalmente, echó del partido a todos los que habían sido parte del gobierno que impulsó a Francisco Labastida Ochoa como candidato presidencial.

El segundo, es también una figura del indigenismo en México, que fue invitado a participar en política bajo las siglas de Acción Nacional (como parte de la cuota indígena de sus diputados federales), pero que a todas luces se ve que no necesariamente comparte por completo la ideología o los principios del panismo, y que incluso tampoco es bien visto por los sectores más recalcitrantes de ese partido.

Y es que si nos vamos a antecedentes más lejanos, podremos darnos cuenta que Pablo Arnaud Carreño tampoco era panista, y por eso, al paso de los años, no tuvo ningún empacho en irse de ese partido, en pronunciarse por otra fuerza política, y en aceptar ser repudiado por los panistas “tradicionales” que siempre le condicionaron su apoyo, pero que también siempre le pusieron trabas y, en esencia, le dieron la espalda.

Arnaud, como todos los que aquí se han mencionado, llegó al PAN impulsado por un grupo ciudadano, y buscando no militancia sino la oportunidad de participar en política. En 1995, el panismo oaxaqueño no pasaba de ser un mero membrete que no aglutinaba más que a unas cuantas docenas de personas, pero que buscaba a figuras competitivas.

Arnaud, desde su calidad de ciudadano comprometido, cumplió todos los requisitos que le puso ese partido (que no eran muchos); gracias a su propio carisma y capital político, ganó la elección municipal para convertirse en el primer Edil opositor de la capital oaxaqueña. Y lo fue para después ser diputado federal y luego precandidato a Gobernador, aunque el panismo nunca lo vio bien, y siempre trató de ser el primero en descalificarlo. Por eso, casi celebran cuando en 2010 se pronunció a favor del PRI.

 

FIGURAS DE ORNATO

Pensemos en figuras como Perla Woolrich. Ella es una panista tradicional, que sin embargo no tiene capacidad para ganar una elección. Los cargos que ha ocupado han sido gracias a la representación proporcional. Panistas así, no sirven porque no son competitivos. Por eso han tenido siempre que buscar afuera. Y siempre les ha ido mal.

Noticias: injusto, regatear ganancias a los voceadores

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+ ¿Dónde está la justicia social que dicen?

 

El periódico Noticias vive un injusto e innecesario enfrentamiento con las organizaciones de voceadores en la capital oaxaqueña. Aunque se supone que el trabajo de la prensa y el de los papeleros es concomitante de forma invariable, lo cierto es que esa relación ha sido ventajosa por parte de quienes, sintiéndose líderes en el mercado, intentan regatear no sólo una ganancia justa, sino la forma de vida en general, de quienes todos los días trabajan —y arriesgan la vida— en las calles de la ciudad, voceando la información que ofrece el sector periodístico a la población.

En efecto, desde hace unos días, el periódico Noticias anunció que a partir de este fin de semana pasado, incrementaría el precio de portada de sus ejemplares impresos. Esto, independientemente de la percepción que generó entre los consumidores de ese medio informativo, también reavivó una añeja demanda de los voceadores, quienes desde hace años han solicitado a los directivos y dueños de ese diario, que se incremente el porcentaje que se les ofrece a ellos como margen de ganancia, por ser quienes llevan el producto hacia su destino final, que son los lectores.

Y es que aseguran los propios voceadores, que desde hace tres décadas el periódico Noticias, aún bajo la dirección del fallecido don José Martínez Bastida, y en aquel tiempo en acuerdo con los voceadores, estableció que la empresa otorgaría a ellos un precio de venta de veinticinco por ciento por ciento menos a su precio de venta al público en general. Tal porcentaje, hace treinta años, representaba un margen de ganancia decoroso para los vendedores finales de sus ejemplares.

A pesar del paso del tiempo, y del cambio de condiciones de dicho rotativo, este porcentaje de ganancia para los voceadores, no ha variado. Aseguran que ante cada incremento al costo del ejemplar, los voceadores han solicitado de todos los modos posibles que la directiva de ese diario los escuche, y decida negociar un nuevo porcentaje que les permita una ganancia no sólo razonable, sino también equitativa y acorde con el precio de ese diario, que es el más alto de todo el mercado de los medios informativos impresos en la capital oaxaqueña.

El problema es que, hasta ahora, la posibilidad de diálogo no sólo no existe, sino que los directivos y dueños del periódico Noticias intentan presentarse ante la opinión pública como los afectados de esta discordancia, cuando lo cierto es que ni siquiera han intentado llegar a un nuevo acuerdo con los voceadores.

Aunque claramente lo niegan los dueños de Noticias, es tan innegable y justo el derecho que tienen los papeleros de solicitar un incremento al porcentaje de ganancia que ellos tienen por la venta de los ejemplares de ese diario, como también lo han tenido los directivos de ese diario para incrementar unilateralmente el costo de los mismos, cuando asumen que éste ya no es acorde con el costo de los insumos y el margen de ganancia que ellos mismos obtienen por realizar esa actividad que, en términos comerciales, es también un negocio de maquila.

Y si es claro que, si un consumidor habitual tiene la posibilidad de inconformarse con el nuevo costo de un producto dejando de comprarlo, un periódico también tiene la posibilidad de decidir si vende o no sus ejemplares a los voceadores al precio que decida; pero también éstos últimos tienen el derecho a decidir si venden o no ese diario ante las ganancias posibles que les ofrecen. Es decir, que todos los involucrados (lectores, editores y voceadores) están en su pleno derecho de optar por continuar o no con una relación comercial que en ninguno de sus eslabones tiene el sello de obligatorio.

 

INTRANSIGENCIA, ¿DE QUIÉN?

En una nota de portada, dirigida ayer a la opinión pública, Noticias señala que su edición del pasado domingo “intentó ser impedida de circular para no llegar a sus lectores, anunciantes y suscriptores, debido a que los voceadores se negaron a vender los ejemplares, oponiéndose también a que personal de esta casa editora los hiciera llegar a las líneas aéreas y de transporte terrestre para trasladarlos a los centros de distribución en el interior del estado. Incluso se opusieron a que otros voceadores los expendieran en cruceros y avenidas”.

En otra parte de la nota, califican de “intransigente” la demanda de los voceadores para que ahora se les otorgue el 40% de utilidad; dicen que eso lesiona su derecho constitucional al trabajo; y luego de reservarse el derecho de contratar a sus propios vendedores y comisionistas, reiteran que su ofrecimiento continúa en pie, pero reprochan que los voceadores impidan su circulación “pues no tienen ninguna relación laboral con esta empresa”.

Esa carta deja ver una realidad inexistente. Pues si bien es cierto que desde el domingo los voceadores se apersonaron en las instalaciones de ese diario, éstos en ningún momento han impedido la entrada o salida de trabajadores y/o ejemplares. Tan ha sido así, que por esa razón los mismos empleados de Noticias (en un evidente afán mediático) salieron desde el domingo a las calles a hacer lo que los voceadores se negaron; y que, por eso mismo, no ha sido necesaria la intervención de la fuerza pública para liberar sus instalaciones, porque es imposible despejar lo que no ha sido obstruido o arrebatado.

Al final, lo que es evidente es que Noticias pretende disfrazar sus intentos de incrementar sus ganancias, en una supuesta obstrucción ilegítima por parte de los voceadores; del mismo modo, es claro que con esta postura, la intransigencia es de la empresa editora, y no de quienes lo único que han hecho es pedir una nueva negociación que les pueda hacer más favorable una actividad en la que, si bien ellos no son sujetos fiscales obligados, también lo es que la empresa nunca les ha otorgado, o gestionado, los servicios de seguridad social más básicos, a los que tiene derecho todo aquel que realiza una actividad laboral en favor de un tercero.

 

CONGRUENCIA

Todos los diarios locales, excepto Noticias, ceden a los voceadores entre un 40 y un 50 por ciento de margen de utilidad. Ninguno tiene un costo de portada tan alto como ese. Y es que si Noticias dice defender la veracidad, la independencia y el apego a las causas de la sociedad, lo menos que debe hacer es refrendar su congruencia entre el decir y el hacer. Así, Noticias niega a los voceadores un derecho a decidir y ganar más, que ellos sí ejercen. Y además, sin ninguna razón, se erigen como víctimas.

Resultado priista: irrelevante para el futuro de ese partido en Oaxaca

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+ Partido pulverizado, dividido y desorganizado

 

Es esencialmente irrelevante el resultado de los comicios del próximo domingo para el priismo oaxaqueño. Independientemente de que sus candidatos ganen o pierdan las posiciones legislativas que están en juego, lo cierto es que, de todos modos, todos ya perdieron. Tarde o temprano, las cúpulas nacionales vendrán a poner orden a Oaxaca. Y entonces, a todos les habrán demostrado que por ser políticamente menores de edad, e incapaces de regirse solos, el priismo nacional (o el gobierno federal, posiblemente ya en manos de un priista) sea quien ponga el orden y las soluciones que aquí no han sabido darse.

En efecto, hoy, ante la efervescencia de las campañas y del momento electoral que vivimos todos los mexicanos, en Oaxaca priistas propios y conversos aseguran estar sumados al trabajo del candidato presidencial Enrique Peña Nieto, y además la gran mayoría de ellos han buscado integrarse a alguna de las facciones que impulsa a sus propios candidatos al Senado y a las diputaciones federales. Independientemente de su convicción priista y por Peña, es claro que cada uno busca la satisfacción de su propio interés, y que por eso se integró a la campaña.

En ese sentido, hoy todos tienen, por su lado, una mima apuesta: que además del triunfo de Peña Nieto, su grupo sea el que pueda aportar los dividendos más jugosos, y que a partir de ello se genere la percepción en el priismo nacional, que es a ese grupo a quien debe entregarse la dirigencia y el control del tricolor en nuestro estado. Todos van por lo mismo. Pero en ese camino, todos recelan el trabajo de sus “compañeros” de otras facciones. Y por tanto, unos y otros no dejan de ponerse trabas para tratar de subir, tratando de que sus competidores internos bajen.

Esa actitud insana no es sino resultado de lo que ha sido el priismo oaxaqueño desde que dejó el poder en diciembre de 2010: un conjunto de intereses encontrados, de frivolidades y de compañerismos y simpatías simuladas, que en realidad buscan desacreditarse para ser los beneficiarios de una supuesta herencia política que nadie sabe bien a bien qué contiene, y si sigue existiendo o ya no.

La mejor prueba de que todo es una gran incógnita, es, por una parte, lo incierto del resultado electoral en Oaxaca del próximo domingo. A diferencia de todos los tiempos anteriores (en los que había más certezas que interrogantes sin responder), hoy para el priismo oaxaqueño la posibilidad de saber cuántos votos es capaz de obtener, y qué clientelas sigue conservando entre el electorado del campo y las ciudades, es prácticamente nula.

En el otro extremo, hay otras incógnitas importantes relacionadas con qué es el priismo oaxaqueño en realidad. ¿Hay verdaderamente dirigencia estatal? Queda claro que no. Lo que existe, en un primer plano, es un delegado con funciones de Presidente, que vino con intención de generar orden y concordia al interior del Comité Estatal del priismo, pero que ante la ingobernabilidad interna, hoy está pensando ya en otros proyectos y en otros horizontes.

Tampoco hay dirigencia estatal, cuando el trabajo político del Comité priista está por completo desarticulado; cuando no existe trabajo conjunto y concordante; cuando todos hacen lo que quieren; cuando no existe ni la más mínima identidad y coherencia entre lo que hace y dispone el Presidente, con lo que hacen todos los demás integrantes de su estructura de mando; cuando la Sede Priista parece todo (generalmente, una casa abandonada) menos el centro de operaciones de un partido que, según dice, se apresta a llevarse el “carro completo” en la entidad, y a contribuir con votos al triunfo de su candidato presidencial.

No se puede decir que existe dirigencia estatal, cuando ahí mismo todos están confrontados entre sí, y cuando no existen ni los más elementales vasos comunicantes efectivos entre quienes coordinan la campaña presidencial, con los que hacen campaña por diputados y senadores, y quienes dicen estar al frente de la estructura formal y la operación electoral del priismo.

 

LA GRAN SOLUCIÓN

Con ese trabajo tan difuso, desorganizado e incapaz de ser medible y evaluado de verdad, el priismo oaxaqueño en general ha demostrado todo lo que un conjunto de grupos políticos inteligentes no querría demostrar nunca: debilidad, confrontación, sectarismos y un profundo desorden e incapacidad para trabajar en conjunto.

Ante ese panorama, será irrelevante quién gane y quién pierda, así como también será irrelevante qué grupo entregue los mejores resultados el día de la elección. El pragmatismo propio del priismo nacional de estos tiempos, finalmente impondrá una gran decisión salomónica en la que será la dirigencia nacional (y el propio Presidente de la República, si es que es priista) quien decida en qué manos se queda la dirigencia estatal del priismo, y con qué grupo al frente.

¿De verdad alguien cree que, con las debilidades y desviaciones políticas que han demostrado los priistas oaxaqueños para regirse y convivir, el Comité Ejecutivo Nacional del PRI se arriesgará a llevar a cabo un proceso interno para elegir al nuevo Presidente estatal, o incluso un proceso de “conciliación” entre las facciones priistas locales, para sacar de ella a un dirigente consensado que aglutine a todas las expresiones? Sólo un ingenuo podría pensar eso.

Esa solución a es a todas luces inviable. De hecho, a eso enviaron a Oaxaca al delegado presidente Jorge Esteban Sandoval Ochoa: a buscar la conciliación y el acuerdo entre grupos. Queda claro que no lo logró, y no porque sea un mal dirigente, sino porque los priistas oaxaqueños tienen diferencias irreconciliables, y conflictos y ambiciones que rebasan por mucho cualquier capacidad o posibilidad de acuerdo.

Por eso, lo que finalmente hará en el momento adecuado el priismo nacional (y/o el Presidente de la República) es imponer a un nuevo dirigente, estableciendo las condiciones básicas para que los grupos priistas se sumen, y obligando a todos (al viejo estilo) a sumarse a la “corriente” que beneficie a quien ellos dicen.

 

MENORES DE EDAD

Eso demostrará lo que aquí se ha dicho: que las ambiciones y la incapacidad de negociación y acuerdo entre los priistas oaxaqueños, tarde o temprano hará crisis y demostrará lo menores de edad que son. Eso es lo que ya de antemano está “cantado” si gana Peña Nieto. Pero es lo que no quieren ver quienes siguen ambicionando con ser los beneficiarios de este feudo electoral llamado Oaxaca. ¿Alguien lo duda?

#YoSoy132 y grupos armados: un error, relacionarlos

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+ 2012: para qué “considerar” todas formas de lucha

 

El Movimiento #YoSoy132 es tan novedoso y atípico, que por eso muchas de las organizaciones tradicionales que luchan por el poder en nuestro país, buscan identificarse, o ser asociadas con dicha expresión, como una forma de obtener legitimidad o de demostrar que sí tienen independencia o convicciones democráticas.

Sin embargo, todos aquellos a quienes no conviene un movimiento como el #YoSoy132, necesariamente tratarán de ubicarlo no sólo como un brazo partidista de sus adversarios políticos, sino sobre todo como una expresión identificada con quienes buscan el cambio de régimen político a través de la vía armada, o por medio de las formas más radicales que parecen inaceptables para la ciudadanía “civilizada”.

Sin embargo, lejos de ello, las manifestaciones de simpatía que hasta ahora ha cosechado el Movimiento #YoSoy132 de expresiones guerrilleras, son de las más respetuosas, puntuales  y reflexivas que se hayan ofrecido y, de hecho, éstas debieran ser líneas fundamentales para entender la posibilidad de supervivencia de las distintas expresiones políticas y formas de lucha en nuestro país.

Si hoy alguien pretendiera intencionadamente relacionar a un movimiento como el #YoSoy132 con grupos radicales o guerrilleros, éstos más bien buscan llamar a este grupo a la reconsideración de sus formas de lucha, y de los derroteros por los que debe transitar para lograr ciertas transformaciones en la vida pública de nuestro país.

En efecto, ayer a través de un comunicado, la Comandancia de Zona del Valle de México del Ejército Popular Revolucionario, presentó varias consideraciones fundamentales no sólo para entender el rumbo del Movimiento #YoSoy132, sino el momento crucial que vive nuestro país luego de 12 años de gobiernos federales panistas, de los efectos devastadores de la guerra contra el crimen organizado, de las amplias sospechas sobre fraude electoral (el del 2006 y el que, según dicen ellos mismos, podría ocurrir en estos mismos comicios), y de las complejas condiciones sociales, económicas y políticas en que se encuentra la mayoría de la población en el país.

Particularmente, es interesante entender y conocer con detalle la visión que tiene una fuerza beligerante como el EPR sobre un movimiento de expresiones juveniles de rechazo a las formas tradicionales del ejercicio político, como el #YoSoy132.

Aunque pudiera parecer que las coincidencias son sinónimo de respaldo o de suma en las formas de lucha, lo cierto es que lo único que está ocurriendo es el reconocimiento de ciertas causas en común que, de ninguna forma pudiera significar que grupos de lucha armada como el EPR estuvieran respaldando los postulados de #YoSoy132, o que incluso unos y otros se estuvieran invitando a iniciar un proceso de lucha a través de la vía violenta para transformar las instituciones.

Al contrario. Lo que puede entenderse es más bien un llamado a la cordura y a la reflexión seria de lo que debe ser un movimiento como el #YoSoy132, y de las complicadas circunstancias en que se desarrolla una lucha por la vía armada. Y sin embargo, a partir de eso el EPR acepta que las causas que defienden los jóvenes que hoy se manifiestan a través del #YoSoy132 son legítimas, y llama a todos a tomarlas en cuenta en la magnitud que esto merece.

 

CAUSA JUSTA

En el comunicado de referencia (el cual puede ser consultado en la dirección electrónica http://bit.ly/PDzBC0), el EPR señala enfáticamente lo siguiente: “Somos un partido en la clandestinidad desde hace 48 años, fuimos y somos jóvenes que estamos en la lucha de masas y aportamos lo que podemos, por eso como viejos (jóvenes de corazón) y jóvenes biológicamente, creemos que la actitud de los jóvenes del #Yo Soy 132 es loable porque su existencia es ya un cuestionamiento al régimen neoliberal y sus políticas depredadoras que conducen al ser humano a la barbarie. Estos jóvenes como otros más están aportando ideas y definiciones que deben ser tomadas en cuenta; sin embargo, ante el clamor que se ha escuchado en toda la república sobre que ‘SI HAY IMPOSICIÓN HABRÁ REVOLUCIÓN’, esa consigna la valoramos y aunque puede ser emocional o consciente, les tomamos la palabra. A los que la tomen como consciente, razonada, elaborada con decisión, les opinamos que si se deciden por tal situación, ésta es difícil y de muchos esfuerzos que no implican sacrificios.”

Luego, en otro punto, hacen consideraciones como las siguientes: “Puede darse y es posible que haya levantamientos armados en nuestro país de quienes han sufrido y continúan sufriendo hambre y atropellos caciquiles por parte del PRI y el PAN, partidos que han asesinado, humillado y despreciado a nuestro pueblo (…) Durante todos estos años hemos respetado y estamos de acuerdo con todas las formas de lucha y el hecho de que cada quien determine en lo que se puede desarrollar de acuerdo a sus capacidades y métodos para salvar a nuestra Patria del hambre, la explotación y humillación que cometen los poderosos que aunque sean un pequeño puñado son como un pulpo con sus muchos brazos para oprimir a nuestro pueblo, bienvenidos sean sus esfuerzos que hay que conjuntar.”

¿Qué significa todo esto? Que, en esencia, saludan los esfuerzos del Movimiento #YoSoy132, pero que al mismo tiempo le hacen un fuerte llamado a mantener las convicciones, a no dejarse infiltrar, y sobre todo a tomar decisiones conscientes y razonadas, y evitar que los domine la efervescencia del momento. De hecho, de la lectura a detalle de sus señalamientos, se desprende una especie de llamado a evitar cualquier forma de lucha violenta, y a privilegiar la ruta y las causas que los determinaron desde el principio de su existencia como movimiento organizado.

 

MALAS INFLUENCIAS

Partidos como el PRI y el PAN quisieran ver llamados o reconocimientos de “hermandad” entre grupos armados como el EPR y el Movimiento #YoSoy132. Eso sería como carne fresca para los leones que quieren descuartizar estas expresiones juveniles, y demostrar que, o tienen ligas con sus adversarios partidistas, o que están siendo azuzados por movimientos armados o violentos que tratan de utilizarlos para sus propios fines. Como lo dice el EPR: de ellos, de quienes integran el Movimiento #YoSoy132, dependerá el conducirse con inteligencia, y el no dejarse cooptar por quienes sí pretenden colonizarlos. Esa será un reto esencial para que dejen de ser una expresión meramente coyuntural y demuestren que tienen visión de largo plazo.

PVEM: Aquí en Oaxaca, todos llevan vergüenza compartida

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+ Oaxaca: sólo derrotas y engaño a electores

 

Ayer, el “presidente legítimo” en Oaxaca del Partido Verde Ecologista de México, Hafid Alonso García, se ufanó del “alacrán” que se había llevado el candidato a senador por el PAN, Diódoro Carrasco Altamirano, al conseguir la declinación del aspirante Verde a la Cámara alta, Joaquín Ruiz Salazar. Nadie sabe, en realidad, quién le hizo el favor a quién con esos movimientos, porque lo único cierto es que aquí la historia del PVEM es de derrotas y engaños a los electores, a la democracia… y quizá hasta a ellos mismos.

En efecto, desde hace mucho tiempo el Verde Ecologista en Oaxaca únicamente ha medrado con la representación partidaria que ostenta. En los últimos procesos electorales, han demostrado que los electores oaxaqueños no tienen simpatía ni identidad con las causas que ellos dicen defender.

Han demostrado, todos, que tienen una pésima capacidad para generar simpatía y convocar a nuevos electores a partir no de clientelismos, sino de causas. Y, de hecho, con su propia actuación han también constatado que no tienen preferencias por parte de los electores, ni competitividad, ni legitimidad, e incluso tampoco capacidad para regir su vida interna. Es decir, que son un desastre como partido.

Y es que, aunque pareciera que es un exceso asegurar que han demostrado ser un desastre como partido y como ciudadanos (pues se supone que están organizados políticamente en torno a una causa, que es la ecológica), esto se constata al haber demostrado nula capacidad de atracción, de identidad y de votos, a pesar de haberse agenciado políticamente uno de los temas más rentables de toda causa política en estos tiempos: la ecológica.

Y es que, en casi todos los ámbitos de la vida pública, diariamente constatamos que los temas relacionados con el cuidado y preservación del medio ambiente (o que al menos así lo aparentan) son rentables, lucrativos, atractivos y hasta justificados de antemano.

Todo el tiempo, grupos civiles consiguen oponerse al gobierno ante proyectos, obras y decisiones que pretende imponer, argumentando que se quebranta alguna cuestión relacionada con el entorno ecológico. Todos lo consiguen, menos el Partido Verde, que nunca participa de acciones de ese tipo; que demuestra no estar interesado en los asuntos públicos relacionados con las causas que dice defender su partido en Oaxaca; y que, de hecho, no tiene antecedentes de contacto social, de identidad con causas y de apoyo a grupos que, como ellos, también dicen defender al medio ambiente y los temas relacionados con éste.

Y es que, más bien, los Verdes en Oaxaca han ocupado su tiempo en disputarse el poder, en arrebatárselo, en repartirse como botín los cargos públicos que a veces obtienen de sus negociaciones, y en medrar con el membrete que la dirigencia nacional ha decidido sostener, en aras de sólo justificar la alianza electoral nacional que continúa teniendo con el Partido Revolucionario Institucional.

Por todo eso, parece insostenible no sólo la “espontánea” declinación de uno de sus candidatos en favor de otro que, según parece, no tiene causas ni identidad con él o su partido; pero también, por eso sorprende que la dirigencia patito de ese partido salga a ufanarse de los malos elementos que se van, cuando es claro que éstos son tan cuestionables y tan burdos como los que se quedan.

 

TODOS, ESPURIOS

Rogelio Enríquez Palma llegó a la dirigencia estatal del Verde no respaldado por su larga militancia en la región de la Cuenca del Papaloapan, sino gracias a los favores que en su momento recibió del otrora poderoso priista, Jorge Franco Vargas. Éste, aún detentando en toda su magnitud el peso específico de la representación de la palabra y la decisión del gobernador Ulises Ruiz, dispuso la salida de Ana Luisa Zorrilla de la dirigencia estatal del Verde, y el arribo “consensado” de Enríquez Palma.

En esa historia, todos lo saben, no hubo víctimas ni verdugos. Franco dispuso el fin de la dirigencia de Zorrilla, y el arribo de Enríquez, sólo como un mero enroque. Antes y después de aquel cambio (que ocurrió en 2008 a través de un proceso interno, simulado al mejor estilo priista), el Verde no ha alcanzado a tener más de 500 afiliados; antes y después de aquel cambio, los cargos de elección popular (legislativos y municipales) que obtuvo la dirigencia fueron por cuotas y negociaciones, pero no porque los ganaran en las urnas. Antes y después de ese cambio, el Verde ha sido un membrete en Oaxaca, en el que no han parado las pugnas internas entre los dos grupos que se sienten dueños del partido.

¿Cómo se explica la declinación de Joaquín Ruiz a favor del candidato panista al Senado, Diódoro Carrasco, y la tronante reacción de los dirigentes “legítimos” (es decir, disidentes) de ese partido? Por los grupos a los que cada uno de ellos pertenece.

Por un lado, se entiende claramente que Enríquez Palma continúa respondiendo a los intereses de Franco Vargas, y más ante la decisión de sus otrora aliados del PRI de marginar a su esposa, la ex auditora Superior del Estado, Rosa Lizbeth Caña Cadeza, de las candidaturas a cargos legislativos federales en el proceso electoral que hoy mismo se desarrolla. Si hoy Franco está cerquísima de Carrasco, entonces la decisión de Joaquín Ruiz —candidato de Enríquez— de declinar en su favor se hace más lógica, casi ante cualquier oferta del panista.

Pero hay más. Pues quizá una de las decisiones más cuestionables del delegado Presidente del CDE del PRI, Jorge Esteban Sandoval Ochoa, ha sido la de convocar a lo peor de la disidencia del Verde, encarnada en la figura del impresentable Hafid Alonso, a quien reconoció como interlocutor válido con el tricolor, y a quien implícitamente le legitimó la “calidad” como “presidente legítimo” del Verde en la entidad.

 

“LOS ENEMIGOS DE MIS ENEMIGOS…”

Con todo eso, la decisión de Enríquez, de permitir la declinación de su candidato a favor del panismo es del todo lógica. El priismo oaxaqueño (aliado, según, del Verde) reconoció plenamente a sus peores adversarios. Y si de por sí ya tenía cierta cercanía con Diódoro Carrasco a través de Franco, entonces se actualiza por completo aquella máxima de que “los enemigos de mis enemigos, son mis amigos”. Por eso, seguramente, y además por dinero, Joaquín Ruiz declinó a favor de Diódoro. Los verdes, por ambiciosos y por displicentes, continúan cavando el hoyo en el que sumen cada día más a su propio partido.

Pugna SNTE-CNTE: todo se recrudece, ahora

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+ Gordillo: debilidad está al descubierto

 

Nunca antes como ahora, el Comité Ejecutivo Nacional del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), había lanzado una ofensiva tan feroz en contra de sus disidentes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. Esa ferocidad, sin embargo, encuentra su razón en el hecho de que, nunca como ahora, la lideresa nacional y presidenta vitalicia del SNTE, Elba Esther Gordillo Morales, había tenido una posición de tanta debilidad frente a la política nacional.

Nos guste o no, simpaticemos o no con su movimiento, todos los oaxaqueños debemos reconocer que la Sección 22 juega un papel fundamental no sólo en la disidencia magisterial, sino también en el plano nacional de la vida magisterial. A pesar de sus resultados poco dignos en el ámbito estrictamente educativo, es claro que los profesores democráticos de Oaxaca han marcado una ruta más o menos clara sobre cómo debe desarrollarse una lucha política de gran calado, aún teniendo alineados en su contra a los poderes e intereses más importantes del país.

Eso es lo que había ocurrido hasta hace muy poco tiempo. Porque si bien es cierto que los profesores de Oaxaca emprendieron una lucha por la democratización de su vida sindical desde hace más de tres décadas, hasta ahora la dirigencia nacional del SNTE ha mantenido una línea permanentemente oficialista y de connivencia con el poder público, y con el Presidente en turno. Esencialmente, a esa práctica se han opuesto las secciones magisteriales más progresistas —y con mayor contacto social con los sectores menos aventajados del país—, como la de Oaxaca, Guerrero y Michoacán.

De hecho, la profesora Gordillo ha mantenido su poder aplastante en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, gracias a las estratégicas alianzas que ha tejido con los últimos cuatro Presidentes de la República. Si Carlos Salinas la impulsó para ejercer a plenitud el poder dentro del magisterio, Zedillo y Fox ratificaron su no oposición a que la Profesora continuara al frente del Sindicato, siempre que esto le permitiera márgenes de gobernabilidad al gobierno federal, y evitara tanto posibles desbordamientos políticos magisteriales, o conflictos derivados del accionar magisterial.

Por eso mismo, durante muchos años la lucha de secciones magisteriales como la 22 de Oaxaca, ha sido cuesta arriba, y por eso mismo tanto el SNTE como el gobierno federal han tratado de acordonar lo más posible la lucha y los intereses de la disidencia magisterial (agrupada en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación); y por tal razón, de manera conjunta han impedido el crecimiento de expresiones o movimientos alterativos o contrarios al liderazgo de la profesora Gordillo.

Esas alianzas siempre han sido fructíferas para quienes las realizan. Sólo que, a diferencia de los gobiernos en turno —que buscan la alianza con el magisterio nacional por razones de gobernabilidad o de preservación de los intereses políticos en común—, la maestra Gordillo ha jugado siempre con esas alianzas para también ponerlas al servicio de los partidos y sus candidatos presidenciales.

Por eso, y por su pericia y olfato político, hasta ahora la Maestra Gordillo ha caído siempre de pie de todas las empresas políticas en las que se ha involucrado. Sólo que en cada una de esas aventuras, ha dejado buena parte de su aceptación, credibilidad y hasta presentabilidad ante la sociedad mexicana.

Y por eso, aún hoy que está a punto de conseguir una quinta alianza con quien pudiera ser el nuevo Presidente de México (el candidato presidencial priista, Enrique Peña Nieto), el final de su hegemonía parece inminente. A eso le apuesta la CNTE. Y por eso, hoy más que nunca las baterías del SNTE (en manos de Gordillo) están torpedeando a quienes han sido sus opositores eternos.

 

EL RADICALISMO ERA INMINENTE

Es tal la aversión que hoy demuestra el SNTE sobre su disidencia, y es tanta su necesidad de acreditarse frente a la sociedad mexicana, que sólo por esas dos razones se explica a la perfección los comerciales televisivos que desde hace tiempo aparecen en cadena nacional de televisión, pagados por el CEN del SNTE, en el que se hace la diferencia entre los maestros “comprometidos con la educación”, y los de la CNTE, que sólo se dedican a cerrar calles, provocar problemas y abandonar las aulas.

Esa es una postura del SNTE que, además de frívola, es engañosa. Esto porque, si bien es cierto que no mienten al acusar a los profesores de la CNTE de abandonar las aulas y provocar problemas, sí lo hacen cuando ellos tratan de hacerse pasar por profesores comprometidos. Los resultados globales de la educación en México, demuestran que son igual de ineficientes los maestros puros y los conversos. Y que, por tanto, sus acusaciones mutuas más bien tienen otras finalidades que no radican directamente en el problema educativo del país, sino en los intereses políticos que se disputan.

Por todas esas razones, 2012 era un momento crítico para el manejo del conflicto magisterial en Oaxaca. Un manejo ineficiente de ese aspecto en específico, combinado con todos estos conflictos, y el posible crecimiento de la disidencia magisterial nacional (hasta el punto de provocar la salida, aún negociada, de la profesora Gordillo), bien pudo haber desbordado la efervescencia política y, aún cuando el conflicto no se dirimiera en Oaxaca, sí habría provocado aquí más días de paro, más días de plantón, y más inconformidad entre la sociedad que exige soluciones y no explicaciones para los problemas sociales que aquí enfrentamos.

Al final, es claro que los tiempos que vivimos son raros. La política nacional lleva una ruta de sí distorsionada (tan lo es, que por eso la maestra Gordillo tiene hasta su propio partido política), que no tiene puntos de referencia, y tampoco estabilizadores que garanticen que el resultado será favorable para el país.

 

PROBLEMA DE LARGO PLAZO

Un primer problema, potencial para la gobernabilidad de Oaxaca, se resolvió con el fin del paro de labores de la Sección 22. Pero es claro que la pugna entre el SNTE y la CNTE no sólo prevalecerá, sino que se incrementará irremediablemente con el paso del tiempo. Eso no debemos pasarlo por alto, porque dentro de mucho volverá a hacer crisis. Y los efectos pueden ser inusitados… porque lo que estará en juego es nada menos que la dirigencia nacional del Sindicato Magisterial.

Sección 22: 2012 es un año clave

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+ Todos sus intereses se entrelazan

 

El magisterio democrático de Oaxaca atraviesa por momentos extraordinariamente complejos. En estos momentos, sólo así puede entenderse la preocupación del gobierno estatal por su relación con la Sección 22, y también el alto costo que particularmente tuvo la negociación del presente año para desactivar la protesta. El estado actual del magisterio oaxaqueño rebasa por mucho el solo ámbito estatal, y se inscribe en un mundo de definiciones y disputas que, si otras hubieran sido las condiciones, bien pudieron haber incendiado nuevamente la entidad.

En efecto, para muchos fue descabellado, excesivo y desorbitado el arreglo habido entre el Gobierno del Estado y la Sección 22 del SNTE. A simple vista, pareciera que el Estado entregó todo lo que tenía —recursos económicos, capital político, credibilidad, aceptación ciudadana, etcétera—, y que también hipotecó el futuro de las siguientes generaciones, en aras de tener contento a un gremio que no sólo exige, sino que extorsiona y amaga con generar disturbios y afectaciones, cada que no se le cumplen sus reclamaciones o se le satisfacen sus caprichos.

Sin embargo, es evidente que si ya de por sí en política nada es casualidad, el tamaño del arreglo entre el gobierno estatal y la Sección 22 en el presente año, tampoco pareció ser a título gratuito. Todo esto, más bien, fue consecuencia del cálculo político previo hecho por los negociadores estatales de esta situación potencial, y de las condiciones favorables en que se dio una negociación que, es cierto, tuvo un costo elevadísimo; pero que, al final, tiene posibilidad de ser relativamente razonada a partir de los riesgos nacionales que implica un mal manejo de la estabilidad del sindicato magisterial.

Y es que, como lo decíamos en líneas anteriores, hoy la situación del magisterio oaxaqueño no sólo se inscribe en el contexto local, sino también en el nacional. La Sección 22 del SNTE es, de hecho, uno de los más importantes bastiones de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, que a su vez constituye el principal foco de oposición a la corriente dominante en el Comité Ejecutivo Nacional del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, que es liderado indiscutiblemente por la maestra Elba Esther Gordillo Morales.

Por si ello fuera poco, la Coordinadora, a través de sus poderosas representaciones estatales en Oaxaca, Guerrero y Michoacán, fundamentalmente, tiene también intereses nacionales en juego, y todo esto se refleja en cada proceso electoral, en el que los grupos dominantes al interior de esa Coordinadora asumen claras posiciones respecto a los candidatos presidenciales, y trabajan no sólo en la promoción y movilización de los maestros a favor de sus candidatos, sino fundamentalmente creando condiciones de inestabilidad, a partir de las cuales puedan también generar condiciones adversas para los otros candidatos, sus gobiernos aliados, los partidos que los postulan, y los bastiones en los que pretenden sacar votos.

Si a todas esas condiciones le agregamos el nada halagüeño contexto local, entonces lo que tendremos como resultado es un coctel explosivo que en cualquier momento podría generar una crisis. Esa crisis sólo necesitaría un pequeño detonador.

Y eso es lo que trató de evitar el gobierno con la costosa negociación, que derivó en la entrega de más recursos económicos, en la destitución del Titular del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca, y en el establecimiento de una aparente nueva relación… dominada por los profesores democráticos de la Sección 22 del SNTE.

 

CONTEXTO PELIGROSO

Hace seis años, el contexto era parecido al actual. La Sección 22 tenía definiciones muy claras respecto a los candidatos presidenciales; tenía claro que su papel en Oaxaca debía ser definitorio en el contexto nacional, y que ellos tenían el deber de actuar, a partir de esas circunstancias tan particulares, a favor de su candidato presidencial, que era el postulado por los partidos de izquierda. Sólo que ahí la acción oficial no calculó bien todas esas circunstancias.

En efecto, todos aquellos que recordamos con algún detalle el contexto del 2006 podemos saber que el pliego petitorio de la 22 era un mero pretexto para involucrarse de lleno en la lucha electoral. Sus exigencias eran, por eso, hasta cierto punto inalcanzables. Sólo que, en ese contexto, se encontraron con un gobierno estatal (encabezado por Ulises Ruiz Ortiz emocionado porque su amigo entrañable era Candidato Presidencial del PRI, y teniendo como negociador a un soberbio e intolerante Jorge Franco Vargas) que no tuvo clara la ruta a seguir y cometió errores que luego costaron miles de millones de pesos más no sólo a las arcas públicas, sino a todos los oaxaqueños.

En aquellos tiempos, el gobierno estatal y la 22 pelearon por una suma relativamente considerable de dinero, que la administración estatal se negó a dar a los democráticos. Éstos se empecinaron en no ceder ni un ápice en sus pretensiones. Y el gobierno lejos de entender que esa era justamente la posición de fortaleza de los profesores oaxaqueños, decidió echarles a la policía, antes que encontrar una solución consensada.

El resultado fue desastroso. Porque al tratar de replegar a los profesores, el gobierno estatal sólo consiguió fortalecerlos. Y negándose a entregar los recursos les dio bandera no sólo para continuar en la lucha presidencial (pues sus acciones fueron determinantes para el triunfo arrollador de Andrés Manuel López Obrador en Oaxaca, y de todos los candidatos a diputados y senadores, incluyendo a quien hoy gobierna la entidad), sino también para afianzar sus posiciones dentro de la entidad.

Al final, de todos modos el gobierno tuvo que entregar todo, en una negociación que le costó asimismo todo al gobierno y que, de antemano, terminó de descomponer la imagen (de por sí mala) del gobernador Ruiz, y de arrodillar al gobierno a los intereses magisteriales y de los grupos populares que luego se adueñaron de la revuelta popular.

 

RAZONES DEL CÁLCULO

Tratando de evitar algún escenario similar, según se entiende, ahora el gobierno estatal decidió ceder posiciones importantes en aras de lograr que la 22 pasara en Oaxaca este momento crítico, que también se llega en un ciclo sexenal. Además de las antes apuntadas, existen otras razones que determinaron este resultado. Una de ellas es su propio proceso de sucesión seccional. El otro es su pugna con la maestra Gordillo. Pero de eso, hablaremos mañana.