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Suspenden actividades en el Poder Judicial de Estado; evalúan daños en estructura

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Personal especializado realiza las evaluaciones respectivas sobre las condiciones de los diferentes inmuebles

El director de Administración del Consejo de la Judicatura, Antonio Javier Díaz Aragón informó que la actividad laboral en el Poder Judicial del Estado fue suspendida tanto en las oficinas sedes en Reyes Mantecón como en los órganos jurisdiccionales que funcionan en las ocho regiones de la entidad, a causa del sismo de 8.2 grados ocurrido la noche de este jueves.

Por indicaciones del Magistrado Presidente, Dr. Raúl Bolaños Cacho, se aplicó esta medida para trabajadores sindicalizados y de confianza, con la finalidad de evitar riesgos.

En tanto, el personal especializado realiza las evaluaciones respectivas sobre las condiciones de los diferentes inmuebles.

Al respecto, el director de Infraestructura Judicial, Rafael Vergara Rodríguez señaló que personal de esa área, conjuntamente con brigadas de Protección Civil, iniciaron un recorrido por el edificio sede en Reyes Mantecón para constatar y evaluar las afectaciones.

También, indicó,  se revisan las instalaciones de los juzgados en el interior del Estado así como de otras áreas que pertenecen al Tribunal Superior de Justicia y el Consejo de la Judicatura en la ciudad de Oaxaca.

El servidor público judicial resaltó que se mantiene comunicación permanente con los administradores de los órganos jurisdiccionales que están enviando información de la situación en sus regiones y de esta manera dar atención dentro de las posibilidades de la institución.

UABJO: la ‘familia real’ se mantiene en la convicción de pelear con todos

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Al interior de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca, se vive una feroz guerra entre el ex rector Eduardo Martínez Helmes, y todos aquellos que ya no están dispuestos a seguir plegados a las aspiraciones políticas y ambiciones del grupo que él encabeza. Han sido muchos los desencuentros entre la llamada ‘familia real’ y los demás grupos al interior de la Universidad. Y uno más se sumó recientemente a esa lista de los conflictos que, a estas alturas, es lo único que puede darle la ‘familia real’ a la UABJO.

En efecto, más reciente conflicto es el que tuvo como base de la disputa el Centro de Evaluación e Innovación Educativa, que igual que varios otros espacios universitarios, la familia real pretendía tenerlo bajo su dominio franco. Al final, su resistencia a cualquier forma de control, provocó un nuevo conflicto que se suma a la larga lista de frentes que la familia real mantiene abiertos en los espacios más importantes de la UABJO. ¿De qué hablamos?

De que desde hace algunos meses, la administración universitaria emprendió una labor, constante pero paulatina, de deslinde de los intereses y las pretensiones de la llamada ‘familia real’ de los Martínez Helmes. Esa es la razón por la que el rector Eduardo Bautista Martínez decidió, desde hace casi un año —cuando ocurrió el conflicto en la Facultad de Derecho, por la elección de su director—, establecer una condición de cierta neutralidad frente a una situación que parecía indefendible.

En aquella elección, la ‘familia real’ de los Martínez Helmes —el viejo ex rector Abraham Martínez Alavés, y su hijo, el también ex rector y antecesor de Bautista, Eduardo Martínez Helmes, además de todos los parientes consanguíneos y por afinidad que ellos tienen repartidos alrededor de la inmensa burocracia universitaria— decidió que ya no había que cuidar las formas, y más bien establecer dos nuevas directrices para su grupo político. Por un lado, decidieron que el juego y el discurso de la democracia interna y la defensa de la academia estaban agotados; y por el otro, decidieron que era el momento de hacer patente su alianza con los grupos porriles, a través de los cuales ahora habrían de mantener el poder que amasaron durante tres rectorados consecutivos.

Ello explica el resultado y las características de la elección de Director de la Facultad de Derecho: los Martínez Helmes decidieron ya no hablar ni de la defensa de la academia ni del respeto a la democracia, e impulsaron a un auténtico dirigente porril —el segundo, de manera consecutiva— como Director. Cuando vieron que las fuerzas opositoras no serían tan mínimas, ni controlables, como inicialmente pensaron, decidieron pasar por encima del candidato opositor descalificándolo de la contienda electoral el mismo día de los comicios.

Así, no dejaron ni competir a los candidatos. E impusieron a través de maniobras violentas e ilegales a quien sería el nuevo Director. Desde entonces, la Facultad entró en una fase de crisis que todavía hoy no termina. Los Martínez presionaron para que no se reconociera al grupo opositor que se quedó con el Edificio Central Universitario. Y sin embargo, la Rectoría tomó una primera gran decisión importante al establecer que si bien no compartían la idea de seguir dividiendo a las escuelas y facultades, tampoco le negarían la realización de trámites y reconocimiento de los estudios, para los grupos que se habían declarado en rebeldía en contra de la ilegalidad en la elección del Director de la Facultad de Derecho, pero que sobre todo le habían dado la pauta a todos los universitarios de cómo se debía emprender un rompimiento de fondo con el cacicazgo y los excesos de la llamada ‘familia real’.

LOS HELMES SE QUEDAN SOLOS

Casi al mismo tiempo, los Martínez Helmes emprendieron acciones en la Facultad de Contaduría, a la que también mantienen dividida, pero con una influencia menguante. Lo mismo han hecho con otras escuelas como Bellas Artes, el Instituto de Ciencias de la Educación y algunas otras escuelas a las que han preferido dividir y confrontar, antes que comprender que no se puede tener todo el poder, todo el tiempo, y a costa de todos.

Por eso, en el caso del Centro de Evaluación e Innovación Educativa, desde hace varias semanas la administración universitaria había dispuesto la incorporación de un coordinador general que le hiciera contrapeso a la ahora ex directora, Magaly Hernández Aragón. La posición que ocupaba la también profesora de tiempo completo, había sido una de tantas exigencias de los Martínez Helmes a la administración universitaria como parte de los acuerdos por los que ellos dieron su respaldo inicial al rector Bautista Martínez para acceder al máximo cargo universitario.

El problema es que, como otros casos, los propios Martínez decidieron llevar dicho acuerdo al límite (es decir, al hecho de que no existiera contrapeso alguno a las posiciones dispuestas); y entonces se encontraron con que nadie en ese Centro —comenzando por la directora— estaba dispuesto a aceptar los contrapesos dispuestos desde la Rectoría. ¿Qué ocurrió? Que lejos de transigir, la directora Hernández Aragón intentó llevar su inconformidad al espacio mediático acusando arbitrariedades que en realidad eran el reflejo de la búsqueda de un balance al poder franco que intentan seguir teniendo los Martínez Helmes.

Ello fue lo que provocó que finalmente anteayer martes, el rector Bautista decidiera la sustitución de quien ostentaba el cargo de Dirección, ya como una forma de frenar de fondo —al menos en este caso— los afanes avasallantes de la familia real. En el fondo, parece reiterarse el hecho de que las disputas al interior de la Universidad ya no tienen ningún fondo académico e incluso político. Todos, son movimientos basados en los afanes de control por parte de los Martínez para no perder el amplio poder que llegaron a ostentar, y que terminó minado por su propia intolerancia y por la condición de nocividad en que se tornó su presencia al interior de la Máxima Casa de Estudios.

En el fondo, todo tiene como telón de fondo la ambición de Eduardo Martínez Helmes por alcanzar una posición política legislativa, local o federal, a través de Morena, y presumiendo su supuesto control de las masas universitarias. Eso cada día está más en entredicho, porque los propios universitarios están dando signos claros de que su amplio poder de otros tiempos, hoy está en el ocaso.

SER ALGO… LO QUE SEA

Primero, Eduardo Martínez Helmes dijo que una vez que dejara la rectoría, quería ser diputado federal. Cuando sintió que su control era amplio, dijo que en realidad quería ser Senador. Las circunstancias lo fueron ubicando, y regresó a su idea de ser diputado federal. Ahora, ante tantas vicisitudes, dice que por lo menos quiere llegar a ser diputado local. En una de esas, su mayor logro sea ser concejal en la tierra natal de su padre, San Juan Bautista Jayacatlán (total, ahora ya nadie en Oaxaca goza de fuero…). Sí. Podría ser.

El “Fiscal Carnal” revela lo mucho que al país le falta aprender sobre la autonomía de las instituciones

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Puede ser una cortina de humo o una realidad, pero lo cierto es que el nombramiento del Fiscal General de la Nación tendría que ser a través de una convocatoria amplia, nutrida y legítima, y no mediante un “pase automático”, como hasta ahora está establecido. Es cierto que la crisis constitucional que existe hoy en San Lázaro tiene como telón de fondo el pleito interno en el PAN, y parece tener como pretexto la elección del Fiscal. Sin embargo, lo que no deben dejar de ver es que, de fondo, debe cambiar el mecanismo electivo de quien será el primer fiscal federal autónomo en México.

En efecto, desde hace varios días hay una guerra política en las cámaras legislativas federales que resulta bastante ilustrativa. Por un lado, dentro del Partido Acción Nacional se libra una lucha feroz entre los grupos que pretenden adueñarse no sólo de la candidatura presidencial, sino del partido. En medio de esa tolvanera, el dirigente nacional panista, Ricardo Anaya, ha asegurado que sus adversarios internos —el grupo calderonista que respalda a Margarita Zavala— pretenden consolidar el llamado “pase automático” del actual titular de la PGR hacia la nueva Fiscalía General de la República, que dejará de ser parte del Poder Ejecutivo para convertirse en un órgano constitucionalmente autónomo.

Y como si hicieran falta problemas en medio de esa crisis, resulta que en el Senado corren las acusaciones sobre traiciones entre panistas, y en la Cámara de Diputados no pueden instalar la Mesa Directiva porque no se logra una mayoría suficiente derivado de la inconformidad de varias fuerzas políticas con el pase automático del Procurador para convertirse en Fiscal General. ¿Qué hacer en medio de todo esto?

Por un lado, queda claro que el pleito al interior del PAN no tiene que ver con el nombramiento del Fiscal General de la Nación —ese es un mero pretexto, o chivo expiatorio, como se le quiera denominar—, sino más bien con el destino que tenga el partido en manos de Ricardo Anaya pero con las aspiraciones crecientes de Margarita Zavala rumbo a la candidatura presidencial. Es claro que el grupo de Anaya pretende atajar por todas las vías posibles a sus adversarios. Pero también lo es que éstos no están mancos ni cojos como para no poder responder a las intenciones del dirigente nacional panista.

Luego, en medio de esta situación han surgido suspicacias que en realidad no deberían existir. Cuando se votó la creación de la Fiscalía General de la República, en 2014, se estableció en el artículo décimo sexto transitorio del decreto mediante el cual se publicó dicha reforma constitucional en el Diario Oficial de la Federación (10 de febrero de 2014) que “El Procurador General de la República que se encuentre en funciones al momento de expedirse la declaratoria a que se refiere el párrafo anterior, quedará designado por virtud de este Decreto Fiscal General de la República por el tiempo que establece el artículo 102, Apartado A, de esta Constitución, sin perjuicio del procedimiento de remoción previsto en la fracción IV de dicho artículo.”

Dicha declaratoria, se refiere a la que debe hacer el propio Congreso respecto a la entrada en vigor de dicha reforma, cuestión que hasta el momento no ha ocurrido y que, en voces de algunos partidos y legisladores, pretende hacer en próximas fechas. Por esa razón, al procurador General Raúl Cervantes, ya lo denominaron con el mote de “Fiscal carnal” porque señalan que el Presidente pretende imponerlo en virtud del artículo antes mencionado, para que lo cubra y le brinde impunidad frente a las irregularidades que podrían estarse cometiendo durante su administración.

Hasta ahora, en medio de dicho escándalo, muchos no han reparado —o no han querido hacerlo— en el hecho de que para poder aprobar una reforma constitucional se necesita no sólo la voluntad del Presidente —de hecho, eso es lo de menos—, sino el voto mayoritario de las fracciones parlamentarias, y luego la participación en términos favorables de la mayoría de las legislaturas de las entidades federativas.

Todo eso ocurrió. Y a la vista de todos, desde 2014 se estableció que quien fuera titular de la PGR al momento de crear la Fiscalía General de la República, pasaría en automático a ocupar ese cargo, y lo haría por el periodo de nueve años que marca el tercer párrafo del Apartado A del artículo 102 de la Constitución federal.

PERO…

Aún con la incongruencia de todos los que votaron y ahora se desdicen del apoyo que le dieron a la nueva institución hace tres años, lo cierto es que el mecanismo de elección del Fiscal General debe cambiar. Pues tal y como lo han acusado en diversos momentos, Raúl Cervantes puede ser un gran abogado, pero también es militante en un partido político y eso crea un espectro de conflicto de interés, que se viene a sumar a las muchas presiones a las que ya está sometido el sector público en México por la corrupción, la impunidad y las torceduras a la ley.

En ese marco, debería ser un tema de la mayor relevancia lograr que el nombramiento del Fiscal General fuera a través de una convocatoria lo más amplia posible; que participaran las mujeres y hombres más capaces y experimentados del país en esas materias; y que todos juntos le pudieran dar al Estado mexicano —Peña Nieto es lo de menos— la posibilidad de contar con un Fiscal confiable, que garantice su autonomía y que genere confianza en la ciudadanía.

Eso no lo va a lograr Raúl Cervantes por el solo hecho de provenir de la fuerza política de donde proviene, y por ser el Procurador General de Enrique Peña Nieto. Pues en la lógica no política, el Fiscal es quien investiga la comisión de delitos, y ejercer la acción penal para que se haga justicia. Y por eso, de insistir en seguir impulsando a Cervantes, ya como Fiscal General él tendría que procesar y meter en prisión quizá a medio gabinete del Presidente actual para que la ciudadanía más o menos le creyera que es un servidor público autónomo y desligado de intereses políticos. Todo esto, es una cuestión que obviamente no ocurrirá.

Lo que sí puede pasar —y sería muy bueno para el país— es una discusión limpia, propositiva y con perspectiva de Estado para establecer cómo se debe nombrar al Fiscal General, y no el abúlico “ministerio de ley” por el que pretenden establecer a esa importante figura en su nueva faceta. Ese es, en realidad, el tema de fondo que rebasa al PAN, a las grillas pro la creación del Frente Amplio, o a la insistencia del PRI porque se respeten los términos constitucionales tal y como fueron aprobados. Aunque eso signifique darse un balazo en los pies.

AUTONOMÍA DE A MENTIS

Es lo que finalmente todos lograrían o con Cervantes, o con el favor al Presidente. El Fiscal debe de dejar de asumirse como un empleado más del Ejecutivo. ¿Cuántos ya lo habrán entendido?

En Oaxaca, con Jara, Erangelio y Los Pozoleros,  Morena y la Sección 22 buscan capitalizar el 2018

 

 

Luego del conflicto magisterial y popular de 2006, algunos sectores de la Sección 22 del SNTE y la APPO intentaron incursionar en la política estatal a través de la postulación de Zenén Bravo Castellanos como candidato a diputado local. Fue un intento incongruente, desafortunado e intrascendente, que en realidad dejó ver que los afanes por la frivolidad de los cargos públicos era superior a los supuestos principios ideológicos que se plantearon durante el conflicto magisterial. Hoy, a través de Morena, esos grupos pretenden volver al pasado.

En efecto, una especie de reedición de esas maniobras, es la que ahora intenta consolidar —con un mayor grado de peligrosidad— el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) con la incorporación a sus filas de personajes como Erangelio Mendoza González e Irán Santiago, representante de la facción magisterial conocida como ‘los pozoleros’. En sendas imágenes difundidas el domingo a través de redes sociales, se podía apreciar cómo los dos integrantes de la Sección 22 estaban sonrientes y escoltados por el representante de Morena en Oaxaca, Salomón Jara Cruz durante un mitin político celebrado en al Ciudad de México con el líder nacional de ese partido, Andrés Manuel López Obrador.

La presencia de ambos personajes revela algunas vertientes que hacen lógico el manejo de ciertos conflictos en la entidad, a la luz de las connotaciones políticas y electorales que son inminentes. Morena, por un lado, sabe que Oaxaca puede ser uno de sus semilleros más importantes de votos, y por esa razón estaría capitalizando algunos conflictos para enrarecer el ambiente y tratar de beneficiarse de ellos. En todo eso, es importante la participación de algunos grupos y sectores sociales que, aunque pareciera que tienen sus propias agendas y responden a circunstancias específicas, en realidad todo puede ser parte de una misma estructura. ¿De qué hablamos?

De que, aunque formalmente Morena y la Sección del SNTE no guardan ninguna relación, no se debe olvidar que, por un lado, Morena buscará la mayor participación posible en el proceso electoral del año próximo y no reparará en acciones y alianzas para tratar de conseguirlo; por el otro lado, no se debe dejar de considerar que la Sección 22 es una organización horizontal y plural, que alberga a distintas corrientes políticas —incluso las que simpatizan con el PRI—, y que dentro de sus postulados de fondo siempre ha estado el de participar en los procesos electorales pero a través de sus propios métodos de lucha. ¿Cuáles son? Los que ya perfectamente predecibles y conocidos en ellos: movilizaciones, marchas, plantones y acciones que no necesariamente buscan la lógica lineal de promoción del voto, sino la inducción del voto a través del miedo, el hartazgo, el descrédito y otros mecanismos ya bien conocidos.

Y, de hecho, en aquel primer intento en 2007, algunos partidos de izquierda como Movimiento Ciudadano y el Partido del Trabajo ya intentaron capitalizar los resultados de la revuelta magisterial. Por eso postularon a Zenén Bravo Castellanos como candidato a diputado local por la vía de la representación proporcional, para tratar de congraciarse con algunos de esos sectores que habían participado en la APPO (Bravo era integrante de la Sección 22, y además fue consejero de la Asamblea Popular representando al FPR). No lo lograron porque rápidamente Bravo mostró su vocación de opositor orgánico al régimen, y casi de inmediato fue repudiado y desconocido por las organizaciones sociales a las que había representado.

MORENA-CNTE

Hoy todo parece ser parte de una estrategia más avanzada. Pues resulta que en conflictos como el ahora mismo protagonizan el Frente Popular 14 de Junio —herederos del Frente Popular Revolucionario en la región de Valles Centrales— y la agencia Vicente Guerrero, y los habitantes de la colonia González Guardado de la Villa de Zaachila, participan más o menos los mismos grupos que en otros tiempos fueron protagonistas de otros conflictos, y otros movimientos, con claras connotaciones electorales.

De hecho, el conflicto entre el Frente Popular 14 de Junio y las colonias de la Villa de Zaachila tiene como ingrediente de fondo no sólo la presencia de organizaciones periféricas a la Sección 22, por un lado; y por el otro, grupos que simpatizan con algunos de los sectores más radicales de Morena y de algunas organizaciones sociales de antecedentes de radicalidad bien conocidos. ¿Qué parecen buscar? El descrédito de sus adversarios comunes —los gobiernos del PRI— en los Valles Centrales, a través del desbordante problema de la basura, que no está en otras manos, más que en las de ellos mismos.

Ahí es donde cobra relevancia la presencia de Erangelio Mendoza González e Irán Santiago en las filas de Morena. El primero representa al núcleo más duro de quienes se oponen a la reforma educativa. De hecho, como dirigente de la Sección 22, fue Erangelio Mendoza quien logró que el entonces gobernador Heladio Ramírez López les reconociera institucionalmente la facultad de cogobernar en el ámbito educativo de la entidad, e indirectamente también le concedió a la 22 el reconocimiento como la organización de lucha social más importante de la entidad. Con él, Morena estaría buscando un polo de identidad con quienes se siguen resistiendo a la reforma educativa.

Por otro lado, Santiago representa al grupo de Los Pozoleros, que en el pasado reciente fue identificado como el brazo ejecutor magisterial, primero de los intereses del ex gobernador Ulises Ruiz, y luego de Gabino Cué al final de su gestión. Su acción conocida más reciente fue cuando intentaron boicotear los acuerdos preliminares —y la apertura de las escuelas— alcanzados entre el gobierno estatal y la Sección 22, luego de que se radicalizaran posiciones en defensa del acuerdo del 7 de diciembre.

En esa ocasión, a Los Pozoleros se les responsabilizó de incendiar la puerta de una escuela primaria en el Centro Histórico de la ciudad de Oaxaca, y de intentar enrarecer aún más la situación de tensión entre el magisterio y el gobierno. Por esa razón, al final Los Pozoleros son una especie de mercenarios dentro de la gremial que han ido buscando el acomodo a través de servir como ariete radical de diversos grupos políticos.

¿Qué buscan en Morena? Evidentemente, tratarán de ser el respaldo de acciones más radicales que impacten en los procesos políticos que están en puerta. 2018 será importantísimo para todos los grupos políticos, y al tratar Morena de sumar a esos sectores radicales tratará también de capitalizar el resultado de las acciones que formalmente emprenda el magisterio en el marco de la elección presidencial, que en Oaxaca resulta por demás trascendente por la reconfiguración de fuerzas en el Congreso local, y en las alcaldías, que todo eso implica.

Será muy complicado que, al final, Morena logre sumar votos extraídos de las acciones magisteriales. Existen diversas variables que no podrán controlar al interior mismo de la Asamblea Estatal; y seguramente se toparán con las acciones que emprenda el propio gobierno estatal para evitar que la situación se desborde. El problema es que mientras, Morena deja ver sus ganas de jugar rudo en Oaxaca.

Ojalá no sea preámbulo de un nuevo intento de convertir la gobernabilidad del estado en un laboratorio de organizaciones e intereses propios de los tiempos electorales.

DESACREDITADO

Nada garantiza ya la homogeneidad al interior de Morena. Ello quedó claro la semana pasada cuando los nueve diputados locales morenistas votaron a favor de una iniciativa —la de reforma a la Auditoría Superior— que el Representante de Morena en la entidad había reprobado horas antes. Parece que alguien ya no las trae todas consigo. Pronto veremos el resultado final de ese posible ajuste de cuentas.

Morena desfonda al PRD sin reparar en su ayuno Ideológico, y los riesgos del mesianismo de AMLO

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El Partido Movimiento de Regeneración Nacional de Andrés Manuel López Obrador, sigue dando consistentes en su estrategia de desfondar lo más posible al PRD: este fin de semana sumó a nuevos personajes a sus filas, entre ellos a la senadora Dolores Padierna y el profesor René Bejarano, que eran algunos de los últimos baluartes que le quedaban al perredismo no sólo en la capital del país, sino en todos los estados en los que tiene presencia la tribu bejaranista. La estrategia de presión de Morena hacia el PRD es extraordinaria pero, ¿cuándo pensarán en darle algo de contenido de izquierda al nuevo “partido dominante”, que intentan legitimar?

En efecto, el pasado sábado la senadora Dolores Padierna Luna y René Bejarano renunciaron al Partido de la Revolución Democrática (PRD) para sumarse al proyecto de Andrés Manuel López Obrador, líder de Morena, rumbo a 2018. La legisladora, quien también deja la coordinación de la bancada perredista en el Senado de la República, dijo que no se afiliará a Morena, sino que desde su asociación civil, Movimiento Nacional por la Esperanza (MNE), dirigida por René Bejarano, respaldará a López Obrador.

“Estoy redactando dos renuncias: una para mis compañeras senadoras y senadores, de quienes tuve el distinguido honor de ser la coordinadora en el grupo parlamentario del PRD, a ellos les estoy dando mi eterna gratitud y renunciando a la coordinación; la otra va dirigida a la presidenta [del PRD, Alejandra Barrales] para pedir el retiro del padrón de militancia”, dijo Padierna respecto a sus cartas de renuncia, previo a aparecer en el mitin que realizó ayer domingo López Obrador en el zócalo de la Ciudad de México, y en el que también se sumaron formalmente algunos oaxaqueños, como la diputada federal Karina Barón Ortiz.

Particularmente, la salida de Bejarano y Padierna del PRD significa otra vuelta a la tuerca en la estrategia que se delineó López Obrador desde hace más de un año: no pactar con el PRD, sino irle minando sus fuerzas y representación legislativa, hasta lograr someterlo. Su primer intento importante fue este año, cuando intentó consolidar dicha estrategia a través de la presión que ejerció sobre el candidato perredista a la gubernatura en el Estado de México, Juan Zepeda. Éste último no se plegó a las exigencias de López Obrador de someterse a la candidatura de Delfina Gómez Álvarez, y eso provocó que finalmente todos perdieran por la división del voto.

En esa lógica, pareciera que López Obrador sigue enganchado en la idea de terminar con el PRD como una forma de llevarse a Morena la única representación de la izquierda partidista en México. Hasta ahora, sus maniobras coinciden con dicha intención. Sin embargo, nada garantiza que en el mediano ello le reporte las ganancias que posiblemente aún hoy siga esperando tanto para 2018 como para los procesos electorales siguientes. En el fondo, muy en ese fondo que nadie quiere ver, uno de los mayores problemas de gobernabilidad interna para Morena radicará en las inconsistencias ideológicas —por decir lo menos— con las que están estructurando su propia convivencia interna.

TOTALITARISMO BUMERANG

Uno de los problemas que quizá no ve López Obrador en estos momentos es que, en el ámbito nacional, su mesianismo y liderazgo incontestable bien puede terminar siendo un negativo entre sus propios aliados. Otro de los problemas sobre los cuales parece no tener ni la menor preocupación, es respecto a la persistente falta de contenido ideológico para su propio partido. Esas dos cuestiones pueden terminar siendo una especie de socavón con el que el propio López Obrador podría terminar saboteándose.

¿De qué hablamos? De que, en el primero de los temas, López Obrador quizá sigue sin entender que aquel “País de Uno” ya no existe en la memoria colectiva, ni en la práctica política de ningún partido. De hecho, López Obrador tendría que reconocer que el antecedente más inmediato de cómo un líder de partido y de gobierno —el Presidente Enrique Peña Nieto— fracasó en el intento de consolidar una fuerza unívoca que no permitiera los disensos.

El PRI del actual Presidente se estableció como una fuerza dominante e intolerante a las críticas externas. ¿Qué ocurrió? Que en varios casos, los mismos priistas de varias entidades federativas habrían terminado actuando en contra de su Jefe Máximo, para evitar que éste se siguiera fortaleciendo independientemente de los acuerdos locales a los que habrían llegado con las fuerzas opositoras con las que habrían pactado. Ello es lo que puede explicar cómo, en estos casi cinco años de gobierno federal priista, el partido tricolor no ha ganado más gubernaturas de las que ya tenía, y tampoco logró consolidar el poder omnímodo que inicialmente le plantearon al Presidente, como jefe máximo de su partido gracias a una política de régimen dominante.

Eso mismo podría ocurrirle a López Obrador incluso como candidato presidencial: hasta ahora su praxis ha sido de dominar y avasallar. ¿A cuántos gobernadores afines o simpatizantes del actual Líder de Morena, les gustaría someterse voluntariamente a un Presidente que no admite negociaciones? ¿A cuántos gobernadores priistas, panistas o perredistas, les interesaría una alianza de esta naturaleza, cuando saben que la alianza es en realidad sometimiento? Esas serán algunas interrogantes sustantivas para 2018 que, más allá de la desbandada perredista actual, tendría que estarse planteando el propio López Obrador.

El otro problema es más de fondo: ideológicamente Morena ha sido un partido más conservador y de derecha, que varias de las fuerzas de los que dicen representar a los girondinos. ¿Practican la democracia interna? Queda claro que no. ¿Hacen lo propio con la tolerancia hacia las distintas corrientes de pensamiento? Tampoco. Incluso, López Obrador ha sido el único que en este país, en los últimos tiempos, se ha atrevido a asegurar que temas de derechos humanos y de progresismo, tan importantes como el reconocimiento de derechos a ciertas minorías —como la comunidad lésbico gay, por citar un ejemplo—, la decisión sería resultado de una encuesta y no de una determinación política basada en cuestiones ideológicas.

Por eso, al final, sigue siendo por demás inconsistente seguir suponiendo que todo está escrito para 2018, y que los astros están alineados irremediablemente a favor de López Obrador.

LA CARGADA, Y…

Es lo que deberían responderse todos los que ven el momento de 2018 pero desvían la atención frente al ayuno de ideas que prevalece en ese nuevo —y aparente— “oasis de la izquierda” en México.

¿De verdad la Contraloría está preparada  para ser un mecanismo efectivo anticorrupción?

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Propios y extraños se alegran de que haya sido aprobado el andamiaje jurídico del Sistema Estatal de Combate a la Corrupción en Oaxaca, pero ahora falta verlo en funcionamiento. Así como se le tiene marcaje específico al nuevo funcionamiento de algunos órganos, y se tienen expectativas de cómo podrán funcionar otros, hay uno en particular que también debe ser señalado: la Contraloría. Si ésta llega a funcionar de verdad, muchas cosas se evitarán. El reto ahora en Oaxaca es que la Contraloría deje de ser de papel, y se convierta en un auténtico órgano interno de control para la administración pública estatal.

En efecto, las recién aprobadas leyes de Fiscalización Superior y del Tribunal Contencioso Administrativo, vienen a reforzar el funcionamiento de la Ley del Sistema Estatal de Combate a la Corrupción, porque juntas buscan reforzar las atribuciones de diversos órganos en la persecución de los actos indebidos. Se tiene la expectativa de que, por un lado, con las recientes reformas a esas dos leyes, tanto el nuevo Órgano Superior de Fiscalización, como el Tribunal Contencioso Administrativo, tengan las facultades suficientes para revisar, detectar, determinar y perseguir a quienes cometen actos de corrupción en ejercicios presentes y pasados.

Junto a ello se encuentra la expectativa del funcionamiento del Sistema Estatal de Combate a la Corrupción, el cual es un órgano que entrará en funciones luego de que se complete la integración de los comités encargados de su implementación. En éste último órgano existe una expectativa importante que, sin embargo, no pasa de ello, ya que nadie sabe —en Oaxaca, y en el país— si en realidad dicho órgano tendrá las capacidades que han sugerido quienes lo propusieron y lo impulsaron hasta convertirlo en ley.

Una de las herramientas que será importantísima para el funcionamiento de todo el sistema, y a la que se le ha puesto en realidad poca atención, es a la Plataforma Digital Estatal, que contendrá información concentrada de gran importancia para la ciudadanía, tales como el catálogo de empresas que proveen de bienes y servicios a los municipios y el gobierno estatal, así como también el registro público de las sanciones e inhabilitaciones que se impongan a dichas empresas cuando cometan algún acto indebido, y por ello queden impedidas para continuar proveyendo sus servicios al sector público.

En todo esto, es claro que uno de los temas más importantes —hasta ahora poco abordado— es lo que corresponde a la Contraloría. Tenemos por ejemplo en Oaxaca obras que han sido verdaderos elefantes blancos, y que se construyeron, validaron y entregaron a la vista de quien debería ser un órgano interno de control, y que no sólo no lo impidió, sino que incluso podría haber avalado esos actos indebidos.

Nos referimos específicamente a obras como el Centro de Iniciación Musical, que está cerrado porque la obra presenta diversas fallas de diseño y construcción que hacen imposible su puesta en operación; antes vimos cómo se construyó dos veces la velaria del Auditorio Guelaguetza; ahora, hemos visto cómo en Oaxaca se vive un verdadero drama por la enorme inversión que se encuentra paralizada respecto a la construcción del Sistema de Transporte Integrado —el coloquialmente conocido como metrobús—, que luego de más de dos años de construcción y cientos de millones de pesos invertidos, ahora se dice que no es funcional y que necesita más adecuaciones, más dinero público, y más tiempo de espera y trabajos de adecuación, para poder ser puesto en funcionamiento.

¿Qué pasa? ¿Por qué ocurren tantos casos como esos —en Oaxaca podríamos contar muchos más— sin que nadie ponga orden?

En muchos de esos casos, deberíamos voltear a ver a la Contraloría.

¿QUÉ CONTROLAN?

Un verdadero órgano interno de control debería no sólo ayudar a que los funcionarios cubran o corrijan las irregularidades que por cualquier causa cometen, sino sobre todo que impidan que éstas ocurran. Además, una verdadera Contraloría debería estar dedicada completamente a combatir la corrupción desde los actos mismos de la prestación de los servicios públicos, hasta en su vertiente más insignificante. Haciendo esto, lograría desde el primer momento cumplir con el objetivo de evitar la corrupción y la impunidad, que son los dos temas que más le preocupan a la ciudadanía.

¿Por qué no lo hacen? Es un asunto de diseño institucional pero, sobre todo, de voluntad. Tendrían que explicar, de entrada, por qué la Contraloría ha permitido que ocurran cientos de actos de corrupción a todas las escalas en temas tan visibles como la licitación, construcción y funcionamiento de obras públicas, o por qué no ha hecho lo suficiente para frenar y sancionar los actos de corrupción sin esperar a que las irregularidades que los ocasionan terminen siendo detectadas por el Órgano de Fiscalización y sancionadas por los tribunales jurisdiccionales.

En esa lógica, queda claro que la Secretaría de la Contraloría y Transparencia Gubernamental debería ser también parte de los cambios, y no sólo la voz que dicta —o intenta dictar, como ha sido hasta ahora— lo que todos los demás deben hacer, sin pasar ellos mismos por un proceso de auto revisión para establecer todo en lo que ellos deben cambiar.

Así, ¿de qué servirá que cambien todos los demás órganos si la Contraloría seguirá siendo la coladera —y no el filtro— por donde pasan muchos de los actos de corrupción que luego quién sabe si sean detectados y sancionados eficazmente en las instancias posteriores? Ahí existe un conjunto de elementos importantes que deberían ser también materia de revisión y de análisis, primero por parte del Ejecutivo, y luego también por parte de los diputados que dicen estar dispuestos a hacer todo lo necesario para poner en funcionamiento el sistema.

Si no lo hacen, entonces estarán alentando una política anticorrupción pero sólo en los términos de cuando se acepta la voluntad divina, pero sólo en los bueyes del compadre.

¿Y LAS SANCIONES?

Eso deberían preguntarse en casos como el del ex secretario de Gobierno, Alejandro Avilés Álvarez, y el escándalo por el uso indebido de un helicóptero por el que fue cesado. ¿El cese fue la sanción política? ¿Y la Contraloría, fue comparsa del teatro o de verdad hizo algo para castigar, en ese caso, el acto de corrupción e impedir la impunidad?

El Congreso consolida el Sistema de Combate a la Corrupción… pero ahora debe ganar credibilidad

 

 

Los diputados integrantes del Congreso del Estado finalmente se vieron obligados por las circunstancias para aprovechar la oportunidad de consolidar el andamiaje jurídico del Sistema Estatal de Combate a la Corrupción. Aunque con jaloneos y negociaciones de último momento, aprobaron las reformas constitucionales y reglamentarias que le dan fundamento al Sistema Estatal de Combate a la Corrupción. Ahora deben vencer las resistencias sociales a participar de dicho sistema.

En efecto, en una compleja sesión ordinaria realizada ayer en el Congreso del Estado, se cumplió, por un lado, el objetivo de lograr la armonización de la legislación local en materia de combate a la corrupción respecto a la federal, tanto en el ámbito constitucional como en varias de las leyes reglamentarias que debían ser reelaboradas, o reformadas, para estar acorde con el Sistema; y por el otro, lograr la reintegración de los dos órganos antes mencionados.

En primer término, al modificar el nombre de Auditoría Superior del Estado por el de Órgano Superior de Fiscalización del Estado de Oaxaca, los diputados de la LXIII Legislatura propiciaron la reconformación de dicho órgano; y, por el otro, algo similar ocurrió con el Tribunal Contencioso Administrativo y de Cuentas, al que nuevamente le devolvieron su autonomía —la cual había perdido en virtud de la reforma constitucional de abril de 2011 en el periodo de gobierno de Gabino Cué, que devolvió al entonces Tribunal Contencioso Administrativo al Poder Judicial del Estado— y decretaron su reintegración en un periodo relativamente corto de tiempo —treinta días a partir de la publicación y entrada en vigor del decreto.

En este caso, lo importante no fueron necesariamente las instituciones sino las personas. En esencia, parece un avance importante el hecho de que finalmente los diputados locales hayan vencido la resistencia a reintegrar a la Auditoría Superior y el Tribunal Contencioso Administrativo, aunque esto se relativiza ante la magnitud de los cambios institucionales que son necesarios a la luz de la inminente —pero hasta ahora poco atendida y, en términos de convocatoria, prácticamente desierta— puesta en marcha del Sistema Estatal de Combate a la Corrupción.

Es importante, sí, porque le darán salida a personajes como Carlos Altamirano Toledo, que nunca logró generar la certidumbre que era necesaria no sólo entre la clase política, sino entre la ciudadanía, de que en verdad era un servidor público autónomo y comprometido con sus funciones.

Esto porque tarde —cuando ya nadie le creía; después de años de permanecer escondido (literalmente) en las penumbras de su oficina; y luego de que él mismo se encargara de generar la apariencia de que no contaba con la fuerza física, moral y política para revisar las cuentas de quien lo había llevado a ese cargo desde su propio gabinete de gobierno—, Altamirano Toledo intentó generar —apenas hace tres semanas— la idea de que sí era un funcionario autónomo; que la institución que encabeza sí había logrado resultados tangibles y que sí sería capaz de perseguir a los corruptos. Lo hizo, pero siguiendo la pésima estrategia de ponerse a pelear con los diputados actuales, y evadir el tema de fondo que radicaba en cómo haría para perseguir a los funcionarios corruptos de Gabino Cué que cometieron actos indebidos en la administración pública estatal.

Por esa razón, si bien el tema del cambio de denominación e integración de la ASE sí es importante, lo habría sido mucho más que en el terreno de lo sustantivo los diputados hubieran logrado ir al fondo y calcular no sólo el tema político relacionado con las personas y los grupos, sino prestar la mayor atención posible para tomar las medidas que le dieran certidumbre a la ciudadanía sobre el funcionamiento del Sistema, para lograr su participación en el mismo.

FALTA MUCHO

Hay mucho trabajo legislativo aún. Los diputados lograron procesar el contenido de la Ley de Fiscalización Superior, de la Orgánica del Tribunal Contencioso Administrativo y de Cuentas; la Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos y a la Ley Orgánica del Poder Judicial del Estado; pero lo cierto es que faltaron algunas reformas al Código Penal del Estado; a la Ley Orgánica de la Fiscalía General; a la Ley del Sistema Estatal de Combate a la Corrupción; y varias otras que tendrían que ser reformadas. ¿Por qué no ocurrió?

Quizá porque hasta ahora los diputados asumen que esto puede ocurrir en un segundo momento, cuando pasen la presión del quebranto del plazo que ellos mismos se impusieron para la cumplimentación jurídica del Sistema Estatal de Combate a la Corrupción. Sin embargo, en el caso de las reformas al Código Penal, éstas resultan de la mayor importancia porque significan la evolución de los mecanismos para perseguir judicialmente a quienes cometan actos de corrupción tanto desde la esfera del sector público como en el ámbito privado cuando esto sea a través de sus relaciones con servidores públicos.

Y, de hecho, ahora lo más importante será que tanto los diputados como todos los que participan del Sistema Estatal de Combate a la Corrupción, logren vencer el recelo que tiene la ciudadanía sobre su propia participación en la conformación de los órganos que regirán este nuevo mecanismo.

La razón es comprensible: en innumerables casos, los ciudadanos han sido utilizados como arietes, o como comparsa, para legitimar procesos de selección de personajes afines a los partidos o al poder público. Ello ha pasado en innumerables ocasiones, y eso lleva a pensar que la (casi) declaratoria de deserción del Comité de Selección del Sistema Estatal de Combate a la Corrupción, tiene su origen en eso.

Por eso, si los diputados ya lograron procesar la parte más sustantiva del andamiaje jurídico, ahora deben generar certidumbre y confianza para que la gente participe. De nada servirá un sistema consolidado jurídicamente pero desierto en términos de confianza. Tienen el reto mayor de vencer los escollos que largamente se han ido fermentando desde el propio Congreso del Estado.

NUEVOS RETOS

Se vestirán mucho los diputados si logran —ahora sí— incorporar a las personas más preparadas en los cargos que a partir de hoy están vacantes. ¿Habrá forma de que no vuelvan a triunfar los compromisos y afanes políticos? Pronto lo veremos.

En Oaxaca, la aprobación del Sistema Estatal de Combate a la Corrupción, pone a los partidos frente al espejo

Este miércoles 30 de agosto se vence el plazo que los diputados de la LXIII Legislatura del Estado de Oaxaca se auto impusieron para aprobar todas las reformas que estaban pendientes para establecer el Sistema Estatal de Combate a la Corrupción. Aunque en el discurso todos aseguraron compromiso y voluntad por el establecimiento de un sistema eficaz y de avanzada, lo cierto es que ayer —cuando se encontraban en el umbral de la emisión de los correspondientes dictámenes— todos se pusieron frente al espejo y se asustaron con su propio reflejo.

En efecto, en el mes de mayo los diputados locales aprobaron la Ley del Sistema Estatal Anticorrupción, la cual establecía un artículo transitorio que establecía que a más tardar el último día del mes de julio se debían expedir las reformas, leyes y reglamentos, y realizar las adecuaciones normativas correspondientes, incluyendo una importante reforma a la Constitución del Estado para adecuar diversas instituciones a los parámetros establecidos en la Constitución federal, y para hacer más eficientes algunas normas relacionadas con el combate a la corrupción y la imposición de sanciones.

Como no hubo consensos en aquel primer plazo para realizar dichas adecuaciones —de hecho, en aquel momento nadie en el Congreso local, ni del lado del Ejecutivo, tenían una perspectiva de todo lo que debía ser reformado para la correcta implementación del Sistema—, en el mes de julio el Congreso se dio un nuevo plazo de otros 30 días para cumplir con ese Artículo Segundo Transitorio de la Ley del Sistema Estatal de Combate a la Corrupción.

Dicho plazo vence hoy miércoles, y por esa razón la tarde-noche de ayer había una especie de crisis moral y de identidad, en varias de las bancadas representadas en el Congreso, frente al dilema de apoyar o no el paquete de reformas finalmente propuesto por las Comisiones encargadas de elaborar los respectivos dictámenes, porque eso los podría hacer chocar con sus intereses meramente coyunturales, económicos o políticos. Así, al margen del resultado, la disyuntiva de ayer consistía en deponer los intereses en aras del compromiso de que impulsar un sistema eficaz, o sacrificarlo para no poner en riesgo sus propios intereses.

En el caso de la bancada priista había una resolución ya conocida en otras situaciones como éstas: ellos están dispuestos a impulsar las iniciativas enviadas por el Gobernador, independientemente de cuál sea su contenido. Lo anterior, a partir de una lógica explicable: el PRI se sabe dispuesto a impulsar un paquete de reformas que establezca el Sistema, aún cuando eso pudiera llegar a implicar que fueran otros diputados, gobernantes y ciudadanos, los que lo llegasen a optimizar.

Bajo esa perspectiva, al final los diputados del PRI parecen haber soslayado la posibilidad de haber realizado un verdadero trabajo legislativo en comisiones, para ceñirse a las iniciativas presentadas por el Ejecutivo, ya que eso implica un “avance” a secas, sin importar si es el máximo o mínimo posible. Esa lógica sirve, pues, para impulsar el cambio legal y dejar que sean otros los que lo implementen plenamente.

Esa postura, en términos simples, significa repudiar su compromiso institucional no sólo de establecer el sistema anticorrupción, sino de dotarlo de todos los elementos para hacerlo operante ahora, y no en el mediano plazo.

LOS DEMÁS TAMBIÉN SE ASUSTARON

La fracción parlamentaria del Partido de la Revolución Democrática, que encabeza el diputado Carol Antonio Altamirano, ha llegado al punto de la ignominia con tal de defender los intereses del auditor Carlos Altamirano Toledo, que a toda costa pretende permanecer en el cargo, y que es tío del antes mencionado jefe de la bancada perredista. Por esa situación, el diputado Carol ha excluido y marginado a la bancada de su partido de las negociaciones relacionadas con esta reforma, y en gran medida ha anclado todo el sistema al hecho de que le garanticen que su tío permanecerá como titular de la Auditoría Superior del Estado.

Por eso mismo, todavía ayer el diputado Carol intentaba frenar la posibilidad de que fuera aprobado el dictamen de la reforma constitucional que contiene la modificación del artículo 65-Bis, el cual se refiere a la integración y naturaleza jurídica de la Auditoría Superior del Estado, y que provocaría una reintegración del órgano de fiscalización superior, la cual Carol ha intentado atajar incluso a costa de dividir a su bancada y de generar un clima de enrarecimiento favorable a que no se modifique la Constitución. Ello, en términos simples, significa que Carol está boicoteando la implementación del Sistema Anticorrupción, con tal de defender a su pariente para que permanezca en la ASE.

De hecho, una de las políticas que Carol Antonio implementó de último momento fue la “pepena” de diputados de fracciones minoritarias para tratar de generar un bloque capaz de romper el número mágico de 28 votos que se necesitan para la aprobación de la reforma constitucional. Para eso encontró eco en algunas de las disidencias internas y mini fracciones del Congreso —PT, PAN, un pedazo del PRD y una parte de Morena— que ayer también intentaban hacer bloque para frenar la posibilidad de que esto avanzara. Quién sabe qué les prometió, o qué intentan negociar, pero lo cierto es que había un intento claro por hacer lo necesario para evitar que el PRI llegara a juntar los 28 votos necesarios para aprobar la reforma.

Al final, uno de los partidos que más enfrentará el dilema moral de impulsar o no el Sistema Anticorrupción, es Morena. Ellos han sido opositores sistemáticos al régimen bajo la justificación de que el régimen es corrupto. En un silogismo simple, la lógica tendría que llevarlos —llevarnos a todos— a pensar en que si ellos están en contra de la corrupción, entonces tendrían que apoyar el sistema de combate a la corrupción.

¿Cómo podrían no hacerlo? Igual que sus contrapartes del PRI, PAN, PRD, PT y demás partidos: repudiando sus propios argumentos y sus supuestas convicciones, para darle la espalda al Sistema y coronar algunos intereses específicos, como el que pretende que el Auditor no sea separado de sus funciones en fechas próximas, así como esa posición irreflexiva, irreductible y inexplicable de ir en contra de todo como norma de conducta, asemejándose más a quienes no tienen capacidad de discernimiento que a quienes tienen —como ellos creen ser— dicen tener conciencia crítica.

DÍA CRUCIAL

Todo se verá en la sesión de hoy. Si posponen la votación de los dictámenes habrá quedado claro que no tienen compromiso con el combate a la corrupción, y con sus propias afirmaciones. Si votan las reformas pero de forma parcial, será una demostración más de simulación. Es muy probable que algo de esto suceda. Ojalá estemos equivocados.

Algunas lecciones de la crisis de la basura en Oaxaca

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Más allá de quién sea el o los responsables directos por la actual crisis de la basura en la capital oaxaqueña, todos deberíamos reflexionar en algunos puntos que son indispensables de cara a la pestilencia y el foco de infección en el que está convertida nuestra ciudad. Al final, resulta que además de la autoridad, los propios ciudadanos somos corresponsables de este enorme problema. Veamos.

  1. La autoridad federal. Desde hace más de una década, la autoridad federal —Semarnat, Profepa y demás— ha sido incapaz de establecer una política concreta respecto al manejo de los residuos. Concretamente, las autoridades federales han lidiado desde hace varios años con el uso del tiradero ubicado en terrenos de la Villa de Zaachila, pero que pertenecen al Ayuntamiento de Oaxaca de Juárez. Han intentado multar, clausurar y revisar las condiciones de ese enorme depósito a cielo abierto, aunque en realidad lo único que han logrado es dilatar las soluciones de fondo y permitir con ello que el ayuntamiento citadino, y los demás que se benefician de la existencia del tiradero, lo sigan utilizando con amplios márgenes de maniobra.
  2. El gobierno de Oaxaca, en general. Hoy que es lacerante el problema de la basura, han salido a relucir incontables historias de cómo desde hace doce, quince, veinte años, o más, empresas de diversas procedencias nacionales y extranjeras, intentaron diagnosticar el problema y ofrecer soluciones, sin que ninguna haya aterrizado en algo concreto. Nadie sabe las razones concretas, pero se habla de distintos proyectos de aprovechamiento de los residuos, plantas de reciclaje, rellenos sanitarios y demás, que hoy son algo así como pequeñas grandes leyendas urbanas que sólo revelan que, o hubo intereses para no solucionar este problema de fondo desde hace años, o hubo demasiada indolencia por parte de las sucesivas autoridades que decidieron no darle seguimiento a este tema.
  3. El gobierno de Oaxaca, en particular. Hoy queda claro que el extinto Instituto Estatal de Ecología, hoy convertido en Secretaría de Medio Ambiente, Energías y Desarrollo Sustentable, han servido para nada. Aquel Instituto nunca fue capaz de establecer criterios concretos para el uso y aprovechamiento del tiradero, y hoy —al menos en el terreno de las apariencias— a muchos parece quedarles claro que la evolución del Instituto a Secretaría ha sido en vano. Esto delinea el pésimo arranque que, accidental o deliberadamente, ha tenido el titular de la Semaedeso, José Luis Calvo Ziga —y de la dependencia misma, ahora que es Secretaría—, que con temas como la abrogación indebida del Programa de Ordenamiento Ecológico Regional del Territorio del Estado de Oaxaca, y este de los desechos, deja una percepción de inoperancia, incapacidad e ignorancia sobre los temas delicados de competencia de la dependencia que encabeza, que incluso hace pensar en la inviabilidad de haber elevado a Secretaría un Instituto que antes no servía, y hoy tampoco. Sea cierto o no, las calles rebozadas de basura, así lo indican.

¿Y LA CIUDADANÍA?

  1. El Ayuntamiento citadino. ¿Alguien puede dar por hecho que en realidad el ayuntamiento que encabeza José Antonio Hernández Fraguas no sabía que algo así podría ocurrir? ¿Alguien puede aceptar que entre sus escenarios críticos posibles no estaba el de un nuevo cierre del basurero, independientemente de cuál fuera la causa? Lo cierto es que durante todos los días, o semanas, que lleva esta crisis de la basura —porque no es algo que haya comenzado ayer o antier—, el Ayuntamiento de Oaxaca de Juárez se ha visto lento, rebasado e indefenso frente a uno de sus problemas que debían ser de los más estudiados y de resolución básica frente a una contingencia. Pero igual que como ocurrió a principios de junio cuando comenzaron los problemas entre el Frente Popular 14 de Junio y los habitantes de la Agencia Municipal Vicente Guerrero y la colonia González Guardado, de nuevo el Ayuntamiento se vio asaltado por la situación, e inmóvil e arrinconado ante la situación. Hoy, de nuevo, la capital lleva una semana convertida en un muladar, y hasta ahora las medidas impulsadas por el Ayuntamiento que encabeza Hernández Fraguas se ven tibias, insuficientes y más propias de un programa de prevención, que de una situación de emergencia y contingencia como la que se vive hoy por el foco de infección que, en general, han terminado siendo amplias zonas de la capital oaxaqueña.
  2. La ciudadanía. ¿Por qué no señalarnos nosotros mismos? En general, como ciudadanos, hemos demostrado un profundo egoísmo con nuestra ciudad y con nuestros semejantes. La generalidad de las personas ha optado por sacar sus bolsas de basura a las calles, como si con eso se pudiera resolver al menos de forma parcial el problema. Lo hacen, según ellos, para evitar la pestilencia y los riesgos sanitarios dentro de sus domicilios o comercios, pero sólo trasladan el problema a la vía pública, en donde se combina con otras amenazas ya también bastante conocidas. Así, la ciudadanía oaxaqueña en general no sólo no se puede sustraer del problema por el que acusa a las autoridades, sino que incluso hoy resulta ser una parte muy importante de él.

FALLAS CULTURALES

Incluso se debería ver con un poco de autocrítica la magnitud en la que ha fallado la cultura de la prevención, el reciclaje y hasta de la separación de la basura. ¿Cuánto dinero se supone que ha invertido el gobierno en esas campañas, durante años? Hoy queda claro que todo eso no ha servido de nada, porque salvo contadísimas excepciones, la gente no recicla, no separa sus desechos y no maneja responsablemente los desechos. No lo hace, dicen muchos, porque la autoridad tampoco lo ha procurado. Y de ese círculo vicioso, como siempre, los perjudicados somos todos en estos momentos de crisis. Increíble, pero cierto.

El peligroso juego del ‘bueno y el malo’ que la Federación y Oaxaca juegan con la Sección 22

 

Parece que, en lo que llega 2018, el gobierno federal y el de Oaxaca impulsan un perverso doble juego del bueno y el malo, para la implementación gradual de la reforma educativa. Lo que más llama la atención, es que la propia Sección 22 del SNTE ha permitido y alentado ese juego. Por eso, mientras llegan los tiempos electorales, todos simulan hasta donde sea necesario para mantenerse políticamente vivos.

En efecto, varias son las coordenadas que deben considerarse respecto a la relación actual de la Sección 22 con los gobiernos federal y de Oaxaca. Por un lado, el magisterio democrático oaxaqueño ha mantenido su política de hacerse presentes entre los oaxaqueños, pero sin incrementar la intensidad de sus acciones. Ello quedó claro durante todo el mes de agosto, en el que integrantes de la Sección 22, y de las organizaciones de normalistas, se movilizaron casi de manera permanente en la capital oaxaqueña pero sin intensificar sus acciones.

¿Qué buscaban? Evidentemente, lo único que querían conseguir —y vaya que lo lograron— fue que el gobierno y la ciudadanía oaxaqueña tuvieran bien presente que ellos estaban ahí, y que había pendiente de resolver —como desde hace 37 años— un enorme pliego de demandas del que son responsables, según su lógica, los gobiernos federal y oaxaqueño.

Por esa razón, la Sección 22 se movilizó durante todos los días en que ocurrieron las fiestas de los Lunes del Cerro, y continuó haciéndolo cotidianamente a lo largo de todo el mes de agosto en la capital y en el interior del estado. En el fondo, la Sección 22 nunca quiso movilizarse de manera masiva y contundente, como sí lo hacen cuando tienen en la mira objetivos importantes. Más bien, lo que trataban de hacer era incrustar su presencia en los momentos importantes de la vida cotidiana de los oaxaqueños, incluyendo incluso el tema del no regreso a clases, que pusieron en entredicho aunque luego lo desecharon. Así, todas sus movilizaciones fueron más bien testimoniales y para hacer “presencia de marca” aunque sin ninguna intención concreta, a pesar de que sí había temas importantes en su agenda política.

De hecho, uno de sus temas más relevantes, por el que sí pudieron haber emprendido una manifestación masiva, fue el de la realización de un nuevo examen de evaluación y selección de personal por parte del Servicio Profesional Docente. Durante los meses previos hubo un nuevo proceso de selección y en este mes que termina se entregaron poco más de 360 nuevas plazas de maestro en la entidad.

Por eso, frente a eso que sí podría ser considerado como una afrenta para los intereses del sindicato magisterial, la 22 decidió hacer también movilizaciones testimoniales pero ninguna acción contundente. Queda claro, pues, que ellos también están jugando con sus tiempos, y que buscarán presionar al gobierno cuando sea estrictamente necesario. Pero no ahora.

Pues en realidad, con esas movilizaciones pareciera que la Sección 22 está evadiendo la evaluación de fondo de su propio desempeño, y de sus logros. No olvidemos que las bases magisteriales están compuestas por sectores moderados y radicales. Los primeros son los que impulsan estas movilizaciones representativas, para que los segundos no tengan razones para acusarlos de entreguistas, gobiernistas, revisionistas.

Al final, con eso, todos juntos evaden la posibilidad de pasar por una revisión de fondo a sus métodos de lucha y resultados contra la reforma educativa. En esa evaluación, evidentemente, saldrían reprobados tanto la dirigencia actual, como la previa, ante el lento pero inminente avance de la reforma educativa.

EL BUENO Y EL MALO

En todo esto, parece que el gobierno federal, y el de Oaxaca, siguen jugando al bueno y al malo. ¿La razón? Porque mientras uno parece ceder, el otro aprieta irremediablemente. Pues por un lado, el gobierno de Oaxaca ha seguido avanzando en el diálogo que mantiene con la Coordinadora y la Sección 22, el cual tiene como telón de fondo la promesa de impulsar un proceso de gobierno “bilateral” con el magisterio en materia educativa. Esa promesa se ha visto cristalizada en ciertas canonjías que el gobierno estatal le ha permitido a la 22, pero que no alcanzan —y no ojalá no lo hagan— en lo que corresponde a la administración de la educación básica, media básica y media superior que está bajo la influencia de la Sección 22.

Así, mientras el gobierno de Oaxaca parece decidido a cogobernar con la 22, cuando menos en el papel, el gobierno federal ha ido avanzando en una lógica distinta. Ellos se han dedicado a implementar silenciosamente algunos aspectos de la reforma educativa que la Sección 22 se resiste a reconocer.

En noviembre de 2015 realizaron su primer proceso de evaluación docente, y éste ocurrió en medio de un enfrentamiento en las inmediaciones de Ciudad Administrativa. Las posteriores se han realizado en otras entidades y a través de operaciones más discretas. La realidad apunta a que aún con la resistencia aparente del magisterio, de todos modos se han ido realizando los procesos de selección y que cada vez se aceptan más las condiciones de la reforma educativa por parte de los mismos trabajadores de la educación.

A estas alturas, el riesgo que existe es que, por un lado, la federación “suelte” el proceso lento pero constante que lleva con la reforma educativa gracias a una eventual candidatura presidencial de Aurelio Nuño por el PRI —cuestión que como apuntamos en este espacio el lunes 14 de agosto, pavimentaría la cuenca del descontento que sería la región sureste del país por la influencia de la Coordinadora, y su resistencia a la reforma educativa de la que el propio Nuño es insignia—; y que, por el otro lado, las propias circunstancias políticas llevaran al gobierno estatal a ceder en su promesa —demagógica— de la “bilateralidad” en el cogobierno con la Sección 22, no sólo en materia educativa sino también en lo que se refiere a la gobernabilidad, ya que en Oaxaca la 22 es un factor indispensable también en ese aspecto.

Al final, mientras no termine el doble juego y se administre correctamente, parece ser benéfico para todos —incluso para la 22, en el corto y mediano plazo. Ese equilibrio se romperá a finales del año, cuando México se inunde por la elección presidencial. Para comprobarlo, es sólo cuestión de esperar.

EGOÍSMO

El que tiene mucha gente con su ciudad: Oaxaca está hecha un enorme muladar, y la gente saca su basura a la calle para que se pudra ahí, y no en su casa. Bien: que afecte a otros, mientras no sean ellos. Qué gran acto de “solidaridad”.