Gabino, candidato de AN: el choque con la realidad

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+ PRI: ¿no que oposición no le marcaría los tiempos?

 

La noche del pasado martes se hizo público lo que aquí adelantamos hace casi 24 meses: el Comité Ejecutivo Nacional del Partido Acción Nacional, oficializó su adhesión a la coalición opositora de Oaxaca y declaró a Gabino Cué Monteagudo como su candidato a Gobernador. Parecía que propios y extraños se negaban a esa realidad. Y el choque de los idealismos contra los hechos, tanto en el oficialismo como en la oposición, parece ser de consecuencias anímicas brutales.

Hace casi dos años, el 27 de febrero de 2008, apuntamos en este espacio que dos delegados políticos del CEN panista se habían apersonado en Oaxaca para sostener una reunión de trabajo con la militancia local y los titulares de las delegaciones del gobierno federal en Oaxaca, y que traían un mensaje en particular:

Anunciarles que en Los Pinos se había ya determinado que el candidato sería el entonces senador Cué Monteagudo, con todas las implicaciones que ello traería aparejadas. Los mensajeros, en aquel encuentro, fueron el abogado Julio Esponda y el hoy diputado federal, Roberto Gil Zuarth.

Aquella determinación tenía implicaciones importantes: la decisión de impulsar al entonces senador Cué implicaba no sólo la necesidad de dejar atrás los agravios que se habían generado entre éste y el panismo oaxaqueño a raíz de los comicios locales de 2004, sino que además dejaba ver que la dirección nacional del PAN estaría dispuesto a construir una alianza con el PRD y las demás fuerzas de izquierda.

Y si aquella fue la primera señal de una coalición y del abanderamiento de Cué que ya se vislumbraban, la pauta definitiva la dio el resultado de los comicios federales del año pasado, en los que tanto Acción Nacional como el PRD fueron relegados por un PRI que remontó sus más dolorosas derrotas del pasado, y estuvo a casi nada de ganar la mayoría simple (250+1) de los escaños en la Cámara de Diputados federal.

En una lectura política correcta y sin apasionamientos, todos esos antecedentes apuntaban a que, en efecto, en Oaxaca habría de construirse una alianza de partidos de oposición, que el abanderado sería el ex senador Cué Monteagudo, y que sólo tendrían que consolidarse los tiempos formales para que todo eso ocurriera. Así, la noche del pasado martes se oficializó una previsión que infundadamente había sido negada tanto por sectores reacios de la oposición, como —sobre todo— por el propio oficialismo.

¿Por qué diversos sectores de la oposición se negaban —y lo siguen haciendo— a una alianza que abanderara al Convergente? Porque al menos en el panismo local, muchas de las ofensas generadas por la secuela de los comicios de 2004, no han sido superadas; en sectores conservadores del albiazul (como la corriente que encabeza el ex dirigente nacional, Manuel Espino Barrientos) cuestionan la falta de congruencia ideológica en la alianza de la derecha con la izquierda.

E incluso, algunos panistas —y militantes de otras fuerzas políticas—, porque se resistían a creer que ahora sí existiría un proceso verdaderamente democrático para elegir al abanderado de la Coalición, y que no se repetiría el acto de imposición por el que hace seis años fue ungido Cué como candidato.

Hoy, los hechos han dado la razón a las dudas de personajes como Irma Piñeiro Arias, Carlos Altamirano Toledo y demás, que en un principio se resistían a participar en esta unión opositora, y a los que finalmente utilizaron para legitimar un “proceso interno” que nunca existió. Ahora, los respectivos partidos de los personajes agraviados, tratarán de mantenerlos cohesionados a través de ofrecimientos de candidaturas menores (diputaciones locales o alcaldías), pero no la postulación a la gubernatura del Estado.

 

PRI: CHOQUE

CON LA REALIDAD

Sin embargo, los idealismos no sólo fueron privativos de la oposición. En realidad, diversos sectores del Partido Revolucionario Institucional también anhelaban la no consolidación de la alianza opositora, para tener ellos la libertad de elegir a su candidato y hacerlo ganar a través de una estructura electoral que, ciertamente, ha dado muestras de efectividad, pero que para un proceso comicial como el que se avecina, sin duda será insuficiente.

¿En base a qué, desde el priismo, se decía que la alianza opositora no se conformaría? Había algunas razones. Una de ellas era la cooptación de dirigentes y líderes opositores; otra era la confianza en que las contradicciones ideológicas y políticas de las fuerzas partidistas que pretendían unirse, finalmente les impidieran la consolidación de la alianza. Le apostaron, incluso, a dinamitar la unión opositora a través de pactos (como el que, dicen, ocurrió entre el priismo y el Secretario de Gobernación para aprobar el paquete fiscal del presente año) y amagues (como el de la difusión de videos sobre cuyo contenido aquí se ha reseñado ampliamente) que rompieran lo que ya se había construido.

En realidad, los argumentos del priismo para negar la coalición, fueron más emocionales que respaldados por la razón. Era, en otras palabras, lo que ellos querían y no lo que fundadamente podía ocurrir. En ese camino, los tricolores ya entraron en una ruta riesgosa en la construcción de su candidatura: hoy, ellos tampoco pueden presumir de un verdadero proceso democrático para la elección de su candidato a Gobernador, y son más los ataques y acusaciones de inequidad, que las señales claras de un “cierre de filas” y competencia equitativa que todos argumentan, pero que nadie logra fundamentar.

Ahora, cualquier ruta que tome el priismo tendrá costos: con su decisión, el PAN ya dio el primer paso y, ahora sí, está demostrado que el tricolor define sus tiempos en función de la oposición, y no al revés como inicialmente lo decían. Cué les rompió el esquema del viejo PRI sobre el “tapado”. Y, sobre todo, si a estas alturas rectifican el camino sobre su candidato a Gobernador, habrá muchos agravios. Pero si no lo hacen, quedarán como discípulos de una democracia simulada, de la que ya dieron un ejemplo clarísimo los partidos de oposición.

IFE: MAL SERVICIO

La mañana de ayer, más de 200 personas esperaban realizar trámites en un módulo de atención del IFE, ubicado en Belisario Domínguez y Fray Toribio, en la colonia Reforma; sin el menor recato, los funcionarios de esa oficina les negaron el servicio y, ante las protestas, solicitaron la presencia de docenas de elementos policiacos que disuadieron la inconformidad tratando a los ciudadanos como delincuentes. Qué lamentable.

almargen@tiempoenlinea.com.mx

almargenoaxaca.wordpress.com

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