Home Blog Page 271

El muro se tambalea y Trump celebra… ¿que los mexicanos ya no lleguen a EU?

0

 

trumprie

+ Tasas de migración han caído; ¿Cuántos mexicanos regresarían a nuestro país?


Desde la administración del presidente Felipe Calderón, el gobierno federal ha manifestado que la tasa de expulsión de migrantes mexicanos hacia los Estados Unidos había caído drásticamente. Desde entonces se decía que al cruzar el número de personas que se iban contra los que regresaban, el resultado era una tasa muy cercana al cero por ciento. Esa es una constante. Y sin embargo, primero como candidato y ahora como presidente de los Estados Unidos, Donald Trump ha reiterado la idea de que la migración mexicana es constante y caudalosa… hasta ahora, que ante el tambaleo del muro fronterizo como una de sus principales promesas de campaña, está comenzando a reconocer una realidad distinta.

En efecto, ayer el presidente Donald Trump anunció que su administración tomará “muy pronto” una decisión final sobre el proyecto ganador para la construcción del muro en la frontera con México. Trump destacó sin embargo que aún antes del inicio de la construcción del muro en la frontera sur, Estados Unidos ha empezado a registrar un “increíble” descenso del 68 por ciento en la inmigración indocumentada al país. “Nadie ha visto números así, es un récord, de hecho la gente ya no está intentando entrar porque sabe que no puede”, dijo en una entrevista con la cadena Fox Business Network.

En esta lógica, el secretario de Seguridad Nacional, John Kelly, anunció la semana pasada que el número de personas detenidas tratando de cruzar de manera ilegal a Estados Unidos a través de la frontera con México “experimentó un “fuerte descenso” de alrededor del 71 por ciento este año. Las autoridades detuvieron en marzo pasado casi 17 mil personas en la frontera suroeste, en el quinto mes consecutivo de disminución de aprehensiones.

Trump expresó que no obstante las cifras, continúa el plan de construir el muro. “Hay gente que dice: ‘Trump no va a construir el muro’. Por supuesto, cien por ciento seguro que vamos a construir el muro. De hecho tuvimos cientos de interesados, tuvimos muchos diseños, he visto 10 de los mejores, pero quiero ver más. Estamos analizando los diseños y vamos a tomar una decisión muy pronto”, añadió.

Esta comienza a ser una posible ruta de escape respecto a una de las ideas de campaña más disparatadas de Donald Trump: en todos los tonos, y desde todos los frentes –desde México, los Estados Unidos y el mundo entero—, se le ha dicho que la construcción de un muro en su frontera sur es no sólo innecesaria y costosa, sino además xenófoba y contraproducente para la economía.

No obstante, por mantener su palabra, Trump continuó en la narrativa de que el muro era necesario para detener la inmigración, y que en ello la migración mexicana era la más perjudicial para su economía y para los empleos en los Estados Unidos. Al haber una franja de población estadounidense que históricamente ha abrevado esas ideas, Trump ganó adeptos con el problema que ahora no consigue los recursos para la construcción del muro y tampoco tiene los consensos políticos suficientes para lograr que éste sea bien visto ya no por los electores sino por los poderes federales, que le han comenzado a bloquear sus principales iniciativas.

Por esa razón, Trump parece estar virando el discurso hacia la idea de que la construcción del muro no es indispensable porque de todos modos la migración mexicana –y en general– ha descendido drásticamente.

¿Pero, en realidad es así?

MIGRACIONES

El flujo de migrantes hacia los Estados Unidos es constante y mucho de éste atraviesa por México. No obstante, sería reduccionista afirmar que todo lo que pasa por ahí es tránsito de mexicanos y que en ello no hay otros orígenes y otras finalidades relacionadas particularmente con llegar a los Estados Unidos. ¿De verdad la migración mexicana sigue siendo tan determinante para la economía y las fronteras de aquella nación?

Una respuesta interesante la ofrecía recientemente la Escuela de Políticas de Estrategia Global de la Universidad de California en San Diego (UCSD), quien en 2016 afirmaba categóricamente en un estudio que el flujo migratorio de México a Estados Unidos se ha terminado y que ahora el movimiento global de migrantes se observa de África a los países europeos.

De acuerdo con dicho estudio, el desplazamiento de trabajadores mexicanos inició en la década de los años sesenta, después de la generación de los baby boomers o explosión demográfica, que al concluir creó unos 20 años después una escasez de residentes en edad productiva. Mientras la tasa de natalidad bajaba notablemente en Estados Unidos, ascendía en México, y en la década de los años ochenta hubo generaciones de trabajadores jóvenes mexicanos que buscaban y conseguían trabajo en Estados Unidos.

Pero ahora, de acuerdo con ese estudio, la tasa de natalidad en México se estabiliza y alcanza niveles similares a la de Estados Unidos, lo que ha formado un ajuste en la oferta de trabajo estadunidense y la de trabajadores mexicanos. El estudio parece confirmar otros anteriores que informaron sobre una migración nula desde México. La patrulla fronteriza realiza la menor detención de migrantes en la frontera con México en más de medio siglo, de acuerdo con cifras de la propia patrulla.

La tendencia actual en la frontera con Estados Unidos, es que gradualmente a la intención de cruzar la frontera como indocumentados ha sustituido un incremento en peticiones de asilo político de individuos y familias que huyen de la violencia. El análisis de la UCSD es una nueva perspectiva ante la reciente retórica antiinmigrantes de la campaña del presidente, Donald Trump.

La barda que planea construir el mandatario electo resultaría más bien innecesaria para un flujo migratorio que llaga a cero y tiende a permanecer en esos niveles. El estudio universitario se refiere tanto a los mexicanos que intentaban cruzar la frontera como a centroamericanos y ciudadanos de otras nacionalidades que buscaban pasar desde México como indocumentados a los estados fronterizos estadunidenses.

Esto concuerda con lo que ha dicho el presidente Enrique Peña Nieto que también asegura que hoy en día la migración de mexicanos hacia los Estados Unidos es muy cercana al cero por ciento, a partir de diversas medidas administrativas y legislativas que ha emprendido el gobierno federal para lograr esa meta. Sostuvo que México adoptó una perspectiva regional corresponsable y humana, cuenta con una red de unidades médicas que en 22 meses brindó más de 36,000 consultas médicas gratuitas. Emprendió el programa Frontera Sur que ha entregado 110,000 tarjetas de Visitante Regional y 15,000 tarjetas de Visitante Trabajador Fronterizo e impulsó el desarrollo regional junto con Guatemala, Honduras y El Salvador.

Peña Nieto insistió en que el combate a las drogas es otro desafío mundial, en el que la corresponsabilidad y la prevención son la mejor vía para resolverlo, por lo que se debe impulsar el desarrollo, la inclusión y el fortalecimiento del tejido social

DESTINO INCIERTO

El retorno de los migrantes a México es un problema de muchas dimensiones, que parte del hecho mismo de que las comunidades no están preparadas para reabsorber cabalmente a esas personas que, además, ya tienen un modo de vida, un lenguaje, trabajos y formas de convivencia distintos. Más bien, es el miedo y el racismo el que ha hecho descender la tasa de migración y eso, junto con la política de persecución que tiene el gobierno de EU desde hace años, es lo que ha provocado este fenómeno de retorno. No es la bonanza mexicana ni las acciones de gobierno. Ello es una fantasía.

Perelló y su inaceptable justificación de la misoginia y la violencia contra las mujeres

 

Perelló

+ No sólo Radio UNAM: todos debemos asumir lo crítico del problema


Estamos acostumbrados a ver la violencia contra las mujeres como algo normal, y en muchos casos los varones asumimos el rol de propalar y justificar esa violencia a partir de una engañosa perspectiva de hombría. Es paradójico que mientras se intentan redimensionar prácticas comunes —y tradicionalmente aceptadas— como la del piropo, en general haya una explosión brutal de violencia física en contra de las mujeres. No se trata de ser políticamente correctos sino de ver la dimensión de este problema que lamentablemente no distingue condiciones sociales, culturales, académicas ni económicas. Un caso por demás aberrante es el reciente del académico de la UNAM y ex líder del movimiento estudiantil del 68, Marcelino Perelló.

En efecto, la semana pasada un grupo de intelectuales y periodistas de la capital del país pidieron a la Universidad Nacional Autónoma de México que actuara frente a las expresiones misóginas que se habían vertido en el programa Sentido Contrario que era parte de la parrilla de programación de Radio UNAM. La indignación se replicó luego de que algunos medios difundieran algunos de los dichos de Perelló en la transmisión del 28 de marzo, y se lanzaran llamados a la Universidad Nacional para que considerara la posibilidad de cancelar el mencionado programa, además de exigir que Perelló ofreciera una disculpa pública no sólo por el lenguaje que normalmente utilizaba en los programas sino sobre todo por el menosprecio y el escarnio mostrado en contra de las mujeres que han sido víctimas de alguna agresión sexual, al afirmar incluso que a varias de ellas les habían gustado tales agresiones.

Por ejemplo, en una nota del portal electrónico de la revista etcétera, se daba cuenta de algunos de los dichos de Perelló en la citada transmisión. “Perelló dijo que introducir un objeto o los dedos en la vagina de una mujer no es una violación, pues para que este delito se consuma ‘tiene que haber verga’ (…) hizo mención de la violación cuando retomó el caso de Daphne Fernández, quien acusa a cuatro jóvenes veracruzanos de haberla violado a principios de 2015, y a los cuales se les ha identificado con el mote de ‘Porkys’. Previo a mencionar el dictamen del juez (de quien dijo que consideró a Daphne como “metible”) refirió que ‘tampoco eso (…) de que te metan los dedos es para armar un desmadre estrepitoso’. (http://bit.ly/2pqHQZw).

Evidentemente, todo eso provocó la reacción de indignación que ya se ha mencionado. Por ello, el 7 de abril, la UNAM informó que debido a las expresiones realizada por Marcelino Perelló en el espacio “Sentido Contrario” en Radio UNAM sobre el caso Porkys de Veracruz, se cancelaba de manera inmediata.

En un comunicado, la máxima casa de estudios indicó que las palabras hechas en el espacio radiofónico atentan contra el espíritu de Radio UNAM al normalizar la violencia, y al oponerse a los conceptos de equidad e igualdad de género. “De forma inmediata se cancela el programa Sentido Contrario debido a que las expresiones del conductor titular de este espacio en Radio UNAM atentan contra el espíritu de esta emisora y de la Universidad Nacional Autónoma de México, al normalizar la violencia y oponerse al concepto de equidad e igualdad de género”, indica.

La Universidad Nacional agregó que además del lenguaje misógino y sexista utilizados por Perelló, el discurso se opone a los valores promovidos por esa casa de estudios. La UNAM indicó que en ese centro se promueve los valores universitarios y reiteró su compromiso con la libertad de expresión a favor de la equidad y contra la violencia de género.

¿QUÉ MÁS DIJO PERELLÓ?

Muchos se dijeron satisfechos de la cancelación del programa… pero habría que ver la dimensión de las expresiones de Perelló no sólo para celebrar su salida de Radio UNAM sino para reconsiderar con seriedad hasta qué punto una persona que se asume como líder de opinión, que es articulista de uno de los periódicos más importantes del país (el Excélsior), y que se presenta como una de las figuras máximas del movimiento estudiantil del 68, y de los académicos de la Universidad Nacional, puede ofender y denigrar a las mujeres.

Pues el sitio web laquearde.org —que tiene como misión promover los derechos de las mujeres— hizo una reseña mucho más amplia de todo lo que dijo Perelló en esa misma transmisión. Las palabras de Perelló que al parecer no se mencionaron en ninguna de las notas con las que se resaltó el hecho, resultan todavía más aberrantes, inaceptables y repugnantes. En cuanto a la normalización de la violencia sexual contra las mujeres, dijo por ejemplo: – “No me negarás que en los juegos sexuales está implícito la violación, el golpeo…” (sic) (…) – “El placer que implica el ser forzado, pero especialmente el de ser forzada. El placer del sometimiento.” (…) – “Eyacular en grupo en la cara de la mujer. Gozan los que eyaculan, pero goza también la mujer en la que eyaculan. Y es una humillación. Hay un placer en ser humillado.” (sic).

¿Uno más? Esto dijo Perelló sobre el piropo: “– “A ver, piropos vulgares: (Javier Plata ríe) “¡En esa cola sí me formo!”. Javier Plata: “Vamos a ponerle la peluca a Koyak” (carcajadas de los dos) “¡A huevo, sí!”, retoma el catedrático: “En mi juventud no era común depilarse, entonces muchas chavas llevaban las piernas velludas, y cuando eran muy velludas se les decía ‘Si así es el pueblo, cómo estará la capital?’ ‘Si así está el camino, ¿cómo estará el ranchito?’ (los dos ríen a carcajadas) Javier Plata interrumpe para decirle a “Laberinto”: ‘¡Di algo pues, no hagas caras, nomás así!’. Laberinto (incómoda): “Nunca me gustó que me piropearan en la calle, pero no iba yo a meter al bote por eso. Y eso que me dijeron cosas muy irrepetibles”. Marcelino: “En fiiiiin… ¡lo que es irrepetible es lo que dijo ‘Lady Guapa’ (la periodista Tamara de Anda en respuesta al acoso de un taxista)! ‘es que estoy harta de que me anden diciendo guapa por la calle’ ¡Ah, hija de tu puta, modesta y recatada madre! ¿Se dan cuenta? La tipa es una locutora de televisión que quiere hacer carrera en los medios. Entonces, obviamente se trata de una maniobra para salir en la tele. (…) Entonces dice: ¿cómo le hago para salir en la tele? ¡pus me chingo al primer taxista que vea! Incluso vean el video que la están filmando (sic), dice “¡ay, permítanme arreglarme el pelo!”. (…) Como la chava esa a la que le levantaron la falda en la Condesa (Andrea Noel): (hace expresiones de burla) Ayyy, no mames. Ayyy, no mames, te levantaron la falda. ¿Para qué andas usando faldas cortas, pues! ¿Pa’ que se te vean o pa’ que no se te vean las piernas? ¡La próxima vez que salgas a la calle, ponte armadura, hija de la chingada! O vete…” (lo interrumpe Laberinto) – “¿O sea, que tienes que vestirte de acuerdo a como te permita qué se yo quién para no faltarte al respeto?”-. Responde Marcelino: “¡No, no, no, no, la palabra respeto aquí no viene al caso! (…) ¡Las mujeres quieren gustar, quiere decir que quieren atraer! (…) Y entonces, claro, ¡llegaremos al resultado de que los hombres vendrán con un masking tape en la boca y las mujeres vestidas de monjas! Una chava cuero que se pone minifalda ya sabe que va a despertar la libido de los güeyes. ¡Pus para eso se la pone! O qué, ¿para qué? ¿nomás porque hace calor? Nooo…”  –“Pero…”- intenta disentir Laberinto… Marcelino la interrumpe: “¡Y ése es el deseo de la mujer, despertar el deseo del macho! Por el amor de dios, no nos hagamos pendejos! Ahora bien, hay reglas de convivencia, ¡pero es que ya empieza a ser pedo que la miren! ¿Qué le ves?, dice el güey. ¡Pus las nalgas, cabrón!”. (sic).

SIN MÁS, ESTO ES INACEPTABLE.

@ortizromeroc

¿Sabrán PRI y gobierno que las organizaciones sociales van en su contra en 2018?

 

Captura de pantalla 2017-04-11 a la(s) 09.52.13

+ Paradoja: el gobierno quiere tener cerca a opositores, pero éstos se unen en su contra


Todos los movimientos, en el trato del gobierno con las organizaciones sociales y con la Sección 22 del SNTE, tienen algún grado de relación política con la elección presidencial de 2018. A partir de esta realidad, debería existir un análisis menos ordinario que el de suponer que, ahora, el gobierno caminará de la mano con las organizaciones sociales y el magisterio, y que esto no le generará un efecto contraproducente el año próximo. Sólo basta con considerar algunas coordenadas aparentemente sueltas, para corroborarlo.

En efecto, desde el mes de diciembre del año pasado la nueva administración estatal ha dado muestras reiteradas de su disposición a trabajar con las organizaciones sociales y con el magisterio. Con unos y otros, ha dado continuas y suficientes muestras de disposición, y a todos les ha prometido y reiterado su apertura y el establecimiento de una relación incluyente. En el lenguaje y lógica de las organizaciones sociales y el magisterio, esa disposición e inclusión debe traducirse específicamente en recursos económicos y en un reparto presupuestal favorable que les permita seguir manteniendo sus respectivas clientelas, y a sus agremiados.

El problema que existe, de entrada, es que esa relación carece totalmente de derroteros políticos, y ese es un problema tanto para el gobierno como para el grupo gobernante. ¿Por qué verlos y analizarlos por separado? Porque mientras para el gobierno su principal problema es la gobernabilidad, para el grupo gobernante su principal preocupación es, o debiera ser, la preservación del poder. Parece que en esos aspectos no existe un análisis concreto y medianamente apegado a la realidad, y por eso se están tomando decisiones que pueden ser riesgosas e improductivas tanto para el gobierno como para el grupo gobernante. Vale la pena ir por partes.

Primero, una relación sin derroteros políticos con las organizaciones sociales y con el magisterio, es un problema para el gobierno porque —como ocurre ahora mismo— la buena intención del gobierno por entablar con ellos una relación incluyente, democrática y civilizada no sólo no garantiza la paz social y la gobernabilidad, sino que tampoco ofrece certeza alguna de que la aplicación de los recursos tendrá como resultado el abatimiento de alguno de los muchos problemas sociales que existen en Oaxaca.

De hecho, lo que hasta el momento existe es una relación mucho más cercana al chantaje y a los intentos de subordinar al gobierno a las exigencias de las organizaciones sociales, que un diálogo civilizado en el que en el centro de la discusión estuvieran los problemas sociales y los mecanismos y visiones para resolverlos. En la realidad, las organizaciones campesinas y de lucha social, se han dedicado de lleno a exigir recursos públicos a fondo perdido bajo la amenaza de que, de no recibirlos en el tiempo y la forma que exigen, lastimarán la endeble paz social y la gobernabilidad en la entidad. Eso es exactamente igual con la Sección 22 del SNTE, sólo que ahí la amenaza está enfocada a la entrega de prebendas y privilegios relacionados con los trabajadores de la educación.

Por esas razones, si la relación del gobierno con las organizaciones sociales y el magisterio no tiene límites definidos ni puertos concretos de arribo, entonces es como estar en medio de una ruleta rusa. No hay certeza alguna de relacionada con la gobernabilidad ni con la paz públicas; no hay ninguna seguridad relacionada con el ejercicio de los recursos por las organizaciones; y tampoco hay una concertación en la que las organizaciones ofrezcan al menos cierto grado de confianza en que la buena relación no es sino la máscara de un chantaje. En esas condiciones, el gobierno debía comenzar a actuar con prudencia ante lo que puede ser el inicio de un problema —y un chantaje— de grandes proporciones propiciado por un error en el análisis global de la situación.

UN PROBLEMA ELECTORAL

Ahora bien, al problema del gobierno le es concomitante el problema del grupo que gobierna. ¿La nueva administración estatal —vista como grupo de poder— está consciente de que esas mismas organizaciones con las que dialoga y aparentemente acuerda, son las mismas que en tiempo real se están agrupando en su contra, no sólo para tener un mejor control —ellos— de la gobernabilidad, sino también para ir en contra del PRI en la elección presidencial de 2018?

Ayer, por ejemplo, en el marco del aniversario luctuoso del general Emiliano Zapata, diversas organizaciones sociales (UACOL, CCCP, Comuna de Oaxaca, MULT Y FPR, entre otras) coordinación con la Sección 22 del SNTE fijaron un posicionamiento “sobre los últimos acontecimientos ocurridos en Oaxaca”.

¿Cuál era el fondo de dicho posicionamiento? Rechazar diversas acciones del Gobierno del Estado relacionadas no necesariamente con la gobernabilidad, sino con la relación que en particular ha entablado con cada uno de ellos, y condicionar la paz al cumplimiento de diversas demandas. Esto, porque resulta que todos, en alguna medida, tienen ya alguna relación formal con la nueva administración estatal. Pero igualmente todos, en alguna medida, tienen también ya algún grado de disenso con el gobierno de Alejandro Murat —que resultaría hasta natural, pero que es también un signo de lo que vendrá en el marco del proceso electoral del año próximo.

Pues resulta que si buscamos el común denominador de todas esas organizaciones, incluyendo a la Sección 22, encontraremos rápidamente que todas son aliadas ideológicas, políticas y hasta incondicionales con Andrés Manuel López Obrador y con Morena. ¿De verdad el gobierno de Oaxaca —como grupo— calcula que todos ellos pueden entablar una relación civilizada con la administración estatal, pero que pase lo que pase, e independientemente de cuántos recursos estatales se destinen a ellas, de todos modos serán adversarios electorales en 2018?

Hay una circunstancia más que debe ser considerada: en Oaxaca, y aún con la victoria electoral de 2016, el resultado de los comicios arrojó más de un millón de votos en contra del PRI. Esas fuerzas de oposición, juntas o cada una por su lado, buscarán mantener ese nivel de votación no priista en los comicios de 2018.

Y quién sabe qué estrategia electoral podría estar ya armando el priismo oaxaqueño para tratar de contrarrestar esa situación. Pero lo que sí queda claro de entrada es que quienes ya tienen una ruta política y de financiamiento, son todas las organizaciones sociales que hoy se están sirviendo y condicionando los recursos a cambio de la paz social en Oaxaca, y que los utilizarán para sus fines en 2018 independientemente del tipo de “buena relación” que logren entablar con la administración estatal.

BUSCAR EQUILIBRIOS

Al final, nada de esto se trata de que rompan relaciones o que terminen de echarse en brazos de las organizaciones sociales, sino de que puedan dar los pasos calculados y analizados que hasta ahora no parece que existan. Más bien, lo que se ve es una relación planteada al margen de cualquier análisis, y sólo con una intuición por demás básica, que genera más suspicacias que certidumbres a la luz de los escenarios posibles de los meses y años siguientes. Hoy debieran preguntarse, con honestidad, si esas relaciones y tratos que están planteando con el magisterio y las organizaciones sociales les serán útiles en el mediano y largo plazo para conservar el poder. Ojalá sepan lo que están haciendo. Aunque a la luz de los hechos, parece lo contrario.

La Sección 22 es insaciable y todos lo sabemos; ¿Por qué seguirle dando todo?

 

CNTE

+ Ahora gobierno debe ser también aliado de afectados por el conflicto magisterial


Cualquier concertación con la Sección 22 es permanentemente compleja, porque dentro de sus bases fundamentales de negociación radica en nunca dar pasos atrás. Ello implica que no sólo que el magisterio siempre verá como parciales e insuficientes los ofrecimientos gubernamentales, sino además que en la siguiente negociación querrá ir por más. Eso queda claro hasta en sus consignas. Y en eso radica un problema grave como el que ahora ocurre con el gobierno de Oaxaca, que se asume como traicionado y defraudado por la beligerancia y el chantaje magisterial, a pesar de que en los meses recientes les cumplió a cabalidad sus exigencias.

En efecto, a lo largo de las últimas semanas hemos visto cómo la Sección 22 ha desplegado toda una batería de acciones tendientes a presionar al gobierno. Su intención ha sido no sólo la de lograr que el Gobernador acuda a cada una de sus mesas de negociación, sino también a que el gobierno siga respondiendo al desorbitado y desproporcionado pliego de demandas que presentaron el año pasado como condicionante a un diálogo civilizado con la nueva administración estatal.

El gobierno lo ha hecho en gran medida —cualitativamente más, incluso, de todo lo que la administración de Gabino Cué les dio a lo largo de seis años— y sin embargo la respuesta magisterial no ha sido la esperada. La Sección 22 ha seguido presionando —cada vez con mayor beligerancia—, en una actitud que el gobierno ha considerado que no es proporcional a lo que se ha conseguido; por ello, a partir del fin de semana el discurso gubernamental viró, de la actitud prudente, a la de resaltar todo lo que los integrantes de la Sección 22 han recibido en los últimos meses pero que a pesar de eso siguen presionando al gobierno para que cumpla sus demandas.

Ante ese panorama, parece que la actitud gubernamental es comprensible pero poco eficaz. Comprensible, porque independientemente de que los maestros de la 22 sigan diciendo que las respuestas son “mínimas e insuficientes” y que por eso siguen protestando, lo cierto es que cuando se revisa todo lo que el gobierno estatal, y la SEP, les han dado en los últimos meses el resultado es nada despreciable.

Sin embargo, aún con eso el resultado es poco eficaz al menos por dos razones: primera, porque a estas alturas los oaxaqueños sabemos que no sólo ahora, sino siempre, a los de la 22 les han dado todo y aún así nunca han dejado de protestar; y segunda, porque también ha quedado siempre claro que la Sección 22 es impermeable al rechazo ciudadano y que de no haber alguna acción más contundente para obligarlos a asumir una actitud más civilizada, ellos pasarán por alto la indignación ciudadana y gubernamental para continuar con su agenda de protestas, chantajes y presión social.

De hecho, antes de haber tomado cualquier decisión, el gobierno estatal debió considerar al menos dos lecciones dadas públicamente por la Sección 22 en el pasado, de cómo ellos no se sacian ni cuando reciben todo, y cómo esta política de ofrecerles para calmarlos resulta una dolorosa y costosa estratagema en la que finalmente todos —sociedad y gobierno— terminamos sufriendo y padeciendo las consecuencias.

ANTECEDENTES IGNORADOS

En 2005, cuando recién había asumido Ulises Ruiz como gobernador de Oaxaca, su secretario General de Gobierno, Jorge Franco Vargas, no sólo encabezó la primera negociación del entonces nuevo gobierno con la dirigencia de la Sección 22 sino que, por primera vez en mucho tiempo, logró que ese año el “tradicional” paro de labores del mes de mayo —mes en el que se llevaba a cabo la negociación con el gobierno estatal, que era independiente a la que el SNTE realizaba con el gobierno federal, para anunciar las nuevas conquistas en el marco del día del maestro— fuera prácticamente imperceptible.

¿Qué hizo el aparentemente eficaz Secretario de Gobierno para conseguirlo? Franco Vargas utilizó una estrategia simple: para evitar el paro de labores y la mayoría de las movilizaciones magisteriales —en aquel momento esta última era una meta importante, porque recordemos que Ruiz tuvo como una de sus principales ofertas de campaña la de terminar con las marchas que ahogaban a la capital— les ofreció más recursos y prebendas de las que estaban contenidas en el pliego petitorio 2005 de la Sección 22.

En aquel año 2005, la dirigencia seccional se fue a casa con un inesperado triunfo en la negociación con el gobierno. Aunque el problema vino al año siguiente, ya que para 2006 —año de la elección presidencial, en la que Ulises Ruiz le había prometido un millón de votos en Oaxaca al candidato presidencial del PRI, Roberto Madrazo Pintado— el gobierno de Oaxaca ni remotamente estaba en posibilidades de volverle a cumplir a la Sección 22 la hazaña de una respuesta superior al contenido del pliego de demandas magisteriales.

No podría porque ese año el régimen de Ruiz tenía fuertes compromisos electorales. Pero aún no teniéndolos, tampoco podría cumplir la demanda magisterial, ya que para entonces la Sección 22 tenía cumplidas todas sus demandas salariales —relacionadas con el aguinaldo, bonos, prestaciones y pagos extraordinarios—, y entonces gracias a la generosidad demostrada por el gobierno de Ruiz un año antes ahora irían por la madre de todas sus demandas: la rezonificación salarial de los más de 70 mil integrantes de la 22, para homologar sus salarios con los de las zonas económicas más aventajadas del país.

No había forma —ni entonces ni ahora— de que un gobierno estatal pudiera cumplir una demanda que costaba más de 15 mil millones de pesos, y un compromiso de cumplimiento que ahogaría las finanzas de cualquier gobierno local en México. En esa imposibilidad de cumplimiento, y en la voluntad decidida de la Sección 22 de no dar pasos atrás en sus negociaciones y logros anuales, se pavimentó el camino a la revuelta magisterial que ocurrió meses después. El gobierno de Ruiz se vio ahogado por las demandas, y la Sección 22 se sintió legitimada para seguir protestando, y para elevar el nivel de las presiones y los disturbios, por la negativa del gobierno de Oaxaca de cumplir sus demandas.

Al final, ocurrió la revuelta magisterial que le costó miles de millones de pesos a los oaxaqueños; que dinamitó la paz social y la gobernabilidad; que empoderó a la Sección 22 como el factor de gobernabilidad más determinante para la entidad y el sureste del país; y que sumió a la región en una crisis que todavía una década después no puede ser superada. En todo ese amargo episodio, el único ganador fue el magisterio: a éste, el gobierno federal le concedió su rezonificación salarial; le incrementó sus prestaciones; les regaló impunidad frente a todos sus actos, y además los reparó por lo que había ocurrido con el conflicto.

Por eso, a estas alturas nadie se sorprende ni se indigna porque al magisterio se le siga dando todo —y por eso falla el gobierno en el argumento que ahora utiliza para tratar de ganar el respaldo ciudadano— ya que los oaxaqueños hemos visto durante años cómo a la 22 se le intenta apaciguar dándoles todo, y cómo ellos responden no satisfaciéndose sino pidiendo más; y cómo esa ha sido una política cíclica e ineficaz que se sigue intentando a pesar de todo.

¿Y LOS OAXAQUEÑOS?

Por eso mismo, ahora el gobierno debe buscar el respaldo de la ciudadanía, con acciones a favor de la ciudadanía. ¿Cuándo buscarán concretar una alianza de verdad con los oaxaqueños —la inmensa mayoría— que no formamos parte ni de las organizaciones sociales ni del gremio magisterial? El respaldo, finalmente, no es excluyente. Pero quizá, a la mala, estén comenzando a reconocer que erraron en su estrategia inicial de gobernabilidad, para buscar una conciliación incluyente y de largo plazo a favor de los oaxaqueños, por encima del apapacho y los fallidos intentos de cooptación a los grupos de presión.

Ante los errores iniciales, será un reto encauzar la “nueva relación” con S-22

0

reunion-700x445

+ Deben dejar indolencia y autoengaño sobre posibilidades reales de negociación


Uno de los mayores retos políticos que tiene el gobierno de Oaxaca en el mediano y largo plazo, radica en la recomposición de su relación con la Sección 22 del SNTE, y en el establecimiento de linderos visibles y confiables respecto a los temas sobre los que puede negociar con el magisterio. Hoy nada de eso existe, y lo que aparenta ser una relación institucional rápidamente degeneró en un chantaje. Por eso, la posibilidad de sacar algo provechoso de este caos resulta un reto mayor, y un éxito histórico, si lograra conseguirlo el Gobierno del Estado.

En efecto, el miércoles nuevamente la Sección 22 y los normalistas exhibieron su capacidad de movilización, y de presión, aislando por más de doce horas a la capital oaxaqueña y arrancándole —porque no fue un logro político, ni una concesión graciosa del gobierno, sino un eficaz acto de chantaje— al titular del Ejecutivo una nueva reunión de trabajo, programada para este día. Antes, la Asamblea Estatal de la 22 había resuelto exigir la destitución de Alejandro Avilés y Germán Cervantes Ayala, titulares de la Secretaría General de Gobierno y el Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca, respectivamente. Todo esto, visto globalmente, constituye un enorme problema.

¿Por qué? Porque el mensaje de los normalistas y de los integrantes de la Sección 22 hoy en día es concreto: ellos no quieren negociar con nadie más que no sea el Gobernador del Estado, y por esa razón no sólo están desestimando las capacidades —si es que las tuvieran— del Director del IEEPO y del Secretario General de Gobierno, sino que están exigiendo su destitución inmediata como una especie de condicionamiento al diálogo.

Así, si la 22 no reconoce la interlocución de las dos dependencias estatales con incidencia en su pliego petitorio (que es siempre una dualidad entre lo político y lo educativo) y al mismo tiempo exige la renuncia de sus titulares, entonces se hace lógico que en estas circunstancias no acepten dialogar más que con el Gobernador del Estado, a quien le están arrancando las reuniones de trabajo con base en movilizaciones, actos abiertos de chantaje, amenazas de violencia y, como el miércoles, con bloqueos a los principales puntos viales de la capital.

En esa sola circunstancia, hay ya varios problemas muy graves de operación política: el haber accedido de inicio el gobierno de Oaxaca a que el diálogo con la Sección 22 fuera directamente con el Titular del Ejecutivo, era desde el inicio una apuesta muy arriesgada porque ese sería el punto de referencia para cualquier negociación, y porque ello desactivaba de inicio cualquier manejo político alterno: en el ámbito estatal, no existe mayor autoridad política y administrativa que el Gobernador del Estado. Por eso, si de entrada se establece que el rasero del diálogo es directamente con el Mandatario, ya no existe otro margen para emprender acciones políticas alternas porque por encima de su autoridad administrativa y política, ya no hay nada ni nadie en el ámbito estatal.

De hecho, si ese resulta ya ser un problema mayor, es todavía más grave el hecho de que en ese diálogo no están establecidos los linderos. El Gobernador inició ofreciéndoles la regularización de tres mil 700 plazas, y hoy el magisterio le exige no sólo que dicho proceso continúe sin que los trabajadores eventualmente regularizados pasen por los procesos de evaluación que establece el Servicio Profesional Docente —que es un tema federal—, sino que ahora también exigen que el gobierno estatal asuma la responsabilidad por la contratación de los egresados de las escuelas normales.

FACULTADES CONCRETAS

El problema de fondo que enfrenta cualquier posibilidad de cumplimiento de dichas demandas, es que hoy en día el Gobierno de Oaxaca —entendido éste como los tres poderes del Estado— carece de las facultades para cumplir cualquiera de esas demandas. Explorar si quiera tal posibilidad implicaría, o el acuerdo con la autoridad federal para conseguirlo —a pesar del cuestionamiento nacional que implicaría seguir dando pasos regresivos en la implementación de la reforma educativa—; o la reinstauración de la vieja y perniciosa negociación particular del magisterio con el gobierno de Oaxaca, al margen de los dictados de la autoridad federal.

En cualquiera de los casos, el resultado es negativo. Es muy complicado que la autoridad federal quiera dar —al menos en este y el año próximo— pasos en reversa en la implementación de la reforma educativa. De hecho, el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, ha tomado como una causa casi personal la de descalificar las posiciones de Andrés Manuel López Obrador respecto al futuro de la reforma educativa si éste último llegara a ser presidente. Sería una incongruencia enorme que por un lado Nuño reprobara a AMLO por afirmar que modificaría el esquema administrativo del magisterio nacional; pero que por el otro premiara a la Coordinadora o a la Sección 22 en sus actos de chantaje para conseguir prebendas, plazas o mayores recursos.

Ahora bien, el restablecimiento de la doble negociación, sólo agravaría los problemas sociales, económicos y políticos de Oaxaca. Quedó claro que darles todo durante 33 años —aún a costa de colapsar, como lo vemos hoy, las finanzas estatales y el futuro de los oaxaqueños— no sólo no calmó a la Sección 22, sino que siempre la alentó a seguir adelante. Por eso los profesores de Oaxaca son de los más privilegiados en el país en cuanto a salario, pero al mismo tiempo son los más combativos y los que más siguen exigiendo al Estado.

En esa lógica, revivir la doble negociación implicaría que el gobierno de Oaxaca impulsara una política de perdonarles y justificarles —como había sido siempre— todos los excesos al magisterio, a cambio de lapsos verdaderamente momentáneos y efímeros de paz social, como a quien se le da respiración artificial con un tanque de oxígeno. Además, si se reviviera la doble negociación, entonces las finanzas estatales tendrían que asumir el compromiso de seguir costeando las plazas extraordinarias, los beneficios económicos extraordinarios, y todo lo demás que les terminaría dando a cambio de no romper el delicado esquema de la paz social a cambio de recursos.

A estas alturas, sabemos que esa fue una razón del desorbitado crecimiento de la deuda pública estatal en los últimos años; sabemos que esa fue la causa de la rebeldía magisterial; y que además es una solución contraproducente incluso desde el corto plazo. De ahí parte la insistencia —que parece que sólo llega a oídos sordos— de que el gobierno de Oaxaca establezca con claridad cuáles son los temas en los que puede negociar, cuáles los límites de su capacidad de negociación y acuerdo con el magisterio, y cuáles los temas en los que no puede incidir ni siquiera ante la amenaza de que la Sección 22 incendie Oaxaca.

EXPECTATIVAS INALCANZABLES

Todo ello debería darse en un marco de diálogos públicos, para que la ciudadanía pudiera saber concretamente qué se pide, qué se negocia, cómo se dialoga, y hasta dónde se puede llegar. Sólo que hoy el primer reto radica en establecer más interlocutores válidos y respaldados que puedan romper este acelerado círculo vicioso de lastimar a los oaxaqueños cada que la dirigencia de la Sección 22 quiera una nueva reunión con el Gobernador.

Javier Corral y sus antecedentes de la mala relación con la prensa (en Oaxaca)

 

JAVIER

+ Dejar morir a El Norte, forma similar al ahogo presupuestal que aquí impulsó


Luego de la ejecución de la reportera Miroslava Breach, el periódico El Norte de Chihuahua anunció el final de su existencia como publicación impresa. Oscar Cantú Murguía, dueño de la publicación dijo que en aquella entidad no existen las condiciones ni las garantías de seguridad para el ejercicio libre del periodismo y, sin mencionarlo específicamente, también acusó al gobernador Javier Corral, de rehusarse a reconocer las responsabilidades institucionales de pago con la publicación, y de ser un obstáculo para el ejercicio periodístico. Todo aquel que recuerde el paso de Corral por Oaxaca al inicio del gobierno de Gabino Cué, y la compleja relación que promovió con —y contra— la prensa oaxaqueña, podrá avalar lo que señaló el director de El Norte en la carta que anuncia la extinción del diario.

En efecto, la poca memoria hace que hoy muchos hayan olvidado que Javier Corral tuvo un papel muy activo en Oaxaca al inicio de la gestión de Gabino Cué. Durante la campaña de gobernador, en 2010, hizo presencia en la entidad en su calidad de representante del Comité Ejecutivo Nacional Partido Acción Nacional en la entidad, en el acompañamiento al entonces candidato de la coalición PAN-PRD-PT. Luego de la victoria de julio de 2010, Corral siguió acompañando a Cué en la elaboración de un programa preliminar de gobierno y en el establecimiento de algunas “directrices” —como la de la supuesta nueva relación comercial e informativa del gobierno con los medios de comunicación— desde las cuales Corral intentó tomar ventaja a partir del fomento a la inquina y la mezquindad hacia los medios de comunicación.

De hecho, en Oaxaca Corral intentó incidir en la prensa en una forma más o menos similar a como lo está haciendo hoy como gobernador de Chihuahua. Por un lado, promovió la creación de medios de comunicación afines a su grupo político y a sus intereses económicos; y por el otro, impulsó una discusión perniciosa relacionada con el gasto de publicidad que el gobierno invierte en medios impresos, electrónicos y digitales, la cual intentó encauzar a su favor por medio de supuestas organizaciones civiles dedicadas al análisis de los medios y el derecho a la información.

La intención de esa discusión era de antemano mezquina porque no buscaba el establecimiento de un esquema transparente y democrático para el ejercicio del gasto publicitario del gobierno —a partir de la premisa de que el gasto publicitario del gobierno estimula la existencia de la pluralidad informativa a la que tienen derecho todas las persoans—, sino porque tenía la clara intención de promover que el gobierno dejara de gastar en todos los medios a partir de argumentos como el del sesgo informativo, la parcialidad o la falta de objetividad en la información.

Lo paradójico es que, mientras por un lado Javier Corral promovía esa discusión relacionada con la prensa a través de organizaciones como el Capítulo Oaxaca de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información —organismo integrado por comunicólogos, que casi en su totalidad eran en aquellos momentos empleados de las oficinas de comunicación social de dependencias del gobierno de Oaxaca, y que ninguno había trabajado nunca en algún medio informativo—, por el otro impulsó la creación de varios medios que espontáneamente aparecieron en la escena pública gracias a una fuerte —aunque inexplicable— inversión estatal en publicidad.

En el fondo, la intención de Javier Corral era simple: ahogar financieramente a la mayor parte de los medios de comunicación que ya existían en Oaxaca —acusándolos, a través de terceros como los antes mencionados, de gobiernistas, de priistas y de parciales—, para que esos recursos públicos que se dejaran de invertir en ellos, fueran a parar a los nuevos medios impresos y digitales que él había promovido.

Específicamente, Corral impulsó el establecimiento de dos semanarios cuya procedencia aparente era el estado de Puebla, y luego intentó la consolidación de un tercero —un diario que trajo una fuerte inversión en equipo y tecnología— que habría tenido su origen en el Estado de México. Finalmente, los tres fracasaron por su escasa oferta informativa y porque finalmente exhibieron —esos sí— su cuño gobiernista y su falta de carácter como publicaciones independientes.

EN CHIHUAHUA

SE REPITE LA HISTORIA

Hay dos partes particularmente reveladoras de la carta publicada por Oscar Cantú en la edición final de El Norte de Chihuahua. Ambas, dejan ver la pésima relación y la aún peor intención de Corral con la prensa de aquella entidad.

La primera dice: “La trágica y sentida muerte de Miroslava Breach Velducea –colaboradora nuestra– el pasado 23 de marzo, me ha hecho reflexionar sobre las adversas condiciones en que se desarrolla el ejercicio del periodismo actualmente. El alto riesgo es el ingrediente principal. Las agresiones mortales, así como la impunidad contra los periodistas, han quedado en evidencia, impidiéndonos continuar libremente con nuestro trabajo.” En ella, Cantú habla en tiempo presente. Es decir, que el gobierno de Corral no tiene ninguna intención de mejorar las condiciones y garantías para el libre ejercicio periodístico.

No obstante, hay otro párrafo en la carta que revela que la política de Corral con relación a la prensa, sigue siendo muy similar a la que estimuló en Oaxaca. “Este día, estimado lector —dice Cantú Murguía—, me dirijo a usted para informarle que he tomado la decisión de cerrar este matutino debido a que, entre otras cosas, no existen las garantías ni la seguridad para ejercer el periodismo crítico, de contrapeso”.

Lo que sigue diciendo es aún más revelador: “El irresponsable incumplimiento de las administraciones públicas de los tres niveles de Gobierno también nos orilla a tomar esta decisión, ante la soberbia negativa de pagar los adeudos contraídos por la prestación de servicios.” No menciona directamente a Corral. Pero es claro que para cualquier medio de información de carácter local, su mayor fuente de publicidad gubernamental proviene justamente del gobierno estatal. Por ello, esa acusación aparentemente genérica le termina pesando como una loza al gobierno de Corral.

Y por eso, otra revelación hecha al mismo tiempo por El Financiero, confirma que Corral quiere sólo a los medios que son sus medios. Según la publicación, el gobierno de Chihuahua gasta un millón de pesos al mes en la impresión del periódico “Cambio 16”, una publicación semanal utilizada para difundir de manera oficial las actividades y proyectos de la administración estatal.

Según El Financiero, fue el propio titular de la Coordinación de Comunicación Social de Gobierno del Estado, Antonio Pinedo quien dijo que cada ejemplar de este medio informativo varía en su costo ya que el contenido es cambiante en cada edición, además de que en los últimos seis meses se han contratado a cuatro empresas diferentes para su impresión, sin definir al momento los nombres de las empresas y el monto que se le ha pagado a cada una de ellas.

Así mismo, informaba que en una controvertida rueda de prensa en la que encaró a los representantes de los medios de comunicación que cuestionaban al Estado por la reducción en los convenios, el titular de comunicación social anunció que se había reducido en un 70 por ciento el gasto en medios de comunicación desde el inicio de la actual administración, sin limitar las inversiones para este semanario.

ENEMIGO DE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN

En Oaxaca, Corral sólo vino a tratar de hacer negocios con sus medios, y a promover una discusión mezquina respecto al gasto publicitario del gobierno. Nunca tuvo la intención de mejorar el esquema de la inversión, sino echar a pelear al gremio para tratar de ganar en medio del caos. No lo logró. Lamentablemente, hoy que es gobernador tiene plenas posibilidades de dejar morir a los medios preexistentes para tratar de quedarse sólo con la prensa que él mismo promueve y que responderá a sus intereses.

UABJO: ¿Hasta cuándo van a dejar —todos— que se les enrede el proceso electoral?

 

Helmes

+ Martínez Helmes, en la impunidad y en el desastre, sueña con ser diputado por Morena


Uno más de los síntomas de la larga descomposición que padece la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca, es la inexplicable intromisión de los actores universitarios en la política electoral estatal. Uno de los ex rectores universitarios es hoy diputado federal y ocupa una posición relativamente relevante, desde la que no ha hecho nada por la Universidad. Y de tras de él hay otro que ahora pretende hacer carrera política en el Movimiento de Regeneración Nacional, de Andrés Manuel López Obrador. Sólo quien no tiene vergüenza puede pensar en eso, suponiendo que la UABJO es su capital político y su ejemplo de eficacia.

En efecto, para efectos de la política universitaria que se entrelaza con la política estatal, el ex rector Francisco Martínez Neri es un pésimo ejemplo. Lo es porque fue un rector que emergió —como todos en los últimos tiempos— de la confluencia de los grupos internos de la Universidad, y que entregó cualquier tipo de resultado menos alguno a favor de la UABJO. ¿Qué hizo Martínez Neri? Lo mismo que sus antecesores y sucesores: administrar el largo conflicto y los vicios universitarios, con la única mira de tratar de concluir un rectorado sin sobresaltos ni sangre. Ese bien puede ser el leitmotiv de los últimos rectores, que sólo parecen tener esa meta. Sin embargo, y contra todos los pronósticos, Martínez Neri logró ir más allá.

¿Por qué? Porque su tiempo como rector coincidió con el del conflicto popular y magisterial de 2006 en Oaxaca, y desde entonces él se involucró con los grupos que primero respaldaron el movimiento social, y que después fueron aliados de Gabino Cué cuando, cuatro años después, ganó la elección al gobierno de Oaxaca. Únicamente por respaldar el conflicto, y por permitirle a la APPO las instalaciones universitarias, Martínez Neri fue considerado dentro de las candidaturas a las diputaciones locales, que ganó por las inercias electorales de 2010 y no por un liderazgo verdaderamente afianzado.

Esas mismas inercias, combinadas con el desdibujado PRI que hay en la mayoría de las zonas urbanas de Oaxaca, fueron las que le permitieron también ser diputado federal, a pesar de que los antecedentes de Martínez Neri no son envidiables ni como rector, ni como diputado federal, ni como efímero Secretario de Culturas y Artes de Oaxaca durante el gobierno de Gabino Cué. Y, básicamente, lo que sí logró fue poner el —mal— ejemplo de que se puede seguir haciendo carrera política a pesar de haber sido un mar rector, un mal legislador, y un gris servidor público.

Por eso, hoy se asume en la UABJO que los rectores sí pueden salir de la palestra universitaria para convertirse en políticos, y que además de ser políticos comunes pueden llegar a ser políticos exitosos. Pues de nuevo, el ejemplo de Francisco Martínez Neri como diputado federal, y como coordinador de su bancada en la cámara baja, vuelve a salir a relucir como un engañoso reflejo del esfuerzo y del éxito político a pesar de los antecedentes.

Pues al final resulta que a pesar de lo que se diga, la UABJO sigue siendo un ejemplo pernicioso de vicios, de abandono institucional, de desinterés por parte del gobierno estatal, y de bajos resultados globales en todo lo que tiene que ver con lo académico. Pues antes y después de Martínez Neri, la UABJO ha seguido gobernándose a partir de los cacicazgos, de la violencia, del porrismo y de los vicios de corrupción que someten a cualquier tema académico. Ese es el saldo de Martínez Neri —compartido con los demás rectores— que nadie parece considerar. Pues la “moda” indica que sí se puede hacer carrera política a pesar de eso.

Quizá ese sea el ejemplo de Eduardo Martínez Helmes que, ahora en Morena, quiere seguir los pasos de uno de sus antecesores.

DE LO MALO A LO PEOR

El rectorado de Eduardo Martínez Helmes constituyó la cúspide —y el inicio de la decadencia— del cacicazgo universitario de su padre, el también ex rector Abraham Martínez Alavés. Fue así porque luego de poner a otros rectores —entre ellos a Martínez Neri—, el cacique decidió heredarle el poder a su propio hijo, que no tenía más mérito que ser un burócrata de la Universidad, e hijo de quien es.

Con Eduardo, Abraham Martínez pareció llegar al máximo de su obra dentro de la UABJO y ahora quieren intentar que esa capacidad política perdure. ¿Cómo? Siguiendo los pasos de Martínez Neri en la búsqueda de una diputación local. Por esa razón, hay acercamientos muy concretos con Morena y lo que tratarán de afianzar es que éste partido asuma que Martínez Helmes tiene el control de la Universidad, y que ésta será un semillero de votos a favor de López Obrador, y de los candidatos de Morena en Oaxaca.

Si eso lo pudieran suponer en Morena a la luz de los resultados del rectorado de Martínez Helmes, están equivocados. Éste concluyó en medio de un escandaloso señalamiento de corrupción y de complicidad con el régimen anterior en la entidad, específicamente con el “facilitador” de Gabino Cué, Jorge Castillo Díaz, en el manejo del presupuesto universitario. Además, Martínez Helmes fue no sólo uno de los principales promotores del porrismo y de los vicios académicos de la Universidad —la venta y el tráfico de calificaciones entre maestros y alumnos, por decir lo menos, vive uno de sus momentos de mayor jauja en todos los tiempos—, sino también el sepulturero de la delicada concordia universitaria.

Helmes dejó a la Universidad en medio de dos graves conflictos en las dos principales y más pobladas facultades, y lo hizo únicamente tratando de controlar la administración universitaria desde la rectoría. Hoy parece que esos intentos de control están fracasando porque las inercias al interior de la UABJO han resultado ser aún más complejas de que lo que se previó. Es cuestión de tiempo para que, de no atenderse —como hasta ahora—, estalle la violencia que en buena parte se deriva de los desesperados intentos de control de la familia Martínez Helmes en sus dos principales bastiones.

Y el problema es que, a pesar de todo eso, los Martínez —conocidos como ‘la familia real’— siguen asumiendo, y vendiendo la idea, de que ellos controlan la universidad. No reconocen —porque no les conviene— que no es lo mismo ejercer un control clientelar al interior de las aulas, que en un proceso electoral abierto y real. Tampoco dicen que una elección constitucional no se gana con porros ni con tráfico de calificaciones. Y mucho menos hablan de los devastadores resultados de Eduardo Martínez Helmes, primero como rector, y luego como operador político.

Hoy la Universidad ya se les fue de las manos y su poder como cacicazgo está en franca decadencia. Por eso, en términos contantes y sonantes, lo único que les queda es la apariencia y el ejemplo de Martínez Neri, de que se puede seguir haciendo política a pesar de sus respectivas herencias como rectores.

ECOS DE VIOLENCIA

Hay una versión que apunta a que la inestabilidad universitaria tiene que ver directamente con la presencia de Eduardo Martínez Helmes en el templete, el 21 de marzo que se realizó el mitin de Andrés Manuel López Obrador en Oaxaca. ¿En el gobierno estatal siguen sin entender ni calcular la necesidad urgente de intervenir institucionalmente en los problemas universitarios, para evitar que se desborde la violencia? A estas alturas, si quiera pensar en la sola posibilidad de un “incendio controlado”, resulta tan riesgoso como insistir en jugar a la ruleta rusa con la gobernabilidad del estado. Y de por sí, ya hay demasiados problemas en Oaxaca, como para seguir insistiendo en ello.

La crisis institucional de México pasa por la reforma a los gobernadores

0

 

duarte

+ Veracruz, Chihuahua, Nuevo León… en todas, el resultado es desalentador


El federalismo mexicano vive una resaca terrible con la inoperancia y corrupción actual de los gobiernos estatales. Si en el pasado la mayor queja institucional parecía provenir del gobierno federal y de las arbitrariedades propias del régimen presidencialista —entendido éste como un sistema presidencial exacerbado, propio de las incipientes democracias latinoamericanas—, hoy buena parte de los mayores problemas institucionales tienen su origen en la contradictoria figura de los gobernadores. Éstos, a pesar de la enorme evolución institucional que le apremia al país, siguen extremadamente sometidos en algunas atribuciones y, paradójicamente, excesivamente libres en otras. Si se busca la confianza del ciudadano en el Estado, esa es una de las figuras que debería modificarse con urgencia.

En efecto, hoy abundan las historias relacionadas con la corrupción de varios gobernadores. En el caso de Veracruz, Chihuahua, Quintana Roo y varias más, se acusa a los ex gobernadores de haber dejado deudas estratosféricas, además de graves problemas en rubros como la seguridad. Y en otras entidades —como Oaxaca o Puebla— que hoy tienen menos atención de la opinión pública nacional, tampoco distan demasiado de esos mismos problemas que tienen una derivación de fondo en la corrupción.

En realidad, hoy que están en juego cuatro gubernaturas, y que ello no será sino la antesala de un proceso electoral mayor, ese resulta ser uno de los problemas de fondo para la generalidad de los partidos y para la credibilidad y legitimidad en general de la importancia de la renovación del poder público. Es evidente que este asunto superó por mucho la esfera de los problemas ordinarios, y que se ha incrustado como uno de los más graves en la vida pública del país. La corrupción, como problema genérico del Estado, se particulariza en temas como la impunidad, pero también se bifurca en la inoperancia de las instituciones y en las excesivas libertades que tienen hoy algunos servidores públicos. Y ello se refleja con toda claridad en los gobernadores.

Pues, por un lado, seguimos siendo testigos de que hoy son algunos gobernadores los que mejor ejemplifican los problemas de corrupción en el país. En este momento son César y Javier Duarte en Chihuahua y Veracruz, respectivamente. Previo a ellos fue Roberto Borge en Quintana Roo. Pero hace un poco más de tiempo fue Guillermo Padrés en Sonora; Fausto Vallejo en Michoacán; y antes fue Humberto Moreira en Coahuila. Es decir, que este es un problema sistemático, en el que gobernadores de todas las facciones, grupos, partidos y antecedentes, comparten el mismo problema de haberse excedido en sus funciones y haber incurrido en todo tipo de irregularidades, particularmente con las que tienen que ver con el ejercicio de los recursos públicos, y las tentaciones del peculado.

Y como si eso no fuera suficiente, resulta que esos mismos gobernadores han entregado gestiones verdaderamente desastrosas en cuanto a resultados. Hoy el país está incendiado por la criminalidad, por la violencia y por la impunidad. Y el rasgo distintivo –para variar— son los gobernadores completamente incapaces de controlar las situaciones de riesgo en sus respectivas entidades. Todos por igual, claman por ayuda federal ante la evidente incapacidad de controlar un problema que en gran medida ellos contribuyeron a crear.

Lo hicieron cuando permitieron que la delincuencia le ganara terreno al orden público; cuando distrajeron recursos prioritarios para el mejoramiento de las policías, para otros fines; cuando asumieron que la seguridad no era un tema estatal sino federal; y cuando, por indolencia o por candidez, dejaron de atender ese y muchos otros problemas que hoy, por su dimensión, tienen también rebasado al gobierno federal.

PODER DE CLAROSCUROS

¿Y no son esos mismos gobernadores a quienes se acusa, por ejemplo, de haber sobre endeudado a sus entidades federativas? Son ellos mismos, porque en esos controles y libertades que hoy tienen los Ejecutivos estatales —una de las figuras que particularmente no ha sufrido modificaciones sustanciales en el esquema constitucional federal, a pesar de la alternancia de partidos en el poder y de los cientos de reformas que en los últimos 17 años se han hecho a la Constitución— les siguen permitiendo ejercicios discrecionales del gasto y, además, controles muy anticuados de los contrapesos democráticos.

¿Cómo se puede explicar, entonces, que la gran mayoría de los gobernadores, independientemente de la filiación política de la que emanaron, enfrenten problemas similares de acusaciones sobre endeudamientos irresponsables? En ese rubro, ninguno de los partidos sale bien librado, porque más bien ese ha sido un efecto nocivo de la praxis política que, además de reflejar irresponsabilidad en el ejercicio del presupuesto, revela también la inexistencia de contrapesos reales o, en su caso, de una relación de connivencia entre los gobiernos y las fuerzas opositoras.

Los hechos así lo demuestran: todos los gobernadores, para contratar deuda y comprometer sus ingresos fiscales futuros, necesitan el aval de su respectivo Congreso. Y todos los gobiernos endeudados tienen fuerzas opositoras que prácticamente en todos los casos terminan respaldando al gobernador en sus intenciones, ya sea porque entablan negociaciones para compartir los beneficios, o porque simplemente existe un problema de sometimiento permanente de la oposición al oficialismo. Y, en cualquiera de los casos, todo esto ocurre gracias a que no existen los equilibrios efectivos en el ejercicio del poder.

En todo eso, la propia federación ha sido corresponsable. Pues a pesar de la transformación institucional que ha sufrido el país, y de las modificaciones al esquema de poder del Presidente, resulta que los gobiernos estatales siguen siendo muy dependientes del paternalismo federal, que en gran medida se ha promovido —valga la redundancia— desde la propia federación.

Por décadas —antes y después de la alternancia de partidos en la presidencial, en el año 2000— el gobierno federal ha buscado restarle facultades sustantivas a los gobiernos estatales, menguándoles sus capacidades recaudatorias, ejecutivas, administrativas, de seguridad y de desarrollo. Por eso, el gran poder lo ha seguido teniendo la federación —cosa que no cambió ni con las reformas estructurales recientes— y los gobernadores están reducidos a la cómoda posición de jefes políticos de sus entidades federativas, aunque con márgenes muy limitados de acción para enfrentar con bases los problemas de los territorios que gobiernan.

Por eso no es ocioso el señalamiento sobre la urgencia —hipotética— de que evolucione la figura de los gobiernos estatales. Lejos de menguarles aún más el poder, se le deben dar las responsabilidades que hasta ahora se le han regateado, y se le deben poner los controles que hasta ahora han evitado. Conforme pasa el tiempo y los problemas nacionales, queda cada vez más claro que los gobiernos estatales están rebasados.

DESARROLLO REAL

No se ha querido entender que no se trata de seguirlos supliendo, o de quitarles aún más facultades, sino todo lo contrario: como a un adolescente que está en desarrollo, a los gobiernos locales se les debe dar responsabilidades y obligarlos a que las asuman. Sólo de ese modo se podría ir menguando la figura parasitaria que hoy tienen en general los gobiernos estatales respecto a la federación, y se impulsaría el replanteamiento de la figura sustancialmente.

El gobierno de Oaxaca se boicotea al no atajar incertidumbre económica

0

MURAT

+ Si hubo sobreendeudamiento de GCM, que lo procesen; pero ¿y si no fue así?


El gobierno de Oaxaca no debería tomar tan a la ligera la enorme incertidumbre que está generando la llamada reactivación económica, que sigue durmiendo el aparente sueño de los justos. La persistencia del enorme vacío de información confiable sobre el origen y las posibilidades de cumplimiento de los adeudos y subejercicios presupuestales, alimenta la idea de las irresponsabilidades institucionales. Y la recién entrada administración estatal debe asumir que o clarifica consistentemente por qué la economía gubernamental está detenida; o de lo contrario, ni siquiera en el mediano o largo plazo podrá cumplir con su promesa de generar derrama económica para la entidad, por encima de las empresas foráneas.

En efecto, la semana pasada el gobierno estatal anunció que a partir de este mes iniciará el pago de adeudos a diversos sectores de la Iniciativa Privada a los que la administración anterior dejó con adeudos. Esto ocurre en un panorama en el que el propio gobierno dijo que del monto original que la administración gabinista les dejó como pendiente de pago —un monto que oscilaba en los dos mil 500 millones de pesos—, a la ventanilla única de recepción de documentos que acreditaran adeudos del sexenio anterior, que instaló la Secretaría de Administración en diciembre para hacer una compulsa real de la situación, sólo hubo reclamos —con soporte documental—, por un monto de alrededor de mil millones de pesos.

Esto dio un panorama más real de los adeudos, aunque en realidad lo que sigue siendo un verdadero problema para el gobierno ha sido explicar los adeudos a la luz de alguno de los supuestos siguientes: a) que el gobierno de Gabino Cué hubiera dejado pagos pendientes que carecían de la cobertura presupuestal para ser liquidados; b) que teniendo cobertura presupuestal, las partidas que se afectarían para esos pagos hubieran sufrido algún recorte o cancelación; c) que dichos pagos no tuvieran la debida gestión de los recursos a través de algún fondo extraordinario, fuere de los ámbitos local o federal; d) que dichas obligaciones hubieran sido contraídas legalmente —es decir, con pagos presupuestados, cobertura y justificación de la necesidad de la contratación—, y que el retraso en los pagos fuera sólo un problema de retrasos en la ministración de los recursos para enfrentar las responsabilidades.

Pues resulta que hasta el momento, el gobierno estatal sigue sin explicar con cabalidad cuál es el origen tanto del retraso en la cobertura de los pagos pendientes a toda la gama de empresas que proveen de bienes y servicios al gobierno, como de las posibles irregularidades heredadas por funcionarios de la administración anterior con relación a dichos adeudos.

En no pocos casos, se sabe que la administración actual ha intentado realizar nuevas negociaciones a partir de esos adeudos, lo cual lejos de aliviar el problema genera más suspicacias a partir de una razón: si se supone que esos fueron adeudos legalmente planeados y presupuestados, lo único que tendrían que hacer es pagarlos; y si no cumplieron con esos requisitos –es decir, que sean gastos fuera de presupuesto o que no cumplen con los requisitos que establece la ley para realizar el pago correspondiente— entonces no sólo no debería negociarlos, sino que tampoco debería pagarlos; y, más bien, debería iniciar procedimientos administrativos y penales en contra del o los funcionarios que violaron un principio constitucional elemental respecto al gasto público, consistente en haber ordenado pagos que no estaban contemplados en el presupuesto o en alguna ley aplicable.

SÓLO EL SILENCIO

¿Por qué no es buena noticia que en muchos casos haya voces que señalen que el gobierno está “renegociando” los adeudos de la administración anterior? En primer término, porque eso alimenta la incertidumbre sobre el tipo de adeudos que dejaron, y el tipo de tratamiento que les está dando el gobierno actual.

En el fondo, no se trata de si los débitos fueron de Gabino Cué o si de son de la camada actual de funcionarios: en realidad, lo grave es que los adeudos —si son comprobables— son un compromiso institucional del gobierno de Oaxaca, lo cual rebasa por mucho los nombres y los sexenios, y se convierte en un asunto de la legitimidad que tendrá el gobierno de cara a quienes lo proveen en sus necesidades y que, en muchísimos casos, lo hacen a crédito y con el solo empeño de la palabra institucional. Si se trata mal la deuda, entonces estarán cerrando —como lo hemos apuntado antes— diversas puertas de apalancamiento al sector público para tiempos futuros en los que, como ahora, todos los problemas tengan su origen en el retraso de las ministraciones federales.

Hay algo más: llevar y traer con tanta ligereza el problema de los adeudos y el manejo del presupuesto estatal, sin ofrecerle a la ciudadanía una explicación puntual y exacta de cualquier problema presupuestal que tuviera el gobierno —porque además, los oaxaqueños merecemos esa explicación—, en alguna medida hace nugatoria la certeza jurídica que se supone que ofrece ese documento que cada año aprueba el Congreso del Estado, denominado Presupuesto de Egresos del Estado.

¿De qué sirve que exista tal documento, si de todos modos una buena parte del manejo presupuestal quedó, o sigue quedando, en la completa discrecionalidad, y en las consideraciones y renegociaciones que pudieran estar haciendo funcionarios a nombre del gobierno, como si el presupuesto se tratara de la bolsa o la riqueza de alguien en específico?

También por esa razón, no es una buena noticia que, por un lado, todo este gran problema presupuestal que enfrenta la entidad exista sin una explicación puntual de la Secretaría de Finanzas; y que, en el otro extremo, estén intentando desacreditar la legitimidad y el valor que se supone que debe tener el Presupuesto de Egresos, como base fundamental del ejercicio del gasto gubernamental, y como garante de la certeza con la que se van a ejercer los recursos.

Al final, si en realidad el problema sigue siendo que el gobierno de Gabino Cué gastó de más; si el problema fue que contrajeron más obligaciones de las que sus presupuestos podían soportar; si se comprometieron a futuro sin contar con las bases legales y presupuestales para cumplir con las responsabilidades institucionales del Estado; y si lo hicieron para heredarle un problema de economías a la administración actual, entonces el gobierno estatal debe dejar de titubear, y de renegociar, e irse con todo el peso de la ley en contra de los ex funcionarios ineptos o corruptos que provocaron este desastre económico.

En el fondo, tanta secrecía, tanta discrecionalidad, y tanto ánimo por mantener a Oaxaca en un prolongado ayuno económico, y de explicaciones sobre las razones creíbles y consistentes que lo provocaron, sólo alimenta la idea de que o están encubriendo a los funcionarios de la administración anterior; o que están queriendo reabrir capítulos presupuestales cerrados para obtener un beneficio; o que definitivamente no tienen la capacidad para enfrentar un problema socialmente tan complejo como éste.

MALA REPUTACIÓN

Al final, no se trata sólo del dinero que se debe, sino de los sectores que están a punto del colapso por la inmovilidad económica, de las miles de familias que dependen de esa economía privada, que están sufriendo sobremanera por este prolongado problema económico que enfrenta Oaxaca; y de la imagen inconsistente que se sigue construyendo el Estado como una persona (moral) que con la mano en la cintura puede desconocer sus compromisos institucionales. Esto último, es lo más terrible de todo.

El gobierno ahora debe buscar la recomposición de su relación con la S-22

 

ado

+ El Magisterio y  los normalistas protestan para que les otorguen plazas automáticas


Las reiteradas protestas de los integrantes de la Sección 22 del SNTE y de los egresados de las normales que exigen plazas automáticas de trabajo, han sido alimentadas por la indolencia gubernamental que ha desdeñado la necesidad de establecer con claridad cuáles serían los linderos de la nueva relación entre el magisterio y el gobierno de Oaxaca. No se delinearon los límites y ahora Oaxaca está nuevamente en medio de un problema.

En efecto, desde hace por lo menos dos semanas la Sección 22 ha activado una serie de protestas que pudieran parecer inusitadas, si no fuera porque de las causas por las que se manifiestan hay corresponsabilidad del propio gobierno estatal. ¿De qué hablamos? De que en la aparente “nueva relación” entre el gobierno y el magisterio, no parece haberse dejado lo suficientemente claro que todo acuerdo tiene los límites establecidos por la reforma educativa, y que esos límites son imposibles de traspasar por el propio gobierno estatal. En la pésima construcción de esos argumentos, bien pueden explicarse las protestas actuales. ¿Por qué?

Porque hoy los integrantes de la Sección 22 del SNTE protestan en gran medida porque se realice, en una mesa de negociación política, la regularización de las más de 3 mil 600 plazas que apenas en diciembre el gobierno de Oaxaca y la SEP accedieron a reconocerle a la Sección 22 del SNTE con el carácter de provisionales, pero que sólo podrían alcanzar el carácter de definitivas si se cumplían con el requisito de la evaluación, que es parte de la médula de la reforma educativa que los integrantes de la 22 rechazan.

Evidentemente, ni la dirigencia magisterial ni los normalistas están dispuestos a cumplir ese requisito porque ello implicaría el reconocimiento tácito de la reforma educativa, que por definición han repudiado. De ahí la virulencia de las manifestaciones para que sea a través de la presión política y las mesas de negociación, que se cumpla con dicho acuerdo, a pesar de que resulta evidente que la SEP no engañó ni al gobierno de Oaxaca, ni a la 22, respecto a que ese era un límite a cualquier negociación.

Basta con releer el comunicado emitido a partir de la primera mesa de trabajo ocurrida el 7 de diciembre, en la que el gobernador Alejandro Murat anunció el inicio del proceso de la regularización de las plazas de trabajo a la Sección 22, que hoy son motivo de discordia. En aquel entonces los límites parecían claros. Ahora habría que ver quién cometió el error de traspasarlos a partir de la peregrina idea que se le ha alimentado al magisterio de que pueden conseguir más a partir de esta “nueva relación” con el gobierno, o bien por medio de la presión política.

El comunicado de aquella fecha dice lo siguiente: “En estricto apego a la Ley —establecía el comunicado—, el Gobierno del Estado se comprometió –bajo un esquema financiero responsable- a regularizar la situación laboral de los trabajadores de la educación que comprobaron estar laborando, previa revisión realizada escuela por escuela por personal del IEEPO. El gremio magisterial se comprometió a no afectar el calendario escolar y cumplir con su trabajo en las aulas. Asimismo, se acordó el calendario de pago de los adeudos con los trabajadores que serán regularizados”. Esto, dijeron, para dotar de certeza laboral a 3 mil 699 trabajadores de la educación, entre personal docente y administrativo, que comprobaron estar en servicio.

En otra parte, sustancial, el comunicado de referencia señalaba que “para regularizar su situación laboral, los 2 mil 401 trabajadores docentes y mil 298 administrativos, las autoridades educativas federal y estatal los contratarán inicialmente con una plaza temporal, en tanto se valida su antigüedad  y son convocados a los procesos de evaluación que por Ley corresponden. Lo anterior permitirá, bajo los causes normativos correspondientes, brindar certeza laboral a las y los trabajadores de la educación, que es uno de los principales objetivos de la Reforma Educativa”.

Todo esto, además de dejar en claro que dicha negociación no implicaba que esos trabajadores quedaran al margen de la vigilancia administrativa del IEEPO, ni tampoco que los egresados de las escuelas normales fueran a recibir plazas de trabajo sin participar en los procesos de evaluación de ingreso a realizarse en las semanas siguientes.

Entonces, ¿por qué protestan?

ENTONCES, ¿QUIÉN LOS ALENTÓ?

Esa es una pregunta que bien valdría la pena que se hicieran al interior del mismo gobierno. Hoy, la administración estatal está padeciendo las consecuencias de un problema que ellos mismos provocaron y estimularon, no porque no fuera necesaria una nueva relación con la Sección 22 –es, de hecho, indispensable— sino porque parece que no fueron lo suficientemente capaces de establecer límites concretos a esa relación, a partir de un diálogo basado en la claridad no sólo con la dirigencia sino con todo el gremio magisterial.

Pues si no revisa las declaraciones de todos los funcionarios estatales, al más alto nivel, uno podrá corroborar que el rasgo distintivo es la vaguedad y la ambigüedad en los planteamientos. Es decir, nunca lograron pasar de los planteamientos y argumentos generales (todos del tipo: “vamos a construir una nueva relación”; “vamos a dialogar con los profesores”; “vamos a construir juntos una mejor educación para Oaxaca”, etcétera) a discursos más elaborados en los que se dejara perfectamente en claro —no a la dirigencia magisterial sino a todos los maestros— cómo y bajo qué condiciones se podría construir primero esa nueva relación; y segundo, cuáles serían las posibilidades de diálogo del gobierno y cuáles sus límites, para que a esos se atuvieran todos sin engaños y sin medias verdades.

En esa lógica, se entiende que la Sección 22 tiene como política nunca ceder y siempre ir por todo, y sobre todo por lo que no les fue ofrecido. Esa ha sido una forma histórica de negociación que siempre ha complicado su relación con el gobierno. Sin embargo, junto con eso también valdría la pena que el gobierno de Oaxaca comenzara a reconocer que ha fallado gravemente en la forma en que ha conducido su relación con el magisterio, y que buena parte del problema que vivimos hoy los oaxaqueños se deriva de esa inconsistencia discursiva, de la ambigüedad, y de los alientos que en particular le han dado algunos funcionarios estatales a la Sección 22, para hacerlos pensar que sí pueden conseguir las plazas automáticas para los normalistas, o la regularización de las más de tres mil 600 plazas que les dieron en diciembre, pero sin pasar por los procesos de evaluación que desde el inicio se dijo que tendrían que superar.

MALA INTENCIÓN

Al final, parece haber una muy mala intención; o una muy mala relación; o una pésima interlocución. Todos saben, desde antes del 1 de diciembre, que la administración de la educación pública compete al gobierno federal; todos han sabido, desde siempre, que el gobierno de Oaxaca puede hacer poco en realidad para incidir en temas relacionados con las plazas y la estabilidad laboral del magisterio, porque en gran medida el IEEPO es hoy una oficialía de partes de la SEP en la entidad. Así, si se supone que a todos les queda claro todo eso, ¿entonces quién habrá sido el de la brillante idea de abrir la puerta a una “nueva relación”, que en realidad ha sido una pesadilla para la entidad, y una caja de pandora para la ya de por sí maltrecha gobernabilidad en la entidad?